“Sanar el peso de la historia compartida”. Esa es la frase que elige Miriam Lanzoni (43) para describir este 2023, que se cierra con la concreción de uno de sus proyectos personales más ambiciosos: el estreno de Partida, la película que relata el drama familiar que atravesó cuando era una niña. Pero a su vez, atravesado todo lo que significa ponerse frente a semejante trabajo, se vienen grandes definiciones a nivel personal por su relación con Christian Halbinger, el plan de casamiento y el proceso para adoptar un hijo en Haití que emprendieron desde hace un tiempo.
Siete años y medio de amor. La actriz conoció a su pareja casi de casualidad en una noche de boliche. “Fue hermosa y bastante rara. Él estaba en un lugar comiendo, yo estaba lejos y nos encontramos en un lugar. Bailamos y comimos platos brasileros. Esos momentos en donde uno se está conociendo y está caliente con el otro son mágicos”, se sincera. A partir de entonces se volvieron inseparables y, en 2020, anunciaron su compromiso en las cálidas playas de Brasil tras una fuerte crisis que casi los separa para siempre.
-Pasaste la comezón de los siete años.
-Tuvimos unas cuantas comezones antes. ¡Ay, pero como picaba en esa época! (Risas). Como dice Moria (Casán) soy de avanzada, vanguardia.
-¿Qué les dejó eso de enseñanza?
-Haber atravesado todo eso que teníamos que pasar nos permitió conocernos sabiendo todo lo malo que mostraba el otro. Ahora estamos bárbaro.
-Es importante que, con tanto trabajo, te apoyó en que puedas seguir enfocada en tus proyectos.
-Tal cual. Es un gran compañero. En este último tiempo siento que muy abocada a mi laburo, hago teatro, los fines de semana no estoy en casa y también viajo. Encontré un compañero que entiende e interpreta que esto es mi pasión, por eso es una gran persona.
-Bueno ahora ya terminaste la película y las obras de teatro, ¡No hay excusa para seguir posponiendo el casamiento!
-¡Para! Mis compañeras de elenco no dejaban de preguntarme durante este año cuándo era la fiesta. A mi para todo me da el cuero, pero organizar un casamiento es un estrés. Aunque la pongas a Claudia Villafañe de wedding planner sí o sí hay cosas que tenes que decidir e involucrarte.
-¿Pero hay ganas?
-Si. Ahora el 8 de diciembre tengo el casamiento de Caro Haldemann, una amiga. Eso me entusiasma… pero apenas me pongo a pensar en el quilombo que es organizar un casamiento por una sola noche lo pateo para más adelante. En algún momento me voy a decidir, me voy a mandar y lo voy a hacer.
-¿Qué pasó que no se dio en ese momento?
-No pusimos fecha. En un momento habíamos pensado la fecha del civil y después la cancelamos por un trabajo. Yo estaba rezando porque no se filtre porque el verdadero motivo era ese, que estaba presentando una película en España.
-¿Hay alguno que está más enganchado que el otro con esta idea de casamiento?
-Los dos, aunque obviamente que tuvimos momentos en donde estuvimos más o menos compenetrados con la idea. A mi me encanta. Siempre fue un deseo compartido.
-¿Tienen previsto retomar esos planes?
-El año que viene seguro nos casamos.
“Maternar me ilusiona muchísimo”
Hace unos años la artista dio una nota en donde afirmó que maternar era un compromiso bestial, entieniendo lo que sigbnificaba en la vida de cualquier persona hacerse cargo de otro ser. pasado un tiempo prudente y con su relación consolidada, una buena noticia podría cambiar el destino de ambos para siempre.
-¿Cómo te llevas hoy con eso hoy?
-Maternar es una decisión personal que le pertenece a cada mujer. Y eso tiene que venir de un deseo. Yo siempre me lo tomé de esa manera, me hice cargo. Vengo de una familia convencional en donde toda mi vida escuche esto de los mandatos de ser madre. Después si es o no acompañada, lo veré yo. El deseo de ser madre lo tuve siempre, pero no me corrí con los tiempos ni me puse un reloj bilógico.
-De hecho hiciste un tratamiento pensando a futuro.
-Sí. Congelé óvulos en dos oportunidades para asegurarme que nada me iba a correr porque no me parecía justo para mí. Maternar me ilusiona muchísimo. Cuando pongo ese término "bestial" es que para mi significa que es algo enorme que no se compara con nada. En ese momento que me hicieron esa nota no sentía que era el tiempo de tener un hijo. Pero paralelamente inicié los trámites de adopción, algo que está muy cerca de concretarse.
-¿En que etapa de este proceso estás?
-Fue un proceso largo y tedioso, especialmente en Argentina. Por eso decidí hacerlo afuera. Las personas que han pasado por eso lo saben. En este caso hay tiempos burocráticos que no dependen de mi. No me queda más que esperar. Cada vez está más cerca. Estoy bastante cerca. Pero no quiero generarme ni generar ansiedad ya que te repito: no depende de mi. Me lo tomo como el tiempo que me toca esperar y me preparo cada vez más como persona. Quiero brindarle lo mejor de mí y todo lo que sé.
-En este caso, cuando llegue el momento, ¿te instalás por un tiempo en Haití?
-Si, lo que sea necesario.
-¿Sentis una doble responsabilidad por adoptar y tener esa tarea de recomponer una vida?
-No me lo tomo desde ese lugar. Yo veo las cosas de manera muy simple. Un hijo es un hijo y la maternidad es en el día a día. Cada caso es distinto al otro. Los niños vienen con su recorrido, personalidad y aprendizaje.
La reacción de Miriam Lanzoni ante la paternidad de Alejandro Fantino
-¿Sentís que cargas con tu relación con Alejandro Fantino por la clásica pregunta sobre tu ex?
-Para nada. No me molesta que me pregunten por él. Fui su pareja durante diez años, fuimos familia y representamos una pareja muy querida en el medio. Por qué me molestaría. Le tengo un cariño inmenso a Ale. Todo lo bueno que le pase me alegra profundamente. Es más la necesidad de escuchar otra cosa… nos separamos bien y van a pasar los años y voy a seguir diciendo lo mismo.
-¿Cómo tomaste la noticia de que va a tener su primer hijo con Coni Mosquera?
-Me súper alegré.
-¿Le escribiste?
-Estaba en un retiro espiritual con Alejandro Paker en Buzios, Brasil. Nos habían invitado a un hotel espiritual y, como te recomiendan desconectar, estuve mucho tiempo con el celular apagado. Cuando saltó la noticia (Fantino lo contó en su programa de Radio Neura) lo prendí muy tarde y no me paraban de caer mensaje de todos los programas. Entré en pánico. Cerré el teléfono y me fui a bañar sin ver qué pasaba. Todos querían saber qué opinaba, pero fue un alivio saber que era eso y no algo grave. Lo primero que hice fue escribirle para felicitarlo. Él ya tiene un hijo enorme así que me imagino que debe estar feliz.
Partida, el relato del drama familiar en la pantalla grande
“La peli refleja que hay una mujer que sale adelante acompañada por un hombre. No hubiera sido lo mismo sin mi padre que la acompañó”, destaca sobre el film que se estrenó recientemente en los cines. Dirigida por Diégo Suárez, con Lanzoni involucrada en la producción y rodada íntegramente en la ciudad chaqueña de Pampa del Infierno (donde se crió la artista), relata la historia de Susy, su mamá, víctima de violencia de género.
“Reconstruir todo esto fue un trabajo en familia. Y lo hicimos. En este caso hay un detonante, algo que necesitaba resolverse. Yo no me quedo con ese pasado tremendo. Sucedió, pasó. Es algo reversible. Así lo abordó mi mamá y lo abordé yo desde que tuve edad para entenderlo”, agrega.
-¿Eso que se tenía que cerrar era algo más tuyo o una necesidad de toda la familia que vos viniste a reflejar?
-Nunca se había hablado de esto en la familia. Fueron años tremendos, muy difíciles. La vida continuó y nunca se tocó el tema, pero era algo que estaba latente. Yo antes de la pandemia empecé a escribir sobre esto. Naturalmente se dio que lo hice con forma de historia por la admiración que me generaron mis padres y el cómo salieron adelante. y en un momento me dieron ganas de que lo conozca la gente, ahí se gestó la película.
-¿Cómo le contaste a ella que querías llevar su historia a una película?
-En principio lo hice con miedo. Ella nunca había hablado de esto y tenía que respetar ese silencio porque no sabía qué le podía pasar con todo esto. “Hacelo, hija”, fue su respuesta. Yo le quise mostrar lo que tenía escrito y no quiso verlo, me dijo que confiaba en mí. Creo que no tomaba conciencia: de no hablarlo nunca, de que no lo sepan sus amistades a estar en la pantalla grande. No quiso ver nada y mi papá tampoco. Así que fue como un salto al vacío porque recién en el cine vio cómo quedó.
-¿Cuál fue la devolución instantánea?
-Fue en el preestreno que se hizo en Chaco. A mi mamá le cuesta hablar face to face. Me mando un mensaje que tengo atesorado en donde me dice que le trajo paz que y haya visto las cosas así. Fíjate a la altura de la vida que ella pudo entender que yo la tenía como una heroína y que para mi esta es una historia luminosa. Para mi viejo también, fue el orgullo lo que lo movió.
-¿Cómo viviste el triple rol de producir, actuar y ser una de las protagonistas en la vida real de los hechos?
-Desde que arranqué con este proyecto fue poner mi cuerpo, corazón y alma. Una entrega enorme. Estaba todo el tiempo atravesaba porque estaban en juego mis emociones, pero tenía que dosificar porque sabía que iba a ser un proceso bestial. Yo estaba en cada uno de los detalles. Fue más de un año involucrada de lleno con cada una de las áreas. Llegué a dormir tres horas por día con todo lo que significaba estar filmando en mi provincia. Fue mucho. Me cargué con todas las responsabilidades. Lo pienso y se me dibuja una sonrisa. Me encontré con todo un equipo que abrazó al proyecto como si fuera propio. Fue una historia que comprometió a todos desde el minuto uno.
-¿Hubo algo que te removió especialmente de ese tiempo en Pampa del Infierno?
-Si, la chica que hace de secretaria del juzgado me contó que la noche antes de grabar estuvo conversando con su mamá sobre lo que había ocurrido. Era como que la película, en paralelo, se estaba replicando en cada una de las casas del pueblo. “Nos acordábamos del día en el que ustedes se escaparon por un muro porque apareció una persona queriendo matarlos a todos”, me dijo. Esa situación me la trajo ella, no me la acordaba. Me largué a llorar y llamé a la guionista porque nosotros habíamos hecho una recreación de esa huida y la hicimos justamente saltando un muro -algo que abortaron por un tema de seguridad-. Fue el inconsciente el que me hizo armar la toma así.
Miriam Lanzoni, entre la actriz y la productora
No se discute que el actor que se pone en la piel de director o productor le imprime otra óptica al trabajo. Y también se para desde otro lugar con sus pares. Luego de terminar este proyecto tan ambicioso y a pesar de que ya se probó en este rol, Lanzoni ya siente que efectivamente pudo poner en práctica sus mejores conocimientos como guionista.
-Actriz y productora, ¿de qué lado te quedas?
-Además de la peli este año estuve haciendo dos obras de teatro. Yo soy actriz por sobre todas las cosas. Fue esa búsqueda de crecer como actriz la que me llevó a producir y estudiar guión. Yo lo hago de manera integradora. Vengo haciendo un camino silencioso en la producción y esta peli fue el resultado de eso.
-¿Qué se viene?
-Otra película y una serie en el exterior. Vengo haciendo coproducciones con otros países. Vengo laburando un montón, pero por temas de contratos no puedo contar muchos detalles.
-Tanto por tu perfil de actriz como de productora, ¿te preocupa lo que puede llegar a pasar con la anunciada quita del financiamiento a producciones de cine y televisión a partir de la gestión de Javier Milei?
-Yo siento que es imposible que suceda lo que se está anunciando respecto a que deje de funcionar el INCAA o se saquen los subsidios. Es imposible dejar de financiar a la cultura. Sería una locura. Nadie con un poco de sensatez lo haría porque la cultura es la identidad de un país. Acá se hace buena música, buen cine… estamos marcados por el arte. Si hablamos de reordenar y reestructurar, bienvenido sea. Si llegase a suceder, me preocuparía. Pero siento que no va a pasar.
-¿Y desde el lado de la ciudadana como vivís esta nueva etapa que se viene para los argentinos?
-Es momento de que todos vayamos para el mismo lugar. Los que adhieren y los que no. Hay un montón de cosas con las que no estoy de acuerdo, pero ponerse en la vereda de enfrente y marchar en contra, hoy ya no va. Hay que dejarse de romper las pelotas y respetar al que opina distinto. La queja no funciona. Solo logramos enfrentarnos laburantes con laburantes. Lo único que sé es que quiero que mis viejos, con más de sesenta años, puedan estar tranquilos trabajando como lo han hecho toda la vida y que no est én con la soga al cuello. Argentina es un país hermoso al que le sobran recursos y buena gente. Tenemos que lograr el efecto mundial: abrazarnos todos por una misma causa, logrando querer más a nuestro país. Hay que bancar los trapos.
Fotos: Lisandro Kaell.
Estilismo: Valentina Mayol.
Make up y peinado: Barby Mencia.
Diseño de tapa: Darío Alvarellos.
Edición de video: Mailén Ascui.
Agradecemos a: @lascleoshoes, @dharma_outfit, @las.gladiolas y muy especialmente a Silvina Ocampo de la agencia Raquel Flotta.