“Se trata de ser, no de hacer como que soy alguien o algo. No hay una estrategia. Es lo que hay, guste o no. Después, surgió esta cosa maravillosa de que la gente, el público, lo acepta, pero yo soy así desde que dejé de ser profesor de Catequesis y supe por dónde quería que fuera mi vida”, dice, explica y redondea el conductor-revelación de 2021 con esa clase de sinceridad que lo caracteriza.
Hablamos de Jey Mammon (Juan Martín Rago, según su Documento Nacional de Identidad), flamante protagonista del nuevo Principio de revista GENTE, asociado en este mes de noviembre, a los “disruptivos seriales”: aquellas personas de distintos ámbitos que saltan determinadas reglas de la cotidianeidad para escribir nuevas, en base a su impronta, su inquietud y su naturaleza.
“Cuando arranqué con Los Mammones Mirtha Legrand me confesó: ‘Me gusta este Jey Mammon que se sacó la peluca”. Ahora me veo más respetuoso que Estelita (el personaje que lo hizo conocido). Ella incomodaba bastante en mi época más under. No es que ahora me quiero adaptar a un sistema de la tele…, el sistema cambió. En ese momento Estelita era bien disruptiva, un bardo”, analiza al tiempo que desanda parte de su existencia…
“Ser catequista fue una decisión personal, estaba convencido, nadie me obligó ni puso un chumbo en la cabeza –cuenta el animador de América TV–. Las clases empezaban siendo de Catequesis y terminaban casi en encuentros sociales. Aunque no existía la palabra bullying, yo ya hablaba con los pibes de esos temas”, señala. “Mi salida de la Iglesia no tuvo que ver de manera específica con la sexualidad, sino con la búsqueda de la libertad. Lo sexual fue un grano importante que colaboró, pero no lo único. De hecho, cuando la dejé me creía hétero… No me siento disruptivo asumiendo mi sexualidad ni compartiéndola, ¡para nada! Sólo soy genuino”, afirma, antes de completar el pensamiento:
Siento que pertenezco a una generación de represión y a la vez de transición. Porque nuestras infancias, dependiendo de la familia que te haya tocado, las experimentamos en un mundo donde no había un cuento, una película, una canción en la que te vieras reflejado. ¿Por qué recién comenzamos ahora? Porque a los homosexuales nunca nos visualizaron como padres o madres”.
Respecto a su otro costado artístico, que lo reveló esta temporada como un talentoso músico, Jey hace historia: “Un día, a mis cinco, seis años, me senté al piano que estaba en casa y me puse a tocar el Himno Nacional Argentino. De repente salió. Y me acuerdo la postal de las caras de mis viejos preguntándose: '¿Y qué hacemos con esto?'. Y lo digo con toda la humildad del mundo, porque es algo que viene de fábrica, que es parte del ser: me vino el oído”.
“Terminado el secundario –continúa–, después de recibirme contra mi voluntad como bachiller comercial, entré al Conservatorio Nacional Carlos López Buchardo. Súper estructurado, en medio de semejante proceso personal, durante una clase de coro pedí ir al baño y… jamás volví. Nadie se dio cuenta”. “En la música me considero más autodidacta -argumenta-. No sé cómo explicarlo sin ser muy técnico… Si vos me ponés una partitura, voy a estar dos horas para tocarla, como cualquiera que se inicia en una lectura, y sale. El tema es que, como tengo mucho oído, que es el que heredé de Roque, lo que yo escuchaba podía repetirlo sin problema, de forma instantánea. ¡Así que no me jodas, sácame este papel de acá!”.
Mientras entre los disruptivos que ha visto a lo largo de sus 44 años, el porteño rescata a Horacio Fontova, que, “vestido de Sonia Braguetti en ‘Peor es nada, le dio picos a invitados como Fernando Bravo, Fito Páez, Cecilia Roth, Charly García y Héctor Alterio, a Fernando Peña, “visto del lugar de la genialidad al servicio de saltar barreras” y Jorge Guinzburg: “Si bien no era un border ni mucho menos, rompía estructuras. Para mí fue el mejor. Hacía todo bien, y era creíble y querible. Si sos creíble y querible es simplemente porque está pasando. Y con Jorge pasaba en su máxima expresión”.
¿De afuera? “Rescataría al humorista inglés Benny Hill. Cuando apareció, me acuerdo de entrar al cuarto de mi papá para verlo y que me diga: ‘¡No, no, no!’, porque de repente se veía una teta. Era tremendo, un capo súper inteligente y súper gracioso, y a la vez alguien que iba más allá, buscaba el sabor de lo prohibido. Y eso me gustaba”, admite Mammon. ¿A quién se parece? “Daniel Vila (presidente de Grupo América) quería que, en Los Mammones, yo fuera el James Corden argentino. Busqué sus programas, los de Jimmy Fallon, aquellos Noti-Dormi de Raúl Portal, me nutrí de todo para entrar en órbita. Lo primero que me planteé fue tratar de estar a la altura. Todos son referencias, pero no me reconozco en ellos: siento que logramos algo con identidad propia… Igual yo soy un impostor”, lanza de repente.
–¿Perdón?
–Sí, un impostor… Ácido, con mucho humor, con un oído absoluto musical, mi papá Roque fue el verdadero Jey Mammon. Mi abuelo le cerraba el piano con llave para que no tocara. Si bien mi viejo nunca lo vivió hacia afuera (o yo no lo noté) como una frustración, él, fallecido a principios de año, me transmitió la necesidad de abrir todas las llaves. Es más…
–¿Más?
–Mis sobrinos Pedro y Francisco llevan el arte en las venas. Tienen el oído, la ironía y el sentido del humor que heredé de mi papá. Son nuestra versión mejorada. Ellos han sido importantes para que yo vuelva a la música. Pasa que son volátiles como su tío: un día los Jeysitos están tocando el piano y al otro haciendo otra cosa. Pero como son pendejos, hay que dejarlos ser. El secreto de la vida: dejar ser.
–¿Y cuál es su gran aspiración en ella?
–Que me siga sorprendiendo.
Fotos: Christian Beliera
Producción general y estilismo: Mariano Caprarola
Arte y diseño: Gustavo Ramírez
Asistentes de producción: Tatiana Lucero y Rocío Otero
Vestuario: Carola Poggio
Maquillaje: Janet Riera
Peinado: Cristian Rey
Seguimiento periodístico en las distintas plataformas: Elisabet Correa
Filmaciones: Manuel Adaro y Martin Ron & La gerencia de murales
Edición de videos para las redes sociales: Cristian Calvani, Manuel Adaro, y Guido Puterman
Agradecemos a Javier Furgang (The Remake), Jotax Producciones y Joaquín Caba