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"Si no poníamos 100 pesos perdíamos el trabajo''

Publicado por
Redacción Gente

"Comienza el proyecto de la Universidad de Buenos Aires. Trabajo para 60 personas durante seis meses", decí­a el volante que circulaba en el barrio Guadalupe de Lanús Este en agosto de 2000 y que parecí­a agua en el desierto para una jefa de hogar, viuda, sin pensión, desocupada y madre de seis hijos como Olga Espí­ndola (48). El papel que llegó hasta sus manos anunciaba el arribo al barrio de un proyecto que consistí­a en trabajar cinco horas diarias para elaborar alimentos (pizzas, pastas, pan) a cambio de 160 pesos mensuales y que estaba respaldado por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, financiado por el Ministerio de Trabajo y dirigido por el sociólogo Leonardo Moretta. No habí­a razones para creer que se trataba de un espejismo de la necesidad y Olga, junto a medio centenar de personas, se tiró de cabeza. La ilusión de un empleo tomó consistencia el 9 de septiembre, cuando arrancó la obra, y se desplomó la tarde que fueron al banco a cobrar su primer sueldo. "Nos obligaron a depositar todo en la cuenta personal de este señor Moretta. Nos volvimos a casa sin un peso", recuerda Olga con la bronca de quien no termina de digerir su pesadilla. La denuncia que junto a un grupo de mujeres realizó en el Ministerio de Trabajo, hoy adquirió carácter penal y se encuentra en el despacho del juez Gabriel Cavallo, quien deberá investigar la presunta corrupción en el manejo de planes de empleo bajo responsabilidad de la UBA.

¿Qué pasó después, Olga?
Al mes siguiente nos dijeron: "Acá, el que cobra 160 pesos tiene que dejar 100 de depósito. Caso contrario, se van". Imaginate, si con 160 pesos no me alcanza para vivir, mucho menos con 60. Hablé con Moretta y le dije: "¿Qué pasa si no deposito los 100?". Me contestó: "Lo lamento, si no depositás...", y me hizo un gesto con la mano como diciendo "rajá de acá".

¿Cuánto tiempo trabajó?
Cuatro meses. Los primeros dos sueldos, 320 pesos, me los quitaron enteros. El tercer mes cobré mis 160 y del cuarto no vi ni un centavo.

¿Nunca le devolvieron nada?
Sí­, 240 pesos, que es menos de lo que me deben. Eso a mí­, para callarme. Mis otras compañeras no vieron un peso.

¿Qué hizo en esos cuatro meses?
Dijeron que iban a capacitarme en eso de los alimentos, pero lo único que hicimos fue barrer, cortar el pasto, levantar desde piedras hasta caca de perro, cargar arena...

Silvia Corona tiene 52 años, también es viuda, también tiene hijos (Emiliano, de 7 años, y Eliana, de 9). Junto a Olga, Silvia intenta recuperar algo de lo que dejó en el proyecto. "Yo estoy peor, porque a mí­ no me devolvieron nada", se queja.

¿También cedió los primeros 320 pesos?
Sí­, y fue bajo presión, porque a los que no firmaban el papel no les daban el trabajo. En sí­ntesis, si no poní­amos 100 pesos, perdí­amos el empleo. Y la necesidad y el hambre de la gente de acá hace que uno acepte cualquier cosa. Por lo menos í­bamos a recibir para comer. Pero resulta que en 4 meses no hubo ni plata ni comida.

¿También trabajó cuatro meses?
Septiembre, octubre, noviembre y diciembre. Nos llevaban al banco como ganado, en remises, y cuando llegábamos ya estaban preparadas las boletas de depósito para pasar todo a la cuenta de este señor Moretta. La plata ni la veí­amos.

Fotos: Leandro Montini y Christian Beliera