“Esto es lo más frustrante del mundo”, lanza casi rugiendo con una mayor cuota de impotencia que bronca Ashley Grace Pérez (37), mientras su hermana Hanna Nicole (39) la consuela acariciándole la mano. Es que alrededor el escenario de La tangente, en Honduras al 5300, comienzan a desmontarse los instrumentos musicales y a plantearse el retiro de las enorme cinco letras -HAASH-, esfumadas entre el rosado y el blanco, que iban a formar parte de un mini show que acaba de cancelarse. ¿Iban? Sí, en pretérito imperfecto de indicativo. Porque el lanzamiento del tema Me dediqué a perderte, junto con Abel Pintos, y el anuncio a los cuatro vientos del primer show multitudinario del dúo en Buenos Aires con fecha 6 de marzo de 2025, quedarán para otro momento “por una emergencia”. Sucede que la estruendosa garganta de la menor de las hermanas no se encuentra en condiciones de cantar...
–Hoy al mediodía nos pidieron posponer la nota hasta las 17:30 “porque a una de las chicas debía atenderla un médico”. ¿Era por su voz, Ashley?
–Era, nomás (contesta ronca).
Hanna: No sabes lo apesadumbrada que se encuentra.
–Decirles en este momento que por algo las cosas pasan no parece sonar al mejor consuelo…
Ashley: Yo quiero pensar eso, que es para mejor, pero me cuesta. ¿Quizá sería que iba a cantar horrible con Abel ahí cerca? Eso sí no me lo hubiese perdonado.
-Soy padre de una niña de 18 años por la que conozco varias de sus canciones. Y a la vez hay fans que hasta duplican tal edad. ¿Cómo explican este fenómeno de permanencia durante una época en la que brotan a diario artistas jóvenes de distinto género?
Hanna: ¡Ay, qué padre! Pero antes que nada, ¿por qué no has traído a tu hija?
–Tenía que rendir un examen en su colegio.
Hanna: ¿En serio?
Ashley: ¡¡Ya está!! Por eso me vino la disfonía: para que ella no se lo pierda. Ahí entendí (risas). ¡Entonces la tienes que llevar el 6 de marzo al Movistar!
Ambas: (Risas cómplices)
“SI TE ROMPEN EL CORAZÓN O TE LO LLENAN DE ILUSIÓN, TE PUEDES IDENTIFICAR CON NOSOTRAS, TANTO A LOS 40 AÑOS COMO A LOS 18”
Entonces las hermanas nacidas en Lake Charles, Luisiana, Estados Unidos, que crecieron allí y a la vez en la Ciudad de México, debido al origen multinacional de su familia, escuchan la siguiente pregunta (¿Cómo explican su permanencia a lo largo de más de dos décadas?) y empiezan a contestar con una sincronía avasallante: “Nos sentimos muy muy afortunadas por llevar más de 23 años juntas haciendo lo que más amamos hacer, ver que la gente nos sigue acompañando en esta gran aventura y tener la oportunidad de conocer el mundo encontrando conexión con otras personas”, lanza Hanna. “Yo creo que se sienten identificadas con nuestras historias -continúa Ashley-. Le cantamos al amor al desamor y para ello no importan la edad, el sexto ni la la…” -deja abiertos los puntos suspensivos, que Hanna pronto aprovecha para completar- “… la nacionalidad. Al final le cantamos a algo universal, que es el amor” -avanza-. “Si te rompen el corazón o te lo llenan de ilusión, te puedes identificar con nosotras” -sigue Ashley-. “ Tanto a los 40 años como a 18”, redondea Hanna.
–Alguna vez dijeron que componían "gracias a su mala suerte en el amor". ¿Sigue sucediendo o cambió el foco?
Ashley: Bueno, la mala suerte es por mí (risas). A ella le va bien en el amor.
–¿Le sigue yendo mal?
–Bueno, ahorita estoy soltera, así que sí.
Hanna: En realidad más que yéndole mal, anda en busca de que le vaya bien (más risas).
–¿Es decir que compone más Ashley que Hanna?
Ashley: No, y ahí hay una cosa muy curiosa, porque cuando a mí me va mal, como Hanna me ama tanto y no hay a quien se enoje más que me lastimen que a ella, esas letras quedan en sus manos, que son las mejores manos. Digamos que hacemos un buen equipo.
Hanna: Una buena mancuerna, porque Ashley sería demasiado ruda, yo soy demasiado chocolate. Entonces creo que encontramos un muy buen punto medio.
–El empoderamiento de la mujer en esta última época también se ve reflejado en sus letras.
Hanna: Es que nos gusta poder representar a la mujer independiente, a la que sueña, a la que sale a defender sus cosas. Las mujeres cada vez estamos teniendo un mejor posicionamiento: hay más productores, hay más de nosotras en otros puestos y ámbitos del mundo. Hace cien años esta conversación hubiera sido muy diferente. Ver que cada vez hay más equidad y más oportunidades para las mujeres es muy bonito, y poder ser un ejemplo de ello, pues un honor. Igual nosotras podemos considerarnos privilegiadas. Desde que arrancó nuestra carrera siempre nos sentimos con la libertad de escribir acerca de lo que nos estaba pasando, sin sentir esa limitación de la que hablamos por formar parte del género que representamos.
–Ustedes podrían cantar en inglés pero lo hacen en español. ¿El español es el mejor idioma del mundo para cantarle al amor?
Ashley: Definitivamente es el mejor idioma del mundo para cantarle al amor y al desamor. Porque tienen más maneras de decir "te amo" y más maneras de decir "te odio".
Hanna: Y además en general el latino es más romántico, como que vivimos el amor y el desamor de una manera más, no quiero decir trágica, sino… .
Ashley: Dramática.
Hanna: ¡Ésa es la palabra! Y siento que en el arte también se refleja eso.
–¿Cuánto temas llevan compuestos?
Hanna: Si vamos por los ocho discos, a diez canciones por cada uno, aparte de las que no entraron…, digamos que superamos las doscientas.
Ashley: Hay muchas guardadas en cajones y libretas que no salieron a la luz y muchas que jamás lo harán (risas de ambas).
–¿Cómo deben ser?
Ambas: Imagínalo.
-¿Dónde y cómo buscan musas?
Ashley: Normalmente la mejor inspiración surge de noche, con una copa de vino y algo de comida: eso de componer con el estómago vacío nunca funciona.
–Su colega Ismael Serrano suele sostener que “la noche debilita los corazones”.
Ashley: La noche siempre llama, como te llama la luna. Yo soy de las que creen que la luna te saca todos tus secretos.
–Si recorriésemos todas sus letras, ¿qué porcentaje de su vida estaría resumida ahí?
Ashley: En mi caso, un ochenta por ciento, noventa si cuento las que no grabamos. En síntesis, si tú quieres saber algo sobre mi vida y cómo me ha ido, nomás escucha las letras de Ha*Ash.
Hanna: Para las canciones de desamor me refugio más en Ashley porque es ella quien tiende a escoger mal. En mi caso, me enamoré de la persona con la que me casé, entonces quizá en éstos temas sí hay más historias mías, porque…
Ashley: … Porque en las canciones de amor se refleja la vida de Hanna, no la mía -remata ahora ella los puntos suspensivos de su hermana.
DE “HANNA ES COMPLETAMENTE REDONDA” A “ASHLEY ES COMO UN HUEVO”
“Yo de chica creí que de grande podría haber sido maestra -afirma Ashley, desde sus ojos castaños oscuros-, pero con los años me he dado cuenta de que no suele acompañarme la paciencia: me hubiera corrido al primer día”, añade al mismo tiempo que Hanna -de ojos castaños, pero más claros- explica ajena a cualquier clase de metáfora:. “Ella se ha encargado de enseñarle a mi hija todas las groserías y cosas que no debería”. “Lo acepto -reconoce Ashley-, no soy demasiado prudente. Por otro lado, y ahora imaginando cuál podría haber sido la profesión de mi hermana si no se hubiese dedicado a la música, veo en Hanna hubiera a una potencial buena doctora… Aunque cada vez que ve sangre se pone débil”, devuelve la estocada de hace segundos guiñando el ojo.
Hanna: Es cierto, me hubiera gustado ser doctora, porque me encanta la idea de mejorar la vida de alguien. Estudiar también me encanta.
–¿Cómo son una y otra, profesiones al margen?
Ashley: Hanna es una mujer completamente redonda, y no de caderas, sino respecto a que una vida muy completa: es una gran mamá, una gran esposa, una gran hermana, una gran trabajadora, una mujer chingona y admirable en todos los sentidos. Porque no se derrumba con cualquier cosa y mantiene un balance. Es algo que su hija Mathilda (hoy de cuatro años, fruto de su relación con el empresario Juan Carlos Herrera, el marido desde 2016), en un futuro le va a admirar. Lo negativo es que precisamente en busca de ese balance y ese orden de vida, es muy intensa (risas).
Hanna: Me dijo “redonda”, pero qué bonitas palabras (le hace cosquillas): redonda como una pelotita. No importa. Ahora yo voy a decir que Ashley es como un huevo…
–¡¿Un huevo?!
Hanna: Podrido, no (carcajada de ambas). Un huevo porque parece ser muy dura y fuerte por fuera, pero si le abres el cascarón es suave y tierna, sensible por dentro, con los sentimientos a flor de piel. Y de las personas más generosas que conozco. La analogía del huevo es porque parece ruda y es como un osito.
–Ya miraron hacia afuera, ahora definan desde adentro suyo, ¿qué es la música para ustedes?
Ashley: Es el refugio más grande que existe y nuestra salvación.
Hanna: Libertad.
“NO PODRÍAMOS DISTINGUIR SI ABEL ES MEJOR ARTISTA O MEJOR PERSONA”
Regresa al reportaje la palabra “Abel” (a esta altura no hace falta sumarle apellido) y Hanna no duda: “Es un bomboncito”. “¿Sabes que con él me pasó algo hermoso? -sigue Ashley- Siempre te sugieren no conocer a tu ídolo, ya que puede resultar peligroso porque riesgo a que te defraude. Y a mí me pasó lo contrario con él. ¿Cómo? Porque en mi caso conocer a alguien de corazón tan puro y tan sensible y a la vez un ser tan talentoso como Abel, me motivó a querer descubrir más de su arte. Ha sido de las sorpresas más grandes que ha recibido Ha*Ash: por su ser, su personalidad, porque comprobamos lo talentoso que realmente es y porque ya no podríamos distinguir si es mejor persona o artista”.
Hanna: Él es superior en las dos cosas. Llegamos a Argentina y recibimos un mensaje de bienvenida en el que se ponía a disposición.
Ashley: Es como de esas personas que no sabes qué esperar: ¿¡Entiendes que vino a Houston para grabar la canción con nosotras!?
Hanna: Estuvo en mi casa. Estuvimos ahí pasándola bien juntos.
Ashley: De tan sensibilidad, tan humilde y con un corazón tan hermoso… Hemos conocido a mucha gente súper linda, pero te aseguramos que él ha sido uno de los grandes regalos que han recibido en su carrera estas hermanas. Te lo prometo.
–Hablan de hermanas y no podemos dejar de preguntarles por el dúo Pimpinela, conformado por Lucía y Joaquín Galán, dos hermanos que cantan sus historias como ustedes, en un ida y vuelta apasionante.
Hanna: De hecho, cuando arrancamos nos decían, “ay, ¿hermanas?, ¿cómo los Pimpinela”? Los conocemos pero...
Ashley: … pero no sus temas, realmente.
–¿Con qué otros argentinos les hubiese gustado cantar o les gustaría hacerlo?
Ashley: El otro que tuviéramos dicho era Axel, y tuvimos la fortuna de conocerlo, porque viajó a Luisiana, grabamos juntos y pasamos un súper lindo ese momento. Él también es, como dirían aquí, re-talentoso. Y ahorita con todo lo nuevo que está surgiendo en la música de aquí, de Argentina, nos encanta Nicki Nicole. No la conocemos…
Hanna: –… Aunque podría suceder, ¿no? Nos gusta mucho lo que hace.
Ambas: Claro que podría suceder (ríen ilusionadas).
–La última: ¿Cuál es la mejor canción argentina que escucharon?
Hanna: Ay, qué buena pregunta… “No llores por mí, Argentinaaaaaaa” (canta)
Ashley: No es argentina (Nota de la Redacción: la compusieron los británicos Andrew Lloyd Webber -música- y Tim Rice -letra- en 1976 para la ópera-rock Evita). La canción argentina que más nos viene a la mente que más le gusta es, ¡vamos Hanna!
Ambas: “De aquel amoooor, de música ligeraaaa” (intentan entonar). Nada nos libra, nada mááááás queda”. ¡De música ligera, por Soda Stereo!
Hanna: Seguro a nuestro regreso, para la gira Haashville, el 6 y 7 de marzo de 2025 nos entrevistas y la interpretaremos mejor.
Ashley: Es el tour más grande que hemos tenido. Con él podremos concretar el sueño de presentarnos a gran escala en Argentina, una prioridad que teníamos.
Hanna: ¿Vas a llevar a tu hija Ema, no?
Ashley: Prométele que ya voy a estar bien de la voz (risas y ronquera finales).
Fotos: Cortesía de Sony Music y redes sociales
Agradecemos a Lucila Juan