Un amor que recorrió el mundo – GENTE Online
 

Un amor que recorrió el mundo

Sin que nadie lo advirtiera, el primer flechazo entre Cecilia Carolina
Bolocco Fonck y Carlos Saúl Menem ocurrió a mediados de 1999, en una
recepción en la Embajada Argentina en Chile. Era la primera vez que se veían.
"Cuando lo miré a los ojos, quedé hiponotizada –recuerda ella–. Y
me pregunté: ‘¿Qué tienen esos ojos que no puedo dejar de mirarlos?’.
"

Poco más tarde, él también le confesaría que esa noche se enamoró
perdidamente de ella. Pero la cosa quedó stand by hasta setiembre de 1999,
cuando Cecilia inició un tour entrevistando presidentes sudamericanos para su
programa La noche de Cecilia. Primero fue Alberto Fujimori, de Perú, con quien
trabó una buena relación. Finalmente, en la Casa Rosada de Buenos Aires, se
sentó frente a Carlos Menem. "Dicen que usted es un seductor",
comentó ella glamorosamente, enfundada en un perfecto tailleur Gucci negro. El
sonrió con picardía: "Si tú lo dices, Cecilia". Los dos
rieron ruborizados. Esta vez la cosa no quedó ahí. El coqueteo siguió al otro
día en la residencia de Olivos, y después volaron en el Tango 02 a
Anillaco por cuatro día, para conocer la famosa Rosadita y su refugio en la
montaña. "Aunque no pude estar todo el tiempo muy cerca de él, lo
observaba permanentemente, y entendí por qué ese hombre me impactaba: tiene
una enorme energía. Un alma demasiado potente
."

 El broche de oro al incipiente romance –que ahora culminó en boda–
fue al regreso de esos mágicos cuatro días, en la fiesta de cumpleaños de
Antonio Cafiero en San Isidro. Esa noche, una bellísima Cecilia Bolocco bailó
tête a tête un sensual tango con el entonces presidente de los argentinos, que
cortó el aliento a los presentes. "Sentimos una química muy especial",
dirían ambos. Menem, ya en los últimos tramos de su largo reinado de diez
años, estaba separado de Zulema Yoma y era por entonces uno de los solteros
más codiciados del país.

ENCUENTROS. La ex Miss Universo tenía entonces 35 años y un fallido
matrimonio de cuatro con el productor norteamericano Michael Young, sobre quien
pesan distintas versiones: desde su ambigüedad sexual, hasta que la ayudó a
conquistar su título en Singapur en 1987 y le facilitó la entrada a la
poderosa cadena televisiva CNN, donde Cecilia estuvo dos años. Allí le tocó
presentar nada menos que la cobertura sobre la Guerra del Golfo. "Me fui
porque empecé a sentir con horror que cada vez que había una desgracia,
surgía una euforia especial dentro de la empresa
", explicaría más
tarde.

Su boda con el productor de televisión Young fue la más fastuosa que se
recuerda en Chile, con 600 invitados top (entre ellos, el presidente Patricio
Aylwin y Augusto Pinochet) congregados en el aristocrático Palacio Cousiño. La
novia llevó un vestido principesco, regalo del diseñador chileno Luciano
Brancoli, que pesaba 12 kilos y costaba algo más de 20.000 dólares. Se
divorciaron en Miami el 10 de abril de 1996. Después de esta mala experiencia,
Cecilia se transformó definitivamente en rubia. "Por la separación,
caí en una profunda depresión
–recuerda la diva–. No le encontraba
sentido a nada. Hasta que conocí a Carlos (Menem) y descubrí que la vida tiene
sentido.
"

El 7 de julio de 2000, los enamorados se volvieron a encontrar en una comida en
la casa del ex presidente chileno Eduardo Frei. Ella llegó con un ajustado y
escotado conjunto de cuero negro de Gucci –demasiado sexy, según algunos
selectos invitados–, y ante la presión de los fotógrafos, la pareja debió
asomarse a la puerta para la postal. A partir de ese momento se oficializó el
romance. A sol y a sombra los paparazzi persiguieron a los famosos pololos en
todos sus idílicos y secretos encuentros por las playas del Caribe o los más
exclusivos links de golf del mundo. A ella se la veía siempre mimosa, manejando
el carrito, con sus infaltables jeans y camisa anudada arriba de la cintura.
"Nunca he visto a una mujer a la que le quede tan bien andar con la
panza al aire. Tiene una cintura perfecta
", repetía Menem con orgullo
.

UNA DIOSA. Siempre en aviones privados, viajaron varias veces a la
residencia de ella en Biscayne Point Circle en Miami (una casa blanca rodeada de
palmeras, con impactante vista a la bahía, que le quedó de su divorcio de
Young), a Palma de Mallorca (donde navegaron por la exclusiva zona de Andratz
junto a Alberto Kohan y su mujer, Marta), a los mejores resorts de República
Dominicana, a Austin, Texas, donde él dio varias conferencias, a Las Vegas
(compartieron un día con el ex presidente George Bush), al club de Golf 
Las Brisas
, en Santo Domingo, donde ella lució el corazón de oro y
brillantes de Bulgari que le regaló Menem. Y, cada vez más seguido, buscaban
la serenidad de Anillaco, sin contar las miles de veces que cruzaron la
Cordillera para compartir algunas horas de intimidad. En esos momentos, ella
misma le cocinaba el salmón a la parrilla que a él tanto le gusta, y las
ensaladas con limón. "Me gusta mimarlo, atenderlo, me encanta
regalonear
", le decía a GENTE en octubre. "Están
embobados
–deslizaban sus íntimos–. La boda se acerca a pasos
agigantados.
"

El 15 de octubre, en casa de Eduardo Menem y Susana Valente, en el barrio River,
Cecilia fue presentada oficialmente a los hermanos del ex presidente y sus
esposas. Muchos hablaron de compromiso. "Fue una noche muy especial para
mí. Estoy muy sensible por todo lo que pasó allí
", dijo una llorosa
y enigmática Bolocco al día siguiente, en el programa de Susana Giménez,
luciendo un vestido blanco totalmente bordado del chileno Rubén Campos, y una
impactante gargantilla de brillantes que ganó junto con el título de Miss
universo. Dos días después, la pareja y los hermanos del ex presidente
volvían a encontrarse en Señor Tango. Durante la comida, Susana Valente
conversó toda la noche con Cecilia, que llevaba un impactante vestido blanco
(como de novia) diseñado también por Rubén Campos. Esa noche, otra vez, los
enamorados bailaron un tango. "Con él aprendí la sensualidad del tango.
Me hizo sentir una mujer muy especial", diría después Cecilia. Una
periodista chilena que estaba en el lugar se acercó a Menem: "Cecilia
debe de estar muy contenta, porque dicen que usted trata como los dioses a las
mujeres
".

 El riojano, orgulloso, miró de arriba abajo a la glamorosa Bolocco y
contestó: "Es que ella es una diosa". La diosa, se sabe, se educó en
el refinado colegio bilingüe Santiago College, se codeó con la clase alta de
Chile y hoy es una fanática seguidora –y amiga– de Paulo Coelho. También
es fanática de Kalhil Gibrán, la filosofía Zen y de los bordados en punto
cruz. En los últimos tiempos, la ex reina de belleza abandonó a sus
tradicionales diseñadores chilenos para entregarse a las manos de la joven y
sofisticada colombiana Silvia Tcherassi, la mimada de Oscar de la Renta. Los
aviones con la ropa de la colombiana iban y venían hasta Santiago, "porque
conozco tan bien su talle y su personalidad, que no necesito probárselos".
Tcherassi dixit.

A principios de noviembre de 2000 Menem viajó a Santiago para la
presentación oficial de sus futuros suegros, Enzo y Rosemarie, y de los otros
tres hermanos de Cecilia, sus cuñados y sobrinos. El encuentro fue en el
magnífico piso de Cecilia, en el aristocrático barrio Las Condes (un piso
poblado con fotos de los distintos encuentros de ella con el amor de su vida).
"Terminamos hablando de fútbol y contando chistes –diría Enzo
Bolocco después de esta presentación–, como si nos conociéramos de toda
la vida. ¡Qué tipo tan simpático este Carlos!
"

 El 3 de enero de este año fueron los Bolocco en pleno los que cruzaron la
cordillera para conocer a la familia del novio en el cumpleaños número 63 de
Eduardo Menem, uno de los hermanos. "Quiero compartir mi vida con él.
Estar con él todo el tiempo, para siempre. Lo extraño mucho. Es el amor de mi
vida
", repetía incansable Cecilia. "Es la mujer de mi vida.
Con ella me siento más joven. Es que uno tiene la edad de la persona que
ama"
, decía él. Ella repetía a quien quisiera oírla que la
diferencia de edad no le preocupaba porque siempre fue una "vieja chica"
que se llevaba mejor con la gente mayor. Sin embargo, un fantasma ensombrecía
–y ensombrece aún– la felicidad de la pareja: la oposición de Zulemita, la
hija del ex presidente.

"Quiero tener un hijo con Carlos", arriesgaba Cecilia, y
Menem asentía: "Voy a casarme con Cecilia, pase lo que pase",
confirmaba. En abril, una solitaria Cecilia recorría inmobiliarias y casas de
decoración de Buenos Aires tratando de armar su nidito de amor. La boda tan
postergada empezaba a tener perfil de realidad. Pero ella no se animaba a
arriesgar una fecha. Eligió una mansión en Martínez, vecina a la de Alberto
Kohan y Valeria Mazza, que debía ser totalmente reciclada. Como la boda no
podía esperar once meses, alquiló transitoriamente un departamento en Olivos,
que también fue reacondicionado. El día ideal –arriesgaban los íntimos–
era el 19 de mayo, en que la Chechi cumplía 36 años. Pero no fue.

HAPPY END. "A pesar de que hace más de un año que nos
conocemos, todavía siento ese cosquilleo cuando lo veo, todavía espero ansiosa
sus llamados, pienso y pienso qué ropa linda me voy a poner para el próximo
encuentro
", le confesaba a GENTE en Chile. Una conversación
casi obsesiva en los ratos de intimidad era el vacío por la muerte de un ser
muy querido. Bolocco perdió en 1986, en un accidente automovilístico, a su
hermano de 24 años, Rodrigo. Y Carlos Menem a su hijo Carlitos, de 25 años,
también en un accidente en helicóptero, el 15 de marzo de 1995. "Cuando
uno pierde a un ser que ama, es como si bajaran un telón, y de ahí en más
empezás a ver la vida toda gris
", le decía Cecilia. "La vida
se te parte en dos. Ya nada vuelve a ser igual"
, le confesaba Menem.
Sin embargo, a pesar de los pronósticos negativos, conjeturas y bromas, la
pareja del siglo siguió firme hasta hoy, 26 de mayo. Sin invitación formal ni
anuncios grandilocuentes –sólo con el boca a boca– ni presencias notables,
la pareja dio el sí en la capital de La Rioja. Hasta último momento el destino
les hizo una última cabriola: no pudo ser en la entrañable Anillaco, como
ellos querían. Especialmente Cecilia, a quien Anillaco le hacía acordar
"a su amada Chile". Pero ya son marido y mujer, y quizá se cumpla el
deseo de ella: "Acompañarlo siempre, hasta el fin de mis días, en las
buenas y en las mala
s".Compartieron un romántico fin de semana en la paradisíaca Palma de Mallorca. Más tarde fue el tiempo de la presentación oficial: Cecilia conoció a los hermanos de Menem en Buenos Aires. Y bailaron en Señor Tango.

Compartieron un romántico fin de semana en la paradisíaca Palma de Mallorca. Más tarde fue el tiempo de la presentación oficial: Cecilia conoció a los hermanos de Menem en Buenos Aires. Y bailaron en Señor Tango.

En la capital chilena se mostraron juntos por primera vez.

En la capital chilena se mostraron juntos por primera vez.

En sus pagos, Menem le mostró a su novia los bellos paisajes de la zona. Pronto volaron a los Estados Unidos: pasaron dos días de ensueño en Las Vegas. La semana siguiente, en Washington, no se perdieron la asunción de George Bush (h) a la Casa Blanca.

En sus pagos, Menem le mostró a su novia los bellos paisajes de la zona. Pronto volaron a los Estados Unidos: pasaron dos días de ensueño en Las Vegas. La semana siguiente, en Washington, no se perdieron la asunción de George Bush (h) a la Casa Blanca.

Una escena habitual en la pareja: él juega al golf, ella lo sigue de cerca y lo aplaude. Ocurrió en los links de un castillo mallorquí, España, en septiembre de 2000.

Una escena habitual en la pareja: él juega al golf, ella lo sigue de cerca y lo aplaude. Ocurrió en los links de un castillo mallorquí, España, en septiembre de 2000.

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