Todo comienza en la peluquería. Bajo el insoportable ruido a turbina de un
secador de pelo. Florencia Peña (30) habla de su nuevo hogar, la casa que
terminó de construir hace días y que pronto habitará junto a su novio Mariano
Otero (29, músico) y a su hijo Tomás (2). Ahora recuerda a un plomero que no
estuvo preciso a la hora de colocar uno de los caños. Y evoca también a la madre
del plomero. Jura que por momentos se vuelve una mujer huraña, difícil. "Soy
bastante brava en las discusiones", define. Acto seguido, relata su última
disputa callejera: "Yo manejo bastante rápido, de forma muy masculina. Soy
osada, muy de slalom -precisa Peña-. La gente que maneja mal me saca,
sobre todo cuando no te pide disculpas. Entonces soy de bajar la ventanilla e
insultar. El otro día me quedé un tiempo atascada atrás de un camión que venía
lento por la izquierda. Le toqué bocina y el tipo no respondía. Cuando por fin
lo pude pasar, me puse a la par y le dije: 'Si vas a manejar despacio tenés que
ir por la derecha, papi'. Aclaro que me pongo muy cachuda para discutir… Y el
tipo me contesta: 'Eh, Florencia Peña, yo me divertía con vos y ahora no te voy
a mirar más' (ríe). Mi marido me dice que estoy loca, que un día me van a matar
a trompadas".
Ahora, cuando la producción llega al tiempo de los ruleros, Florencia sugiere
comenzar con la entrevista. Y propone un orden de temas para agilizar el
diálogo. Comenzaremos entonces por el principio: su reciente consagración como
Mejor actriz de comedia en la entrega de los Martín Fierro.
AND THE WINNER IS… Florencia se define como una gran perdedora que
recién ahora empieza a ganar. Y enumera: "Perdí tres Martín Fierro, un ACE,
dos premios Clarín…". El año pasado cambió su suerte. Entonces recibió su
primer Martín Fierro como Mejor actriz dramática en unitario por su labor en
Disputas. Y hace días obtuvo el segundo, esta vez como Actriz de comedia por su
inefable protagónico en La niñera. Lució un vestido rosa ceñido al cuerpo,
diseño exclusivo de María Pryor, en perfecta sintonía con el glamour que se
acostumbra en estas ceremonias.
-Hay quienes insisten en que es todo cartón pintado, Florencia.
-Hay una producción importante, pero desde afuera se magnifican las cosas.
Cuando vemos a las stars de Hollywood pensamos que viven entre baños de
burbujas, en casas enormes y son felices todo el tiempo. Acá la gente también
tiene la necesidad de creer que a los artistas nos pasan cosas geniales. Pero
adentro se vive distinto: por momentos es un plomo interminable, la gente a
veces es un poco falsa... Es un reflejo de la jungla en que vivimos los que
trabajamos en este ambiente. Nos produjimos todas como si estuviésemos en
Hollywood, pero estábamos a metros del Riachuelo. Siempre atentos para ver quién
llega más tarde... Ese es uno de los tips de los Martín Fierro: el que se
pretende más top es el que llega más tarde.
-¿El premio supone algún cambio en su carrera?
-En absoluto. Es sólo un mimo, apenas una palmadita en el hombro. Te lo digo
yo, que perdí parejo... Así que poné que ahora soy genial. Si lo podés poner
bien grande, mejor (ríe).
-Sin embargo, parecía emocionada. Su dedicatoria fue la más romántica de
la noche…
-¡Y Mariano se asombró mucho! Le dije que después de semejante muestra de
amor me va a tener que depositar un dinero en mi cuenta (ríe). Por cábala, no
preparé ningún agradecimiento. Estaba muy nerviosa y dejé hablar a mi
inconsciente. Se lo dediqué a mis viejos, que son los que me llevaron a
Festilindo cuando tenía cuatro años… A mi hijo y mi marido, que son los
amores de mi vida. En estos últimos tiempos, con Mariano nos sentimos muy unidos
por el amor que nos tenemos como pareja y por el apoyo incondicional en nuestro
arte. No puedo separar la persona de la actriz.
-¿Recién se refirió a Mariano Otero como "mi marido"?
-Ya es mi marido. Si estamos viviendo juntos hace tres años y medio... Me
cuesta llamarlo "mi novio"; me parece poco. ¿Mi pareja? Me suena gay.
Pareja puede ser una mina, un tipo, un perro… Desde un tiempo a esta parte me
gusta llamarlo "mi marido". Y él me llama "mi mujer".
PROXIMAMENTE: CASADA, CON HIJOS. Tomás juega en un jardín vecino.
Tiene dos años, parece ajeno a todo lo que se desarrolla a su alrededor y no
responde al llamado de su madre. "Si lo pongo en el laberinto de Susana,
seguro que no llega", arriesga Peña. Y, sin más vueltas, anuncia su
inminente boda. Será en diciembre, durante el próximo vacío en su agenda.
-¿Por qué ahora, Florencia?
-Mariano me obligó (ríe). La verdad es que teníamos ganas y sentimos que
estamos en un momento genial. En lo personal y como pareja. Es el momento de dar
los votos. Está bueno usar alianza… No es lo mismo estar casado que no estarlo.
-Yo creía que usted era de esas chicas que no se casan.
-Yo también, pero estoy cambiando. No pretendo reconfirmar mi amor frente a
un altar, porque con Mariano reconfirmamos nuestro amor cada día. Pero siento
que casándome le digo: "Te elijo. Definitivamente, te elijo".
-¿Cuáles eran sus temores?
-El famoso "para siempre" o "hasta que la muerte los separe". Me
daba mucho miedo. Pero cuando nació mi hijo conocí el amor incondicional, el
amor para siempre. Y me di cuenta que también podía proyectar ese "para
siempre" con Mariano.
-Luego del nacimiento de Tomás, parecía haber descartado definitivamente
la boda…
-Sí, pero tenemos que llenar dos planillas en el avión cada vez que
viajamos. Si queremos pedir un crédito se hace más difícil… Queremos ser
prácticos.
-No pretendo invadir su intimidad…
-(Interrumpe) ¿Qué querés saber? Sí, hace muy bien el amor.
-No pretendía llegar tan lejos. Apenas saber cómo fue la propuesta de
matrimonio…
-En ese sentido, tener un hijo lo hace todo más light. Estábamos
comiendo unos ravioles de calabaza y me dijo: "Che, ¿si nos casamos?". Le
contesté: "Y dale... ¿Me pasás la sal" (ríe). Nos queríamos casar desde
hace un tiempo, pero no encontrábamos el momento. Ahora es nuestra prioridad.
Fijamos fecha para diciembre, porque es cuando podemos tomarnos unos días de
luna de miel. Tampoco quería casarme una noche e ir a grabar a las siete de la
mañana siguiente... ¡con el champagne clavado en la cabeza! Tenemos lugar,
fecha, y una wedding planner de lujo como Bárbara Diez.
-Con esta boda silenciará, aunque más no sea por un tiempo, los
permanentes rumores de crisis en su pareja.
-Nosotros nunca nos hicimos cargo. Ya llegamos a un punto en el que nos
matamos de risa. De vez en cuando aparece un fotógrafo dando vueltas por la
puerta de casa… Mariano tiene bajo perfil, es músico de jazz, pero ya aprendió.
Hace poco le sacaron una foto en la puerta, desperezándose, y escribieron que
trabajaba de "marido de Florencia Peña". Esas cosas molestan, porque
tienen que ver con la ignorancia. Si no sabés quién es mi marido, qué toca, ni
qué discos editó, todo se vuelve muy trucho. Algunos tienen que informarse antes
de escribir.
-Entonces, la pregunta se transforma. ¿Cómo influye en su relación que
usted gane más dinero que su marido?
-¡Un clásico de Dolores Barreiro! No importa nada, no influye. ¿Adónde está
escrito que una mujer sólo es feliz cuando su marido gana más? Mariano es un
músico que tiene sus ingresos y no me interesa esta discusión absurda que
propone la prensa, nunca influyó en nuestras vidas. Ahora, si te tengo que ser
sincera, me siento explotada (ríe).
-Al final, usted también resultó ser una suerte de Susanita, la entrañable
amiga de Mafalda.
-Cero Susanita. A lo sumo, Susanita Giménez (ríe). Tengo la fantasía de la
gran familia, pero con muchas niñeras que cuiden a mis chiquitos. Me gustaría
tener un hijo más, si el abdomen me acompaña… Pero ni Susanita ni Valeria Mazza.
¿Viste que Valeria está llena de chicos y todo el tiempo dice: "Voy por más"?
No, a mí me da un ataque. Yo con dos hijos, cierro mi ciclo reproductivo. Le doy
un hermano a Toto, los dejo que jueguen tranquilos y me voy a pasear por ahí
(ríe).
-¿Se va a casar de blanco?
-Blanco o crema, y que digan lo que quieran. No vamos a pasar por la
iglesia, porque estoy muy agnóstica en este momento. De hecho, a mi hijo no lo
bauticé, y mi mamá vive taladrándome la cabeza para que lo bautice. Pero
prefiero que él elija lo que quiera ser.
-Evidentemente, la convivencia con Mariano resultó mejor de lo que
pensaba.
-Sí, estamos genial. Nos hicimos una casa divina, que pronto venderemos
porque nos aburrimos muy rápido de todo. Pero soy muy feliz cuando me descubro
pensando todo de a tres.
-¿Qué es lo difícil de usted en la convivencia?
-Yo soy muy apasionada para todo, para lo bueno y para lo malo. Soy pasional
incluso para el malhumor. Pero Mariano la tiene clara: me manda a la m… y yo
enseguida me doy cuenta. Nuestras peleas son muy graciosas. El es ariano y yo
escorpiana, los dos muy polenta, y chocamos mucho. Así que estamos pensando en
poner semáforos en casa.
por Jorge Martínez Carricart
fotos: Claudio Divella
producción: Sofía Delger (Maquilló Natalí Rensín para Sofía Alvarez Uriburu. Peinó Ale Campos peluquería. Agradecimientos: Milagros Resta, Kosiuko, Sathya, Vevu, Bárbara Diez, Mimo y Jorge León)
Luego de tres años de convivencia con Mariano Otero, Florencia Peña dará el Sí en diciembre. Lucirá un vestido color crema y su hijo Tomás formará parte del cortejo nupcial. Su wedding planner es Bárbara Diez y no habrá ceremonia religiosa.
Somos muy felices juntos", asegura la actriz.">
Florencia Peña y Mariano Otero conviven bajo el mismo techo desde hace tres años. Hace días terminaron la construcción de su nuevo hogar. "Somos muy felices juntos", asegura la actriz.