Argentina, entre los países más infieles: cómo saber si tu pareja te miente, según un experto en comunicación no verbal – GENTE Online
 

Argentina, entre los países más infieles: cómo saber si tu pareja te miente, según un experto en comunicación no verbal

A raíz de un ranking de América Latina, donde nuestro país quedó cuarto, te contamos cuáles son las señales a tener en cuenta para descubrir si tu pareja te oculta algo: de movimientos con el cuerpo a gestos con las manos.
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Argentina está en el top 5 de los países más infieles de América Latina. Gleeden, la aplicación líder de encuentros no monógamos pensada por y para mujeres, hizo un ranking de infidelidad por países en base a sus usuarios. Fue así que se pudo determinar que Argentina es el cuarto país "más infiel", detrás de Brasil, Colombia y México.

Hugo Lescano, director del Laboratorio de Investigación en Comunicación No Verbal, da algunos tips para detectar mentiras en las parejas, algo que podría ser clave a la hora de descubrir una infidelidad. Desde la mirada fija al movimiento de uno o los dos hombros, existen gestos que dan cuenta de si una persona está diciendo la verdad. Te contamos cómo funciona el comportamiento del cerebro de alguien que está mintiendo y a qué hay que prestarle especial atención.

"En el comportamiento humano existen algunos gestos posturales que fueron estudiados por la ciencia especialmente en situación de interrogatorio, una circunstancia en la que la persona que está delante de nosotros tiene la necesidad de defender su reputación y lo que está diciendo pone en juego su buen nombre", sostiene Lescano.

Si la persona está en esa situación y lo que tiene pensado es mentir, continúa, aparecen señales en el cuerpo y en el rostro de contradicción. "No es posible que una persona pueda mentir perfectamente todo el tiempo, eso sucede porque cada vez que mentimos por temor a la sanción social lo que pasa en nuestro organismo es que crece el nivel de estrés, la tensión interna", dice el experto.

Y suma: "El cuerpo no puede gestionar ese estrés en su totalidad, necesita liberarlo. Si no lo liberáramos y pudiéramos mentir perfectamente acumulando estrés sin parar, en pocos meses tendríamos un ACV. Por eso hay una razón fisiológica de preservación por lo que no podemos mentir a la perfección, sin que el cuerpo de o emita algunas señales".

Entonces decimos, sostiene Lescano, que nuestro cuerpo no sabe mentir y que no existen los perfectos mentirosos, lo que existen son malos observados, porque el cuerpo emite pequeñas fugas.

Cuando el cuerpo hace un vaivén: no hay duda, el otro está mintiendo.

"Vale aclarar que la mentira no tiene un lenguaje universal en lo gestual, postural o en el comportamiento humano, sin embargo, cada vez que mentimos repetimos una cantidad de códigos que justamente han sido verificados como los comportamientos de la falta de congruencia o los comportamientos de la contradicción", dice el consultor y asesor de la Organización de los Estados Americanos que asegura que no todos están calificados para analizar los comportamientos y que hay muchos influencers que lo hacen de manera irresponsable y sin conocimiento que venden algo "que no es cierto".

Primer indicador de mentira: la picazón en la cara

Cuando mentimos, advierte el experto, se nos dispara el estrés. ¿La razón? porque está en juego nuestra reputación, porque tenemos miedo a ser descubiertos, en nuestra fisiología se producen cambios, por ejemplo: nuestra presión arterial se modifica sutilmente, también nuestra temperatura corporal sube, se modifica nuestro ritmo cardíaco por unos segundos.

"Estos indicadores son los mismos que se alteran cuando hacemos gimnasia, cuando vamos al gym. Si hacemos 10 o 20 flexiones en el piso, flexiones de pecho, cuando terminamos nos pica la cabeza, la nariz, las orejas, el cuero cabelludo", detalla Lescano.

Y explica: "Bueno, esto también sucede cuando mentimos. Por eso nos tocamos la nariz, por estos cambios en la presión arterial o nos podemos tocar las orejas o nos pica la cara o nos rascamos la cabeza".

Aunque advierte que si se trata de un tic nervioso y la persona lo hace siempre porque tiene alergia no aplica la regla. Sin embargo, si alguien no se está rascando y lo empieza a hacer cuando se le hace una pregunta puntual sobre la pareja, como por ejemplo: "¿Qué es este concepto de la tarjeta de crédito que hay un monto considerable?, ¿En qué gastaste?". Si la persona, dice Lescano, se rasca la cabeza, se toca la oreja, la nariz, el cuero cabelludo, solo en esos momentos críticos en los que tiene que defender su reputación, entonces prestemos atención porque podemos estar ante el primer indicador de mentira.

Y advierte: "No todas las personas que se tocan la nariz están mintiendo pero muchas personas que mienten se tocan la nariz. Por un solo código no hacemos un diagnóstico pero vamos a ver que ante la suma de los códigos en una sola conversación podemos tener la certeza de que nos están mintiendo".

Otro de los gestos a tener en cuenta tiene que ver con el tono de la voz, que se hace más agudo cuando mentimos.

Segundo indicador de mentira: el balanceo de lado a lado

Otro de los indicadores que pueden aparecer cuando estamos mintiendo es que la persona se mueva sutilmente de izquierda a derecha.

"Notamos ese vaivén especialmente cuando la persona está parada. Se trata de un movimiento pendular que denota inestabilidad, esa inestabilidad que nos produce decir una mentira. Se suele ver seguido en las parejas", detalla el experto.

Y explica: "Con ese movimiento corporal, que lo hacemos de manera inconsciente, nuestro cerebro lo que hace es exponer esa inestabilidad emocional que sentimos en ese momento y la expresa con ese movimiento del cuerpo de izquierda a derecha. Es muy sutil, tan sutil que en muchos casos conviene verificar el fondo, la pared, el cuadro, para ver si la cabeza de la persona va aproximándose y alejándose de ese punto de referencia".

Además, el experto asegura que si volvemos a indagar y le preguntamos a esa persona lo que pasó y que cuente mejor porque no la entendemos, ante la repregunta puede apoyar las manos en alguna base firme, como una mesa, una silla, una pared o el marco de una puerta porque justamente el cerebro no soporta la inestabilidad expresada de ese modo durante mucho tiempo.

"Lo tiene que resolver apoyando las manos en algún lugar, o recostándose en el sillón. Necesita de alguna manera sostener el cuerpo y buscar la firmeza para detener ese vaivén porque no se puede sostener más allá de un minuto o dos. Por eso conviene siempre la repregunta para verificar el código", asegura Lescano.

Tercer indicador de mentira: la mirada fija

Mirar fijo no es sinónimo de transparencia, según revela el experto. "Hay un mito acerca de la mirada, nos han enseñado desde chiquitos, desde niños, que si no me miran a los ojos hay que desconfiar. Bueno, es un mito porque la ciencia ha descubierto que cuando mentimos miramos a los ojos de manera sostenida", dice Lescano.

¿La razón? Nuestro cerebro quiere verificar que nos están creyendo, entonces es muy difícil, prácticamente imposible, mentir sin mirar a los ojos.

Eso significa, sostiene el experto, que deberíamos tener más cuidado ante un relato delicado en el que estamos pidiendo que nos den cuenta sobre un tema que nos preocupa.

Al contrario de lo que se cree, la mirada fija no indica transparencia, más bien todo lo contrario.

Y agrega: "Deberíamos tener en cuenta mucho más a las personas que nos miran de manera sostenida, inclusive elevando sus cejas. Se llama `Unidad de acción número dos´ y aparece también en la sorpresa. Nos miran sostenidamente, levantan la ceja, dicen que sí, como un reflejo, como una necesidad extrema de que nos crean".

Cuando mentimos no esquivamos la vista: miramos a los ojos a ver si nos están creyendo. Y en la mayoría de los casos, entonces, elevamos las cejas porque necesitamos que nos crean la mentira.

Cuarto indicador de mentira: qué pasa con los hombros

El cuarto código se conoce como BC82 ("Behaviour code 82", en inglés), en el sistema de decodificación de acción facial, aunque sucede a la altura de los hombros.

Este código, según Lescano, "viene siendo estudiado por la ciencia hasta el día de hoy, con algunas variantes entre oriente y occidente, y es uno de los top 5 de los gestos o comportamientos de la contradicción".

El mismo consiste en levantar uno de los dos hombros, izquierdo o derecho, cuando hacemos una afirmación.

"Si estuviéramos negando algo, podemos levantar los dos hombros. Cuando decimos:`No me importa´, levantamos los dos hombros, inclusive podemos poner las palmas hacia arriba como el emoji de WhatsApp. Ese sería el gesto emblemático para decir: `No me importa´, `No me invitaron´, `No tengo ganas´, `Yo no fui´. Siempre para negar", dice el especialista en comunicación no verbal.

Y agrega: "Se considera fuga emblemática cuando el emblema gestual aparece parcialmente, o sea: se levanta un solo hombro. Sería una fuga de contradicción si en lugar de negar estuviera afirmando". En una pareja, se ve claro cuando uno de los integrantes le pregunta al otro si van a ir al cine como habían quedado y la pareja le dice: "Obvio" y levanta un solo hombro. Eso, advierte Lescano, quiere decir que internamente planificó otra cosa pero que aún no la comunicó.

Su cerebro, comenta el experto, "le envía una señal negativa, porque sabe que no va a ir al cine, y levanta un hombro en lugar de dos, este es uno de los gestos más comunes a la hora de detectar una mentira".

A veces los gestos son muy sutiles, por eso es importante estar atentos.

"Estos códigos se pueden ver en una pareja, en una entrevista de trabajo, en un examen en la universidad, en la calle... Son códigos que están tipificados. A veces el levantamiento de hombro puede ser muy sutil, pero si ponemos atención es muy claro a la vista", sostiene el experto.

Quinto indicador de mentira: cuando la voz se torna más aguda

Por último, otro de los indicadores de la mentira es el cambio paralenguaje cuando contamos una historia en la que nuestra reputación está en juego.

Cada vez que mentimos uno de los comportamientos típicos es que nuestra voz se torne sutilmente más aguda. Puede pasar que tengamos que poner atención, para esto es necesario que conozcamos el paralenguaje de la persona, el código basal, cómo se comporta cotidianamente", explica Lescano.

Y suma: "En la pareja, uno de los ejemplos que suelo poner es cuando una de las personas, el hombre, llega a la casa 2 o 3 horas después de lo que comúnmente tiene como costumbre y su pareja le pregunta qué pasó, por qué llegó tan tarde. Se construye el contexto de interrogatorio. "`¿Qué pasó?´`¿Los mensaje no te llegan?´`Te estoy esperando, no sé nada de vos´. Entonces la persona puede comenzar su relato, si es que decide mentir, su cerebro lo va a llevar a elevar el tono, no el volumen, en lugar de hablar grave va a hablar más agudo. `No sabés, había un tráaaafico", la voz se va hacia arriba porque el cerebro busca empatizar, especialmente en el contexto de la mentira".

Según Lescano, la voz aguda en el cerebro en todos los mamíferos es reconocida como una voz empática y amigable. Por eso, la psicología estudió este fenómeno, conocido como "baby talk", que es la manera en que hablamos con los bebés. "Hola chiquitito lindo", en esa construcción la voz se va hacia arriba, se vuelve más aguda. Los bebés, dice el experto, reconocen ese tono como un tono empático que genera confianza.

"Por eso cuando mentimos la voz instintivamente se va hacia arriba en el tono para buscar la empatía de la persona a la que pretendemos engañar", concluye el único consultor diplomático en la Argentina que trabaja en organismos internacionales en lenguaje corporal.

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