Sonreír al hablar de chocolates es casi inevitable y regalarlo como muestra de afecto es una costumbre muy arraigada. No importa la ocasión o el motivo, siempre es muy bien recibido. Por eso, no debería sorprender que algo tan amado tenga su día. Desde 1995, cada 13 de septiembre se celebra el Día Internacional del Chocolate.
¿Por qué esa fecha? Fue elegida para conmemorar el nacimiento de dos personalidades icónicas que influyeron en su popularidad y en la manera de prepararlo. Uno es el escritor británico Roald Dahl (1916), autor de Charlie y la Fábrica de Chocolate, y el otro, Milton S. Hershey (1857), fundador de The Hershey Chocolate Company, una de las empresas fabricantes más grandes de Estados Unidos.
Claramente, es un amor mundial y la Argentina no es la excepción, incluso tiene una ciudad que es sinónimo de este dulce: San Carlos de Bariloche. La localidad rionegrina es sede de su Fiesta Nacional y, en 2015, fue oficialmente declarada Capital Nacional del Chocolate. Así, cada abril, para Semana Santa, los maestros chocolateros se preparan para recibir y sorprender a miles de fanáticos con huevos de pascua gigantes o la barra más grande del mundo -2 toneladas y 215 metros de largo-.
Es sabido que quien viaja a Bariloche se ve en la obligación de volver con alguna de las tantas opciones que ofrecen sus icónicas chocolaterías. Concentradas en la calle Mitre, perfuman las cuadras del centro y sus vidrieras hacen agua la boca. GENTE habló con los dueños de cuatro ellas para conocer más, desde adentro y en palabras de quienes saben.
DEL TURISTA: "Fabricamos íntegramente el chocolate"
“La historia de la empresa la inician mis padres, inmigrantes italianos que eligieron como cuna a Bariloche. Allí, comienzan a desarrollar un concepto de producto, que la gente lo adopta para consumir como algo calórico en la montaña y, además, como un souvenir, un regalo. En consecuencia, se empieza a trabajar también en la arquitectura, en los locales, en darles una ambientación, un estilo, una forma.
Así, ese concepto inicial transformó al chocolate en sinónimo geográfico de Bariloche”, resume Emilio Secco, director e hijo del fundador de Del Turista, que actualmente se expandió y tiene más de 25 locales, incluso en Chile. “Importamos nuestro propio cacao y fabricamos, integralmente, el chocolate”, remarca.
Algo que viene siendo tendencia es la mayor presencia de chocolates con alto porcentaje de cacao. Secco lo confirma, pero “si bien la gente se acercó más al consumo del chocolate con alto porcentaje de cacao, el favorito sigue siendo el de leche”.
Sobre el producto estrella de su empresa destaca “el surtido, la caja para llevar la variedad de chocolates que ofrecemos”.
Precio del kilo: $20 mil
RAPANUI: Más de cien mil kilos al mes
Una de las familias pioneras de la localidad es la Fenoglio. Aldo llegó de Italia y, en 1948, abrió Tronador, la primera chocolatería. Así, sin saberlo, marcó parte de la historia y del futuro de una ciudad. En la actualidad, la pasión familiar por el chocolate suma tres generaciones.
“El chocolate suele acompañar a los argentinos en momentos significativos de sus vidas. Es una muestra de afecto que genera sonrisas y excelentes recuerdos. Por eso, nosotros queremos estar presentes”, remarca Leticia Fenoglio, nieta de Aldo y CEO de Rapanui, empresa que vende 100 mil kilos por mes y tiene más de 10 sucursales en el país.
Al consultarle sobre el chocolate preferido de los argentinos, aseguró: “Son los que tienen dulce de leche o, en el caso de Rapanui, los productos con frambuesas. Franui -frambuesas bañadas en chocolate- es uno de los más solicitados”.
Los Fenoglio son los creadores de productos icónicos como el chocolate en rama. Para Leticia hablar de un buen chocolate depende de varios factores y destacó algunas características para tener en cuenta: “Se funde en la boca sin dejar partículas en el paladar, tiene un aspecto brillante y uniforme, con una textura suave y cremosa”.
Existen varios mitos sobre el chocolate, uno de ellos -y muy sostenido por sus detractores- es que el blanco no lo es. “Es una variedad. Es cierto que hay quienes dicen que no es chocolate”, dice entre risas Leticia y procede a explicar: “Se debe a que únicamente se elabora con azúcar, leche y manteca de cacao”.
Precio del kilo: $21.400
MAMUSHKA: "El olor a chocolate es olor a felicidad"
“Cuando era más chico y llegaba a un lugar, después de estar todo el día en la fábrica, la gente que estaba cerca me decía sorprendida: ‘¡Qué olor a chocolate tenés!’. Existe como un prejuicio positivo, genera sonrisas, buena onda”, cuenta Matías Carzalo, uno de los dueños de Mamushka. ¿Es olor a felicidad? “Sí, totalmente”, responde sin dudar.
Para Matías, el más vendido de la Patagonia es el timbal de chocolate. “Lo inventó mi viejo, Juan Carzalo, en 1989, basado en una torta que hacía una tía mía. Son capas de dulce de leche intercaladas, que cuando vas comiendo sintís el cambio de texturas”, cuenta.
Sobre el crecimiento del consumo de chocolate con mayor porcentaje de cacao dice que “creció un montón”, pero coincide en que “a la gente no le tocas el dulce de leche.”
Desde la empresa de la muñequita rusa -idea que su padre tuvo cuando la vio en la tapa de un libro en la casa de unos amigos-, “buscamos calidad del producto porque es parte de nuestros valores. Elaboramos el chocolate desde el grano”.
Si bien para Matías la calidad es importante, nunca deja de remarcar la necesidad de no perder su parte lúdica: “Es que, por ejemplo, un hermano le robe al otro la parte más grande del chocolate.”
“Sabemos que no es económico y tampoco para comer en grandes cantidades. Es algo rico para de vez en cuando”, aclara.
Precio del kilo: $21.200
FRANTOM: El público joven, su fuerte
“La empresa fue fundada hace unos dieciocho años y la adquirí hace unos seis. Nació abocada a atender al turismo estudiantil y de grupos y con el tiempo fuimos desarrollándola más”, cuenta Gabriel Di Tullio, propietario de Frantom, quien confirma que desde hace ya mucho tiempo “Bariloche no sólo es conocida por sus bellos paisajes, también lo es por sus chocolates”.
“La ciudad -explica- brinda un circuito de degustación, que es el recorrido por las distintas chocolaterías, que son los locales más emblemáticos y lindos del centro”.
Acerca de la calidad, afirma que “todo el chocolate que se vende en la ciudad es bueno”.
Si bien, han diversificado sus productos, el público joven sigue siendo su fuerte. “Tenemos una línea de productos infantiles que es bastante innovadora, le gusta mucho a los chicos. Entran a nuestros locales buscando autos y osos de chocolate”.
“Argentina es uno de los países que más kilos de chocolate consume por habitante”, cierra. En promedio, se consumen 2 kilos per cápita por año.
Precio del kilo: $20 mil
