La modelo abre las puertas de su nueva casa para compartir el lifestyle de su bulldog francés. Además, revela el estado de su corazón “recién sacado del freezer”. Las situaciones de acoso que vivió de chica. Y por qué la fe le salvó la vida: “Estoy viva gracias a Dios”.
La sensación térmica llega a los 30 grados. Karina Jelinek (38) y Coco nos esperan al borde de la pileta, con copas de vino rosado y una bandeja con manjares. Todo indica que la jornada que pasaremos en su nuevo hogar de Nordelta, para una producción de GENTE Celebrity Pets, será un éxito. A medida que Coco toma protagonismo, Karina señala: “Se llama así por Coco Chanel, ¡me encanta!”. La bulldog francés fue regalo de un ex novio. “Es súper tranquila. Un amor. Y le gusta histeriquear con los perritos. Va y les mueve la colita mientras juegan. Tiene muchos pretendientes y no sabe con cuál quedarse... como la madre (risas)”, describe. “Ahora tiene un amigovio nuevo. Este verano quiero que tenga cachorritos. Me voy a quedar con todos menos uno, que le voy a regalar a una amiga porque se lo prometí”. Y entonces cuenta los secretos de su cuidado: “Coco tiene su veterinario de cabecera, Tomás. Y también personal trainer”.
–¡¿Coco tiene personal trainer?! ¡¿Cómo es eso?!
–¡Sí! La lleva a entrenar tres veces por semana. Por ejemplo, la hace saltar para atrapar cosas. La raza es sedentaria y con predisposición a comer mucho. ¡Y cuido su salud! Además come sano. Le cocino pollo con arroz, dos veces por semana, y le doy alimento hipoalergénico para la piel. También corremos juntas por el barrio. Yo además entreno en casa. Hago bici y electro-fitness con mi entrenador Mariano, de Smart Fit. Trato de llevar una vida ordenada con la alimentación. Soy vegetariana, aunque a veces como atún. Los fines de semana me tomo mi vinito o mi champagne. ¡Me doy mis gustitos!
–¿Cómo es tu fin de semana habitual?
–Me levanto temprano y salgo a caminar con mis amigas. Almuerzo al aire libre o en mi pileta. Disfruto mucho del día. Y después hacemos en casa el pre (“la previa”).
–¿Has sorteado un pre con vos en Instagram? ¿Hubo ganador?
–Sí, pero él todavía sigue esperando (risas). Le dije que me tuviera paciencia, porque tenía que mudarme. Después me fui de viaje.
–¡Mirá si estás haciendo esperar al amor de tu vida...!
–(Risas) Ya lo voy a invitar. ¡Si no, no me van a creer más!
–¿Cómo está hoy tu corazón?
–Estoy soltera y bien. Feliz, tranquila. Ya no busco desesperada al amor de mi vida. Llegará cuando deba.
–¿Te gustaría volver a casarte?
–¡Me encantaría! En su momento, cuando me separé, pasé muchas decepciones. Mi corazón ya se curó y está revestido, sano, fuerte. Una vez hice una tapa de GENTE y dije que mi corazón estaba freezado. Bueno, ya lo saqué del freezer. Estoy lista para entregarme al amor (risas).
–¿Es cierto que hace poco estuviste a punto de casarte en Europa?
–Estuve un tiempo viviendo en Madrid y recorrí partes de Europa. Ahí conocí un chico, y al tercer mes me ofreció casamiento.
–Más o menos como Pampita...
–Sí. Muchos la criticaron, pero yo le creo que es cierto que se enamoró. Creo en el amor a primera vista. De hecho, me pasó. Con mi ex me casé a los tres meses. Te pasa. Te sentís completa. Y el corazón tiene derecho a equivocarse.
–¿Y qué pasó con ese chico? ¿Aceptaste?
–Era español. Me pidió que me quedara a vivir en Madrid. Y yo, la verdad, no quería. Le dije que iba a pensarlo, pero después averigüé unas cositas de él que no me gustaron y me escapé. Fui una novia fugitiva (risas). ¿Vos sabés que todos mis novios me pidieron boda?
–Sin embargo, te casaste una sola vez. ¿Por qué?
–Porque era más chica, mis papás me aconsejaban y me decían: “Mirá, Kari...”. No me terminaba de convencer.
–¿Tus papás siguen juntos?
–Sí, están casados hace cincuenta años. Se aman, se dan besos. Tienen una linda relación. Y es hermoso eso. Me encantaría tener una historia de vida como la de ellos.
–Sigamos desmitificando rumores... ¿Es cierto que tenías un jeque en Europa que te pagaba los viajes?
–Yo voy siempre a Europa, por invitación de mis amigos. Eso no existió nunca. Es verdad que voy y me pagan por las presencias. No veo nada de malo en ir a un evento o una cena y que me paguen... Si hay un jeque árabe que me quiere pagar una presencia, ¡acá estoy! ¿Dónde está? ¡Que me lo presenten!
Continúa la charla, esta vez con un té de por medio, Coco recostada en su almohadón y su dueña relajada mientras mira el sunset sobre el lago. En una de sus piernas se lee la palabra “Leona”. “Ese tatuaje decía ‘Leo’ (Fariña, su ex marido), y para disimularlo le puse ‘Leona’, porque así me considero. Una leona en la vida, en la actitud, en todo. Soy muy luchadora. Es difícil que me rinda. Siempre trato de salir adelante”.
–¿Tuviste muchos altibajos en la vida?
–Sí, muchos.
–¿Cómo los encarás?
–Ufff... (sus ojos se llenan de lágrimas).
Primero... (piensa). Tampoco me creo una experta, eh. Es un proceso. Cuando me separé hice terapia con Bernando Stamateas, que me ayudó mucho. Después, para los problemas de la vida cotidiana, le rezo mucho a Dios. Si no lo hago un día, me siento vacía. Todas las mañanas agradezco por mi salud y por la familia que tengo. No sé qué sería de mí si no creyera en Dios, si no tuviese fe. Obvio que lloro y me pongo triste ante un problema, pero trato de salir a través del rezo.
–¿Tuviste alguna señal “milagrosa"?
–Por supuesto. Me han ocurrido muchas cosas, situaciones con mi vida y mi salud. Estoy viva gracias a Dios. A esa dimensión. Pero eso lo guardo para mí, porque no quiero que después me pregunten y me lo hagan recordar. No me gusta contarle mis problemas a la prensa y estar en un papel de víctima. Prefiero que me vean fuerte y divertida, como soy. Pero obviamente tengo problemas, como cualquier ser humano. Eso de que los famosos son perfectos o millonarios no es así. O al menos en mi caso. Yo soy millonaria de corazón (risas).
–¿Viviste situaciones de acoso o abuso?
–Sí, de las dos, muchas veces, pero nunca lo conté. Ni lo voy a hacer, porque como te dije, no quiero que me pregunten y recordarlo. Supe actuar, gracias a Dios. Quiero llevar este mensaje a la gente que lea esta nota: que si le pasa algo no reaccione como yo, que por vergüenza me callé.
–¿Eras chica?
–Sí.
–¿Qué edad tenías?
–Ehhh... chica. Y varias veces.
–¿Una misma persona?
–No, muchas. En mi trabajo. Pero no quiero dar detalles. Gracias a Dios, supe actuar a tiempo. Pero tiempo después pude compartirlo con mi familia.
–¿Hiciste alguna denuncia?
–No (su actitud denota cierta incomodidad). No, no, no. Actué de otra manera. Ya te dije: prefiero guardarlo para mí. Ya perdoné todo. Estoy curada. Lo solté.
Coco duerme. Karina la acaricia y menciona a Lisa, la perrita que vivió con ellas hasta hace tres meses. “Se fue al Cielo. Ahí me está esperando. Porque yo estoy segura de que voy a ir ahí”, concluye entre risas.
Fotos: Christian Beliera. Producción: Gigi Viappiani. Maquilló: Gabi Triaypara De la VegaMake Up. Peinado&HairColor:@pedrish. Agradecemos a Claudia Arce, Verónica Far, Luciano Marra, La Mercería,Compañía de Sombreros, Arredo, Cannelle y Ópticas Laguna Nordelta.