Con los primeros días cálidos del verano decenas de turistas comienzan a viajar a Pinamar, una de las ciudades turísticas predilectas por las familias, políticos y artistas de nuestro país.
Pero a exactamente 80 años de su fundación, Pinamar ha dejado de ser tan sólo un balneario costero para convertirse en una de las ciudades más modernas del país, en las que el impulso como desde un comienzo se lo dio el arte y la arquitectura.
Corrían los años 80 cuando el representante de la corriente de arquitectura brutalista en Argentina, Clorindo Testa, fue convocado a realizar una de las obras más importantes de su carrera: dar continuación al desarrollo arquitectónico de Pinamar, con ayuda de sus colegas, Héctor Lacarra y María Elvira Jorcino de Aguilar.
La tarea no era fácil, ya que su antecesor Jorge Bunge, había impuesto en la localidad una propuesta formidable que rompía con las leyes de la arquitectura colonial lineal. Su idea era llevar adelante un plan de urbanización bajo el concepto de ciudad jardín, es decir, crear una ciudad respetando la naturaleza que la contiene. Un pensamiento ecologista avanzado para su época.
Es por eso, que con la intención de lograr una fusión aún más el armoniosa del paisaje, rodeado de pinos, dunas, gran cantidad de aves y animales silvestres, y su imponente cercanía al mar, Clorindo y los suyos, propusieron una nueva traza con mayor libertad de diseño.
De esta forma ejecutaron un esquema con grandes áreas de calles curvas, lo que permite aún en la actualidad conservar mejor las vistas abiertas al mar, y dinamizar el planteo preexistente.
Este hito arquitectónico logró diferenciar a Pinamar del resto de las poblaciones colindantes de la costa argentina y aún hoy volverla un lugar preferencial para los turistas.
Clorindo Testa y su amor por Pinamar reflejado en "Capotesta"
Luego de la creación de los planos de la ciudad de Pinamar, Clorindo Testa dejó un regalo mágico a la ciudad. La construcción de su casa de veraneo, que durante varias temporadas disfrutó junto a su esposa, Teresa, y su hija, Joaquina.
La misma sobresale por sobre todas en la ciudad y año a año es descubierta por gran cantidad de visitantes, que quedan maravillados con sus dos niveles, ventanales con marcos gruesos y tonalidades azules, que dan una impactante vista al mar.
La propiedad es conocida como “Capotesta” y se suma a sus otros trabajos en la zona como: “La Tumbona", una “casa-barco” que se erige con su llamativo color ladrillo sobre la costa de Ostende; la Galería Altera y la Torre Bianca, ubicadas en el centro de Pinamar.
Es por esta razón que durante todo el verano se llevarán adelante gran cantidad de actos conmemorativos a su persona, entre los que se encuentran proyecciones de mapping, recorridos guiados por los sitios más representativos y sus construcciones más emblemáticas, así como ciclos de charlas con especialistas, entre otras. Gracias a estas propuestas que le rinden tributo, este verano Testa estará nuevamente presente en esta ciudad balnearia que tanto disfrutaba.