"El principal cultivo de Médanos es la cebolla… Y lo que pasó, ¡es para
llorar". El chiste -no tan chiste- es ya moda en este punto sur del mapa.
Pequeño punto, sí: cabecera del partido de Villarino, a 45 kilómetros de Bahía
Blanca, un millón de hectáreas, apenas ocho mil almas, duros y ventosos
inviernos, silencio, fuerte exportador de ajo y cebolla, y escaso o nulo perfil
mediático. Tan escaso o nulo perfil como el que cultivaba -sin fisuras- el
comisario Juan Carlos Caruso (51). Que, según los vecinos, "tenía muy buena
relación con todo el mundo, y en especial con el intendente, sus funcionarios y
los dirigentes de todas las entidades".
Por todo esto, la noticia de que ese comisario de apellido célebre (aunque
todavía no cantó…) y sueldo mensual de 2 mil pesos tendría cerca de 5 millones,
y que pesan sobre sus hombros y sus jinetas los cargos de enriquecimiento
ilícito e incumplimiento de los deberes de funcionario público, se parece más a
una telenovela que a un episodio de la vida real. Bien dicen que "vida blanca,
novela negra", y que "pueblo chico, infierno grande".
Las cosas sucedieron así…
MEDANOS, 19 DE SEPTIEMBRE. Ese día, la fiscal de Bahía Blanca Claudia Lozano
alertó a su colega y par Oscar Duizeide, porque el apellido Caruso apareció en
una escucha ordenada durante la investigación de un desarmadero de autos. El
hilo -que se corta por lo más flaco, pero a veces por lo más gordo- llevó a los
fiscales hasta el reino de Caruso -su comisaría-, y allí, segunda sorpresa: en
esa chata e impersonal construcción de la llanura sureña, los pesquisas
descubrieron una celda VIP (Very Important People). Se pellizcaron para
comprobar que no estaban soñando. En ese cubículo, presumible alojamiento de
algún ladronzuelo o algún borracho de sábado a la noche, había televisión por
cable -incluido el premium para señales porno-, y ciertos detalles de confort
sólo logrados, se sospecha, a cambio de un pago extra no ingresado en las arcas
públicas.
A esa altura, el hilo empezaba a ser gruesa soga…
LA CAJA DE PANDORA. Abierta esa caja, según la mitología, se desataban todas las
desgracias, y en su fondo sólo quedaba la esperanza. Pero eso es un cuento
griego… En Médanos, la caja -de seguridad- estaba en el banco Bansud a nombre de
Nélida Rodríguez (casualmente, suegra de Caruso), y en el fondo reposaba algo
más que una esperanza: 900 mil crujientes y prestigiosos rectángulos verdes
llamados dólares. La suma, capaz de calmar los nervios y colmar de felicidad a
cualquier homo sapiens, era apenas la punta de un iceberg capaz de hundir otra
vez al Titanic. Porque, busca que te busca, los sabuesos encontraron plazos
fijos por 400 mil pesos, siete lotes en el country Bosque Alto (a 10 kilómetros
de Bahía Blanca y valuados entre 30 y 40 mil nacionales cada uno), cinco casas y
cuatro vehículos, a saber: un Renault Mégane -el preferido de Caruso: solía
pasearse con frecuencia en su pescante-, un Peugeot 206, una 4x4 Nissan y un
minibús Asia Topic. Y no es todo. Al parecer, según fuentes más que cercanas a
la investigación, Caruso tendría más de un testaferro, a juzgar por otros
hallazgos: en una escucha telefónica, alguien le reprocha que ignoraba tener 250
mil dólares en su cuenta bancaria. No depositados, sin duda, por Papá Noel en
una noche navideña…
Además, en el Juzgado Federal 2 de Bahía Blanca aparecieron dos amparos para
liberar 400 mil dólares, presos del corralito… y a nombre de Nélida Rodríguez
-la suegra en cuestión- y una segunda persona que, también en una escucha,
confiesa que administra ciertos bienes de Caruso. Pero Pandora no agota ahí su
caja: contiene también un grosso chalet en Sierra de la Ventana (200 mil pesos),
a orillas de un bucólico arroyo y a nombre de la mujer de Caruso; una casa en el
balneario Monte Hermoso y una chacra en General Roca, Río Negro, el edén de las
manzanas.
¡QUIEN DIRIA! Jorge Simone, el intendente de Villarino, no ahorró pólvora:
"Estoy sorprendido por la fortuna de Caruso. Esos bienes podrían estar
vinculados con los secuestros, el tráfico de drogas y hasta la muerte de gente
importante, porque sólo con las coimas por la prostitución y la quiniela es
imposible juntar tanta plata. ¡Cinco millones de pesos es casi la mitad de lo
que administra este municipio por año! Por eso, creo que él puede ser el cajero
de una organización. La verdad, parecía un tipo macanudo. Los comisarios que
llegan de lejos suelen venir castigados, pero Caruso parecía todo lo contrario".
Más hermético fue el ministro de Seguridad, Juan José Alvarez: "La investigación
sigue para arriba", se limitó a decir. Pero a buen entendedor… Hasta los menos
avisados dedujeron que ese escueto anuncio conllevaría la sospecha de que Caruso
sea el cabeza de turco de jefes mucho más encumbrados, o bien una de las piezas
clave de un pool de espectaculares negociados.
EL FANTASMA DE LA OPERA. Caruso, como corresponde a tal patronímico operético,
trató de interpretar al célebre y casi invisible e inasible fantasma imaginado
por la pluma de Gastón Leroux, aunque con tono menor: según los investigadores,
al olfatear que le pisaban los talones, trató de vender los certificados de
dominio de los lotes de Bosque Alto "para descargar una parte de su patrimonio",
pero la ley llegó antes al Registro de la Propiedad, los papeles cambiaron de
mano, y hoy son un arma importante para la causa.
Eso, mientras el opulento comisario sigue atrincherado en su casa bahiense,
República Arabe Siria 2161, no atiende el teléfono y está "inhibido de disponer
de sus bienes y de salir del país" por orden de la jueza de Garantías Gilda
Stenfelet, amén de haber perdido su arma, su uniforme, la mitad de su sueldo y
-por ahora- el ejercicio de su cargo, ya que está en disponibilidad preventiva.
Luego de sus destinos anteriores (Delegación de Investigaciones Sur y comisarías
de Punta Alta y de Coronel Dorrego), con sus apenas ocho meses en Médanos, y
cuando imaginaba que su vida rodaba sobre bien aceitados rieles, está hoy, si no
puede justificar el origen de su fortuna, bajo la amenaza de una condena de dos
a seis años de prisión, la pérdida del total o de la mitad de sus bienes, y la
prohibición perpetua de ejercer cargos públicos.
¿YO, SEÑOR? NO, SEÑOR… Como en el viejo juego infantil: "Pues entonces, ¿quién
lo tiene? Porque Nélida Rodríguez (78, jubilada), la suegra de Caruso, la dueña
de la caja de seguridad en el Bansud, negó tenazmente su responsabilidad: "Yo no
le otorgué ningún poder, a él ni a nadie, para que pudiera abrir la caja".
Opinión de la fiscalía y de Asuntos Internos de la policía: "Parece que esta
mujer no tenía la menor idea acerca de la cantidad de dinero que estaba puesto a
su nombre". Sin embargo, tanto fue el cántaro a la fuente, que -al revés del
refrán- se aprendió el camino. En el número 50 de la calle Zapiola, en Médanos,
vive Luis Aguado (56), un modesto gasista y gomero "de muy mal carácter", según
sus vecinos, y hasta hace unos días, al parecer, tan desvinculado del Caso Caruso como Heidi de un escándalo sexual. Pero la larga mano de la justicia, que
cuando quiere es larguísima, no sólo descubrió que la propiedad de Zapiola fue
de la madre de Caruso: también encontró allí, entre soldadores y parches, un
poder para que Aguado -un más que obvio testaferro- pudiera comprar la chacra de
General Roca… Es más: en una escucha, se oye al gasista (y gomero) amenazar a
Caruso con estas palabras, coma más o menos: "Si no venís a verme y hablamos, no
firmo".
Al cierre de esta edición, hay 24 comisarios bajo investigación judicial y 149
bajo la lupa de Asuntos Internos de la Bonaerense. Según le dijo a GENTE una
altísima fuente, "Caruso es un caso muy gordo, pero no el peor". Esta historia
continuará.
Juan Carlos Caruso, el comisario de Médanos al que le llevan descubierto un patrimonio de 5 millones de pesos, en su despacho, cuando aún se sentía intocable.
Cajas llenas de documentación que incriminarían al comisario de la humilde localidad de Médanos. La casa de Sierra de la Ventana: 200 mil pesos. Además, los investigadores encontraron, a nombre de testaferros, una fortuna: 900 mil dólares en una caja de seguridad, plazos fijos de 400 mil pesos, siete lotes en el country Bosque Alto (30 mil dólares cada uno), varias casas, autos, y hasta una chacra.