¿Qué tal será vivir en los zapatos de una aristócrata? Lejos de los protocolos y los preconceptos, y siempre fiel a sí misma, Brianda Fitz-James Stuart (40) es bastante más que la última generación de uno de los linajes más antiguos y singulares de Europa.
Nieta de la mítica duquesa de Alba (1926-2014; su verdadero nombre era Cayetana Fitz-James Stuart) e hija de Jacobo Fitz-James Stuart, duque de Huéscar, y María Eugenia Fernández de Castro, esta artista que detesta que osen con la asociarla con alguien “hipster” logró hacerse un nombre propio más allá de la herencia.
“Tanto mi padre como mi madre me han inculcado el amor por el arte. Mi trayectoria profesional ha sido un camino lógico dentro de los valores que he aprendido a lo largo de mi vida”, decía hace muy poco la también ilustradora, diseñadora y DJ en diálogo con revista Gente.
Mientras su hermano Fernando Fitz-James Stuart sigue el camino tradicional de la nobleza como duque de Alba, ella eligió el arte, la moda y la música para explorar sus raíces y desafiar los moldes de la alta sociedad.
De su propio camino a cómo lidia con la herencia de una vida excéntrica
Cuenta que sus estudios de diseño de moda, que cursó en el Instituto Europeo de Diseño, “fueron un poco de rebote”, ya que lo que ella buscaba era formarse en Bellas Artes. Así que cuando decidió que ese era su camino, emprendió un “viaje iniciático” a New York, donde asegura que creció como artista y perdió “muchos miedos”.
Enseguida se formó en dibujo y pintura en The Art Student League y hasta trabajó en el estudio del pintor Paul Balmer. ¿Que si podía descansar en los laureles de los títulos y las comodidades familiares, comiendo ostras y champagne 24/7? Claro que sí. Sin embargo, se puso manos a la obra y subió sus propias escaleras lejos de los stilettos y la purpurina.
Su fallecida abuela, la duquesa de Alba, siempre fue símbolo de la excentricidad, y aunque Brianda lleva esa herencia, logró darle un giro contemporáneo y creativo. En sus palabras: “Lo mío es una reinterpretación del legado. No se trata de renegar de lo que soy, sino de reinventarlo”. De hecho, Brianda ha dicho que su abuela le enseñó la libertad de expresión, algo que define su vida y su arte.
Su hermano Fernando, actual duque de Alba, es su contrapunto familiar: si él representa la continuidad de la tradición, Brianda es la transgresión y el cambio, la rebeldía en una familia donde todo parece destinado a seguir el mismo rumbo.
¿De qué vive? De emprender como artista multidisciplinaria: ilustradora y creativa
Brianda hizo de la ilustración su principal expresión artística. Su estilo mezcla simbología religiosa, psicodelia y toques de misticismo, recordando los universos imaginarios de los años setenta. “Para mí, el arte es una forma de redescubrirme y de conocer mis orígenes”, reflexiona. Sus dibujos son un juego de colores vibrantes y formas que evocan una espiritualidad distinta y que, a la vez, homenajea de modo implícito el estilo casi surrealista de su abuela.
Para ponerlo en claro: sus ilustraciones, pinturas y estampados, que en gran parte encontraron su principal fuente de inspiración en la naturaleza, no quedan reservados en un atelier distante visitano por la elite de Madrid. Brianda eligió no sólo plasmar su arte en objetos como agendas y cuadernos al alcance popular, también lo llevó a su propia línea de ropa para mujer, Planet Palmer.
“Me obsesiona la belleza y poder transmitirla en todo lo que hago”, dice la heredera de la duquesa de Alba que, con su habitual sencillez, asegura que para crear sólo necesita “una mesa, tranquilidad y buena luz”. Eso sí, la llegada de su primera hija, fruto de su relación con su pareja, el financista Francisco Javier Lozano Oroz, por momentos puso en stand by sus creaciones.
Como hoy lo hace su pequeña de dos años, recuerda que desde muy chica tuvo facilidad para la pintura y que se “pasaba el día pintarrajeando mis libros y pupitres”. Pese a la asegurada red de contactos de su familia y pudiendo ser una heredera a lo Paris Hilton, ella siempre quiso ser artista. Creció entre las obras de arte que coleccionaba su familia y los libros de la editorial que fundó su padre.
El arte y “los garabatos” desbordan cuadernos y papel. ¿Uno de sus grandes proyectos? Pintar desde armarios y paredes, a escaleras, puertas y marcos de ventanas. Lo cuenta así: “La idea a largo plazo es que mi casa esté decorada prácticamente entera con mis pinturas, y es un trabajo que durará toda la vida”.
DJ Brianda: rompiendo convenciones en la escena nocturna madrileña
Además de vivir de todo lo que generó a raíz de sus ilustraciones, cada tanto oficia como DJ. Su estilo en la cabina es ecléctico: abarca desde el synth-pop y el rock psicodélico hasta toques de electrónica. “Pasar música es una forma de crear una atmósfera. No es solo poner canciones; es conectar con la gente y llevarlos a otro lugar”, sostiene.
En charla con GENTE, agrega que a la hora de elegir la música para amenizar desde un evento de moda a la pista de una disco, “siempre depende del lugar donde pinche, pero no puede faltar algo de Todd Terje (un artista noruego)”.
“La música y el arte son mi manera de expresarme sin necesidad de palabras. Cuando estoy en la cabina, me transformo”, agrega la aristócrata que ama mezclarse con el sudor de la gente y hacerla bailar al son de sus setlists en la escena under de Madrid.
La estética estrafalaria, la moda como expresión y la conexión con su fallecida abuela
Con su mezcla de prendas vintage, diseño independiente y piezas excéntricas, Brianda recuerda a su abuela, pero con un enfoque moderno y desenfadado. Así como la duquesa de Alba complementaba sus looks con joyas barrocas y coloridos collares, Brianda encuentra en los accesorios vintage un modo de personalizar su estilo.
Sus looks, como los de su abuela, son una declaración en sí mismos. Sin embargo, mientras que la duquesa de Alba siempre fue una figura exuberante y maximalista, Brianda se inclina mucho más hacia un estilo bohemio pero sin perder la audacia.
“Creo que mi abuela y yo siempre compartimos la idea de que la moda es una extensión de uno mismo. No hay reglas, solo lo que sentís y cómo lo expresás”, dice al compartir un verdadero manifiesto de qué se trata vivir y dejar vivir.
Ping pong al hilo con Brianda Fitz-James Stuart
–¿A qué te rebelabas más cuando eras chica?
–Mmm. La verdad es que no siento que haya sido rebelde...
–¿En qué cosas sos una chica protocolar?
–Para mí la educación y el protocolo es tratar de que todo el mundo a tu alrededor se sienta bien, estés donde estés. Y eso siempre es lo que trato de hacer.
–¿Como definirías tu línea de ropa?
–Planet Palmer es una firma de ropa de mujer, en la que nuestra principal seña de identidad son nuestros estampados. Son prendas muy cuidadas, fabricadas en España, con un diseño femenino y muy gráfico.
–¿Te definís como una chica hipster?
–¡No me gustan las etiquetas! Y me hace mucha gracia cuando me dicen que soy una IT girl.
Fotos: gentileza BFS y archivo Atlántida.