Donato De Santis (59) se convirtió en uno de los cocineros estrella de nuestro país hace más de dos décadas. El encantador italiano que se instaló en Argentina en pleno año 2000 conquistó los corazones de todos y también los argentinos conquistaron el suyo.
En todo este tiempo participó en innumerables programas de televisión, viajó, formó una gran familia, armó restaurantes de renombre y hasta escribió cuatro libros (Cucina Paradiso, Mi cocina italiana, Fatto in Casa y Donato per Bambini). Más allá de todo este tiempo bajo la mirada pública, el famoso jurado de MasterChef mantuvo al resguardo una de sus pasiones: es coleccionista de Elvis Presley.
Desde la docuserie Guía de Supervivencia Geek, el distinguido chef abrió las puertas de su casa y dejó al descubierto uno de sus cable a tierra. Discos, muñecos, posters y hasta botas originales que usó el rey del rock and roll son algunos de los maravillosos objetos que De Santis tiene en su haber.
Esta pasión comenzó en 1977, el año en el que falleció el famoso músico. Como si fuera un explorador por su propia casa y con tan sólo 13 años encontró entre los discos de su papá una serie de discos de Presley. Desde entonces, nació un fanatismo que continuó y mantiene a casi cinco décadas de su inicio.
Cómo es la faceta de coleccionista de Donato De Santis
En diálogo con este medio, Donato asegura: "Yo soy un buscador innato". Luego reflexiona sobre el rol del coleccionista: "Si lo miramos desde el punto de vista humano, es ser un poco apegado a las cosas porque no quiere que se vaya con el tiempo".
En ese sentido, explica que con el paso del tiempo esto fue mutando: "Uno después crece y aprende que hay que largar. En esta fase estoy aprendiendo a soltar. En su momento coleccionar era reconstruir, entender y juntar las piezas de un mosaico para tener una visión más clara. Está la meticulosidad y los detalles de tener todas las piezas completas de algo. Empezó con eso...".
Sobre su afición con Elvis Presley, confiesa: "Cuando descubrí que la música me comunica algo, empecé a tratar de conocer al personaje detrás. Después me enteré que existe el coleccionismo. Eso fue lo lindo. Me enteré que el coleccionismo es un grupo de personas y hay un mundo distinto. No es mejor ni peor, eh".
–¿A qué edad fue el descubrimiendo de Elvis?
–Yo soy un tipo muy solitario... La música fue mi expansión. Yo me perdía en un universo infinito de notas musicales, videos y de historias. Después me apasioné y entró casi una obsesión de que me faltaba tal EP...
Con el paso de los años, esta pasión rozó la obsesión. A tal punto que quería tener todo lo que pudiera de su ídolo. Respecto a cómo consigue cada pieza, revela: "Se busca por cualquier medio. Uno se empieza a hacer amistades en el ambiente... Al principio uno ve una tienda y va con la ilusión de que te vas a encontrar de todo y no encontrás nada. Después esa persona te dice que no tiene tanto, pero que si vas a tal lado... Después por amigos, en otros países y ahora con internet. Ahora es más fácil, pero más costoso por el envío y porque no ves lo que estás comprando. Lamentablemente me pasó en un par de situaciones. Es todo un viaje personal. Ultimamente me estoy juntando con gente para compartir...".
Si bien su padre fue la puerta de acceso al mundo Elvis, no llegó a compartir esta faceta con él. "Yo intuí que mi papá tenía eso y puedo entender el porqué se acercó él. Mi papá tenía solo dos discos...". De todos modos, asegura que es "una herencia". Así mismo el coleccionismo se convirtió en su mayor distracción del día a día. "Yo no juego al fútbol con amigos ni salgo los jueves para el asado... No hago esas cosas porque no me interesa", indica sobre algunos pasatiempos más "normales".
Este mundo del coleccionismo también lo ayudó a entablar relación con personas completamente alejadas a su mundo. Uno de ellos es Carlos Ares, uno de los coleccionistas más grandes de objetos de Elvis Presley. "Siempre le muestro que vi tal cosa y él me dice si comprarlo o no... Hay toda una serie de conversaciones. Hace poco nos juntamos y estuvimos siete horas juntos charlando solamente de esto. Es un mundo muy interesante para nosotros que lo hemos descubierto", explica sobre sus amigos coleccionistas.
Mientras dialoga se emociona con sus propias palabras y comienza a a hilvanar todo el mundo que se desprende del famoso músico: "Todo esto de los '50, '60, Hollywood, Las vegas, Memphis, Nashville, New York, el cine. Hay muchas cosas entrelazadas. También los personajes, de Frank Sinatra a B.B. King. Es muy lindo, te emociona y te hace apreciar un montón de cosas. Va más allá de ser fan. El fan es medio ciego, porque cualquier cosa que dice o hace su ídolo está bien. Nosotros somos seguidores, pero reconocemos también las fallas".
Donato De Santis, su conexión con el budismo y el apoyo de su familia
El cocinero también explica que su familia, compuesta por su esposa Micaela Paglayán y sus hijas, Raffaela y Francesca, lo apoyan en este hobby. "Me gusta porque ellas entienden que es un escape y un momento para mí. Entonces me lo respetan mucho. A veces me toman el pelo también porque yo consulto mucha bibliografía... Miro los discos, la edición, si la impresión corresponde a Indianápolis, New York o New Jersey. Tenemos la información de cuántas copias se imprimieron en cada lado. Son un montón de cosas que son apasionantes y que no llevan a ningún lado, pero te mantiene vivo con un interés", revela.
Sobre los grandes logros de su vida y todo lo que construyó, reflexiona agradecido: "Tengo las manos llenas. Tengo una familia para cuidar, un trabajo realmente demandante, el budismo me demanda mucho, estas pasiones... Todo no se puede. Yo mismo me pregunto de dónde saco el tiempo. Podría decir que he vivido más de una vida en una vida sola. Yo sé que suena medio mal, pero me puedo morir mañana que ya está...".
Sobre las cosas que lo mantienen conectado, confiesa: "También tengo intereses menos mundanos. Soy budista. Es otro lado que la gente no conoce y es una de las cosas que más tiempo les dedico".
Si bien, esta faceta espiritual es una de las menos conocidas del cocinero, hace poco viajó con su hija Francesca (18) a Japón. "Fue hermoso. Hicimos un viaje espiritual. Fuimos a varios templos de la escuela de Nichiren Daishönin", recuerda con alegría sobre los días compartidos junto a su hija menor.
"Ella es muy joven. Todavía está en una bisagra cultural donde está encontrando su posición. El budismo todavía no le entró como una gran brújula... Va a llegar. El budismo enseña que la semilla crecerá cuando sea su momento. No podés forzar que crezca fuera de temporada. Necesita espacio y tiempo", reflexiona sobre el recorrido espiritual de su hija menor.
Con la misma pasión y entrega con la que habla del coleccionismo se refiere al budismo. "Hay que conocer. No se puede hablar como si fuera un Boca-River. En el budismo nosotros aprendemos a ver la realidad... Es una cosa difícil porque siempre hay un lado y otro... Es así. Hay una realidad que no es en términos de seres humanos. Sigue su curso en el universo entero. Esto es la práctica de todos los días para conocer la realidad. Esto genera que cosas que uno hace no gustan, pero son la realidad. Uno no está siempre en lo correcto. Ser budista no es estar siempre en lo correcto o tener todo resuelto. Ser budista es reconocer la realidad y corregir el camino...", expresa con total seguridad sobre el camino espiritual que eligió hace décadas.
Respecto a la posibilidad de plasmar todos estos aprendizajes en un libro, indica: "Yo escribí Cucina Paradiso. Es un libro de recetas, pero hay mucho de mí adentro. Entre las páginas cuento cosas, no es solo comida. Lo escribí de puño y letra. Después me lo corrigieron, obviamente. Tardé dos años en escribirlo. Fue lindo encontrarse con uno mismo... Fue una experiencia mixta. Con el budismo uno puede abrazar todo esto... Es hermoso".
Donato explica que uno de "los objetivos lindos" del budismo es ayudar a la persona a emanciparse del sufrimiento. "Vivir lo que hay que vivir, pero siempre buscando la emancipación y alcanzar una felicidad indestructible hasta el momento de la muerte. Ahí es el comienzo de otra cosa", reflexiona.
En uno de los puntos cúlmines de la charla reflexiona sobre la muerte y cómo le afecta: "No lo tengo resuelto... Sería genial, pero día tras día es esto. Es imposible borrarlo. Lo tengo que aceptar. Puedo fantasear en cómo puede ser... Uno huye de eso... Mientras se entretiene: vas al cine, al fútbol, te ves con amigos... Todos los días uno acaricia eso, pero un día te va a llegar. Es el ejercicio del budista: abrazar esa realidad. Es la máxima realidad. Hay que llegar ahí lo más iluminado posible. Nosotros sabemos que cómo llegás, así llegás a la otra vida. Si la dejás de mierda, vas a empezar la otra vida de mierda. Se empieza donde se deja".
Para finalizar, deja un pequeño consejo tanto para él mismo como para todos su seguidores: "Hay que invertir bien en tener una vida bien...".
De qué se trata Guía de Supervivencia Geek
Con la dirección de Leo Damario, quien recientemente ganó un Cóndor de Plata con Victoria la vengadora a Mejor serie corta, y la producción de Claudio Groppo, Guía de Supervivencia Geek se estrenará el 10 de noviembre por la plataforma de contenidos públicos Contar. Esta docuserie guionada por Luciano Saracino propone un viaje por el universo creativo de las personalidades geeks más relevantes del país y de los referentes de la ilustración gráfica, los videojuegos, el coleccionismo y las redes sociales.
A lo largo de cuatro episodios de 25 minutos, Lucho (Luciano Saracino) y Karin (Karin Zavala), un torpe entrevistador y una productora con mucha paciencia, e sumergen en la misión de conocer el mundo privado y los procesos creativos de distintos personajes del mundo geek mientras deben superar sus propias limitaciones y una serie de infortunios que pueden poner en jaque a la culminación del rodaje.
