Juan Minujín: "La fama nunca me mareó, soy discreto por naturaleza" – GENTE Online
 

Juan Minujín: "La fama nunca me mareó, soy discreto por naturaleza"

Juan Minujín en GENTE
A los 48 años, el multifacético actor y director que lleva veinticinco años en pareja y es padre de dos hijas, indaga en sus sueños y experiencias, y describe cómo se ve a sí mismo, cómo ve al país y qué imagina a futuro. Además, todos los secretos de su nuevo rol protagónico en "Coppola, el representante" y una sentencia: "Las redes sociales asesinan la creatividad".
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Detrás de la mirada de Juan Minujín (48) se esconde un hombre curioso, inquieto, apasionado y sumamente cálido. Lleva muchísimos años siendo uno de los actores argentinos más aplaudidos de su generación, pero eso no se traduce en soberbia. Ni ahí. Lejos de eso, se sienta a la mesa de GENTE dispuesto a sumergirse en su historia.

Juan Minujín es el protagonista de la tapa semanal de GENTE.

"Me avergüenza decir que estudié Ciencias de la Comunicación en la UBA porque solo hice la mitad del CBC... O sea, ¡no puedo decir que fui un estudiante universitario!", asegura mientras posa sus manos sobre una humeante taza de café cortado.

–Esto pasó hace treinta años, ¿pero por qué decidiste anotarte en esa carrera?

–Porque mi papá es matemático y mi mamá socióloga, y estaba claro que el paso siguiente a terminar el secundario era ir a la universidad. Y en ese momento todos los que no sabían qué hacer y querían algo medio humanístico se anotaban en Ciencias de la Comunicación porque era "la carrera nueva", pero yo a la mitad del CBC me di cuenta de que quería hacer teatro en serio y seguí ese camino.

–¿Recordás algo de esa experiencia?

–Me acuerdo de ir a Ciudad Universitaria muy temprano... muuuy (Abre grandes los ojos). Y aunque opté por algo distinto, me hubiese gustado hacer una carrera universitaria.

–Con la lupa del presente, ¿cuál habrías elegido?

–Historia del Arte.

Desde 1996 hasta hoy, Juan trabajó en 33 películas, 21 ficciones de televisión y más de 25 obras de teatro.

–Es imposible no linkear con tu tía (la reconocida artista plástica Marta Minujín).

–Reformulo: Artes Combinadas, la carrera que no sólo está centrada en las artes plásticas, sino que también tiene un pedazo de artes visuales, música, danza, poesía y literatura. Me parece una carrera re linda que me aportaría un pantallazo más firme para ubicar algunas cosas, porque yo me fui formando por mi cuenta.

–¿Hiciste algún curso loco del que la gente no tenga ni idea?

–En la pandemia estudié piano, pintura y otras cosas medio artísticas...

–¿Te seguís sentando a tocar al piano?

–No, ya no. Fue un amor muy intenso de pandemia, pero después empecé a trabajar y me fue difícil sostenerlo. Pasa que hay que estudiar. Eso lo tengo re claro porque arranqué a tocar el violín cuando tenía unos dieciocho años y llegué a tocar en un ensamble de cuerdas estudiantil. Era un cuarteto y tocábamos piezas muy sencillas de Bach y de Britten, pero entendí que si no tenés mucha constancia, la mano se te desafina rápido.

La música, ¿una asignatura pendiente?

–Estuve viendo que participaste en varios videoclips: "La vuelta al mundo" de Calle 13, "Por qué te vas" de Tini y "Obsesión" de Lali. ¿Estás coqueteando con la idea de iniciar una carrera en el mundo de la música?

–No, no (Risas). O sea, me gustaría en algún momento hacer... (Se queda pensando) Bah, no sé si decir que me gustaría hacer música o que me hubiese gustado ser músico. Lo concreto es que me encantaría tener una mayor formación musical. Conocer un instrumento lo suficiente para disfrutarlo. Poder sentarme al piano a tocar, y no a ver cómo va la mano izquierda y la mano derecha, o a chequear cómo es la clave de Sol o la clave de Fa. Sospecho que es como con los deportes en algún sentido.

–Ya que pateás la pelota para ahí... ¿Te defendés jugando al fútbol?

–Maso. Cuando era chico jugaba, pero no soy muy futbolero.

–¿Hubieses sido más representante?

(Estalla en una carcajada) ¡Creo que sí!

"De joven tocaba el violín y en la pandemia me enamoré del piano. Creo que me hubiese gustado ser músico", reconoce el actor en charla con GENTE.

Su nueva apuesta

"A mí Guillermo Coppola siempre me pareció un personaje fascinante, pero no es que lo tenía tan presente. Me acordaba de sus anécdotas, pero quizás no tenía claras sus partes más oscuras. Todo eso lo empecé a investigar después", confiesa el hombre que interpreta al ex representante de Diego Armando Maradona en "Coppola, el representante", la serie de Star+ que estrena este viernes 15 de marzo.

–¿Cómo fue encarnarlo?

–Divertido. ¡Muy divertido!

–Tu sonrisa lo transmite. ¿Qué fue lo que más te entretuvo?

–Estar con él. Tuvimos muchas charlas en su casa y también salimos. Descubrí que es una persona muy graciosa y también amorosa, porque te hace sentir muy bien. Es como que te tiene muy en cuenta y se muestra muy anfitrión, muy abierto. Yo le preguntaba cualquier cosa y él me contestaba cualquier cosa. Después, también puedo contarte que el rodaje fue muy divertido porque Wino (Ariel Winograd), el director, es una persona muy creativa, dinámica y entretenida, y todo el tiempo estábamos improvisando y generando planos, escenas, vínculos y cosas nuevas.

–Cuando te viste al espejo, ¿qué sentiste al verte con el pelo blanco?

–Cierto alivio, porque me ayudó. Nosotros empezamos con una caracterización que tenía muchos prostéticos en la nariz, la pera, esto y lo otro, y cuando llegaron las pelucas –que son dos, porque la serie abarca desde 1984 hasta el 2003, con un flashback que va mucho más atrás– empezamos a ver el personaje.

–Tu mujer, Laura, es psicóloga. ¿Te ayudó a prepararlo desde el plano mental?

–En general siempre converso mucho con ella los personajes, porque se va dando, y ella tiene una mirada de qué es lo que les pasa. Sucede que muchas veces me pregunto qué es lo que les duele a los personajes, y con Coppola fue interesante porque es alguien que no tiene tantas grietas para entrar por ahí. Públicamente es como que tira fuegos artificiales todo el tiempo. Entonces hubo que apagar todo eso y entrar un poco más en lo que le pasa, y en qué miedos y fragilidades tiene.

Para interpretar a Coppola, Minujín tuvo "entre dos horas y dos horas y media de preparación por día en el motorhome".

–Muchos artistas se sienten presionados al personificar a una persona que está viva porque piensan en lo que va a sentir esa persona cuando vea su representación. ¿Te pasó?

–Sí... pero no. Me pasa que a Coppola lo tomo como un personaje de ficción. O sea, yo lo conocí, charlamos y demás, pero a la serie la recreamos. Con esto quiero decir que hay cosas exageradas y cosas tergiversadas para generar una ficción divertida y dramática. No es una biopic tradicional. Es más un juego, una fantasía. Nos parecía que eso tenía más sentido con un personaje disparatado como es Guillermo, que tiene una vida tan disparatada que incluye a Gadafi, al Papa, a Maradona, la cárcel, Cuba... ¡y tantas cosas más!

La pregunta inesperada

–¿Te imaginás una serie sobre tu vida?

(Ríe y niega en simultáneo) No, ¡para nada!

"No me imagino una serie sobre mi vida", asegura risueño.

–Soñemos. ¿Cuál sería el argumento? ¿Cómo arrancaría?

–Me parece que todos tienen un relato de sí mismos, y yo tengo el mío de cómo empecé y esas cosas, pero yo la dimensión pública trato de que esté lo más debajo del radar posible. A mí me gusta mucho que se sepa de mi trabajo y expandirlo, y también la popularidad de lo que hago. Eso me encanta. Pero no me interesa nada mi popularidad.

–¿Qué tan desafiante es eso?, porque el año pasado se cumplieron diez años desde que saltaste a la fama con "Solamente vos".

–Bueno, fue un proceso. Y a mí me tocó vivirlo de grande. Eso pasó cuando yo tenía unos 37/38 años, por lo cual la fama nunca me mareó. Yo ya estaba instalado, ya tenía una carrera y ya había hecho un montón de cosas por fuera de la popularidad, la fama y todo eso. Y de verdad me parece que es una cosa que muchas veces distorsiona: distorsiona las relaciones, distorsiona la tensión que genera uno solamente porque aparece en la tele, y es raro cómo la opinión de una persona empieza a tener más valor solamente porque es popular o famosa y no porque sepa del tema. Entonces siempre traté de... (Se queda en silencio). O quizás es un estilo personal. A mí no me entusiasma; soy discreto por naturaleza.

Juan Minujín lleva veinticinco años en pareja con Laura de la Vega. Al preguntarle por el festejo por el cuarto de siglo, él, con timidez, deslizó: "Sí, hicimos una salida romántica, pero no es para comentarla".

–Eso se aprecia en tus redes sociales. En enero subiste a Instagram una foto de tu mamá por su cumpleaños, pero no es algo habitual.

–Tal cual. Yo no subo mis vacaciones ni si voy a un restaurante. De eso nada.

–¿Y cómo se lleva eso con tener dos hijas adolescentes (Amanda, 18, y Carmela, 14)?, porque quizás a alguna le gustaría...

–Nooo, al contrario. ¡Mis hijas no quieren ni salir en mis redes!, para nada (Ríe). Subí algunas fotos de ellas de chiquitas, pero después me dijeron "Che, no subas cualquier cosa".

–¿Ahora va con aprobación si subís?

–Y sí, porque mi Instagram tiene una condición pública. No es el Instagram de cualquiera de mis amigos. Y a mí me parece bien porque entiendo que es muy invasivo. Bah, las redes sociales son invasivas de por sí.

–Medio que es el concepto.

–Y sí... y uno se invade a uno mismo porque empieza a entregar su intimidad porque sí. También es un proceso. Yo arranqué más enganchado y estoy desandando el camino tecnológico porque me quita un montón de tiempo.

Con respecto a sus aficiones artísticas, Minujín confiesa: "A mí me gusta mucho dibujar con marcadores. Hago cosas muy amateur".

–¿Estuviste borrando muchas aplicaciones?

–¡Un montón!, y tengo una persona que me maneja las redes sociales y esas cosas. Muchas veces, yo ni las miro.

–¿Tenés relación con Twitter?

–Cero. Lo tengo linkeado pero es lo que menos miro porque me amarga un montón. Me parece recontra tóxico.

–¿Cuáles son los mensajes que más te angustian? ¿Vienen por el lado de que digan cosas tuyas, de la política...?

–Voy a caer en todos lugares comunes. Pero el nivel de agresión que habilita el anonimato de las redes sociales yo no me lo fumo. Soy sensible a eso. Entonces prefiero ni verlo. Y cuando opinan de mí no quiero ni leerlo porque mal que mal te carga de cierta cosa... Después, las noticias políticas no me interesa verlas en ese lugar. A mí me interesa un montón la política, la actualidad, todo. Pero no en ese lugar. Siento que es un espacio de agresión y que el chiste es ver quién le pone la tapa al otro, quién es más agresivo y quién dice lo más políticamente incorrecto. Entonces se dice cualquier cosa. Hay tantos libros para leer, tanta poesía...

El perfil del actor y director que se encuentra disfrutando un 2024 colmado de proyectos.

De Hernán Díaz a Augusto Fernandes

–¿Lees mucho? ¿Qué estás leyendo ahora?

–Sí. Ahora estoy leyendo "Literatura infantil", una novela de un escritor chileno que se llama Alejandro Zambra, y acabo de terminar "Fortuna", un libro de Hernán Díaz, un escritor argentino que ganó el Pulitzer. O sea, soy un lector muy normal.

–Latinoamericano.

(Extiende la comisura de sus labios) Sí, me gusta mucho. Igual el libro de Hernán Díaz está escrito en inglés porque él vive hace muchos años en Nueva York. Pero sí, leo muchos autores argentinos porque me cuesta más la literatura traducida, aunque también la elijo porque hay unas cosas espectaculares. Igual, aclaro que no lo digo para hacerme el de "la lectura en contra de las redes", pero sí es verdad que cuando dejé de tener las redes sociales en el teléfono se me habilitó una cantidad enorme de tiempo de ocio, de no saber qué hacer. Y eso es clave porque, para el trabajo creativo, las redes son asesinas. Mucho del trabajo creativo aparece cuando estás aburrido, cuando ya no sabes qué hacer. Y con las redes no te aburrís nunca.

–De pronto te das cuenta que llevas media hora viendo reels.

–Tal cual. Hace cinco horas estoy mirando a alguien cortar carne o viendo cómo hacer muffins.

–Te salió el lado gourmet... ¿Cocinás?

–Un poquito.

En este momento está leyendo "Literatura infantil", la novela del escritor chileno Alejandro Zambra.

–¿Qué es "un poquito"?

(Se tienta) Digamos que cocino. Me gusta. Pero últimamente entre el trabajo y eso no cocino mucho. Pero me copa.

–¿Tenés alguna especialidad?

(Analiza qué decir) No... Soy muy de improvisar. No es que siga una receta. Agarro las cosas y las hago. Mi papá cocina mucho desde que yo era chiquito, así que lo tengo un poco por ahí también.

–Lo heredaste en algún sentido. ¿Creés en los signos?

–Soy de Tauro, porque nací el 20 de mayo, pero no diría que creo o que no creo. Digamos que me resulta una mirada interesante para entender ciertas características de las personalidades. Bueno, Augusto Fernandes, un genio que cambió la forma de actuar en Argentina, en Latinoamérica y en España, en un momento de su vida empezó a estudiar mucho sobre la astrología y empezó a trabajar los personajes con eso, y yo tomé algunos cursos con él.

–¿Te gustaría ser quien esté al frente de una clase de teatro?

–Di algunos seminarios en Uruguay y alguna master class por acá y me gustó, me pareció lindo, pero me parece que a la docencia hay que dedicarle mucho tiempo y mucho amor, y yo no lo tengo. Además, no sé cuánto podría aportar yo que tengo una formación más ecléctica.

"Tengo una formación ecléctica", manifiesta Minujín.

–Quizás aportarías una enseñanza distinta.

–Sí. Pero hay que sistematizar el conocimiento y eso es complicado. A mí me gusta seguir formándome y tengo un coach que me da algo así como clases particulares de actuación. En ellas nos permitimos explorar, fracasar, probar... y hacer todo lo que no puedo hacer en una serie porque no hay tiempo y porque no te contratan para ensayar, sino para grabar. Fue hace algunos años que yo mismo empecé a procurarme ese espacio.

Un 2024 colmado de misterios

–En este momento, ¿estás preparando algún personaje interesante?

–Estoy preparando algo pero me pidieron específicamente que no hable nada de eso ahora que estoy lanzando Coppola, así que no puedo decir nada...

–¿Y anticiparnos algo de tu año a grandes rasgos?, porque si no tenés tiempo para nada es porque están pasando muchas cosas en tu vida.

(Tira la nuca hacía atrás y lanza una carcajada) Bueno, ahora me estoy yendo a grabar una serie a la Patagonia y eso es todo lo que puedo decir.

–¿Te vas a vivir unos meses al sur?

–No, tampoco tanto. Unas semanas. Porque se graba un poco acá y un poco allá. Y después hay una película y otros proyectos de los que tampoco puedo hablar.

Su próximo proyecto lo llevará a la Patagonia.

–¿Qué se siente vivir con ese nivel de secretismo?

–¡Antes no era así!, pero ahora firmás un montón de confidencialidades con las plataformas... y ojo, también los entiendo, porque quieren manejar los timings de la prensa, los anuncios y qué se yo. Pero antes yo contaba "voy a hacer tal cosa con tal, con tal y con tal" y ahora no puedo (Se muerde el labio).

–¿Y con tus amigos cómo lo manejas? ¿Les contás y les pedís que guarden el secreto?

–A mis amigos, salvo los proyectos muy confidenciales, esos que te dicen "esto no se puede decir", yo les digo. Pero acá no puedo (Mueve las manos hacía arriba como pidiendo perdón).

"Antes yo contaba 'voy a hacer tal cosa con tal, con tal y con tal' y ahora no puedo porque firmo un montón de confidencialidades con las plataformas", reconoce Minujín.

–¿Te emociona el futuro?

–Sí, siempre. Soy optimista. Me parece que es un momento muy malo en un montón de sentidos: a nivel país, a nivel social y a nivel cultural, pero me emociona porque pienso que son ciclos y tengo la sensación de que saldremos de esto e iremos a algo que a mí me parezca mejor.

–O sea, tenés optimismo en el presente.

(Vacila) Tengo optimismo, pero no en esta situación puntual. No en este ciclo. Si querés podemos sacar lo del optimismo... Digo que me emociona el futuro porque me emociona ver crecer a mis hijas y todo eso, y porque me gusta vivir para adelante. Sin embargo, me parece que son tiempos muy complicados, injustos, etc., etc.

–Sé que en el pasado viviste en Londres y en México. ¿Te irías a otro país?

–A ver... Yo amo mucho la Argentina. Me parece un país espectacular. Y si me iría, no me iría por la situación del país. Para nada.

–Sería una elección más personal.

–Sí, porque también me gusta el mundo. Y como me duele mucho lo que pasa en Argentina, también me duele lo que pasa en Paraguay, en Ecuador y en Egipto. No es que es solo acá. Y repito: no me iría por la situación del país, pero sí por otras cuestiones de la vida que me lleven para otro lado.

"Tengo optimismo, pero no en esta situación puntual. No en este ciclo", comparte Minujín sobre su visión del país.

–¿Sabes adónde te instalarías?

–No. Me gustan mucho los lugares que no conozco, como el tercer mundo, Asia y África, pero no los conozco.

–¿Y por qué no te hacés el tiempo para ir a conocerlos?

–¡Ese es todo un tema! (Risas) Imaginate que termino esto y empiezo otra cosa y otra cosa, y así. Pero son lugares que me encantaría explorar, vivirlos.

–Sos el dueño de tu tiempo.

–Ya llegará el momento.

Fotos: Miranda Lucena
Video:
Martina Cretella
Retoque digital y apertura: Gustavo Ramírez
Diseño de tapa: Darío Alvarellos
Concepto de imagen: Elisabet Correa
Make Up: @burgos_punto_com
Style: @thisisjla y @octavioferrero
Agradecemos a Ay Not Dead (@aynotdead), Gucci Archivo (@archivoar), Lacoste (@lacoste), @terriblenfant y muy especialmente a Yamila Ruski y Lucía Ruggiero.

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