El desfile promete. Si bien faltan algunos minutos para el comienzo, la pasarela de Claudio Cosano ya parece un ring de tres esquinas. Los cronistas del fashion arriesgan: “Puede haber codazos, empujones y algún que otro insulto”. Carolina Pampita Ardohain (27), Julieta Prandi (28) y Nicole Neumann (25) pronto disputarán el título (o “cinturón”, claro) de soberanas de la moda. Los presentes en el Sheraton repiten las mismas preguntas: “¿A quién se le ocurrió reunir a estas tres archienemigas en un mismo desfile?”; “¿Quién va a tener el privilegio de cerrar el show?”; “¿Correrá sangre?”…
La primera fila se convirtió en un verdadero ringside de la moda, sin perder glamour. Mirtha Legrand tiene su favorito: “Más allá de cualquier polémica, lo más importante son los diseños de Cosano”, dice. En el backstage, las tops continúan con sus rutinas previas…
Tres peso pesado. Héctor Vidal Rivas, el promotor de esta velada que lleva por título Alta Moda, exigió respeto y puntualidad: todas las modelos tenían que llegar al Sheraton a las 20 horas. “Una hora y media antes del comienzo del desfile”, precisó. Julieta Prandi fue la primera en llegar. Chequeó los setenta diseños de Cosano y se probó cada uno de los vestidos que iba a lucir en sus seis pasadas. En ningún momento se refirió a su novio, Gastón Portal, aunque su futura suegra, Lucía Portal, estaba entre el público. Mauricio Catarain y Andrea Meggetto se encargaron, respectivamente, de su make up y peinado.
Pampita llegó peinada y maquillada a la cita. Durante la semana madrugó a sus rivales en una reunión con los organizadores del desfile, consiguiendo la primera ventaja: sería la encargada de abrir el show. Anabel, una de las productoras responsables del espectáculo, le enseñó sus tres vestidos. Pampita parecía tranquila, pese a no contar con camarín propio. Durante su estadía en semejante backstage, jamás se despegó de su booker, Gastón Stati, ni de dos amigos anónimos. En sus primeras declaraciones, la mujer de Benjamín Vicuña aclaró que su hija, Blanca, quedó a cargo de su niñera en un apart hotel.
Nicole Neumann fue la última en arribar, a las 20.30. Apurada, intentó gambetear los micrófonos. Y fingió una sonrisa cada vez que le preguntaron sobre su separación. “Aún no quiere admitir que está separada… ¡Y mucho menos reconocer que tiene novio! Ya no vive con Nacho, pero todavía no quiere blanquear su relación con el jugador de Vélez (Fabián Poroto Cubero) por respeto a su ex”, dijo una modelo vecina. Hasta entonces, los rumores señalaban que Nicole sería la responsable de cerrar el desfile.
El primer cruce. Todo comenzó algún tiempo atrás, en televisión. Frente a las cámaras, Julieta Prandi reconoció que a Pampita la llamaban “la muqui”. ¿Cómo olvidarlo? El apodo, nada agradable, surgió de un derivado del diminutivo de “mucamita”. Excitada por su propia revelación, ensayó una suerte de defensa: “¡Pero ese nombre no se lo puse yo!”, dijo. Entonces todos apuntaron a Nicole. “¿Quién? ¿Yo?”, dijo la ex de Nacho Herrero. El escándalo se imprimió en letras de molde, mereció placa roja y fue bautizado: “La guerra de las pasarelas”. Los bandos estaban bien definidos: las rubias versus la morocha. Pampita intentó sacar provecho de semejante batahola y se vistió de mucamita en el programa de Nicolás Repetto. Aunque poco después renunció, aduciendo “problemas personales”. Además de su glamorosa pelea, comenzaba su separación de Martín Barrantes… Las tres rivales jamás volvieron a cruzarse sobre una pasarela. Hasta este desfile de Claudio Cosano, claro. El primer encuentro se produjo en el backstage del Sheraton. Nicole y Pampita se toparon antes de la primera pasada. Se saludaron cordialmente y mantuvieron un brevísimo diálogo:
Nicole: ¡Te felicito por la beba! ¿La trajiste al desfile?
Pampita: Gracias. Blanca ahora está con la niñera, pero antes de venir le di de comer, la bañé y la dejé dormidita… Por suerte es re-tranquilita.
No dijeron más. Después fue Prandi quien, rodeada de cámaras, se acercó a Pampita. Sólo se dieron un beso correcto y se dijeron: “¿Todo bien?” “Todo bien”.
La pasarela de la reconciliación. Pampita hizo cumplir los compromisos asumidos y abrió el desfile. Mirtha Legrand aplaudió cada una de las pasadas. ¡No podía fallarle al diseñador del vestido plateado que lució durante la conducción de la última entrega de los Martín Fierro! Al final llegó el turno de las novias. ¿Cuál de las tops tendría el privilegio de vestir de blanco? Cosano adoptó una decisión salomónica: las tres. Primero apareció Julieta Prandi –la menos complicada para casarse, ya que sólo debería esperar la resolución del divorcio de Gastón Portal y Mariana Fabbiani–. Después fue el turno de Pampita, quien antes de desfilar ante un altar junto a Benjamín Vicuña deberá resolver las diferencias (¿económicas?) que la distancian cada vez más de su ex, Martín Barrantes.
El privilegiado último turno fue para Nicole Neumann, que irrumpió en escena de la mano de Cosano. Ella también tiene que resolver sus diferencias con Nacho Herrero si quiere reincidir en el matrimonio con su novio, Fabián Cubero. Pampita y Julieta aún no habían abandonado la pasarela. Entonces, Cosano le estiró su mano a la morocha para que avance junto a ellos. Y ella, a su vez, le tomó la mano a Prandi. La imagen resultó perfecta: las tres modelos juntas y sonrientes. Así, el diseñador consiguió meter su desfile hasta en los noticieros.
No corrió sangre sobre la pasarela. Tampoco debajo, claro. Las tres diosas parecen haber dejado de lado sus diferencias. Las heridas ya cicatrizaron. No serán amigas, seguramente. Pero demostraron que hay lugar para las tres en el mundo argentino de la moda. Hubo final feliz, aunque nadie puede asegurar hoy que esta historia no continuará…
Julieta sigue soltera, pero ya planea la convivencia con su novio, Gastón Portal. Pampita está muy feliz con su pareja, el chileno Benjamín Vicuña, y su hija Blanca. Y Nicole, recién separada de Nacho Herrero, comenzó una relación con el futbolista Fabián Cubero.
Las rubias abrieron el fuego en televisión cuando confesaron que habían bautizado “muqui” a Pampita. Un año después de aquel episodio, las heridas parecen haber cicatrizado: las tres compartieron una misma pasarela. Y brillaron, claro.