En el pequeño mundo de Leia –la hija de Narda Lepes y del director de cine Alejo Rébora– abundan moldecitos, mini cacerolas, vegetales y frutas de tela y helados de colores. Es lógico. Creció entre sartenes, ollas y recetas, literalmente.
A los seis años, se mueve por la cocina de manera natural y tiene un vocabulario gastronómico asombroso para su edad. Se nota que madre e hija están acostumbradas a hablar de todo un poco, como van a hacer ahora en este, a dos voces culinario.
Narda: ¿Hoy, qué te gusta comer y qué no?
Leia: Me gusta la sopa de verduras pero no el pescado... Cuando era muy chiquita me encantaba.
N: ¿Creés que va a volver el pescado? Hay que darle una chance más porque ¿te acordás lo que te pasó en Portugal con los mejillones?
L: ¡Sí! ¿Lo contamos entre las dos?
N: Dale. Era re tarde, teníamos mucho hambre y fuimos a un lugar que estaba lleno de gente. Pedimos toda la carta, porque eran platos chicos y cuando llegaban nos los íbamos comiendo. Yo era la única que comía mejillones, porque a tu papá no le gustan y vos los mirabas y no podías creer que yo me iba a comer ese bichito y te dije: Probá el juguito.
L: Te diste vuelta para hablar con papá y ¡me lo tomé! Y cuando te volviste a dar vuelta ¡no había más líquido!
N: ¡Es como el pepino, antes no te gustaba ¿y ahora?
L: ¡Me encantaaaa! –¿Qué suelen desayunar?
N: Fruta, yogur, leche con chocolate, tapioca.
L: Fideos, arroz, sopa... Y arepas. Pero no tanto los días de colegio porque mamá no se levanta taaan temprano.
N: ¿Qué te gusta pedir por teléfono?
L: Pollo teriyaki con arroz y la sopa... ¡qué desayuno!
N: Pedimos una misoshiru extra y la desayunás a la mañana con tofu. Y sushi estás comiendo algunos, de pepino y palta.
L: Sí. Y también, ¿cómo se llaman los cositos rojos? (le susurra)
N: Ah, el jengibre. En pickle te gusta mucho.
L: ¡Me encanta lo picante!
N: Y el coliflor, ¿cómo te cae?
L: ¡Muy bien! Me gusta cuando está doradito.
N: Antes, cuando veía que algo estaba crocante me decías: Está quemado ¡no quiero! Y yo te decía que te perdías lo más rico. ¿Qué me ayudas a hacer a veces en la cocina?
L: Cortar.
N: ¿Y cuáles son las condiciones para cortar?
L: Tenés que estar vos o papá.
N: Y en la tabla. Parada a una altura que te quede cómoda, ni muy alto, ni muy bajo.
L: Sí, ahora estoy intentando cortar milanesas. Y con los cuchillos de verdad que me indicás. Ah, también hago recetas... Una torta de manzana que ahora ya no me la acuerdo cómo se hacía.
N: Vos ibas dictando los pasos y la hicimos juntas.
L: Sí, y era un molde con muchas minis y una frambuesita arriba cada una.
N: Primero me contaste, todo así yo podía ver el corte de las cosas para hacerlo bien. Tenía manzana cortada finita, crema, azúcar, canela... Mezclamos todo, lo pusimos en los moldecitos muffins y ¡al horno! ¿Cómo se te ocurrió?
L: ¡No sé! Yo escribí cosas así raras en un cuaderno, después me inventé las letras que había hecho y te lo dije.
N: Y arriba le pusiste frambuesas frescas. ¿Cómo son las tortas en tu cumpleaños?
L: Siempre son en un recipiente laaargo.
N: Es una canaleta larga y no usamos platos, porque comen de esa canaleta. Le ponemos velitas, bengalitas y estrellitas.
L: ¡Me costó un montón soplar las seis! Soplaba una, no se apagaba y tuve que soplar como tres veces. N: ¡Entonces cumpliste como dieciocho años! (risas) Pregunta secreta: ¿Cómo es cuando cocina papá y yo no estoy? L: Es rico, pero cuando estás vos es como un poquito más rico.
N: ¡Ah, muy bien! (se ríen y se dan besos) Papá va aprendiendo, de a poco...
L: Sí. A veces deja las milanesas en el horno, vamos al living a ver la tele, y yo tengo que preguntarle: ¿Y las milanesas? ¡Y se va corriendo al horno a sacarlas! Siempre que desayuno milanesas las deja un poco frías y las tiene que volver a meter en el horno.
N: Porque está dormido a esa hora.
L: ¡Nooo! Es para que yo no espere tanto, pero yo le digo: papi no me molesta esperar, prefiero que estén calientes (risas)
Leia está en primer grado y es una mini Narda, en más de un sentido. Verborrágica, curiosa y futura chef, inspiró a su mamá en el libro Ñam Ñam, manual para alimentar a un pequeño omnívoro, y la acompaña todos los días a Narda Comedor, el restó que abrirá en el Bajo Belgrano.
–Leia, ¿pensás que vas a ser cocinera?
–¡Sí! Yo estoy pensando trabajar con mi mamá.
N: Leia lo hace bien, pero nunca está sola en la cocina y lo tomamos como un juego. Ella es medida, no desperdicia, es delicada y segura para hacer las cosas. Igual esa actitud también la tiene en otras actividades: inventa canciones y obras de teatro, y tiene una banda con su papá.
–Ñan Ñam nació con Leia en la panza y vio la luz seis años después, ¿por qué?
–Hace poco lo entendí. Un día fuimos a comer solas, pedimos un montón de cosas, Leia agarró un platito y se sirvió todo lo que quería: sirvió coliflor, remolacha, hummus de remolacha, pickles, pepinos, falafel y unas papas fritas, pero no muchas. Al ver eseplato entendí que había logrado enseñarle a comer sin imponérselo, y era hora de sacar el libro. Porque ¿qué digo yo de la comida para niños?
L: Que tiene que tener mucho vegetal y mucha fruta.
N: ¡Muy bien! (risas) Ella me inspira realmente y mientras crece yo aprendo un montón. Eso refleja Ñam Ñam.L: Y yo voy a cocinar muchas recetas de tu libro..
Por Graciela Guiñazú. Fotos: Fabián Uset y archivo Atlántida
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