Le tocó a Dante Caputo, como canciller del gobierno de Raúl Alfonsín, volver a colocar a la Argentina en el mundo después de la dictadura. Limpiar la destruida imagen del país era, entonces, una tarea titánica desde la diplomacia. Y, de paso, fue el encargado de cerrar uno de los últimos capítulos bélicos de nuestro país.
En 1978 estuvimos a punto de entrar en guerra con Chile por el diferendo del canal de Beagle. De aquel momento quedará, para siempre, su debate televisivo del 15 de noviembre con el dirigente justicialista Vicente Leónidas Saadi. Y los gritos de quien era jefe del bloque de senadores peronistas ante la atónita mirada de Caputo: “¡No se vaya por las nubes de Ubeda!” (en realidad, el dicho se refiere a los cerros, pero...). El resultado del referéndum que siguió a esa noche fue contundente: el 77 por ciento de los argentinos votó por la paz y la firma de un tratado con el país vecino, avalado por el papa Juan Pablo II. Durante su gestión también se sellaron tratados con el Uruguay y Brasil, que sentaron las bases del Mercosur.
Ese hombre nacido en Buenos Aires el 25 de noviembre de 1943, con un ligero acento francés, vasta cultura y convicciones firmes, que vivía en San Isidro, murió este 20 de junio a los 74 años, después de luchar contra un cáncer. Casado con la francesa Anne Morel, a quien conoció en París cuando estudiaba en La Sorbona, tuvo tres hijos: Paola, Nicolás y Lionel.
Hincha de San Lorenzo, amante del tango y la buena mesa, su último paso por la función pública argentinqa fue durante el gobierno de De la Rúa, como secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Antes fue dos veces diputado de la Nación, lugar desde donde se opuso a las políticas neoliberales del presidente Carlos Menem.
Pero fue en el plano internacional donde descolló. Muy respetado por su formación intelectual, en 1966 se graduó en Ciencias Políticas por la Universidad del Salvador, en la Fletcher School of Law and Diplomacy de la Universidad Tufts de Massachussets, Estados Unidos, y obtuvo un doctorado en Sociología en la Universidad de París en 1972. En ese tiempo ocupó varios puestos en la Organización de los Estados Americanos. Después de su paso por la Cancillería, fue distinguido en 1988 con la presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Posteriormente se convirtió en un hombre de consulta. En una de las últimas entrevistas que concedió, al diario Clarín, criticó a Nicolás Maduro y a Donald Trump por igual, y definió que hoy los políticos carecen de coraje: “Son cobardes, tienen miedo a perder (...) no digo sus ventajitas: temen perder su carrera. ‘A ver si meto la pata y me quedo sin votos’. Arriesgan lo que pueden arriesgar, no más... Hay que tener coraje para pelear contra eso”.
Por Hugo Martin.
Fotos: Archivo Atlántida.