“Ya me devoró el personaje”, dice el humorista conocido por todos como el Oficial Gordillo. Y aclara que en la vida diaria son pocas las personas que le dicen por su verdadero nombre, Miguel Martín. Oriundo de Famaillá, Tucumán, fue haciéndose espacio entre las carteleras de diversos espacios del país, agotando salas durante toda la temporada de Carlos Paz en los últimos años.

En una charla con Revista GENTE, revela su pasión por el teatro desde que era niño. Y también menciona el origen del personaje que lo llevó a la fama y que hoy, con 46 años, le permite sostener a su familia, integrada por su esposa Soraya y sus dos hijos, Juan Pablo de 12 y Lucía de 10. También habla de cómo pudo ayudar económicamente a su madre y hermanos.
-¿Siempre te quisiste dedicar a la comedia y el teatro?
-De chiquito empecé con esto. Tenía un gusto raro por el teatro. Mis primeras presentaciones fueron los actos escolares, pero me crié en una familia tradicional que cuando dije que quería dedicarme a esto, las frases típicas aparecieron enseguida: "No hagas eso que te vas a cagar de hambre", "dejá de payasear", "no me gusta que te disfraces de todo". Así que hacía cositas a escondidas en mi adolescencia.

Su pasión por el teatro, que en un principio no encontró apoyo en su casa, lo pudo experimentar mucho más a fondo en la escuela: “Yo no pedía tanto la pelota de fútbol, la figurita, los muñecos de acción o lo que esté de moda, no, yo quería participar en las obras de teatro, pero a los 10 años, al momento de decir mi parte, se me olvidó y una maestra me dijo ‘Martín, esto no es para usted’. Me frustré un montón y no volví a participar de nada hasta los 15”.
-¿Qué te pasó a los 15 años que te hizo volver a querer actuar?
-Me peleé con un profesor de Literatura. Él nos daba poesías que teníamos que recitar, y yo todo introvertido, me acuerdo empecé a decirla, súper tímido, y el docente me grita: "No no, horrible horrible, la poesía se dice así" y empieza a recitar él. Yo me enojo y empiezo a imitarlo, su voz potente, los gestos de sus manos, todo. Mis compañeros empiezan a llorar de la risa, y yo pensé “me echan del colegio”, pero no. El profesor espera a que yo termine y dice: “¿Ven? Así se recita, muy bien Martín”. Desde entonces me hizo actuar en varias obras, incluso con algunas hicimos giras por otros colegios, un éxito. Ahí me reconcilié con el teatro.
La puja con su familia lo llevó a estudiar, obligado, una carrera, pero que en el presente reconoce que lo ayuda en la gestión de sus redes sociales: “Soy Analista de Sistemas... dicen que todo sirve para algo, porque me enseñó a manejar las redes sociales, me manejo con mi computadora y creo que bastante bien porque vendo mis obras de teatro”.
A la par de su trabajo de analista y docente de computación, Gordillo se fue a vivir solo y comenzó a hacerse un espacio en los locales del pueblo: “Ya era casi profesional en el sentido de que era ensayo, cobrar, arriesgarse, empezar en pubs, panfleteando en la calle, personificado con el personaje de turno”.

-A pesar de la puja con tus padres, ¿fueron a verte actuar?
-Casi que no. A mi papá nunca le gustó y falleció poco tiempo después de que empecé con funciones en el teatro. En ese momento hacía un programa de tele, y los amigos le decían que me mire, pero él nunca quiso. Como mucho alguna vez me decía “tengo un chiste para contarte”, pero no llegó a ver así esta "explosión", con giras en temporada. Mi mamá sí, pero pocas veces. La última fecha fue a Carlos Paz cuando estaba con Flavio Mendoza, pero para mí fue a verlo a Flavio (risas) así son los padres.
Una charla con un comisario: el origen del “Oficial Gordillo”
Ante cada pregunta surge una anécdota divertida. Su talento para contar historias queda más que evidente, aunque deja siempre la duda hasta donde sucedió tal cual lo dice y hasta donde es inventado: “Lo fuerte mío son las historias, al estilo Luis Landriscina, esas historias contadas como si fuesen propias anécdotas, con sal y pimienta y con mucha bijouterie para que quede gracioso”.

-¿Cómo surgió el personaje del Oficial Gordillo?
-Tenía 15 años, en la época en la que teníamos cédula de identidad, previo al DNI, como un carnet que te daba la Policía. Yo tenía el pelo largo, así que cada vez que había algún operativo siempre me paraba, era el delincuente juvenil. Un día mi vieja me lavó el pantalón con la cédula en el bolsillo y se arruinó. Tuve que ir a renovarla y ahí me atendió el oficial Gordillo, que me decía: "No podí tener así la célula", y luego me cambió el nombre, porque me decía que no podía tener Martín como apellido, porque era nombre, así que en esa cédula era Martínez, porque consideraba que era un boludo que no sabía mi propio apellido.
Su forma de hablar me hizo pensar ‘tengo que hacer un homenaje a este hombre' y así empecé a escuchar por la radio, con atención, a los operativos policiales, que hablan muy gracioso en lo que se dice en ‘sinfonía testicular’, habla como se le cantan los huevos. Cambian palabras, cambian letras y yo iba anotando todo. Varios años más tarde, ya hacía stand up y decidí personificarme. Justo era una fiesta de disfraces, y la cumpleañera que me contrató me pidió que vaya de policía por los chistes que hacía. Y ahí nació el oficial, con una camisa celeste con una gorra azul, que le puse con liquid paper 'Polesia'.
La explosión del personaje le permitió rápidamente hacerse conocido a nivel local, pero como subía sus shows a Facebook, YouTube y luego Instagram, rápidamente acumuló seguidores como para animarse a hacer giras por el país. Esto derivó también en un crecimiento económico por el que pudo ayudar a su familia en diferentes momentos de dificultad.
“Mis viejos tenían muchos problemas económicos, porque a mi papá ya se le estaba fundiendo el almacén que tenía, mi mamá estaba sin jubilación sin nada, todavía no tenía la edad. Con los shows me acuerdo me sobraban algo así como 2.000 pesos, así que los visitaba los fines de semana y le daba mil a cada uno. Con eso calmé las aguas varios años”, describe Gordillo, sobre el destino de sus primeros sueldos a medida que ganaba popularidad.
-¿Te gustaría en algún momento dejar de ser Gordillo o probar otra cosa?
-Lo intenté al principio. Después de varios shows exitosos con Gordillo, me ganó el ego y dije "Yo soy más que un personaje" y lancé otro show llamado Miguel Martín: Mi vida en chiste. Cuando vi que casi no vendía entradas y que la cosa se podía complicar, mi productor me llama y me dice "boludo no te conoce nadie, ¿sos Miguel Martín o sos Gordillo?". Ahí me di cuenta de que Gordillo era más fuerte y que le podía dar de comer a mi familia, así que agarré el ego, le metí una patada en el traste y lo escondí en el bolsillo. Desde entonces, trato de que Gordillo tenga la mayoría de las cosas de Miguel Martín, es una mezcla rara pero que funciona.