En diálogo profundo y sensato, el empresario gastronómico –que vivió "trece años sin saber cómo iba a llegar a fin de mes"– hace un balance de sus fracasos y sus logros.
A los 43 años, el hombre que se casó con Carolina "Pampita" Ardohain (42) el viernes 22 de noviembre del 2019 en el Palacio Sans Souci repasó sus fracasos y éxitos en una conversación junto a su amigo íntimo Javier Prado.
Los fracasos. "En los momentos en los que uno realmente aprende es en los momentos malos. Yo viví entre doce y trece años sin saber qué me iba a quedar a fin de mes. Y cuando uno mira para atrás, es de esos momentos malos de los que uno rescata cosas. En todas las trompadas y golpes que me fueron dando y que me di en mi vida, vi que tenía una oportunidad de crecer. De los momentos buenos es difícil sacar aprendizajes importantes. Quizás es una meta tener muchos y disfrutarlos, pero hay que tener momentos malos, porque si no, no se aprende nada".
"Los momentos de crisis nos ponen frente al espejo. Este virus, por ejemplo, puso a toda la sociedad argentina frente al espejo, ¡a todo el mundo! Estamos mostrando realmente nuestra mejor o peor cara. Es el momento de mirarnos en detalle y de empezar a tomar decisiones. O sea, que uno haya tomado malas decisiones siempre, no quiere decir que las tenga que seguir tomando. Si lo que nos devuelve el espejo no nos hace sentir cómodos, es una oportunidad para mejorar".
Los éxitos. "Cada apertura de un negocio para mí fue de una enorme satisfacción. Me generó esperanza, alegría... y me hacía sentir bien porque no sólo invertíamos en el país y aportábamos valor, sino que además generábamos empleo. La gastronomía es uno de los rubros que más empleo generan en el país. En Argentina son 500.000 trabajadores de la gastronomía, así que imaginate lo importante que es. Eso te genera satisfacción. Y cuando ves que las cosas funcionan de forma orgánica, que la gente te devuelve una sonrisa... es una satisfacción. Pero yo no me siento una persona exitosa en lo laboral. Si me siento una persona exitosa en lo personal por mis hijos, por mi mujer, por mis padres, por mis hermanos, lo demás fueron pequeños episodios que tienen que ver con una historia que todavía no concluyó. El éxito espero que me llegue en algún momento... por ahora esa palabra siento que me queda muy grande".
"Aunque, ¿saben que si es un éxito? Lo que hacemos en los barrios carenciados con la Fundación Asociar. Si a esas personas que les damos una mano les llega un poco de calor en el alma, eso es éxito. Lo demás... qué sé yo".