Le da pudor reconocerlo, pero está en el momento más pleno de su vida. Cris Morena se siente feliz y agradecida por eso. Después de diez años de mucho trabajo, se tomó "unas vacaciones totale
s", dirá ella, en Punta del Este. Lejos del trabajo, de las presiones, del teléfono que no dejaba de sonar. Al lado de su amor, Víctor Bo, y rodeada de la familia, su tesoro más preciado: su hija Romina, su nieto Franco y los hijos de su flamante pareja. "En paz", comenta. Y enseguida vuelve a sentir culpa: "Es que con todos los problemas que hay en el país, me da cosa decir que me siento tan bien o estar acá haciendo una producción que podría parecer frívola -explica-. Pero después de varios años de no hacer notas, decidí hacerlo para dar aunque sea un mensaje alentador. Tal vez a alguien le sirva saber que las cosas malas pasan y que con valor uno siempre tiene la posibilidad de volver a empezar. Después de la tormenta, siempre sale el sol".
Quien no conoce su historia reciente seguramente no entenderá todo lo que dice. En realidad, pocos -sólo sus más íntimos- saben de su dolor y posterior cambio de vida. "Empezó hace cinco años -cuenta-,
cuando me tocó enfrentar muchas cosas difíciles en lo personal y también en el trabajo, todo a la vez. Por suerte eso no me paralizó. Pero sí me metí muy dentro de mí y tuve una larga etapa de búsqueda y conocimiento propio". Ahora que salió adelante, que está más fuerte, que pudo volver a empezar, Cris dice estar lista para contarlo con total franqueza.
-Los últimos cinco años fueron muy movilizantes para mí. Para empezar, dejé la televisión en pleno éxito, cuando hacía Jugate conmigo. En ese momento, nadie entendió muy bien qué pasó... Fueron muchos factores: sentía que había llegado a un punto de placer máximo porque hacía lo que me gustaba, pero también de hartazgo máximo. Tenía una exposición inmensa y me di cuenta de que no la podía manejar. Sentía que mi personaje podía más que mi persona. Tenía la presión de estar siempre divina, con buena cara, con buena onda, y por dentro sentía un vacío espiritual muy grande. Entonces tomé la decisión de dejar la tele. Dije basta. Me quería ocupar de mí, de mi familia, de mis hijos, de mi marido. En la misma época mi hija Romina se casó, mi hijo Tomás se fue a vivir a los Estados Unidos y además empezó todo el tema con mi marido que ya venía de antes, pero que se profundizó tanto que decidimos separarnos. Esta etapa de mi vida se llamó volver a empezar. Y bueno, junté fuerzas y volví a empezar con
todo.
-¿Enseguida se inició el verdadero cambio?
-En realidad, el mayor cambio comenzó el día que me separé. Mi separación fue un golpe fortísimo. Yo tenía ese mandato de "para toda la vida" grabado en mi cabeza y, además, después de 25 años de matrimonio, es muy difícil decir "Hasta aquí llegamos". Fue entrar en el vacío. Y lo padecí, caí en un pozo profundo de soledad y de preguntarme qué errores había cometido. Durísimo. Al principio no me permitía más que sentirme llena de miedos, de culpas, y pensar que nunca iba a volver a ser la de antes. Entonces me dediqué a full al trabajo, y ahí puse todo: mi libido, mis intereses, mi vida entera. Fue una época genial en lo laboral, pero me quedé como anestesiada en la parte afectiva. Por suerte, lejos de paralizarme, esto me hizo conectarme con mi yo más profundo. Me metí en mi dolor y recién después de tocar fondo, salí con mucha más fuerza.
por María Calatayud
producción: Sofía Delger
fotos: Santiago Turienzo
maquilló: Susana Noguera (Agradecemos a La Manzanera, Lucrecia Gamundi para Aristocracia y Tutti's)
El éxito es bárbaro, pero también te anula: es el primer peldaño al gran fracaso, porque te distrae mucho de vos, de tu alma, te mete en una burbuja que vos crees eterna".">
La encontró feliz, en pareja y llena de proyectos. Otros años no fueron tan buenos para Cris Morena. Reflexiva confiesa: "El éxito es bárbaro, pero también te anula: es el primer peldaño al gran fracaso, porque te distrae mucho de vos, de tu alma, te mete en una burbuja que vos crees eterna".
De a poco Víctor fue rompiendo, con un afecto impresionante, todas mis barreras e inseguridades. Y me hizo sentir feliz porque es un hombre que vive el día a día a full: para el la vida es una celebración".">
"De a poco Víctor fue rompiendo, con un afecto impresionante, todas mis barreras e inseguridades. Y me hizo sentir feliz porque es un hombre que vive el día a día a full: para el la vida es una celebración".
