Descalza, con un vestido beige y de la mano de la pequeña Mía, abre las puertas de su elegante casa ubicada en el exclusivo barrio de Nordelta. Es una de las primeras tardes del otoño y Sabrina Garciarena posará con total naturalidad, en medio de una invasión de mosquitos (típico paisaje de estos tiempos) y súper atenta a sus tres hijos, que actuarán como pequeños asistentes, sosteniéndole el teléfono, buscando flores para sumar a la producción y abrazándola.
Entretanto aparecerá un quinto actor en medio del shooting: Germán Paoloski llegará después de varias horas de trabajo, saludará a sus chicos y, vestido de traje, saldrá al parque para darle un vistazo al despliegue que se armó para la producción y para disfrutar de los looks otoñales de su mujer desde hace casi dos décadas. La misma mujer que, una hora después, comenzará la nota hablando sobre Pequeños grandes momentos, la obra que estrenará el lunes 15 de abril en el Teatro Multitabaris Comafi.
"Pequeños grandes momentos es una obra que te deja huella"
—¿Cómo estás viviendo estas semanas de ensayo?
—Son intensísimas, pero estoy muy contenta con Dalia Elnecavé, la gran directora que nos tocó. Este proyecto lo tenía desde el año pasado. De hecho, ya habíamos hecho las fotos y todo. Estuvo bueno porque tiene un montón de texto y es muy profundo. Valía la pena esperar a que se haga. Estamos con Tomás Fonzi, Michel Noher y Malena Sánchez. Se armó un equipo súper lindo.
—¿Qué se puede saber de Pequeños grandes momentos?
—El tema es así: una escritora de renombre atravesaba una etapa difícil de su vida. Le ofrecen un trabajo en una revista online. Lo tomo porque estaba "rota", pasando un momento duro. En la revista la gente escribía de manera anónima y ella respondía. Al principio se sentí mal, porque era una mega escritora y estaba haciendo algo así. Sin embargo, el amor de la gente y sus respuestas desde un lugar tan honesto la termina curando. De ahí surge el libro que luego se transformó en una serie de Star+. Cuando lo adaptaron al teatro, se convirtió en un mega éxito. La obra es una adaptación bastante diferente. No hay escenas tan marcadas y se habla todo al público.
—Ese método lo hace más íntimo, ¿no?
—Sí, y también más profundo. Tiene un gran ritmo, tocando temas movilizantes como las pérdidas de familiares, la depresión, los abusos, las pérdidas de embarazos. También hay momentos de diversión. Es una obra que te deja una huella. No tiene golpes bajos y te lleva a hablar y sanar.
—De todos esos temas, ¿cuáles son los que más te tocan a nivel emocional?
—A varios textos los transitaba con más distancia, hasta que la directora me sugirió que busque más cerca mío. Me parecía raro porque algunas cosas no me pasaron. Entonces pensé en familiares o amigos que pasaron cosas que suceden en la obra. Son temas que me pegan por cercanía. No quiero spoilear, pero hablo de cuestiones que requieren abrir el corazón de verdad para entregarlo al personaje y al público. Es importante que haya verdad.
—¿Cómo salís de los ensayos?
—Con otraenergía. Tengo un diario donde voy contando y escribiendo mis reflexiones y lo que me va ocurriendo. Al escribir me voy dando cuenta de qué es lo que hay adentro mío y qué voy pensando. Escribo para poner en palabras los sentimientos. También tomo mucha nota de lo que me dice la directora.
—¿Usás este método en todos tus proyectos?
—Depende la película o la obra. En algunos tengo una necesidad fuerte de tener que buscar más en mí. Igual, es un ejercicio que hago en la vida en general. Hay un libro de Julia Cameron que se llama El camino del artista y me acompaña desde que empecé la carrera: lo amo, te propone escribir todos los días. Hay cosas que ni me animaría a volver a leer porque de repente veo lo mambeada que estaba en ese momento, ¡cuando en realidad yo me sentía re sana. Yo siempre me sentí muy segura en las decisiones que fui tomando, sin importar los miedos. Sin embargo, en lo que iba escribiendo descubro a una chica confundida en un montón de cosas. Pensá que empecé de muy chica y de repente viajaba a otros países sola durante meses.
De Verano del 98 a Rebelde Way: cómo fueron sus inicios y... ¿volvería a trabajar con Cris Morena?
"A los 14 empecé a hacer publicidades y participaciones en programas -cuenta Sabrina–. Cuando terminé el secundario le puse más energía y a los 18 años me fui de casa. Era re chica, ahora que lo pienso, y ya viajaba sola y tenía otra vida, aunque eso no significa que no lo hacía con miedo. Me cuidaba un montón a mí misma, eh, y era muy organizada. Lo cierto es que cuando me vuelvo a leer veo como una chica con algunos miedos, pero normales", analiza.
—¿Dónde están esos miedos en la adultez?
—Siempre te dicen que la de grande es la mejor etapa porque contás con la experiencia de lo vivido, pero debo admitir que como mamá me volvieron algunos miedos. Por ejemplo, soy medio obse respecto a que quiero que esté todo bien con mis hijos. Por otro lado siento que si no estuviera así no me sentiría una buena mamá.
—Justamente de chica pasaste por Verano del 98 que fue un boom, ¿cómo recordás esa experiencia?
—Fue fuerte. El otro día lo hablaba con Tomás Fonzi de lo que había sido para nosotros. Yo hacía bolos, pero él era recontra protagonista. Me acuerdo que estaba en la secundaria y todo el mundo miraba ese programa. Pasar por el estudio y después ir al colegio era realmente fuerte.
—¿Cómo era trabajar con Cris Morena?
—Todo el verano nos tenía haciendo baile y cantando. Entrenaba a todos por igual. Te formaba. Era una escuelita impresionante. Y después estuve en Rebelde Way, otra experiencia, porque era un poco más grande y estaba más asentada. Me encantaría volver a laburar con Cris. Sabe que la admiro mucho. Aparte, a mí me gusta mucho cantar y ella sabe mezclar música y actuación.
—¿Si los chicos te dijeran de participar en una tira juvenil?
—A mí se me ocurrió sola. Mis viejos no tuvieron nada que ver: yo tenía una pasión muy marcada. Armé todo para llegar a eso. Mis hijos por ahora no me lo pidieron. Si lo hicieran, obvio que los escucharía.
"Soy mucho más tranquila que Germán, y relajada con el cole de los chicos"
"¿Si estoy muy encima de mis hijos? Lo normal —afirma Garciarena–. Germán siempre dice: 'No hay que preocuparse, sino ocuparse'. Yo hago eso con mis hijos. Por ejemplo, en esta casa hay río y pileta y hay que tener cuidado, con muchos ojos mirándolos. De todos modos me siento más tranquila porque están más grandes: Mía va a cumplir cuatro años, León tiene diez y Beltrán, siete. Ya no son tan bebés", cuenta.
—Cuando nació Mía eran muy chicos sus hermanos...
—Sí, totalmente. Eran re bebotes los tres. Ahora me siento más tranquila, estoy durmiendo mejor... Es increíble. Hace poquísimos meses fue el cambio, eh.
—Con tres niños chicos dando vueltas, ¿enloqueciste en algún momento?
—Creo que soy una persona que se auto-regula. Muy de armonizar y tratar de que todos estén tranquilos. Es la forma en la que yo misma puedo estar tranquila. Cuando me empiezo a estresar un montón, me regulo sola.
—¿Te das cuenta vos o te lo marca Germán?
—Yo soy mucho más tranquila que él. Él es más 220... Veo que la gente cuando está nerviosa se pone a gritar y yo no llego a ese punto. Me ha pasado en una situación extrema, pero no es muy habitual porque freno antes. Por ejemplo: no me saturo a nivel laboral. Antes de dar el ok a una serie o un proyecto me tengo que fijar que realmente sea compatible con mi momento de vida. Soy muy responsable en llegar temprano y estar. Nunca falto a una función.
—Decías que sos obse con el cuidado de los chicos, ¿también sos así en lo académico?
—No, para nada. Soy relajada con el cole. Igual, si hay una prueba me siento a estudiar con ellos. De todos modos, como van a un colegio doble turno no suelen tener tanta tarea o pendientes para realizar en casa. Trato de que cuando salen de clases tengan actividades recreativas, sino es todo el día estudio...
—¿Qué planes comparten?
—Para empezar, cenamos todos los días todos juntos. Hablamos mucho de qué quiere hacer cada uno. A Beltrán le gusta el fútbol e ir a la cancha: cada tanto vamos todos a acompañarlo. A León le encanta viajar, comer afuera y visitar a sus primos y abuelos. Mía es de las fiestas, ama los cumpleaños y ponerse un vestido. También estamos bastante en familia con mi hermana y mis sobrinos.
Su historia de amor con Paoloski y el futuro casamiento
Cuenta Garciarena que con Germán se conocen hace diecinueve años y hace quince que están juntos. "En realidad, yo conozco a sus amigos de grupo desde muchos años atrás -puntualiza-. Bueno, en realidad yo conocí a todas sus novias y él a todos mis novios...
—Mientras eran amigos, ¿sentías algo?
—Cero. Nunca lo había pensado. Aparte para mí era difícil mantener un noviazgo porque de repente me iba seis meses a vivir a otro país y volvía. Cuando nos pusimos de novio tampoco le veía futuro a la relación. Distinto cuando me instalé por completo en Argentina. Pero me acuerdo que cada tanto íbamos todos a tomar algo, él caía con alguna chica y era raro...
—¿Cómo fue el salto entre la amistad y el noviazgo?
—Él comenzó a confundirse (risas). Después de un viaje en el que yo me había peleado con un novio, notamos que entre nosotros había algo en el aire. Él, por su lado, empezaba a mostrar más insistente para vernos. Un día me dio un beso y yo no me lo esperaba. A su vez, el beso estuvo increíble. Ahí empezó todo. Él rompió algo y listo. León llegó recién cinco años después, pero en el medio nos separamos veinte veces y yo viví en Italia, España y Túnez. Pasó de todo en ese tiempo. Fueron años raros. Luego todo se acomodó.
—¿Cómo se organizan hoy con Germán entre sus agendas apretadas y los chicos?
—Nos vamos cubriendo y nos relevamos la posta. También tengo ayuda externa, porque si no no podría ir a los ensayos. En las mañanas tenemos una rutina intensa entre despertarlos, bañarlos, prepararles la comida para el día y llevarlos a sus actividades...
—¿Ves a alguno siguiendo el camino de ustedes?
—Ni idea . León es más sensible: hace canto y teatro. También le encanta la música, pero no sé si va a dedicarse a ella. Para él el arte es súper terapéutico. Beltru ama el deporte, pero por ahí sale abogado, eh. No sé... Mía es muy chiquita y tranquila. En realidad, se portan bien los tres... Son nenes buenos. Creo que es porque ven tranquilidad entre nosotros. Aunque, ojo, en realidad ambos somos re bravos, eh.
—¿En qué sentido?
—Tenemos mucha personalidad y si ponemos el grito en el cielo, explota. Igual, te digo si yo veo que estamos por explotar voy avisando. Igual, hay mucho amor. Yo sigo re enamorada de Germán.
—¿Cómo se sostiene una pareja como la de ustedes?
—Por el amor. Si eso se terminara, nos daríamos cuenta. ¿Viste que hay algo que no se explica? Cuando vos ves que de los dos lados hay una intención de arreglarlo es que todavía hay ganas de seguir creciendo. Si no está eso, no tiene sentido seguir.
—Dijiste que seguís enamorada de él: ¿Qué te sigue enamorando de Germán?
—Lo admiro mucho. Si bien cada uno está re enfocado en su carrera y no nos vemos todo el tiempo tampoco (por ejemplo, hoy lo vi cinco minutos), aprovechamos a salir con nuestro grupo de amigos o en la semana nos escapamos a comer o vamos al teatro en plan novios. Todavía existe el cosquilleo. También hemos tenidos crisis. Los nacimientos de los chicos fueron complicados porque se mueven muchas cosas. Hubo otros momentos de menos encuentros, y siempre volvemos a apostar. No es mágico, hay que construirlo. Pero el sol de nuestra relación es el amor.
—Sabemos que están comprometidos. Entonces, ¿para cuándo el siguiente paso?
—Sí, estamos comprometidos y ahora hay anillo. Cuando cumplimos quince años juntos me dio esta alianza con motivos pequeños que representan a nuestros hijos. La idea siempre está, pero aún no lo definimos.
—¿Te dan ganas ?
—Sí, me emociona la idea de casarme con Germán. Me parece que está bueno casarse con una familia así y queriéndose. Y aunque me imagino una fiesta tranqui y familiar, no descarto otra cosa, eh.
Fotos: Chris Beliera
Producción: Sofía Perez y Santía
Estilismo: Carolina Maxwell (@carolinamaxwell)
Maquillaje: Milagros Spagnolo (@milislooks), para Frumboli Estudio (@frumboliestudio)
Peinado: Cerini (@cerininet) y Natalí Pomasoncco (@natalipomasonccomkp),
para Sebastián Correa Estudio (@sebastiancorreaestudio)
Looks: Justa Petra, Blue Sheep, Prüne y Sarkany
