Lunes 29, nueve y media de la mañana. Habitación 128 del Sanatorio de La Trinidad. Un nene de 4 años parte en camilla hacia el
quirófano. Un hombre lo despide con un beso en la frente y un "Fuerza campeón" murmurado al oído. Al segundo, Tadeo desaparece tras la puerta de un ascensor. Al instante, Julián Weich se deja quebrar por segunda vez en cinco días.
Dos horas y media de operación, calculan los médicos.
"Esto es lo más fuerte que me pasó en la vida, pero va a estar bien. Yo sé que todo va a estar bien", le escucharon decir esa mañana. Bárbara, su novia desde hace un año, sólo atinó a apretarle fuerte las manos. Recién llevaban un minuto de espera. La operación de tobillos y fémur al menor de sus tres hijos, en la que debieron colocarle clavos provisorios para que la quebradura no obstaculice el crecimiento de los miembros, recién comenzaba.
LA TRAGEDIA. Planearon tomarse unos días, todos juntos, casi en familia. Valeria Weiner (37, ex mujer de Weich) y Miguel Draile (44), socios en los negocios (en 1999 fundaron Siglo XXI, una empresa de reparaciones de ascensores) y también en el amor (porque el 21 de marzo del 2001 oficializaron su noviazgo), aprovecharon las vacaciones de invierno de sus hijos para irse a las Termas de Colón, en la provincia de Entre Ríos. La idea sonaba perfecta y los chicos se entusiasmaron al instante. El miércoles 24, emprendieron el viaje a bordo de la camioneta Montero de Valeria. Los varones más grandes, Maximiliano Draile (10) y Gerónimo Weich (8), quisieron ir atrás: ocuparon la tercera fila de asientos. Luciana Draile (19), Tadeo e Iara Weich (11) se acomodaron en los del medio. Para entretener el viaje, cargaron jueguitos electrónicos, galletitas y mate. Quince minutos después de las cinco de la tarde, sobre el kilómetro 65 y medio de la ruta 9, a la altura de Campana, la Mitsubishi Montero (patent
e AHD 946) impactó contra un guard rail y una torre de alumbrado público.
"Pensar que en su momento le restó importancia al accidente… Julián jamás imaginó que podía tratarse de una tragedia -cuenta ahora uno de los compañeros de Weich en Promofilms-. Cuando recibió la noticia, todos nos ofrecimos a acompañarlo, pero no quiso. Dijo que ésta era una más, porque su ex había tenido dos choques en los últimos meses. Y se fue solo…".
(El lunes por la mañana, en la antesala del quirófano y enfrentado a la situación límite, Weich recordó: "Cuando vi que Tadeo no podía caminar, me desesperé. No podía creer que me estuviera pasando esto, parecía una pesadilla").
EL VIAJE QUE NO FUE. "Partimos tipo tres y media de la tarde. Estábamos muy relajados, y con tiempo de sobra -cuenta ahora Miguel Draile, la pareja de Valeria, quien en el accidente sólo sufrió la quebradura del tabique de la nariz-. Yo esa noche no había dormido mucho, porque estuve trabajando hasta las cuatro de la mañana, por eso decidimos que Valeria manejara a la ida. Igual mis hijos y los de ella siempre prefieren que maneje Vale, porque al volante es mucho más prudente".
por Pablo Procopio, Manuel Sarrabayrouse y Federico Fahsbender.
fotos: Diego García, Julio Ruiz, Leandro Montini, Matías Campaya, Maximiliano Vernazza, Fabián Uset, Newmen y Archivo Atlántida.
Miércoles 24. Julián Weich, desencajado, ingresa junto a su hijo Tadeo al Sanatorio de la Trinidad, en Palermo. La camioneta Mitsubishi Montero en la que viajaba su ex mujer junto a sus tres hijos quedó totalmente destruida.
Padre e hijo, juntos después del accidente. En cinco días, Weich abandonó el sanatorio apenas por cuatro horas para hacer su programa.