"Buona sera", fue lo primero que dijo Francisco al aparecer en el balcón principal de la Basílica de San Pedro, después de que el cardenal protodiácono Jean-Louis Tauran, secundado por miembros de la Curia romana, anunciara que era el nuevo líder de la Santa Sede. Había pasado más de una hora desde que fuera elegido (77 votos entre 115 electores), surgiera la fumata blanca partiendo desde la chimenea de la Capilla Sixtina y se calzara la clásica sotana que visten los papas: Jorge Bergoglio se acababa de consagrar papa de la Iglesia Católica.
Ante cien mil feligreses (entre ellos, incontables argentinos) desbordando la Plaza de San Pedro, su nombre como Sumo Pontífice (Francisco) y su rostro se dieron a conocer a las 20.13, hora local. Sonriente, pronto señaló: “El deber del Cónclave era darle un obispo a Roma... Parece que mis hermanos cardenales fueron a buscarlo al fin del mundo. Aquí estamos. Les agradezco esta recepción. ¡Gracias!”, respondió a la algarabía general. Muy pocos soñaban con un Santo Padre argentino cuando Benedicto XVI renunció a su cargo el 11 de febrero previo. Bergoglio eligió el nombre por San Francisco de Asís y por San Francisco Javier, de la Compañía de Jesús.
Guillermo Karcher: "Cuando lo vi de blanco no-lo-po-dí-a-cre-er"
El Monseñor argentino Guillermo Karcher no olvida aquel instante, y así lo cuenta: “Me fui a rezar a una capilla cercana a la Sixtina. Escuché aplausos. Se abrieron las puertas y quien producía el humo de la fumata me comentó: ‘Ganó el tuyo’. Entonces lo vi allá, atrás de todo, de blanco, bajo el Juicio final de Miguel Angel. Era Bergoglio, era el nuevo obispo de Roma. No-lo-po-dí-a-cre-er", cuenta Karcher, en aquel momento de 49 años.
"Lo cierto -cierra el porteño de Saavedra y oficial de Protocolo y Ceremonial de la Secretaría de Estado del Vaticano- es que la emoción y la admiración de aquel 13 de marzo en el balcón de la Plaza de San Pedro siguen brotando continuamente en mi corazón, constatando que con el pasar del tiempo nuestro Sumo Pontífice no se cansa de proponer un mundo nuevo, basado en una humanidad reconciliada y a la vez cuidadosa del planeta, que es nuestra casa común y la única que tenemos.
Del primer día, a la consagración
La acción que conmovió de manera temprana: abonando su estancia en el Hotel Domus Internationalis Paulus VI, en Vía Della Scrofa 70, donde se alojó antes del Cónclave.
¿Otro gesto? También el día siguiente a ser electo, y junto a los cardenales, se movilizó a bordo de una combi. Sí, rehusó usar la limusina oficial.
Entretanto, en la biblioteca de la residencia veraniega de los papas, lo recibió Benedicto XVI. Como había anticipado la noche anterior, apenas proclamado (“Mañana quisiera ir a rezar a la Virgen”), Francisco cumplió su palabra y se acercó a la Basílica di Santa Maria Maggiore, en Roma, para llevar una ofrenda.
El 19 de marzo Bergoglio fue erigido máximo referente de la Iglesia Católica, y el planeta lo saludaba con beneplácito. Desde un Vaticano abundante en banderas celestes y blancas, recibió el afecto de los fieles que se acercaron a la Plaza San Pedro. A las 8.45 saludó durante veinte minutos a las 300 mil almas que colmaban cada espacio de la plaza. Pronto se le colocó el palio (capa de cordero, blanca y con cinco cruces rojas: uno de los atributos papales junto con el anillo) y la mitra.
Entre numerosas autoridades de Estado y notables representantes internacionales, se encontraban los príncipes (hoy reyes) de los Países Bajos, Máxima Zorreguieta y Guillermo Alejandro, y de España, Letizia Ortiz y Felipe VI. Su Santidad lanzó una bendición general, bajo la imagen de la Virgen María y el Niño Jesús. Acto seguido, sobre un jeep Mercedes Benz modelo 6500, con barandas y capot opcionales –que no usó–, saludó a la multitud.
Sergio Rubin, su biógrafo: "Nadie es profeta en su tierra"
"La reducción amañada de su figura a su relación con la Argentina política impide valorar todo lo que vino haciendo en estos diez años en favor de una Iglesia más abierta y comprensiva, ante las diversas realidades humanas, austera y particularmente preocupada por los pobres. Una Iglesia más dialogante y menos admonitoria", traza una especia de balance del ciclo papal de diez años el periodista santafesino Sergio Rubin.
"También impide apreciar la gran cantidad de medidas que tomó para combatir el flagelo de los abusos sexuales clericales -el mayor escándalo en mucho tiempo- y para transparentar las finanzas vaticanas, acechadas por la corrupción y las mafias. Y sus esfuerzos por el cuidado del ambiente y la paz mundial. En fin…", refuerza la idea el especialista en temas religiosos, escritor y biógrafo de Francisco.
Y adentrándose en lo profundo en grieta nacional, añade y redondea: "Seguramente Francisco cometió errores. Incluso varias veces pidió perdón. Ahora, ¿entre los errores se cuenta no haber venido aún a la Argentina? ¿Cuánto complica ese propósito la grieta? ¿Llegará el momento en que lo hará y contribuirá a unir a los argentinos? Por ahora parece cumplirse aquello de que 'Nadie es profeta en su tierra', como reza el Evangelio.
Su lugar en el mundo
Apenas consagrado Papa, Francisco decidió residir -como lo sigue haciendo una década después- en la Casa de Santa Marta, a sesenta metros de la Basílica de San Pedro. Allí, además, es donde maneja su propia agenda, recibe invitados, mantiene audiencias privadas y transcurre la mayor parte del día. Habita el austero cuarto de huéspedes 201, del segundo piso al centro, con dos ventanas al exterior.
Posee una escultura de la virgen de Luján, frente a la cual acostumbra tomar mate. En Santa Marta intenta no hacerse notar entre la centena de residentes, a quienes suele cruzarse. También asiste a la misa de su capilla. Puertas afuera, lo custodia las veinticuatro horas una guardia pretoriana.
Itinerante y ¿vitalicio?
Mientras que en un cuarto de siglo de pontificado Juan Pablo II viajó a 129 países en 104 visitas pastorales, a lo largo de su década al frente del Vaticano, Francisco concretó 49 travesías fuera de Italia y visitó 59 naciones, incluida -en 2023- República Democrática del Congo, superando a Benedicto XVI (23 países en 24 viajes a lo largo de ocho años).
Fue justamente en su reciente aventura por África cuando el argentino nacido en el barrio de Flores dio por descartadas las versiones que indicaban su posible alejamiento. Y lo hizo a partir de la carta de dimisión que él mismo admitió haber escrito poco tiempo atrás. “Creo que el ministerio del Papa es ad vitam”, aclaró. “No veo (porque Benedicto haya renunciado debido a su salud) ninguna razón para que no sea así; (dejar el cargo) por el momento no lo tengo en mi agenda”, subrayó con sus actuales 86 años a la revista jesuita La Civiltà Cattolica, convencido de que el puesto que ocupa es para toda la vida y hasta bromeando con que quizá “deberíamos cambiar de Papa cada seis meses”.
Nelson Castro: "La primera vez que un papa habla abiertamente sobre su salud"
Autor del libro La salud de los papas, el médico y periodista Nelson Castro cuenta que se decidió a escribirlo cuando Francisco se lo propuso: "Tiene que empezar por mí, para que yo le cuente mis neurosis"
"Esas fueron las palabras que, en medio del bullicio de la audiencia pública de aquella soleada mañana del miércoles 25 de octubre de 2017, pronunció el papa Francisco mirándome a los ojos", recuerda quien tuvo a cargo de "una investigación periodística con una trastienda apasionante y novelesca que culminó en un obra histórica y única. Histórica porque todo lo que en ella se narra está absolutamente documentado y única porque es la primera vez en toda la historia de la Iglesia Católica en que un Papa se allanó a hablar abiertamente sobre su salud", señala el conductor de Telenoche.
Aquellas dos entrevistas que Francisco le brindó para hablar de su salud, sentencia Nelson, "fueron increíbles e impactantes. Increíbles, porque nunca pensé que se abriría a hablar con tanta claridad y detalle sobre sus enfermedades; impactante por no haber excluido de sus respuestas el tema de sus neurosis ni de su consulta con una psiquiatra, algo que para muchos sacerdotes representa aún hoy un tema tabú".
Una década después de llegar al Vaticano, Castro afirma que "el Papa superó con éxito una delicada y difícil operación por su afectación del colon (estenosis diverticular), exhibiendo una capacidad de recuperación notable para una persona de 86 años. Y hoy está en proceso de rehabilitación de una lesión meniscal de su rodilla derecha. Ya camina con bastón y tiene menos dolor", completa con información actualizada.
Mensajero de Dios
En honor al décimo aniversario de la elección del papa Francisco, el Servicio de Correos y Filatelia del Estado de la Ciudad del Vaticano acaba de emitir cuatro sellos en su honor, con sendas imágenes que marcaron hitos en su gestión: el primero representa la misa del 19 de marzo de una década atrás, el comienzo de su magisterio; el segundo lo muestra besando el Evangelio para celebrar el Día de la Palabra, establecido con la Carta Apostólica Misericordia et misera del 20 de noviembre de 2016.
El tercero indaga en su primera visita pastoral a Lampedusa, el 8 de agosto de 2013, antes de arrojar una ofrenda floral al mar en el que tantos refugiados murieron; y en el cuarto y último sello aparece reconciliando a un penitente durante la iniciativa “24 horas para el Señor”, del Jubileo de la Misericordia.
Al mismo tiempo, aquí, a 11.142 kilómetros de distancia y en una carta dirigida a los cardenales, arzobispos y obispos del país, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina invita -señalando el período del 11 al 19 de marzo (fecha del inicio del ministerio petrino)- a que “toda la Iglesia que peregrina en la Argentina celebre con gozo y fervor un aniversario tan especial”.
Fotos: Diego García, EFE y Archivo Grupo Atlántida
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