"Mi prima hermana (Ángela Torres) y yo nacimos justo en el momento en que mi tío (Diego Torres) estaba en pleno auge, sacando los temas que hoy siguen sonando fuerte, como Color esperanza y Tratar de estar mejor… En aquel momento para mí era algo re normal que me digan: ‘Preparate que vamos a ver al tío’. Podía ser a la cancha de Vélez, al Luna Park, al Gran Rex o donde sea. Y él siempre nos llevaba a su camarín y muchas veces nos subía al escenario”, recuerda Benjamín Torres, hijo de la bailarina y actriz Angélica Caccia Torres y del administrativo Juan Moreira, quien se crió en el barrio porteño de Palermo junto a sus hermanos: Pedro, músico y guitarrista de la banda de Diego y de Coronados de Gloria (el grupo de Gloria Carrá, la mamá de Ángela), y Laura, quien trabajaba en aquella época como actriz en Media falta (eltrece).
–¿Crecer rodeado de artistas te motivó a querer ser uno de ellos?
–No (ríe). De hecho, me rebelé y quise ir por otro lado. Quise escapar. Me metí a full con los deportes: jugué al tenis y al fútbol. Pero después, cuando tenía 17 años, me cayó la ficha de que mi pasión era la música, y ahí empezó todo. Me acuerdo de que lo decidí luego de entrenar, y al día siguiente se lo conté a tres familiares: a mi papá, a mi mamá y a Diego. Un poco se sorprendieron, pero para bien. Eso sí, me dijeron que tenía que ganar seguridad en mí mismo y prepararme, estudiando canto, baile y teatro. Además, me hicieron saber que era un camino de sacrificios, de frustraciones y de muchos “no”, y que no iba a ser fácil.
–¿Lo está siendo?
–De chico pensaba que quizá era más fácil, por tener una familia en el medio, pero no lo es. Sin embargo, uno va haciendo sus propias cosas. Y estoy muy feliz con lo que vengo consiguiendo: ya logré sacar siete canciones y estoy armando mis vínculos y abriendo mis propias puertas, al tiempo que trabajo en mi primer disco, que saldrá en marzo o abril del 2021. Creo que los sueños están para cumplirse y que yo, poco a poco, me voy ganando un espacio. Es algo que me emociona, porque cada canción es una parte de mí y cada letra tiene una historia que yo escribí.
–¿Cómo definirías tu estilo musical?
–Soy variado, pero hoy estoy con un pop llevado a lo latino. Algunos temas van para el lado del reggaetón y otros hacia la balada pop, como Amor propio, que voy a lanzar a fines de septiembre y habla de que antes de querer a los otros, uno tiene que quererse a sí mismo. Pienso que está linda... Habrá que ver qué dice la gente cuando la escuche.
–Hablás del amor propio. ¿Por qué cambiaste tu nombre, Diego Alejandro Moreira?
–Fue una elección de cuando decidí ser cantante. Opté por usar el apellido de mi mamá, porque la familia está relacionada con lo artístico y, como yo me siento orgulloso de lo que dejó mi abuela, lo que dio Diego y lo que hacen los demás, quise ser un Torres. Pero como me llamo Diego y no quería ser “Diego Torres” ni la variante “Dieguito Torres” (no daba), me rebauticé Benja. Incluso lo charlé con mi tío, que me dijo: “Sobrino, vos hacé lo que te parezca”.
–¿Y de dónde salió “Benja”?
–Yo siempre dije que a mis hijos les iba a poner Thiago Benjamín, y un día, definiendo el nombre, ya hace como cinco años, quedó.
–Te autobautizaste
–Absolutamente. Ahora me dicen Benja y giro a mirar. Igual, los que me conocen de antes me dicen Diego, y también me gusta.
–Una de las que te deben decir así es Ángela (Torres)…
–Tal cual. A veces estamos más en contacto; otras menos, pero nosotros nos criamos como hermanos. Ella venía re seguido a dormir a casa. Bien, a mí me enorgullece verla tan grande y armando su camino.
–¿De chicos eran de hacer shows juntos?
–¡Muchísimos! Sobre todo en Navidad. Ángela y Sol –mi otra prima, la hija de mi tía Mariana– me sorprendían cuando estábamos cenando en familia. Me llevaban al cuarto y me decían: “Hoy vamos a hacer High School Musical. Vos sos Troy (Zac Efron) y nosotras…”. Se peleaban decidiendo quién hacía el personaje de Vanessa Hudgens y quién el de Ashley Tisdale. Armábamos la coreo, cantábamos, ensayábamos una hora y media, bajábamos a presentarlo y todos aplaudían. Claro que después arrancaba el descontrol, porque uno se ponía a tocar en el piano y otro a cantar. Era muy divertido. Y así en cada encuentro familiar.
–Tu abuela Lolita falleció a tus cinco años. ¿Te acordás algo de ella?
–Tengo como imágenes de mi abuela acostada y yo abrazándola, pero no de charlas. A veces pienso que es una lástima no haber podido disfrutarla más, porque fue el pilar de todos. Igual, yo la sueño mucho.
–¿Qué soñás?
–Cosas locas. Hace unos meses, en un sueño, entraba a un teatro y en las butacas estaban mi papá, mi mamá y mi tío, y en el medio del escenario, mi abuela de joven, cantándome a mí. Cuando empezó a caminar hacia mí, desperté. Volví a dormirme ¡y entré al mismo sueño! Ahí ya sentado con mis familiares, diciéndoles que ella estaba cantándome, mientras ellos me respondían “no, Diego, acá no hay nadie” y mi abuela me miraba fijo… Me levanté con el corazón a mil. Nunca había soñado algo así. Me re impactó. Lo mejor es que a partir de ahí siento la hermosa sensación de que la abuela está acompañándome en la carrera que empecé a transitar.
Por Kari Araujo.
Fotos: Julieta Rec y álbum personal de B.T.
Estilismo: Juje Heredia, Make up: Cecilia Pinto.
Agradecemos a Mansión Criolla, Tienda Abacaxi, Eureka Clothes, Gitana y Cappio Accesorios y TO GO Agencia.