-Pasaron treinta y siete días sin verse. ¿Cómo fue el reencuentro, Yanina?
-¡Súper lindo! Estamos acostumbrados a separarnos, porque Diego viaja mucho. Siempre hay Copa América, Mundial o Champions League... Cuando jugaba, eran las concentraciones y las pretemporadas. Para nosotros es normal, y está bien... Pero el lunes 16 de julio reencontrarnos en Roma fue lo más. ¡La pasamos increíble!
–¿Viajaron solos?
–No, el trip por Roma, Positano, Amalfi, Sorrento y Capri lo hicimos con Nico (Nicolás Siseles, abogado) y Meme (Aime Beltramino, abogada), nuestros mejores amigos. A veces viajamos con nuestros hijos (Lola –17– y Dieguito –14–) y otras, solos. Este año, como los chicos fueron a Rusia y ahora Dieguito está estudiando unas semanas en Londres, vinimos sólo Diego y yo.
–¿De dónde conocen a estos amigos?
–Nos hicimos cercanos cuando nuestro hijo entró en el jardín maternal con la hija de ellos, Jazmín, su gran amiga, y desde entonces tenemos la mejor relación. La verdad, acá vivimos unos días perfectos. Navegamos, recorrimos, salimos a cenar todas las noches, tomamos sol, nos bañamos en el mar...
–¿Tuvieron momentos de extremo romance?
–Sí, la verdad que sí. Al estar en pareja los cuatro, las dos estuvimos con los dos que nos dieron todos los gustos y fueron muy cariñosos. Es genial, porque compartís todo en pareja. No nos separamos ni un segundo.
–¿Ni un segundo? A Polino le contaste que están teniendo muchos momentos fogosos...
–(Ríe) ¡Sí! No, ni un segundo.
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Yanina Latorre (49) responde con una sobredosis de buena onda desde Capri, la isla del mar Tirreno que se encuentra en el lado sur del golfo de Nápoles. “Estar acá es mágico”, reconoce mientras su marido, Diego Latorre (48), recuerda que “el atardecer más inigualable fue el de Positano”.
–¿Cómo fue la experiencia de nadar en un lugar con tanto encanto natural como la Grotta Azzurra (Gruta Azul)?
–¡Increíble! Entramos acostados en una gondolita chiquita y de repente nos encontramos dentro de una cueva divina, iluminada por una luz mágica. Ahí le pedimos al gondolero que nos dejara tirarnos al agua, ¡y fue espectacular! Por suerte, en estos días visitamos todas las grutas, arcos y playas de piedra de Capri. Descubrimos mucho de su historia. En particular me llamó mucho la atención el tema de la invasión árabe y la historia de los baños de Tiberio, Augusto y demás.
–Imagino que entre tanto placer, también debe haber habido tiempo para probar alguna delicia...
–¡Ay, sí! Tuvimos una cena muy rica en La Serra, el restó del hotel Le Agavi de Positano, donde trabaja un chef famoso (N. de la R.: Luigi Tramontano, conquistador de una estrella Michelin 2018). Allí degustamos un increíble menú de siete pasos.
–Un mimo absoluto antes de encarar un nuevo desafío laboral...
–Totalmente. En unos días voy a estar con Marcelo Polino en Los especialistas del show. Estoy feliz, porque me divierte el desafío. Igual, también voy a seguir con Angel de Brito, que me enseñó a sacar lo mejor de mí, en Los ángeles de la mañana.
–¿Ya pensaste dónde vas a lanzar los chimentos?
–En LAM, obvio. El programa de la tarde es más un análisis del Bailando.
–Es decir que seguís cerca de la pista, pero desde otro lado. ¿Volverías a ser participante?
–¡No lo sé! Aunque es muy cansadora, la pista siempre es atractiva.
–¿Y si te ofrecieran bailar con Diego?
–(Ríe) No, no, él no es muy de bailar.
–Hoy, ¿cómo están entre ustedes?
–Muy bien, en un buen momento. Te diría que la crisis de pareja nos unió mucho más.
Por Kari Araujo
Fotos: Album personal Y.L.
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