El furor de la serie sobre la vida de Máxima Zorreguieta (52), protagonizada por Delfina Chaves, le dio aún más amplificación al libro Máxima, una historia real, escrito por la periodista Soledad Ferrari. En el mismo, la también autora de Las Blaquier: Amores y secretos de las rebeldes de la clase alta argentina asegura que en caso de divorciarse del rey Guillermo Alejandro (57) debería percibir 890 mil euros al año.
En diálogo con Revista GENTE, la experta en realeza brinda más información y amplía que, de terminar su matrimonio, la reina consorte quedaría "desprotegida" a nivel económico y perdería la posibilidad de hacer ningún tipo de reclamo ganancial "ya que no tiene posesión ni dominio sobre los bienes, ya que pertenecen a la corona".
Cuál sería la situación de Máxima en el caso de divorcio: ¿emancipada pero desprotegida?
Para ponerlo en claro, lo cierto es que Máxima no tendría posibilidad de vivir con sus tres hijas, Amalia, Ariane (17) y Alexia (18). "Si se divorcia con alguna de sus hijas menores de edad, las chicas se quedan con el padre, son 'propiedad' de la corona. Y la futura reina (Amalia) tiene veinte años", explica Ferrari.
"Si rompe el matrimonio, como ocurre en todas las situaciones de poder, ella tiene muchísima data e información, entonces, a mi criterio ella quedaría desprotegida hasta ahí. No dejaría de ser la madre de la reina y las princesas y, además, tiene mejor imagen que el mismísimo rey y siempre la tuvo", agrega la biógrafa.
Acerca de una eventual emancipación, Ferrari subraya: "Eso hasta cierto punto. No tendría que participar más de actos oficiales pero ser exroyal a ese nivel es como querer salir de la mafia. Además la casa real de Holanda es la que más dinero tiene de Europa".
La serie que llevó ocho meses de rodaje y fue dirigida por Rachel van Bommel es una biografía no autorizada del derrotero de una chica "de clase alta hasta ahí" que no tenía grandes fortunas, se convirtió en brillante economista y llegó al trono de los Países Bajos cuando la reina Beatriz decidió abdicar en favor de su hijo el 30 de abril de 2013.
La ficción coprotagonizada por Chaves y Martijn Lakemeier (en la piel de Guillermo Alejandro) comienza el relato con la historia de la blonda porteña y termina cuando lo conoce al príncipe en Sevilla. Por lo tanto, su historia antes de ser reina cobra especial importancia. La autora de la biografía más exitosa de "la reina low cost" retoma en diálogo con este medio su pasado desconocido.
Las diferencias de clase que padeció Máxima Zorreguieta
Acerca de la realidad de Máxima, la escritora se refiere a las diferencias de clase que padeció Máxima: "Las sufrió porque, si bien no era de clase media, sino más bien una 'clase alta hasta ahí', tenía compañeras que pertenecían a familias de la aristocracia, como las Blaquier, y gente de mucha fortuna. En el caso de su padre, Jorge (también conocido como Coqui) tenía siete hijos –tres con la filósofa Marta López Gil; María, Ángeles y Dolores) y cuatro con María del Carmen Cerruti; Máxima, Inés, Martín y Juan– y había que mantenerlos".
Enseguida Ferrari amplía, no sin una dosis de ironía: "Entonces ella heredaba la ropa de las hermanas mayores e iba a un colegio que era carísimo, como el Northlands, pero lo bien que hicieron, fue pura inversión. Ahí Máxima conoció a Cynthia Kaufman, quien le presentó al príncipe. No es algo que suceda en el Normal 8".
Acerca de otras diferencias de clase que vivía en el prestigioso establecimiento de zona norte, Ferrari subraya: "Máxima llevaba el tupper al colegio, porque no tenían dinero para costear el comedor escolar. Entonces su madre le hacía todas las noches la vianda". Y destaca: "Como también se lo llevaba cuando iba a esquiar al Cerro Catedral con amigas. Pero como tenía una personalidad tan carismática, fueron cosas que pudo sortear con el mentón en alto. No es que le hacían bullying por ese tipo de cosas".
La realidad del padre de Máxima, asegura la autora de la biografía real, era que "exprimía los ingresos para mantener esa posición". Había detalles que hacían a una economía de tipo más austera en relación con las personalidades con las que se codeaban: cuentan los allegados a los Cerruti Carricart que estuvieron diez años sin cambiar su Fiat 1500 y que, si bien se vestían bien, la actual reina y sus hermanos lucían "ropa hecha a mano".
Otro ejemplo que da cuenta de su austero estilo de vida, cuenta, tiene que ver con que el padre de Máxima "no tenía problemas con tomarse un colectivo", y además “siempre vivieron en el mismo departamento de Recoleta”.
La chica que era "rea y malhablada" pero mejoró la imagen de la casa real holandesa
¿Pero cómo cambió Máxima desde que se convirtiera en reina consorte de los Países Bajos? "Ahora es mucho menos espontánea y habla poco. Está paranoica por todo y siempre es muy mamá, pero antes era una rea, iba al campo y se ensuciaba como todos", recuerda Soledad Ferrari, quien para reconstruir su historia y secretos entrevistó a allegados y familiares de Máxima.
"La madre puteaba porque Máxima no cuidaba nada. De hecho una vez, el perro le terminó comiendo los aparatos de ortodoncia", revela la autora, a quien todas sus fuentes consultadas calificaron a la reina como "mal hablada y con mucho carisma". Así pasaba sus días durante sus escapadas en Pergamino, Provincia de Buenos Aires, donde vivieron los Cerruti.
Allí cuentan una anécdota muy graciosa que surgió en las visitas a la casa de una de sus tías. "A su prima Luciana, le decían Mínima", devela la biógrafa real.