En veinte años, de no encontrarse algo para solucionarlo, el 100 por ciento de la población del planeta va a ser gorda. Es alarmante, pero real. Todos debemos tomar conciencia y hacer algo. Dos décadas atrás vivíamos en un mundo flaco. En cambio ahora, cuando alguien adelgaza, enseguida le dicen: ‘¿En serio bajaste tantos kilos? Entonces tenemos que festejar. ¿Cuándo vamos a comer?’. Ridículo”.
–Me sorprendió con eso de que en el futuro todos seremos gordos.
–Mirá: los datos que se están manejando hoy son los previstos para 2015. Ya los superamos, y por supuesto van en aumento. Anotá: al final de la Segunda Guerra Mundial había un 5 por ciento de obesos. En los años 80 la cifra trepó al 15 por ciento. Y en la actualidad el porcentaje superó el 55 por ciento. Por supuesto que los niños y adolescentes no escapan al problema, ya que también se registra un 300 por ciento de aumento de gordura en los chicos. El tema es serio.
Fiel a su estilo, el doctor Máximo Ravenna es contundente cuando da cifras y consejos: “Es que me gusta jugarme entero por lo que hago. Te juro que como médico, en un momento me cansé de escuchar esa frase mentirosa de que el tema de la gordura no se puede resolver. Me pone de muy mal humor escuchar eso, sencillamente porque no es verdad”. Muchos lo califican como el nuevo gurú del adelgazamiento o el rey de las dietas. El sólo sonríe cuando escucha los calificativos, consciente de que los resultados lo acompañan: hasta ahora logró que Susana Giménez baje algo más de siete kilos de peso y otros tantos centímetros de contorno corporal, después de que la diva intentara con diversos sistemas, con poquísimos resultados. Y además convirtió en flacos a la locutora Daisy May Queen, al actor Diego Pérez, a la decoradora Gloria César, a la actriz Georgina Barbarossa, al empresario Jorge Czysterpiller y al periodista Martín Liberman, entre otros tantos famosos.
–Doctor, ¿en qué consiste su sistema para adelgazar?
–Mientras se está adelgazando para llegar al peso ideal, se deben consumir entre 600 y 800 calorías diarias repartidas en desayuno, almuerzo, merienda y cena. Después de llegar al peso, la comida es completa –entre 1.000 y 1.500 calorías–. Por supuesto que todo esto se complementa con suplementos de minerales –calcio, magnesio y potasio– y vitaminas y aminoácidos.
–¿Ejercicio físico?
–Siempre controlado por nuestros profesionales. Porque no podemos pasar del sedentarismo a correr un maratón…
–¿En esa primera etapa se puede comer de todo?
–No. Hasta alcanzar el peso ideal hay que evitar el consumo de hidratos de carbono, harinas, galletitas, arroz, pan y pastas.
–¿De qué tamaño deben ser las porciones?
–Del tamaño de un puño, pero no del boxeador Mike Tyson, de un puño normal. Lo digo porque el ojo del gordo siempre agranda la porción, eso no falla. Por eso las viandas que proporcionamos son esenciales en la primera etapa, para no cometer errores. No se puede fallar en el cálculo de la comida.
–¿Hace falta apoyo psicológico para afrontar su plan de adelgazamiento?
–Las reuniones de grupo que hacemos son fundamentales para recibir contención y reforzar las ideas y el espíritu, para saber decir “no” a las tentaciones.
–¿Cómo sería un día típico de la alimentación que usted indica?
–Desayuno: café con leche y dos galletas de arroz con queso light. A media mañana un cortadito. Almuerzo: pechuga de pollo con verduras al vapor, con una banana de postre, que es la fruta más nutriente. Merienda: yogur con cereales con una tostada de pan integral. Cena: lomo con puré de zapallo y media manzana. Antes del almuerzo y la cena es clave tomar un caldo light, y en las comidas se debe ingerir agua mineral o bebidas dietéticas. Durante el día se deben tomar 4 litros de líquidos acalóricos.
–Usted sostiene que cuanto menos se come, menos hambre se tiene. La gente que no conoce el sistema dice que no puede ser… ¿Por qué no lo explica en detalle?
–Es fácil. Al comer pocas calorías, el cuerpo debe recurrir a las reservas de energía contenidas en la grasa. Al quemarse, esa grasa bloquea rápidamente por medio de mecanismos fisiológicos los centros que producen el hambre, es decir que hay sensación de saciedad. Entonces podemos asegurar que, así como la comida en exceso es un tóxico, en una medida exacta se transforma en una especie de vacuna. Por eso siempre insisto con el tema de la medida en la comida, porque además de ser necesaria, contrarresta lo adictivo y peligroso que es el exceso.
–Antes se refirió a porciones del tamaño de un puño. ¿No es poco?
–No. La comida debe ocupar el centro del plato. Los bordes están para contener los alimentos y que no caigan sobre la mesa. No hay que asustarse por pequeña que parezca la porción. Lo que sucede es que se viene de sobrealimentarse tanto que todo parece poco. Pero lo poco es lo justo, lo suficiente. Lo que pasa es que como estamos habituados al exceso nada parece complacernos.
–¿Cualquier gordo puede bajar de peso?
–Cualquier gordo puede ser flaco. Y no me vengan con mitos como que cuanto más edad, más difícil es bajar de peso. Todas mentiras, te repito. Cualquiera puede ser delgado. Sólo tiene que proponérselo.
–¿Existe la comida sana?
–Yo siempre insisto con que la comida sana es la comida poca, porque todos los excesos son malos. La gente que come todo light en cantidades exageradas pone en su cuerpo alimentos sanos que provocan gordura enferma. Te voy a dar un dato…
–Escucho.
–Ya te dije que se puede adelgazar a cualquier edad. Los estudios indican que la gente que supera los cien años de vida lo logra porque durante los últimos veinte comió sólo lo necesario. Y con eso hizo descansar sus órganos. Por otro lado, ¿sabés por qué no hay tantos gordos mayores de setenta años? Porque se mueren antes. La obesidad los mata.
–¿Qué hace un paciente suyo si lo invitan a un casamiento o un cumpleaños de quince? ¿No va?
–Va con el consejo que yo le doy: que coma la mitad de lo que le sirven, nada más que eso. No puede andar como un ridículo por el medio de la fiesta pidiéndoles a los mozos comida diet, por favor.
–Hábleme del cinturón gástrico, un método que parece estar de moda.
–Este sistema se puede quitar o aflojar, pero la persona se adapta a ingerir líquidos que van generando grasa. Y la mayoría tiene una sensación de vómitos permanente. A menudo caen en el alcoholismo, porque están obligados a ingerir casi todo líquido. Viven irritados, les cambia el carácter y sufren reengordes.
–¿Y qué pasa con el by pass gástrico?
–Se secciona gran parte del estómago. Y el paciente baja de peso porque aumenta su saciedad al tener ese órgano muy reducido. Pero tiene riesgos: aparecen infecciones, síntomas de mala absorción, vómitos, diarreas. Y muchas veces no pueden parar de bajar de peso. Algunos igual se las ingenian para volver a engordar. Comen casi siempre papillas y licuados. Además, aconsejarle a un gordo que se opere es decirle que va a fracasar de antemano en cualquier intento que haga para adelgazar.
–¿Es cierto que Susana Giménez bajó algo más de siete kilos y otros tantos centímetros de contorno?
–Sí. Susana logró un cuerpo perfecto porque siguió mi sistema para adelgazar al pie de la letra. Puso voluntad y logró su objetivo con actividad física y una correcta alimentación. Y ahora lo disfruta, porque es muy coqueta.
Ravenna con sus pacientes en Palermo. Todos los domingos se reúnen en el Paseo de la Infanta para cumplir con la Actividad Física Adaptada. La clave es encontrar el ejercicio para cada persona.
El doctor Máximo Ravenna atendió –entre otros pacientes famosos– a la actriz Georgina Barbarossa, que llegó a bajar 14 kilos, y a la locutora Daisy May Queen, que logró perder casi 40 y hoy luce una figura envidiable.