Zapatillas All Star negras, remera polo y un living lleno de teclados. El
padre César no es un cura estándar y resulta evidente su pasión por la música.
Por las mañanas da misa en un convento de monjas y los fines de semana en una
parroquia en Villa Luro, pero pasa casi todo el resto del tiempo componiendo. Es
el autor de numerosos discos con villancicos e himnos, además de liderar un
proyecto aún inédito que contó con la participación de figuras como León Gieco,
Fabiana Cantilo, Alejandro Lerner, Soledad, Carlitos Mona Jiménez y Raúl Lavié.
Su mayor orgullo es Acariciando el dolor, un flamante CD con canciones propias y
hasta una versión de Cable a tierra, de Fito Páez. Es un sueño que quería
cumplir desde que tenía 20 años y tocaba en bandas de rock, poco antes de sentir
el llamado de la fe, dejar a su novia y entrar en el seminario religioso. Hoy,
casi dos décadas después, su orgullo es unir ambas pasiones.
-Supongo que su actividad diaria difiere bastante de la vida del músico de rock.
-Sí. Me levanto todos los días a las cinco de la mañana y doy misa tempranito en
el centro, para las monjas escolapias. Después vuelvo a casa y paso el día
componiendo. Y los fines de semana doy misa y confieso en la parroquia del
Sacratísimo Corazón de Jesús.
-¿Encontró prejuicios por parte de otros curas?
-Para nada. Hay un respeto muy grande. Creo que la informalidad es algo que no
voy a perder nunca, y me permite vivir de otra manera. Tal vez estoy más en
contacto con gente común que con los curas.
-¿Desde chico une su faceta musical con la religiosa?
-No. Yo veía recitales de música nacional cuando sólo iban 500 tipos y el
celular de la policía nos esperaba a la salida para llevarnos presos. Desde
chico me volaron la cabeza León Gieco y Charly García, grandes maestros. Yo no
era creyente en aquella época. Era muy callejero. He llegado a levantar números
de quiniela y hacer todo tipo de travesuras. Muchas veces les digo a curas y
monjas que si me hubieran conocido de pibe me habrían echado del colegio.
El padre César en su rol de capellán de las monjas escolapias, en Viamonte y Riobamba. Esta es sólo una de sus facetas.
un monje contemporáneo, con una veta mística y temas que realmente son salmos".">
El padre César y sus teclados, en su casa. Es el lugar donde compuso canciones para la Madre Teresa y donde pulió su versión de Cable a tierra, de Fito Páez, a quien define como "un monje contemporáneo, con una veta mística y temas que realmente son salmos".