No es simple coordinar las agendas de Lola (22) y Yanina Latorre (54) porque ambas tienen muchos compromisos laborales en los últimos meses del año. Sin embargo, la propuesta de protagonizar la tapa digital de GENTE del Día de la Madre les gusta, aceptan encantadas y nos dedican uno de sus preciados sábados “de descanso” para el shooting. “El fin de semana suelo salir a caminar con Diego, duermo la siesta y miro alguna serie pero a este plan de fotos con Lola lo disfruto mucho”, confiesa Yanina Latorre mientras la maquillan y peinan antes de la producción que se realizará en el hotel Kos de Pilar.
Lola ya está lista para el primer cambio y acepta -con cierta resignación- que será una entrevista en la que hablaremos mucho de su infancia. “No sé si va ser una nota muy picante porque yo siempre fui una nena tímida y obediente: no hay demasiadas anécdotas mías protagonizando grandes travesuras”, adelanta y Yanina responde con la sinceridad que la caracteriza: “Buena eras, sí. Pero cómo llorabas a la noche de bebé: no me dejabas dormir 2 horas seguidas”.
-¿Recordás exactamente cómo fue el día en que nació Lola?
Yanina Latorre: ¡Obvio! Te lo puedo contar hora por hora. En esa época -año 2000- vivíamos en Rosario porque Diego jugaba en Central pero, en diciembre, lo vendieron al Celaya de México y empezamos a organizar la mudanza. Viajó sólo para allá porque yo estaba cursando el último mes de embarazo: el 20 de enero era la fecha probable de parto. El tema es que el 5 de enero, a la medianoche, arranqué con el trabajo de parto y estaba sola con Rosa -la señora que trabaja en casa desde siempre- pero, como ella dormía en el piso de abajo, no escuchaba que yo la llamaba a los gritos. Había roto bolsa -aunque debo admitir que yo creí que me había hecho pis-, estaba muy dolorida, toda mojada asi que llamé a mi mamá por teléfono y ella vino a buscarme con mi papá y mi hermana Maite, que fue quien entró conmigo a la sala de parto para acompañarme. Diego se tomó el primer vuelo que consiguió y al otro día estaba en Buenos Aires.
-¿Y Rosa?
Yanina Latorre: Rosa se despertó recién cuando tocaron el timbre en casa (Se ríe)
-¿Fueron muchas horas de trabajo de parto?
Yanina Latorre: Si, unas cuantas. Pensá que todo arrancó a las 12 y Lola nació recién el 6 de enero a las 11.20 am. Igual, creo que lo más duro fue que Diego sólo tenía permiso del club por 3 días asi que quedé sola con la criatura en casa sin tener idea qué hacer.
Lola Latorre: Y ahí viene el relato de que no la dejaba dormir y la leyenda de que me ponía sobre el lavarropas porque ese ruidito y movimiento me daba sueño (se ríe)
Yanina Latorre: ¡Es la pura verdad! La paseaba horas y horas en brazos hasta que descubrí que si la metía en el “huevito” y lo apoyaba sobre el lavarropas -funcionando, claro- la nena se dormía. A ver, tampoco me permitía descansar demasiado porque yo me quedaba ahí sentada, cuidándola pero, al menos, no lloraba más. Fue un mes duro, pasé las de Caín. ¡Bah! Lo mismo que cualquier mujer que está sola en su casa, con una bebé encima tomando teta y -aunque durante el día tengas ayuda de tu familia- la realidad es que la noche la encarás sola. Una vez que la pediatra me autorizó a viajar, me instalé en México con Diego.
-¿El nacimiento de Dieguito (20) fue parecido?
-No, con el segundo todo es menos dramático. Recuerdo que estaba sentada en la peluquería haciéndome un brushing y empecé a tener contracciones. Estaba en Buenos Aires porque quería que Dieguito nazca en la Argentina -aunque en ese momento vivíamos en Guatemala- y ya estaba muy cerca de la fecha que me había dado el obstetra. Otra vez, con toda mi familia a la clínica, llamada a Diego para que saque un vuelo urgente y a las 17 horas, de ese mismo día, nació por parto natural con 5.500 kilos. Dieguito siempre fue un gordito bonachón, durmió de corrido desde el día 1 pero eso sí: era más serio que Lola. Sonreía poco.
Lola Latorre y los recuerdos de su niñez
-Volvamos a la infancia de Lola y esa niña tímida…
Lola Latorre: Casi sufrida, te diría. ¡No sé por qué era asi! Me costaba contarle a mis padres que algo no me gustaba. Cuando tenía 9 años viajamos a Nueva York con mi mamá, las dos solas, y caminamos muchísimo: yo usaba unas chatitas súper incómodas que me lastimaron los pies pero no dije nada hasta que un día volvimos al hotel y, tenía tantas ampollas, que me sangraron los dedos. Inexplicable por qué aguanté tanto sin necesidad alguna. Después me compré unas ojotas y caminé feliz hasta que volvimos a Buenos Aires.
-Tímida y sufrida, entonces
Lola Latorre: Bueno, ahí tenemos versiones distintas porque mamá dice que siempre me gustó ser la estrella de la familia, me vestía con brillos y preparaba coreos que todos tenían que ver.
Yanina Latorre: siempre te gustó cantar y bailar, eso es real. Las coreos duraban horas y Dora y yo ahí, sentaditas en el living de casa, como dos rehenes, mirándote. Digamos todo.
-¿Dónde vivían en ese momento?
Yanina Latorre: Dejamos Guatemala y volvimos a México pero, esta vez, a un lugar que se llama Culiacán: esa mudanza fue un estrés porque los nenes eran chiquitos pero, por suerte, me ayudó mucho mi hermana porque yo andaba, de acá para allá, con los dos chicos colgando. Culiacán fue una experiencia muy particular: es tierra de narcos y vivíamos en una mansión que había sido de un narco que huyó pero, antes, se la alquiló al club en el que jugaba Diego.
Lola Latorre: de esa época yo no recuerdo nada pero ellos cuentan que los ambientes de la casa eran tan grandes que yo iba de la cocina a mi dormitorio en bicicleta y que en la casa había una sala de cine.
-¿Cuándo volvieron a la Argentina?
Yanina Latorre: El último club en el que jugó Diego fue el Durango de México, en el 2005 se retiró y volvimos. En ese momento Lola ya tenía edad para empezar preescolar y Dieguito sala de 2 años.
Yanina Latorre: una mamá exigente
-¿Es una mamá exigente Yanina, Lola?
Lola Latorre: Lo es pero también nos crió con mucha libertad y eso lo valoro. Siempre está atenta a nosotros, a lo que nos pase pero no es sobreprotectora. Es más, yo siempre digo que, el día en que tenga hijos -que, aclaro, no está en mis planes por ahora… tal vez más cerca de los 30- quiero ser como ella que nos dio todo.
Yanina Latorre: Ay, Lola… ¡Me emocionás!
Lola Latorre: Es que es real. Además, algo que destaco siempre es que, aunque no tenemos la misma personalidad, somos súper compinches.
Yanina Latorre: a mi me gustaría mucho tener tu calma y serenidad. Tenemos personalidades distintas pero nos queremos y admiramos mucho.
-¿Vos también admirás a tu mamá Dora, Yanina?
Yanina Latorre: Uff… muchísimo. Creo que me parezco a ella pero Dora es 100 veces mejor madre que yo, no le llego ni a los talones. Retomando el tema sobre mi exigencia, es real lo que dice Lola: en casa, desde que ellos terminaron el colegio, siempre hubo una premisa y es que ambos debían estudiar y trabajar. De hecho, los dos eligieron Derecho y Dieguito tiene -desde hace un año- una marca de ropa que comercializa con dos amigos. Lola ya se sabe: es influencer y forma parte del Bailando 2023. Mi único objetivo es que ellos tengan las herramientas necesarias para salir adelante en la vida porque Diego y yo, a esta altura, sólo trabajamos porque amamos lo que hacemos y queremos dejarle un patrimonio a nuestros hijos.
Lola Latorre: pero esa exigencia viene acompañada por la libertad de que, por ejemplo, Sol y Felipe -la novia de Dieguito y mi novio- pueden quedarse a dormir en casa cuando quieren y mis papás felices de que estemos todos comiendo un asadito en casa el domingo al mediodía.
-No debe ser simple que Yanina Latorre sea tu suegra..
Yanina Latorre: yo tuve una suegra terrible, con la que no tengo vínculo, y tenía miedo de que esa historia se repitiera pero no fue asi, todo lo contrario: adoro a Sol y a Felipe, me gusta la relación que tienen con mis hijos, lo cariñosos que son, cómo se cuidan y respetan los 4.
Lola Latorre: nosotros tenemos, además, la ventaja de que Dieguito y yo nos llevamos súper bien, es raro que nos peleemos, como pasa con otros hermanos.
-Muchas mujeres sufren el síndrome del nido vacío cuando los hijos dejan la casa familiar… ¿Pensás que te va a pasar, Yanina?
Yanina Latorre: estoy segura que no lo voy a sufrir porque, de hecho, ya hoy estamos mucho tiempo solos Diego y yo. Lo único que les pido a mis hijos siempre es que me avisen si vuelven a dormir para quedarme tranquila si a la mañana no están. Después, ningún problema. De hecho, en general, los fines de semana con Diego estamos solos, armamos planes con amigos o disfruto de la paz, el silencio y orden de la casa. Yo pasé muchos años yendo a la playa cargada con bolsos y galletitas para la tarde, hice castillitos en la arena y salté las olas. ¡Estoy muy feliz de no hacerlo más! Cada momento tiene su genialidad y hay que saber disfrutarlo.
Bailando 2023: Lola lo disfruta y Yanina lo padece
-Sos una de las revelaciones del Bailando 2023, Lola: tuviste muy buen puntaje en las dos galas. ¿Estás contenta con la experiencia?
Lola Latorre: ¡Re! Me siento motivada y creo que estoy mucho más madura que, cuando debuté en el programa, en el 2019. Estoy disfrutando a pleno de los ensayos, cada vez le dedico más horas y ya estamos preparando el nuevo ritmo. Me siento muy acompañada por mi novio y protegida por mi familia y, aunque el momento previo a salir a bailar siempre te genera cierto estrés, pienso que, con el pasar de las semanas, voy a estar cada vez más segura y tranquila.
-¿Vos lo disfrutás como tu hija?
Yanina Latorre: no, nada que ver: yo lo padezco. Cada vez que aparece en la pista quiero que todo salga divino, que el puntaje sea perfecto y me duele la panza de los nervios que tengo. Es más, en la previa me cuido como nunca: trato de no decir una palabra de más porque tengo miedo de que le bajen puntos por mi culpa, estoy tensa, evito cualquier discusión, no soy filosa ni irónica. En ese momento sólo soy la mamá de Lola Latorre.
Fotos: Chris Beliera.
Videos: Mailén Ascui.
Producción general: Sofía Perez y Santía.
Estilismo: Mónica Sirio (@siriomonica).
Maquilló: Mariela Daguer (@marieladaguer).
Peinó: Gabriela Flores (@ga.flowers).
Agradecemos a: Cipitria, Ginebra, Joti Harriague, Shibinda, El Camarín, Mono Fuk y muy especialmente a Kos Pilar Hotel por la locación.