Furor por "Envidiosa": tips y preguntas para saber cuán envidiosos somos y cómo lidiar con dicho sentimiento – GENTE Online
 

Furor por "Envidiosa": tips y preguntas para saber cuán envidiosos somos y cómo lidiar con dicho sentimiento

En medio del éxito "de boca en boca" de la serie de Netflix protagonizada por Griselda Siciliani, un psicólogo y una coach se refieren a esta emoción que surge en personas narcisistas que en momentos de vulnerabilidad se comparan con los otros y no logran enfocarse en su propio camino.
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Envidiosa (Netflix) por aquí y Envidiosa por allá: Envidiosa está en todos lados. Las charlas sobre la serie protagonizada por Leticia Siciliani, Esteban Lamothe y Benjamín Vicuña se escuchan en las cenas, en la calle, en la radio. Hay algo de esa sensación de mirar al otro o de compararse que no le es ajeno a nadie. Quizá porque en los momentos de angustia uno termina buscando un espejo para autoflagelarse.

La historia de Carolina Aguirre que, según dicen, tiene inspiración en un grupo de amigos streamers, se centra en Vicky, una diseñadora que a los 40 años se queda soltera. Su mundo se desploma, sobre todo su ideal de casamiento pero más aún el de los hijos (el reloj biológico tiene ese problema). La serie arranca mostrando a una mujer despiadada que todo lo critica, a la que todo le parece mal o le parece poco. Como cuando afirma que una de sus mejores amigas "no es campeona", porque cuando ganaron la medalla de oro las Leonas "ella estaba en el banco".

"Le gané a todos", le lanza a la psicóloga Vicky, como si la vida se tratara de eso, de competir, de ganar.

Revista GENTE habló con un psicólogo y una coach para tratar de entender de dónde surgen este tipo de emociones y qué se puede hacer para cambiarlas.

"A una persona envidiosa se la reconoce por el modo en que busca esconder su envidia: con altanería, con superioridad moral, con una idealización desde la que mide a los demás. El envidioso nunca quiere reconocer que es envidioso, llegado el caso hasta quiere justificarse y decir que tiene motivos. En lo último se parece al celoso, pero éste al menos siente vergüenza de sus celos. Por eso de los celos se dice que son un síntoma mientras que de la envidia se dice más bien que es uno de los pecados capitales, el que más cerca está de la soberbia", explica el licenciado Luciano Lutereau.

La coach Soledad Moreno agrega: "El envidioso es una persona que critica todo lo que ve, lo que otro tiene. Critica los logros del otro, ejerce una visión muy crítica y una mirada muy dañina. Hay irritabilidad, mucha gente que te dice: `Qué envidia´, pero en general la emoción de la envidia se suele tapar. Es una emoción que debe aprenderse a gestionar. Hay que ver qué hay detrás, que nos está diciendo".

Cuándo se origina la envidia

Para Lutereau la envidia tiene que ver con... la madre. "La envidia es una pasión destructiva. No se trata de querer tener lo que otro tiene, sino de querer que el otro no tenga. Mejor dicho, es querer tener para que el otro no tenga. El de la envidia es un deseo privador, cuyo fundamento último es la incapacidad para el disfrute. Su surgimiento está en la experiencia temprana, en la insaciabilidad en la relación con la madre, en la voracidad que muerde el pecho para destruirlo en lugar de aceptar su pérdida".

Moreno, en cambio, sostiene que parte de esa emoción surge en la comparación que también se da en la infancia. "Esto hay que erradicarlo porque la comparación arranca en la niñez y genera mucho dolor en los chicos. Quedan estigmas que se instalan como creencias limitantes y después no nos dejan salir de ahí".

Y suma: "En general la envidia tiene que ver con el deseo del logro del otro, lo que tiene, el objetivo que alcanzó. Tiene que ver con querer lo que tiene el otro pero sin haber realizado el camino. Porque detrás de cada logro hay un esfuerzo, y el envidioso quiere lo que tiene la otra persona pero sin el sacrificio. Pero más allá de eso, tiene que ver con no reconocer lo que uno quiere, cuál es el deseo propio. Muchas veces no sabemos lo que deseamos pero deseamos lo que tiene el otro. Hay mandatos externos, como lo que la sociedad espera que a cierta edad tengas que haber logrado. El nivel de envidia va increscendo con el nivel de insatisfacción".

Qué lleva a una persona a conectarse con esta emoción

En la serie el disparador es claro: la separación a días de cumplir los 40 años. A partir de ese hecho que en parte ella mismo provoca, Vicky empieza a mirar todo desde un lugar de irritabilidad. Si se casa una amiga, la ataca una alergia en la cara; si alguien le cuenta que se va a casar, corre desesperada del hotel porque no sabe cómo lidiar con que otros estén logrando lo que ella no consiguió.

"La falta de autoestima y seguridad hace que los envidiosos crean que no van a poder lograr lo que logró el otro. Cuando no se trabaja el autoconocimiento y se reconoce lo que se desea más allá de lo que se espera, incluso hay una posibilidad mayor de ser más envidioso. Si uno es proactivo y está conectado con su deseo, es más fácil ir hacia donde uno quiere sin mirar al otro ni sentir envidia. Hacer un recorrido para llevar a cabo el deseo propio, sea material o trascendental o un estilo de vida, es fundamental", sostiene la coach.

Al respecto suma Lutereau: "Es difícil tener empatía con el envidioso, porque suele inclinarse hacia la venganza y el resentimiento. Por eso resulta tan importante correrse de la perspectiva que juzga, y comprender que el envidioso es un ser sufriente, que no tiene un modo mejor de querer acceder a las cosas porque no confía en su creatividad. Si quiere algo a toda costa es porque, en realidad, no cree que se lo merezca o que pueda tenerlo por su propio valor. El envidioso no es malo, es narcisista".

Por qué se dice que las mujeres son más envidiosas que los varones

Sigmund Freud -arguye Lutereau-, tenía la idea de que las mujeres eran más celosas que los varones, porque los celos de ellas se apoyan en la envidia. "Es una idea que hoy podría discutirse. En cualquier caso, lo cierto es que varones y mujeres están parejos en lo que a envidia se refiere. Sería muy interesante que hubiese una serie que expusiera la envidia viril, que puede ser muchísimo más destructiva que la de las mujeres", opina el especialista.

Moreno lo ve diferente. Para ella las mujeres están aún signadas por ciertos mandatos. "Más allá de los mandatos y de que ellas intentan romperlos, se espera que las mujeres estén y se conecten con los deseos de los demás. La mujer tiene que ser empática, no ser egoísta, ser servicial, nutrir, cuidar y no conectarse con su propio deseo. La mujer deseante es egoísta para la sociedad. Este papel hace que la mujer se desenfoque, y ahí lo que aparece es la envidia de la libertad. Lo que en el fondo debería sentir la mujer viendo a otra es: `¡Qué suerte que ella puede y que yo no puedo!'".

En la serie, la figura de la psicóloga es fundamental para ayudar a la protagonista a encontrar respuestas.

Más allá de estar metida en su propio drama, Vicky (Griselda Siciliani) puede, por momentos, conectar con las amigas. Pero es difícil para ella salir de esa sensación de víctima y de utilizar la ironía y la crítica para descargar sus propias frustraciones.

"Muchas personas no hacen ese recorrido de autoconocimiento, sino que miran al otro y se enojan", dice la coach.

"Para una mujer es difícil no tener pareja, hijos, lo que sea. También a veces se tiene solo por tener, para no quedar en el lugar de privada. Sin duda, es un gran trabajo el que una mujer debe hacer consigo misma para que no tener no equivalga a sentirse privada, a que algo no ocurrió porque se lo dieron a otra o porque se lo sacaron, etc. Éstas son las diferentes configuraciones anímicas que se ponen en juego en el análisis de la envidia", entiende Lutereau.

Qué hacer para superar el enojo y la envidia

Como se muestra en la serie, la terapia es uno de los caminos más acertados para trabajar este tipo de emoción. También el yoga, la meditación o contar con un guía o un coach.

"El psicoanálisis es una forma de tratamiento de la envidia. En efecto, uno de los libros fundamentales de esta tradición es Envidia y gratitud, de Melanie Klein. Para esta autora, la envidia es una de las emociones básicas del ser humano".

Según explican, el primer paso para salir de esa emoción es identificarla: "Siento envidia". Lo que sigue es encontrar el impedimento para lograr el propio objetivo, y a partir de ahí trabajarlo en un espacio de autoconocimiento.

"Trabajar en el área de mejoría, de cómo se está y cómo le gustaría estar con respecto a la situación que no deja de frustrar, que enoja, que da bronca", dice Moreno.

"La principal recomendación para alguien que siente envidia es que, primero, la acepte como una pasión humana. Poder decir 'siento envidia' ya es un modo de dejar de ser envidioso. Y luego que busque dentro de sus posibilidades algún tratamiento psicoterapéutico, no sólo para dejar de envidiar, sino para potenciar su capacidad creativa. La envidia empobrece mucho la vida mental", concluye Lutereau.

Reconocer la emoción, trabajarla, enfocarse en metas y hacer críticas constructivas son algunos de los tips para no trabajar esa emoción.

Tips para no ser envidioso, según una coach

"Además de la terapia, existen otras alternativas para que las personas puedan lidiar con estas emociones", asegura la coach profesional Soledad Moreno, antes de explicar qué se puede hacer cuando surge la envidia.

"Lo primero es reconocer las insatisfacciones que uno tiene y saber que se pueden trabajar, pero no mirando hacia afuera sino mirando hacia adentro, y buscando que esa envidia sea un canal para poder evolucionar e ir hacia donde realmente se quiere ir", sostiene.

"Lo que sigue es empezar a trabajarlo pasito a pasito, como si fuesen objetivos. Pensar cómo le gustaría salir de la insatisfacción, trabajando su autoestima, su seguridad en alguna situación que le impide poder avanzar hacia un objetivo propio, y también aceptando que lo que los otros tienen tal vez no se relaciona con lo que la persona envidiosa quiere. Quizá lo que está envidiando es ese motor para llevar a cabo lo que se propone", agrega.

Otro de los tips es convertir las críticas a críticas constructivas. "Es un aprendizaje, es empezar a tratarnos mejor a nosotros mismos. Muchas veces es un automaltrato. Uno piensa: `Cómo no lo logré´, hay una autoexigencia que nos ayuda a tratarnos bien a nosotros y que hace que nos enojemos más", describe la especialista.

También habla de las metas personales, como otra forma de enfocarse. "Hay que empezar con objetivos corto y conectarse con cosas que se pueden lograr, no con metas imposibles. Eso va a hacer que el envidioso salga de la comparación. Y también es muy importante celebrar cuando uno logra el objetivo", agrega.

Las redes sociales tampoco ayudan: al mostrar la felicidad constante, aunque no sea una felicidad real, la gente puede sentir más enojo. "Cuando se está en un momento de vulnerabilidad resulta necesario desconectarse de las redes, porque alteran mucho más", alerta Moreno.

Y por último suma otro tip: "Hay que practicar la gratitud, ayudar a los demás y ver cómo se siente uno ayudando".

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