Catupecu Machu estrenó su “Obra conceptual en cuatro actos” en el Teatro Opera. Tal como su nombre lo anticipaba, fue un show dividido en cuatro partes –Los Cuadros, El Viaje, La Batalla y El Lugar–, que incluyó un segmento con cuerdas, un momento íntimo y acústico, otro con tintes rockers y guitarras eléctricas, y un cierre con invitados especiales.
Además, una pantalla gigante ubicada hacia el fondo del escenario, sobre los músicos, con escenas de algunos videos y otras imágenes que, sumada a las luces azules y rojas tenues del recinto, y la vestimenta neo dark de Fernando Ruiz Díaz, completó la puesta que el grupo eligió para la ocasión. La sincronización de la proyección del videoclip de “El viaje del miedo” con su ejecución en vivo fue magnífica, casi como una coreografía que encontraba su punto máximo en las manos de líder de la agrupación al rasgar la guitarra y los movimientos extremos de Herrlein al impactar sus parches.
La performance del cuarteto, que se completó con Sebastián Cáceres en el bajo y guitarras y Macabre en teclados y pistas, no tuvo puntos bajos y llevó al público a través de todas las gamas del arco iris Catupecu. En el primer acto, “En los sueños” y “Seguir viviendo sin tu amor”, de Spinetta, fueron los tracks más festejados por un Opera sold out. Allí, la banda estuvo acompañada por una sección de cuerdas en un ambiente sutil y ameno. Luego, fue tiempo del cajón peruano y los instrumentos acústicos, oportunidad íntima que el cantante aprovechó para dialogar con el público, contento, agradecido y haciendo la inevitable referencia a Gabriel Ruiz Díaz, su hermano que aún sigue recuperándose del accidente que sufrió hace dos años.
Luego, llegaron los tracks más power y la gente saltó de sus butacas para improvisar un mini pogo, muy diferente al que se arma en un estadio, claro. Sonaron “Hay casi un metro al agua”, “Batalla” y “”La llama”.
Finalmente, fue el turno de los invitados. Leo de Cecco, de Attaque 77 y Fabián Von Quinteiro subieron para “Preludio al filo del umbral” y calentaron los termómetros del lugar. Luego, Wallas –con increíbles calzas rojas– y Pablo M, vocalista y guitarrista de Massacre se sumaron para “Plan B. Anhelo de satisfacción” –tema de la banda de culto, plasmada por Catupecu en el disco “El número imperfecto”–.
Cerca de las 12 de la noche, el show llegó a su fin con Viaje Lur. La banda de Villa Luro festejó, agradeció y llenó los corazones con su presentación de “Laberintos entre aristas y dialectos” colmando, sin dudas, el anhelo de satisfacción y con un número perfecto.
Todo su estirpe rockero, máquina de tracción a sangre.
Un momento íntimo con las acústicas. El viaje del miedo, uno de los mejores temas de su más reciente placa.
El set que Catupecu Machu armó en el Teatro Opera.
Herrlein, pulpo de su parches.