"Para mí esto es sólo el comienzo, una página vacía". Esas fueron las palabras del diseñador Adrián Appiolaza (51) en su primera entrevista (en Vogue) luego de asumir el 11 de enero la dirección creativa de Moschino. Su llegada a la icónica casa de modas italiana se dio tras la sorpresiva muerte de Davide Renne, quien había sido designado tras la salida de Jeremy Scott.
Conseguir una entrevista con él, simplemente es casi imposible. Entre los cientos de pedidos que recibe, figura un listado eterno en espera de las publicaciones de moda más encumbradas. Fiel a su estilo rupturista y a casi dos meses de su primer desfile (el 22 de febrero pasado), el argentino que trabajaba cobrando cuotas a los socios de ACA y hoy es el "niño mimado de la moda mundial" elige charlar con Revista GENTE.
–¿Qué es lo que piensa un argentino como vos al haber llegado a un lugar tan relevante en la moda mundial?
–En este momento estoy pensando lo afortunado que soy, pero sé que ha sido un gran proceso llegar al lugar donde estoy... Todo paso que di fue sin mucho pensar o planearlo. Estudiar moda fue una decisión que tomé sin ningún tipo de expectativas y una vez que emprendí este viaje fui hacia adelante.
–¿Qué creés que te llevó a lograr ser nombrado en un puesto tan importante?
–Una mezcla de pasión por la moda, perseverancia y ambición.
–¿A quiénes les agradecés las primeras oportunidades y en particular hablando de ésta, al haber pensado en vos como sucesor de la labor de Jeremy Scott?
–Hay muchísimas personas a las que debería agradecer, cada gran paso que he dado en mi carrera ha sido gracias a personas que han creído en mí. Si debo nombrar a la primera persona en la industria que me dio la primera oportunidad, ésta persona es Sebastián Pons, que era la mano derecha de Alexander McQueen, y me permitió entrar al mundo de la moda allí por finales de los años 90. Y al último que debería agradecer sería al señor Ferretti por darme la oportunidad en Moschino.
Del chico "rockabilly" que trabajó como camarero apenas llegado a Londres a la cumbre de la Alta Costura mundial
–Retomemos tu historia en plena adolescencia. Con lo que tenías, a los 21 te fuiste a Londres a empezar una nueva vida. En el momento de la decisión, ¿qué te impulsó a hacerlo?
–Trabajaba en la filial de Harrods cobrando cuotas a los socios. La verdad es que la gran curiosidad por saber que había más allá del Atlántico y la pasión por la música británica (Morrissey, The Smiths y la escena Madchester) fueron los motivos que me impulsaron a comprar un pasaje e irme. En aquella época no llegaba mucha información de lo que culturalmente sucedía fuera de nuestro país.
La única ventana era la música y especialmente MTV, señal que raramente a veces captaba desde un canal brasileño, porque a Argentina no llegaba. El impacto visual me marcó mucho y quería tener al alcance de las manos todo lo que veía en una pantalla de televisión, en particular la moda.
–¿Qué ítem que hayas diseñado durante tus estudios en Central Saint Martin (el instituto británico al que muchos llaman el 'Hogwarts' de la moda) aún recordás y por qué? De esos que te abrieron el camino.
–Mi colección entera de graduación que me dio la posibilidad de conseguir mi primer trabajo en Chloe, con Phoebe Philo, y mudarme a París.
–¿Cómo te sentiste al estrenar tu primera colección para una firma tan icónica?
–Una mezcla de emociones miedo, alegría orgullo y preocupación por que todo salga bien. ¡Y salió todo muy bien!
–¿Hubo alguna cábala, si se puede decir, antes de que saliera a escena la primera modelo?
–No, cábalas ninguna.
El proceso creativo de Adrián Appiolaza ante la monumental expectativa que había ante su debut
–¿Cuáles fueron las referencias conceptuales a la hora de componer esta obra tan importante para vos?
–Mi impulso inicial fue descubrir el archivo de Franco Moschino, a quien he siempre admirado. Un archivo que había quedado olvidado desde fines de los 90. Desde mi llegada, mi idea fue jugar con el verdadero ADN.
La idea de crear una colección que no sólo habla de ropa, sino que también narra un cierto mundo con personajes con los cuales uno se puede identificar. Franco Moschino era un creador que jugaba con la moda y éste es mi concepto también.
–¿Armaste un moonboard, sos de los que compila referencias en el celular?
–Sí, claro, los moodboards son muy importantes para cada paso del proceso creativo. ¡Y mi celular está lleno de referencias!
–¿A qué tipo de personas viste Moschino en esta nueva era?
–Mi idea fue crear una colección inclusiva donde el género o edad no determina el poder o no vestirte Moschino.
–Hiciste viral tu bolso en forma de baguette. ¿Cómo surgió la idea?
–La idea surgió por una imagen icónica de un desfile de Franco (Moschino) donde la modelo llevaba una baguette verdadera. ¡Quise recrearlo pero transformar este objeto en un verdadero accesorio!
–¿Qué repercusiones recibiste tras el estreno de tu colección?
–La verdad que muy positivas... ¡no puedo estar más que contento!
–¿Estuviste pendiente de las críticas y las leíste, o no les prestaste atención?
–He leído algunas, pero hoy día con tanto material de lectura en las redes sociales, evito ir en profundidad.
La competencia en la moda, los egos y su costumbre más argentina
–¿Qué es lo que no vemos del mundo de la moda? ¿Se necesita domar el ego cuando se está en un nivel tan competitivo?
–El mundo de la moda es muy competitivo y muchas veces es muy agotador física y mentalmente. El mejor modo de navegarlo es sin egos y con ganas de crear y divertirse. He sido muy afortunado de casi siempre trabajar con gente muy buena, pero sé que no es así en otros estudios.
–¿Qué te mantiene con los pies en la tierra, además de tu perrita Nena, supongo, que te acompañó a cerrar el desfile?
–La verdad es que siempre tomé este trabajo con humildad y eso me mantiene con los pies sobre la tierra. Sé que hay muchas personas que al entrar a trabajar en la moda se convierten en un personaje y pierden el sentido de la realidad. Nena y Panchita (la mamá de Nena) obviamente son un gran soporte moral para mí.
–En tu carrera llegaste a rechazar algunas propuestas. ¿Qué tan importante es saber cuándo hay que decir que no y no escuchar a nadie más?
–En realidad siempre tomé decisiones con mi intuición y nunca me falló.
–¿Cuál dirías que es la costumbre argentina que seguís manteniendo?
–Entre tantas, tengo una gran pasión por la película Esperando la carroza, que nos representa tanto como país y estoy mostrándosela a mucha gente por estas tierras.
–¿Qué le dirías hoy al joven porteño que eras cuando miraba la Alta Costura como algo lejano en las páginas de revistas?
–No tengas miedo… ¡volá!
Fotos: gentileza AP, Fotonoticias y Vogue Magazine.