Los sirvientes que todo lo ven: Los secretos mejor guardados que Meghan Markle y el príncipe Harry no quieren que se sepan – GENTE Online
 

Los sirvientes que todo lo ven: Los secretos mejor guardados que Meghan Markle y el príncipe Harry no quieren que se sepan 

Segundo anticipo del nuevo libro firmado por Tom Quinn y basado en testimonios de empleados del Palacio que revela los secretos íntimos de la familia real británica: la rebeldía, los apodos y críticas que recibían los Duques de Sussex. Además, las diferencias de la actriz norteamericana con Kate y su omnipotencia al creerse "una Mesías".
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Como ya contamos, a diferencia de Spare, las explosivas memorias del príncipe Harry, el nuevo libro de Tom Quinn, Yes Ma'am: The Secret Life of Royal Servants, que llegará a las librerías el 25 de febrero, promete sacudir a la monarquía británica desde una perspectiva inédita.

Esta vez, no son los miembros de la realeza quienes cuentan su versión, sino aquellos que mejor los conocen: sus sirvientes. Desde los pasillos del palacio real, los empleados rompen el silencio y revelan todo lo que vieron, vivieron y callaron… hasta ahora.

Los testimonios filtrados exponen el lado menos glamoroso de la realeza: desplantes, rivalidades, caprichos y choques de personalidad que desafían el rígido protocolo. Y, según un segundo adelanto exclusivo al que accedió GENTE, uno de los temas más candentes es el papel de Meghan Markle en sus tensiones con la familia real británica.

¿Qué se esconde realmente detrás de su imagen perfecta? ¿Por qué quería imponer sus reglas recién llegada al palacio? A continuación, develamos desde los apodos que recibía Meghan y sus tratos cambiantes con el personal, a por qué los empleados más veteranos de la familia real británica odiaban "el perfil woke" del príncipe Harry.

Tom Quinn, autor de Yes Ma'am: The Secret Life of Royal Servants, que "atemoriza" a la familia real británica. El periodista colaboró para medios como Times, The Telegraph y Daily Mail, y escribió decenas de libros, como Escándalos de los Palacios Reales.

De la rebeldía de Meghan por el protocolo al trato "bipolar" con los empleados

Uno de los focos en que se centra el libro es cómo la exactriz estadounidense se sentía limitada por el protocolo. “Meghan odiaba, con razón, el hecho de que, cuando estaba en Nottingham Cottage, tenía que acordar con mucha antelación a qué hora saldría para una cita o un evento y tenía que asegurarse de no salir al mismo tiempo que un miembro de la realeza de mayor rango o de no chocar de alguna manera con él”, reveló un exmiembro del personal del Palacio de Kensington.

Otro problema eran los sirvientes: a Meghan le encantaba que el personal doméstico hiciera todo por ella, pero también lo odiaba. Como dijo un exempleado: “Sin culpa alguna de ella, Meghan no siempre se portaba muy bien con su personal; simplemente no estaba acostumbrada a eso como Harry”.

La llegada de Meghan a la familia real exacerbó las tensiones preexistentes entre William y Harry, "creando un ambiente de chismes y divisiones entre el personal".

Los vaivenes en el trato hacia los empleados se veían así puertas adentro: “En un momento se mostraba muy amable, tal vez demasiado amable, abrazando al personal y tratando de hacerse amiga de ellos, y al siguiente se irritaba por el hecho de que no respondían de inmediato a todas horas del día y de la noche”.

Los sirvientes contaron que a veces la cosa escalaba a mayores y que entre ellos decían que “Meghan debería haber sido empleada en las cocinas del palacio”.

Los apodos que recibió Meghan Markle por su perfil “místico” y complicado

“Es cierto que durante un tiempo la apodaron la 'Duquesa de lo Difícil', pero también tenía otros apodos más amistosos, como 'Meg la Mística', que surgieron porque era muy new age, muy progresista y se expresaba en muchas cosas”, asegura en otro fragmento Tom Quinn.

Según cuenta el autor, le costaba desentrañar las complejidades de un sistema que le parecía de lo más medieval y las extrañas formalidades en el seno de los Windsor. De hecho, “no podía entender por qué, por ejemplo, Carlos era tan formal con su madre”. Una vez se preguntó en voz alta: “Pero son madre e hijo, ¿por qué son tan completamente rígidos el uno con el otro?”.

principe harry meghan markle
A Meghan la llamaban "la Duquesa Difícil" por su carácter exigente y "Mystic Meg" debido a sus inclinaciones hacia lo "new age" y sus opiniones progresistas. Según los tabloides, Meghan también contaba con otro apodo puertas adentro de Kensington: "Me-gain"(yo gano)".

De cualquier manera, sí entendía los privilegios que tenía y no le molestaba que el servicio doméstico estuviera pendiente de sus pedidos. Cuenta Quinn que a ella “no le gustaba el hecho de que Harry tendiera a preguntar al personal ‘si les importaba’ traerle algo”. Ella creía que era por eso que se les pagaba, y que el príncipe “debía simplemente dar órdenes” como lo hacía ella.

De las críticas a Meghan hasta la ocasión en la que le dijeron “basta”

Pero no todas eran críticas, según relatan los exmiembros del staff: también tenía partidarios entre el personal. “Era muy directa y práctica”, dijo un ex miembro del equipo de comunicaciones del Palacio de Kensington. Pero era la vieja guardia, específicamente los asesores de mayor edad, que la tenían entre cejas.

En ese sentido, había empleados que se indignaron cuando Meghan insistió en usar una tiara particular durante su boda con Harry. Y fue el mismo personal de la reina que rechazó la solicitud de que luciera la joya de la colección privada de Isabel II. En esa ocasión, cuenta el personal, “la propia reina intervino para explicarle con delicadeza y en persona que ‘Meghan no puede tener todo lo que quiere’”.

Cabe aclarar que, desde ya, esa no fue la primera vez que la soberana avalaba y respetaba una decisión tomada por sus vasallos aunque sus hijos o nietos se quejaran y “patalearan”.

Meghan Markle en la procesión luego de su boda con Harry en el castillo de Windsor, 19 de mayo de 2018. Ella quería usar una tiara especial del joyero real (un tocado de esmeraldas realizado en Rusia en el siglo XIX) pero no se lo permitieron.

Los chismes que iban de boca en boca y por qué a algunos empleados les molestaba el perfil “woke” de Harry

“En el Palacio de Kensington, el personal se dividió entre los que estaban a favor de Meghan y los que estaban en contra de Meghan, y el ambiente era de rumores, chismes y calumnias”, expone el libro.

¿Cuáles eran los chismes que monopolizaban todo? “Los sirvientes no paraban de preguntarse, entre otras cosas: ‘¿por qué Harry no puede ser feliz con su lujosa vida de Playboy?’”. Creían que tenía las cosas más fáciles, ya que al ser su hermano el sucesor al trono, podía vivir como quisiera.

Respecto a cómo Harry “no se tomaba en serio su rol y la asistencia a eventos”, el personal se mostró consternado por cómo la actividad principal del príncipe fue virando de las responsabilidades a “estar con Meghan y adoptar cada vez más su visión del mundo”.

En el libro, miembros del personal real apuntaron a que Meghan transformó a Harry en un "tree-hugging leftie" (un izquierdista abrazador de árboles) con sus puntos de vista "woke".

Y en ese sentido, el libro cuenta que hubo parte del staff consternado por la empatía de Harry por los problemas sociales. “Esa terrible palabra moderna, ‘woke’, aunque no me gusta, entiendo por qué se aplica a él: se preocupó mucho más por los derechos de las minorías de lo que lo había estado antes de la llegada de Meghan”, recriminó un exmiembro del personal.

Esa fuente le explicó a Tom Quinn que, mientras algunos empleados jóvenes seguramente lo apoyaban, “el personal más veterano pensó que se había convertido en un izquierdista defensor de los árboles”. Más allá de tal estigmatización, agregó que lo que discutieron fue “el rechazo de Harry a los valores y tradiciones de su familia”.

Los planes rebeldes de Meghan, su complejo de "Mesías" y las intervenciones a Harry para que su esposa “obedeciera”

Según uno de los antiguos cortesanos de Isabel II, el Palacio de Buckingham se alertó cuando se dieron cuenta de que Meghan tenía planes para su vida que no iban a ser parte de una estrategia general acordada con el personal de la realeza; ella solo quería hacer lo que quería.

Cuestionó su posición “rebelde” de esta manera: “Pero nunca iba a ser aceptable que Meghan eclipsara a la princesa Ana, al príncipe Carlos (como se lo conocía entonces) y a la Reina. Ella no entendía que cuando te unís a la familia real, no hacés lo que querés, hacés lo que te dicen”.

Justamente fue la visión de hacer las cosas de manera diferente que Meghan por poco “implantó” en la vida de Harry que tanto preocupaba. Cuentan que el personal directivo llegó a rogarle a Harry para que “interviniera con Meghan para tratar de hacerla obedecer”. Según relatan los empleados, ese fue el comienzo de lo que describen como “la tendencia del príncipe a defender todo lo que su esposa dice o hace”.

En otro libro, Palacio de Kensington: una memoria íntima de la reina María a Meghan Markle, Tom Quinn contó que la duquesa de Sussex no dudaba en interrumpir a sus empleados en cualquier momento de la noche o vía electrónica, incluso hasta a las cinco de la madrugada.

Ella realmente tenía un complejo de Mesías”, dijo uno de los ex miembros del personal de la pareja, señalando cómo Meghan estaba enfocada en cómo podría convertirse en el miembro más conocido y más querido de la familia real.

“No lo digo en un sentido crítico, porque todas sus grandes ideas tenían que ver con hacer el bien. Una vez dijo: ‘Lo que Diana empezó, yo lo quiero terminar’, y nosotros interpretamos eso como que quería convertirse en una especie de trotamundos defensora de los pobres y los marginados”, continuó el exempleado en su cuestionamiento.

Y al hablar acerca de la obstinación de la esposa de Harry en su papel de justiciera, opinó: “Y lo ha logrado hasta cierto punto, pero realmente quería hacerlo como princesa y con el pleno respaldo de la familia real, pero a tiempo parcial”.

Entre su perfil de "justiciera" más su omnipotencia de "sabérselas todas en lugar de querer aprender de la familia real", Meghan generaba discrepancias entre sirvientes, cortesanos y asesores.

Qué pensaba Meghan acerca de Kate, según los exempleados del palacio, y las diferencias entre ellas

Una fuente que habló con Tom Quinn, el autor del libro, reveló lo que todos queremos saber: cuál era la opinión de la esposa de Harry sobre la princesa de Gales. “Pensaba que Kate Middleton estaba ‘demasiado ansiosa por complacer, demasiado mojigata’”. Sin embargo, Kate logró negociar asuntos difíciles con el personal y las relaciones familiares. La respuesta a cómo lo hizo la resume claramente un ex miembro del personal del Palacio de Kensington.

“Kate es una persona que absorbe lenta y cuidadosamente la atmósfera de un lugar, la relación entre las personas y las reglas. No se lanza de golpe a intentar cambiar todo para adaptarlo a su forma de pensar. Espera el momento oportuno y es muy inteligente e intuitiva respecto a las demás personas, lo que hacen y cómo se comportan. También recibió orientación, no solo de William, que quería que Kate evitara los problemas que había tenido su madre, sino también del personal”, resumió.

El libro de Tom Quinn muestra las diferencias de cómo Kate y Meghan eran percibidas por el personal real. Aseguran que, a diferencia de la esposa de Harry, la princesa de Gales aceptaba las opiniones del personal de menor rango.

En relación a las diferencias “abismales” con Meghan, ahondó: “Kate siempre aceptaba gustosamente los consejos tanto del personal de menor rango, con el que se llevaba muy bien, como de los cortesanos, aunque algunos de ellos al principio se mostraban muy arrogantes con ella”.

En el caso de Meghan, según los exempleados, “tuvo que soportar el mismo tipo de críticas, chismes y calumnias, pero Kate es en realidad una persona mucho más fuerte que Meghan en muchos sentidos. Sin embargo, lo que Meghan leyó como que era 'maltratada', Kate lo entendió como una parte esencial de ser miembro de la familia real”.

Y al explayarse sobre la tensión de la esposa de William con la de Harry, sentenciaron: “La opinión que Kate tenía de Meghan siempre fue implícita, no verbal. Meghan creía que sabía más que una institución que había estado en el negocio durante 1000 años o más. Kate nunca iba a creer eso”.

Fotos: Fotonoticias y archivo Grupo Atlántida.

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