Victoria Vannucci apura el café -negro y amargo- mientras terminan de maquillarla y, con mucho entusiasmo, elige el delantal que usará para el shooting de la tapa digital de GENTE.
Le gusta la idea de que las fotos se realicen en la cocina y asegura que, en el próximo encuentro, el plato será “real”. “Eso sí: espero que les guste la comida 'spicy'… ¡Mis recetas tienen mucho sabor!”, asegura mientras elige qué verduras comenzará a picar.
La extenista, modelo y vedette lleva 8 años viviendo en Estados Unidos -actualmente en la ciudad de Los Ángeles- y vino a la Argentina para presentar su libro de cocina Mi camino hacia la Pachamama.
“Voy a volver pronto porque este viaje fue muy lindo y sanador. Lo disfruté mucho. Quiero traer a mis hijos -Indiana (10) y Napoleón (9) Garfunkel Vannucci- a conocer el país en el que nacieron y eso será cuando tenga los permisos necesarios”, asegura y se emociona.
-¿Esos permisos dependen de la firma de tu ex marido Matías Garfunkel?
-Sí, pero estamos en ese proceso y creo que voy a lograr cumplir el sueño de que mis hijos conozcan su patria, sus orígenes y, especialmente, a sus primos.
-¿Cómo son Indiana y Napoleón?
-Mis hijos tienen mi corazón. Me cuesta mucho definirlos y ser objetiva pero te aseguro que son niños sanos, alegres y honestos. Desde muy chiquitos me acompañan a trabajar y, cuando inauguré el restaurante Pachamama, me ayudaban a cocinar o preparaban limonada que vendían en la puerta porque yo siempre quise que conozcan el valor del dinero y sepan cómo ganarlo.
-¿Cómo está hoy tu relación con Matías Garfunkel luego del episodio que viviste el año pasado cuándo te denunció por violencia y terminaste presa en una cárcel de Utah?
-Eso fue horrible. Todo comenzó un día en que estábamos en casa y yo le pedí a Matías que avanzáramos en los trámites del divorcio. Te aclaro que ya llevábamos años separados y la relación entre nosotros era cordial pero… no sé: ese día se sacó. Cuando vi la expresión en sus ojos, me asusté: jamás lo había visto de esa manera, brotado. Corrí al baño y me escondí, pensé: “Salgo cuando se le pase” y me quedé tranquila porque los chicos estaban en otro piso, jugando, asi que no escuchaban nada.
-¿Te pegó?
-No, no me pegó. Quiero ser clara en eso porque Matías jamás fue violento conmigo. El único episodio que viví es el que estoy relatando y terminó de una forma absurda: él llamó a la Policía, me denunció por maltrato y labraron un acta. Una vez que se calmó me juró que iba a eliminar la denuncia y yo me quedé tranquila. No fue así. Lo supe la mañana en que apareció la policía en mi casa -con una orden de detención- para llevarme al juzgado porque no me había presentado a declarar. Estaba preparando el desayuno a mis hijos y me paralicé, quedé helada. Lo único que llegué a suplicarles es que no me esposaran porque no quería que Indiana y Napoleón me vieran así.
-¿Qué hizo el juez?
-Me mandó a un calabozo, encadenada y me pusieron el traje marrón del estado de Utah… Era como estar en una película o una serie de Hollywood. Pasé la noche -tapada con una manta sucia y llena de agujeros- con varias mujeres que gritaban, insultaban a las guardiacárceles. Nunca tuve tanto miedo en mi vida. Al otro día salí en libertad pero me comunicaron que tenía una restricción y no podía acercarme a mis hijos.
-¿Pensás que Matías Garfunkel quería quitarte la tenencia?
-Si, me imaginé eso y que, tal vez, quería llevarlos a Israel e instalarse allí con ellos.
-¿Cómo lograste recuperarlos?
-Estaba desesperada y lo único que se me ocurrió fue llamar a todos los periodistas que conocía en la Argentina y contarles que tenía terror de que el padre de mis hijos los secuestre. Yo creo que, gracias a ustedes, todos los medios que publicaron la noticia, él se arrepintió. Una vez que el juez comprobó que yo no representaba un peligro para ellos y, es más, debíamos compartir la tenencia, la situación se regularizó.
-¿Napoléon e Indiana saben lo que pasó?
-Si, yo hablo todo con ellos, por eso, cuando me calmé, me senté con ellos, les conté la verdad y les pregunté cómo estuvieron ellos durante ese período. Por suerte, no notaron nada asi que puedo decir que no fue una experiencia traumática. Ambos saben que su papá está enfermo, que es bipolar y me pidieron que no lo denuncie. La realidad es que mi vínculo con Matías es para toda la vida y ellos quieren que sea lo más armónico posible… Intentaré que, al menos desde mi lado, lo sea. ¿Sabés cuál es mi tranquilidad? El otro día Napoléon me dijo: “Gracias mamá por dejarnos seguir viendo a papá” y con eso me alcanza porque quiere decir que saben que podría haberme dejado invadir por la ira y el resentimiento hacía él pero los prioricé a ellos.
-¿Tus hijos tienen relación con Ariana y Juan, los hijos mayores de su papá?
-Ariana nunca los quiso conocer y con Juan tenían una excelente relación hasta que pasó lo que te conté con Matías. Espero que, en algún momento, puedan retomar el vínculo.
Una segunda oportunidad
-Vos y Matías Garfunkel se fueron a vivir a Miami en el año 2016… ¿Cuándo empezó la crisis entre ustedes?
- Te diría que de inmediato. Al principio yo lo tomé más como cuestionamientos míos -no los relacioné exclusivamente con la pareja- y me puse más introspectiva. A ver, cómo para graficarlo bien: me sentía incómoda conmigo misma. Un día me miré al espejo y no me gustó la mujer que había creado. Esa fue la primera señal de crisis que tuve.
- ¿Se lo comentaste a Matías en ese momento?
-Se lo dije, claro. En ese momento todo era un poco caótico porque nosotros nos fuimos de la Argentina de un día para el otro: él me pidió que arme algunas valijas con lo estrictamente necesario y nos fuimos. No es que tuve mucho tiempo de analizar por qué nos mudábamos, a dónde y cómo sería nuestra nueva vida. Pero, si tengo que describir un sentimiento que me empezó a acompañar (insistentemente) en ese momento, fue la incomodidad. Y un gran silencio. Ese es el recuerdo más claro que tengo de esos primeros años en Estados Unidos.
-Ese año se divulgaron fotos de ustedes en un safari -junto a animales muertos, que ustedes habían cazado- y, claro, esas imágenes provocaron un escándalo y el repudio general
-Es asi, tal cual. Y es lógico que nos hayan cancelado. Yo pedí perdón muchas veces por lo que hice y lo seguiré haciendo cada vez que sea necesario. No es fácil salir del cancelamiento pero… ¿Te digo la verdad? Primero quería perdonarme yo, eso es lo que más me interesaba. En el momento en hicimos ese viaje de caza -actividad que, lamentablemente, sigue existiendo como deporte y muchas personas aún la practican- yo sentí que algo de lo que pasaba estaba mal. Ojo, no quiero justificarme. Lo que hice estuvo mal: eso no se cuestiona. Pero, como para que la gente entienda el marco en el que ocurrió, yo vivía en un círculo social que me era totalmente ajeno. Miraba lo que hacía mi entorno y pensaba: “¿Así se divierten los ricos?” “¿Esto les parece normal?”. Y me respondía sola: “Bueno, a lo mejor es normal y la que no lo entiende soy yo porque vengo de otro mundo”. Te aclaro: es el día de hoy en que me reprocho haber participado de ese safari, yo tendría que haberme negado.
-¿Cuándo comprendiste -y tomaste dimensión- de la gravedad de tus actos?
-Cuando pensé en mis hijos viendo esas fotos. Ahí entendí todo y sufrí mucho… ¿Cómo iba a explicarles a Indiana y Napoleón lo que habíamos hecho? No puedo decirte exactamente en qué momento logré perdonarme pero sí que me llevó mucho tiempo. Yo no soy una mujer que patea la pelota afuera: soy muy autocrítica y exigente conmigo misma. Si a vos algo de lo que hice te parece mal, a mi mucho peor. Yo soy súper conciente de cada uno de los errores que cometí en la vida y jamás intentaría justificarme. Lo que hago es darte un panorama de quién era en ese momento y cómo vivía pero soy la primera en repetirme: “¿Cómo no me planté?” “¿Por qué no evité ese acto aberrante?”. Esos cuestionamientos me llevaron a una gran depresión.
-¿Cómo saliste de ese estado?
-Conectándome con la naturaleza en silencio. Eso necesité: mucho silencio. Venía de una vida muy mediática -empecé a trabajar en teatro y televisión cuando era muy chica- y lo único que quería era alejarme del ruido. Me instalé en el rancho de un amigo, comencé a trabajar en la huerta, a conocer el sabor y la evolución de cada verdura que sembré y volví a uno de los grandes amores de mi infancia: la cocina. Yo vengo de una familia tana que los domingos de juntaba en la cocina para amasar las pastas que luego almorzábamos.
-Así llegaste a abrir tu propio restaurante, Pachamama…
-Así es. Fue un proyecto muy ambicioso en el que dejé todo -fui lavacopas, mesera y chef: todo junto porque no podía darme el lujo de contratar empleados- y, por suerte, me fue muy bien. Es más, ese restaurante es el que me permitió abrir mi propio canal de Youtube con recetas y lanzar el libro “El camino hacia Pachamama” que ya está a la venta en la Argentina.
-¿Es verdad que te convocaron para ser parte de Masterchef Celebrity 2024?
-Tuvimos algunas charlas y la idea me encanta. !Sería hermoso poder cocinar en la televisión argentina! Pero no hay nada definido aún, esa es la realidad.
-¿Crees que la gente te perdonó?
(Piensa unos segundos en silencio) Siento que me están dando una segunda chance y lo agradezco infinitamente.
Aprender de los errores
-¿Cómo vivieron tus hijos esa etapa de depresión por la que pasaste?
- Ellos erán muy bebés, por suerte, y no se dieron cuenta de lo mal que estuve. Te aclaro que yo no soy una mujer que se queda en la cama llorando, jamás. Puedo estar triste, angustiada pero sigo adelante y, además, tampoco podía darme el lujo de hacerlo, justamente, por Indiana y Napoleón. Pero sí solía quedarme horas echada en el pasto analizando mi vida porque soy una mujer de 41 años que vivió todo demasiado rápido y con gran intensidad.
-¿Tenés algún buen recuerdo de tu matrimonio con Matías Garfunkel?
-Siii… ¡Muchos! Me casé muy enamorada de él, fui muy feliz, conocí muchísimos lugares a los que jamás habría tenido acceso si no hubiera sido por Matías. Eso no está en discusión. El problema fueron los últimos años de matrimonio y los errores que cometí. Sin embargo y, aunque suene fuerte, todo lo que soy hoy es gracias a mis equivocaciones. Así aprendí. Tal vez, si en el 2016 no se hubieran hecho públicas esas fotos terribles, hoy seguiría metida en ese mundo del que no me sentía parte.
-¿No extrañás nada de ese excéntrica vida que llevabas?
-Nada. Te lo juro. De hecho, me cuesta mirar fotos o videos de esa época porque no me reconozco. Hasta elegí dejar de usar algunos vestidos que me compré en esos años: hoy prefiero caminar descalza y sin maquillaje. Siento un gran rechazo por esa mujer que fui.
-¿Cómo definirías a la Victoria Vannucci de hoy?
-Simple, humilde y honesta
-¿Te gustaría volver a enamorarte?
-Siiii…. ¡Quiero! (Se ríe) Viví experiencias muy duras pero ahora estoy lista para volver a enamorarme, me gustaría conocer a alguien y divertirme, ser feliz. No sé si estoy en condiciones de ponerle a alguien el rótulo de novio -siento que aún tengo mucho por procesar- pero si estoy abierta al amor y a todo bueno que esté por venir.
Fotos: Alejandro Carra.
Videos: Martina Cretella.
Producción y Estilismo: Sofía Perez y Santía.
Maquilló y peinó: Rocío Somoza para Sebastián Correa Estudio.
Agradecemos muy especialmente a Casa Mamá Sana por la locación (@casamamasana, @mamasanablog).