La hija de la vicepresidenta recordó a su padre, Néstor Kirchner, habló de su madre, la maternidad, la importancia del feminismo y contó cómo se vivieron en su familia hitos como la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario.
En una entrevista radial con Franco Torchia (Se puede vivir del amor, La once diez), Florencia Kirchner (29) habló acerca de su maternidad, cómo extraña a su padre, la relación de su hija Elena (4) con su abuela, Cristina Fernández de Kirchner (67), cómo fue vivir 13 años en Olivos y por qué le escapa a la vida social: “Estar tan expuesta me hizo fóbica y disfruto más que nadie de la intimidad”.
Encuarentenada con su pequeña hija, la cineasta aclaró que disfruta mucho del silencio y que extraña salir al verde, ya que viven en un departamento. Acerca de la relación de Elena con su abuela, Florencia explicó: “Mi mamá es re metida con la maternidad. Tiene adoración por Elena y en todo se mete. Ellas se adoran. Ahora porque no podemos viajar, pero mi hija desde los dos años, desde antes de que yo me enferme, que viaja sola con mi mamá y no me extraña, y al padre tampoco”.
A diez años de la sanción de la Ley de matrimonio igualitario, que fue durante la presidencia de su padre, Néstor Kirchner, recordó: “Esa noche yo acababa de volver de New York y viajaba al sur esa madrugada. A las 7AM volaba para Río Gallegos y me acuerdo que me quedé despierta para verlo por la tele. Lo viví con mucha emoción”.
“Siempre crecí en la diversidad y nunca me moví en un ambiente heterosexual cerrado”, declaró Florencia, quien comentó que en su casa las leyes a favor de la diversidad nunca se discutieron: “Siempre fue un sí rotundo”. “Esas cosas siempre fueron dadas en mi casa. Eran algo que tenía que suceder para nosotros”, dijo cuando Torchia le preguntó si se discutió familiarmente la Ley de identidad de género, que se sancionó en 2012.
Acerca del feminismo, contó que creció bajo su escudo. “Al movimiento social de mujeres le debo mucho”, explicó Florencia, quien contó que ama el plan de “terminar los viernes tomando vino con amigas y discutiendo estas problemáticas”. En ese sentido, también se explayó acerca del patriarcado y cómo sufrió los mandatos de la belleza: “Mi relación con mi cuerpo es dramática, por muchos motivos. Por muchos años me jugó en contra y empecé a tener una suerte de pelea por no poder fusionar eso. Por más que no siga mandatos siempre hay una lucha y me afecta el patriarcado”.
Al recordar a su padre, Néstor Kirchner, en lo que fue la última vez que lo vio, dijo: “En 2010 estaba en New York y ellos habían viajado por Naciones Unidas. Esa imagen de él gira constantemente. Me transmite muchas cosas, llanto, por momentos desesperación, también cuidado. Me genera angustia, la idea de querer volver a ese momento”. Preguntada por Torchia acerca de qué le gustaría decirle, Florencia respondió: “Me gustaría decirle muchas cosas, no sé cuál elegir”.
En esa entrevista también contó que al estar viviendo tanto tiempo en la residencia presidencial (vivió en Olivos desde los 12 a los 25), siempre se sintió ajena: “Hasta los 25 estuve de pasajera en todos lados. Nunca viví en casas mías porque cuando nací y mi papá se convirtió en gobernador ya viví en la residencia de la provincia (Santa Cruz)”.