Un tema delicado que muy pocas veces se trata en relación a Máxima Zorreguieta (53) es su “obsesión por el peso”. Una fuerte herencia de la rigurosidad alimentaria que imponía su madre, María del Carmen Cerruti Carricart, conocida entre sus íntimos como María Pame (80).
Así lo asegura Soledad Ferrari, autora de Máxima, una historia real, que en este momento está imprimiendo su quinta edición ampliada. “María Pame era muy obsesiva por el peso de sus hijas”, arranca la periodista que entrevistó a infinidad de fuentes allegadas a la familia para una de las biografías no autorizadas más exitosas.
Ferrari se refiere puntualmente a los estrictos hábitos alimenticios que la mujer les imponía a Máxima y su hermana Inés Zorreguieta (1984-2018) y que habrían forjado su relación con la comida y su fijación con la balanza. A pesar de que hoy se la ve feliz y radiante con su imagen, la reina de los Países Bajos de chica sufría las presiones de su referente. Rigurosidad que al día de hoy aún parece calar hondo.
De las presiones por el peso que les "inculcó" su madre a Máxima e Inés Zorreguieta, al consumo actual de Ozempic por parte de la reina y sus hijas
Hay que tener en cuenta que cuarenta años atrás, el “culto al cuerpo” tenía otro lugar en la sociedad y las mujeres hacían lo imposible para verse hegemónicas gracias a dietas imposibles y hasta anfetaminas. La autora añade una variable más que singular: “Para María Pame, como para la mayoría de la gente de clase media alta el tema de la delgadez es un signo de distinción. Y ella era muy obsesiva con el peso de sus hijas. Máxima no era escuálida, siempre fue muy alta y le gustaba comer”.
Y continúa: “Ella tenía todo un rollo con la madre y la comida. Hasta se llegaba a esconder debajo de la cama para comer alfajores ya que María del Carmen la volvía loca con el tema del peso”. No es la única fuente que confirma esta información. Rodolfo Vera Calderón, autor de Máxima, la construcción de una reina, también hace referencia a que María del Carmen “siempre fue muy dura con el tema del peso”.
En ese sentido, los medios holandeses han señalado más de una vez que su hermana Inés, quien se quitó la vida en 2018, de algún modo pudo haber sido trágico reflejo de algunas de esas exigencias. Recibida de psicóloga, Inés había escrito una tesina sobre “género y suicidio”. Padeció anorexia, depresión y paranoia, y estuvo internada en 2012 en una clínica psiquiátrica, detalles que brindó tras su deceso NOS (Nederlandse Omroep Stichting), la radiotelevisión pública de Holanda.
No es casual que en estos días, tras la visita de Máxima a Buenos Aires para celebrar los 80 años de su madre, se destacara especialmente la “imagen renovada de la reina”. Y enseguida trascendió el “motivo” por el que se la vio “más esbelta”. Así lo confirmó Vera Calderón: “Se dice que Máxima y sus hijas (Amalia, Ariane y Alexia) estarían tomando Ozempic para bajar de peso. Es una medicación para los diabéticos, que tiene como consecuencia la pérdida de peso”.
Acerca de la “medicación de moda” que tiene a todo Hollywood adicto y que se difunde en TikTok sin restricciones, vale decir que su uso fuera de la indicación aprobada para tratar Diabetes tipo 2 ha generado preocupaciones. Aunque la OMS (Organización Mundial de Salud) no se ha pronunciado sobre el Ozempic como tratamiento para la obesidad, su uso sin control médico puede ser peligroso debido a sus posibles efectos secundarios. Entre ellos, se destacan: “problemas renales y gastrointestinales, pancreatitis, hipoglucemia y hasta riesgo de tumores tiroideos”.
La obsesión de Máxima por la balanza marca sus constantes “subidas y descensos de peso”. Así lo relevaron medios como Vanidades, que resaltaron cuál era el método que “le había permitido bajar 10 kilos” a la Licenciada en Finanzas. Aunque reciba la ayuda del Ozempic (la inyección ronda los 200 mil pesos), la royal se atiene a la dieta NewFysic, una dieta cetogénica que se basa en reducir los hidratos de carbono y de dulces mientras que aumenta la ingesta de otros alimentos como proteínas y grasas saludables.
El "tenso vínculo" entre María del Carmen Cerruti y su primogénita
Varios de los biógrafos de Máxima califican la relación de la reina y su madre como “tensa”. “Con el padre tenía una relación más relajada; además de que era su preferida. Con María Pame era muy distinto”, indica Ferrari. Y suma: “Además de la presión por el peso, ella era una alumna normal promedio, no era la mejor alumna ni mucho menos. Era una mina inteligente y buena en los sociales, pero la familia ponía muchas expectativas en ella”.
Amigos de la familia le confirmaron lo propio a Marcia Luyten, autora de Máxima Zorreguieta. Madre Patria. “Me confesaron que sus madres también eran estrictas, pero ninguna tan exigente como la de Máxima”.
En ese sentido, Luyten amplía: “María del Carmen era ambiciosa en el mundo interior, en la familia, en la casa”. Era muy estricta”. Y cuenta que como Máxima y su padre eran caóticos por naturaleza, “la mujer quería amoldar las cosas en determinadas formas y sufría por eso”.
Por su parte, Ferrari confirma el lado reo de Máxima pero asegura que no llegó a darle mayores dolores de cabeza a su madre: “Era muy contestadora, pero era una adolescente promedio, le gustaba salir a beber y salir de fiesta. Le gustaba la joda como a cualquiera pero nunca fue una mina que fue un bardo”.
La herencia que Máxima le agradece de por vida a su madre y que expresó en un emotivo discurso íntimo
En el íntimo festejo por los 80 años de su madre, que celebraron en el Yatch Club Argentino, Máxima compartió con los suyos un emotivo discurso en el que destacó cuál fue la gran herencia que recibió por parte de María del Carmen. Según fuentes allegadas a la familia, la royal le agradeció especialmente a su mamá la educación que les había dado a ella y sus hermanos.
Sin dudas, que Máxima asistiera al Northlands fue un gran esfuerzo que hizo la familia; una verdadera “inversión”. Como recuerda Soledad Ferrari, “aunque Jorge Zorreguieta después fue secretario de Agricultura, no era un tipo millonario. Tampoco era que le sobraba la plata”.
Para cerrar, resume: “Ninguno de los dos eran ni personas con dinero, ni profesionales ni empresarios. Jorge era un tipo con mucha habilidad para hacer sociales y la madre de Máxima fue cajera y tuvo trabajos administrativos, pero no tuvo ninguna profesión. Entonces sabían que el Northlands era el lugar indicado para que hiciera buenos contactos”.
Fotos: Archivo Atlántida, Fotonoticias y RS Fotos.