Jey Mammon: “Estoy aprendiendo a creer en mí y a quererme» – GENTE Online
 

Jey Mammon: “Estoy aprendiendo a creer en mí y a quererme"

El conductor, la gran revelación televisiva del 2021 con Los Mammones, que estos primeros días de enero oficializó su pase a Telefe, es la figura elegida para protagonizar el Íntimo de la Semana de GENTE. En una charla repleta de anécdotas, el presentador destaca la generosidad de Susana en sus inicios radiofónicos, el elogio de Mirtha por animarse a “sacarse la peluca” de Estelita, y todo lo que heredó -principalmente- de su padre Roque.
Íntimos
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Juan Martín Rago (45), popularmente conocido como Jey Mammon, cerró un 2021 que le permitió asentarse como uno de los conductores más queridos, respetados y elogiados de la televisión argentina en los últimos años.

Los Mammones -el disruptivo ciclo de entrevistas y música que finalizó el pasado 23 de diciembre en la pantalla de América TV- le permitió pisar fuerte en el medio y así ingresar por la puerta grande a Telefe este año -un sorpresivo pase que acaba de confirmar la emisora y el protagonista en estos primeros días de enero-.  

En una profunda charla -donde no faltaron las risas, por supuesto- el presentador reflexionó en el Íntimo de la Semana de GENTE sobre conceptos como la disrupción y el éxito que lo llevaron a ser protagonista de la tapa de Revista GENTE de noviembre y Personaje del Año, el autodescubrimiento y el humor. En esa línea, trajo a la memoria aquellos primeros pasos que comenzaron a delimitar su búsqueda.

“Cuando aún no existiendo el streaming, buscaba plataformas para hacer radio por internet, transmitiendo programas desde casa. Por aquellos tiempos, en mi búsqueda de la libertad, apuntaba al colectivo de las personas LGBT. Como el ciclo era interactivo y se podía mostrar, comencé a hacerlo. Y ahí nacieron personajes como Estelita, Carlos Langalda locutor nacional, Topu, Marisa y otros que pronto llevaría a ¿Dónde está Jey Mammon?, mi primer unipersonal (2011/2)”, recordó.

De la radio a la televisión: el camino de Jey Mammon hasta llegar a Estelita 

Aquel programa de radio -llamado Gay Hermano, un título que catalogó como “olvidable”- fue una experiencia enriquecedora para él ya que en ese espacio radiofónico “conocí a los oyentes, a amigos gay, encontré pares”. “Fue el paso anterior al Canal de la Música, entre 2010/1, donde Santiago del Moro conducía Analizados y yo hacía la voz en off”, agregó.

Luego de mencionar al conductor de MasterChef Celebrity (Telefe), Jey se acordó de su fallida experiencia como cronista de espectáculos. “Un día me contó que lo llamaron de América para hacer Infama y me invitó a acompañarlo. Duré dos días. El productor (José Núñez, el mismo de Los Mammones: ¡¡lo que es la vida!!) me mandó con una camarita a Ideas del Sur: 'Cuando veas salir un famoso, grabalo'. Tomé el bondi, llegué, salieron Mónica Cahen D’Anvers y César Mascetti, guardé la camarita, subí a otro bondi, volví a la productora, me acerqué a José: 'Tomá. Perdoná. Esto no es para mí'. Era para mí, pero aún me faltaba preparación”. 

Y continuó: “Volví al CMTV (algunos lo llamaban Crónica Musical, porque se encontraba en el mismo edificio de Riobamba 280), pedí el lugar dejado por Santiago, aceptaron y ahí empecé a conducir y a hacer personajes, como Estelita, cuyos disfraces sacaba de un cofre. Sentía que estaba jugando en el jardín de infantes. De a poco fui macerando. Creo en los pequeños pasos. Qué loco, en ese momento, aunque era cabeza de ratón, me visualizaba conduciendo…”, resaltó.

Jey Mammon: “Susana Giménez creía que Estelita existía”

Antes de dar comienzo a la serie de anécdotas que moldean aquel personaje que tantas gratificaciones le ha traído a lo largo de los años, asegura que Estelita fue "inventada" para poder comunicarse con Susana Giménez: “Un oyente de Gay Hermano le había vendido un celular a Susana, y me pasó su número. No sabía cómo encararla. Así que se me ocurrió inventar el personaje de Estelita para estar a su altura

“¿Viste que Estelita es una wannabe Su? Susana creía que Estelita existía… De hecho, existe, pero creía que era una chica trans que la admiraba. La llamaba para salir al aire ante, no sé, doce oyentes: (Imposta su voz) '¡Hola, Susana!'. 'Hola reina –me contestaba–. Disculpá, estoy por grabar El Imbatible', se excusaba, y terminaba colgándose, atrasando a su producción. Yo le preguntaba cualquier cosa, y contestaba: '¿A quién votaste?', completó.

Sin embargo, la mentira tuvo su fin cuando le tocó conocer a la diva de los teléfonos en persona. “Cuando me tocó por primera vez ser Personaje del Año de GENTE 2012, la conocí. Mariano Iudica le apuntó: 'Su, él es Estelita'. '¡¿Vos?! –le cayó la ficha después de años–. Te voy a matar, hijo de puta'. Se me acercó y en tono confidente agregó: 'Ojalá te haya ayudado a empezar a construir'. Una divina. Fue el ladrillo principal”.

En ese sentido, destacó la generosidad de Giménez por haber atendido el teléfono a pesar de ser apenas un “brote” de lo que es hoy en día. A mí me gustaba llamar a famosos y ella era la que siempre me contestaba. Las Rickytas (acompañaban al cantante Ricky Maravilla) me cortaban el teléfono. ¿Dónde están las Rickytas? No sé… (carcajada). No es para hablar mal de las Rickytas, sino para hablar bien de Susana. Es la Nº 1. Yo me quise poner a la par de ella, pero ella se puso a la par mía. Qué genia”, destacó.

La pregunta del millón: “¿Estelita es Jey disfrazada de mujer o Jey es Estelita disfrazado de hombre?”

Ante la consulta, Mammon sostiene que son “dos seres distintos”. “Es una locura lo que digo, pero así lo siento. Cuando hablo de Estelita hablo de 'ella'… Me sale de manera natural. Incluso ella conoció gente que yo no. Por ejemplo, a Nancy Dupláa. Yo la conocí en Los Mammones, pero Estelita hace cinco, seis años”, explicó.

En esa línea, el acto simbólico de “sacarse la peluca” para conducir Los Mammones llamó la atención de otra número uno: Mirtha Legrand. Un detalle que el presentador trajo a colación para diferenciar el tipo de humor con el que jugaba Estelita y el tono humorístico “moderado” que elige para entrevistar a sus invitados actualmente.

“Cuando arranqué Mirtha Legrand me confesó: 'Me gusta este Jey Mammon que se sacó la peluca'. El resultado más o menos termina siendo el mismo, aunque desde otro lugar: 'Ahora te quiero ver a vos, Jey'. Siento que a través del personaje, su humor y sus preguntas al límite frente a las celebridades, me gané la confianza, me acerqué al medio. Igual, ahora me veo más respetuoso que Estelita”.

 Y siguió: “Ella incomodaba bastante en el teatro, en mi época más under. Las épocas también cambiaron. No es que ahora me quiero adaptar al sistema de la tele…, el sistema cambió. En ese momento Estelita era bien disruptiva, un bardo”.

Para cerrar la tanda de la tanda de preguntas vinculadas al humor, remarcó que “el humor sana, salva… El otro día una mujer me mandó: 'Durante la pandemia me salvaste'. Yo no soy el Mesías. El humor te rescata. Yo sublimé todo a través de ahí”. 

En paralelo, se tomó un momento de la charla para mencionar aquello que el destino lo termina reencontrando en sus distintos roles: la música. Tanto me dediqué al humor que al músico lo dejé medio en stand by. Cuando yo arranqué terapia, la psicóloga, que no me conocía ni sabía nada de lo que hacía, me preguntó: '¿A qué te dedicás?'. 'Soy músico', no dudé. Lo guarda anotado desde el primer día y siempre me lo recuerda. Y obviamente lo hablamos y rescatamos con Los Mammones, un espacio en el que no sólo volví a abrir el piano: ¡vienen los músicos y me traten como un par!, advirtió.

El génesis de Jey Mammon: de las clases de catequesis a la irreverente búsqueda de la propia identidad

Hace más de 20 años surgió el mote artístico que le dio un nombre en el medio. Los autores de “Jey Mammon”, según su relato, fueron sus ex alumnos de Catequesis, los mismos con los que armó una banda de música. 

“El Jey era por la jota de Juan Martín, mi nombre real. Se escribe Jay, pero como yo nunca supe tanto inglés, por fonética lo escribía con e. En cuanto al Mammon, sin acento, fue idea del baterista, Santiago/el Pocho. Significa (en arameo) ‘hijo del demonio’. Ahora no me representa. Podríamos decir que ya no soy el hijo del demonio (risas). Sin embargo, admito que, en aquel momento, recién alejado de la religión y calzándome pelucas, sí, era un Mammon, describió sobre el significado de aquel inusual apodo que hoy ya forma parte de su cotidiano.

Lo del nombre yo lo comparo con una separación, en la que transitan todos los estadios: desilusión, negación, bronca. '¡Me pongo Mammon porque ahora soy un Mammon…!”'. No obstante, ya está, forma parte de mi identidad. ¡Y hasta me enteré de que el Señor Burns vive en la calle Mammon!”, bromeó.

La reconstrucción de su nombre abre la puerta a la reflexión sobre su vínculo con la fe, un tema del que no tuvo problema en abordar durante la entrevista. “No me arrepiento de nada de lo que hice o haya pasado en mi vida. Es más, llegué a asumir que el equivocado era yo dentro de un ámbito como el de la Iglesia, y pasé, de criticarla, a defender y celebrar a la gente que va y festeja su fe. Ahora es como que tengo una envidia sana. Pero aquel no era mi lugar. No me servía, estando adentro, enojarme, querer modificar algo que no iba a poder modificar”, sentenció. 

El ADN familiar: el piano, la música y la irreverencia, los tres elementos que heredó de su padre Roque

El humorista y músico es hermano de María Ana (profesora de Lengua y Literatura y periodista) y de Gustavo Gabriel (dedicado al mundo de la informática). También es hijo de Ana María (profesora de Matemática y rectora jubilada) y de Roque (ingeniero mecánico). Sobre este último destacó que él fue el “verdadero Jey Mammon”.

Yo soy un impostor… Ácido, con mucho humor, con un oído absoluto musical, (Roque) fue el verdadero Jey Mammon. Mi abuelo le cerraba el piano con llave para que no tocara. Si bien mi viejo nunca lo vivió hacia afuera (o yo no lo noté) como una frustración, él me transmitió la necesidad de abrir todas las llaves. Mucho más en silencio que mi vieja, hizo un montón por mí, sin saberlo él y sin saberlo yo. Es raro porque vengo de un seno muy religioso y pasé por distintos colegios. Sin embargo, don Roque jugaba a desafiar los límites. Mi vieja era el ojo y él, mi cómplice en silencio”

Y aportó: “No es que protesto 'Ufff, mi infancia fue…' tal cosa o tal otra. Ser catequista fue una decisión personal, estaba convencido, nadie me obligó ni puso un chumbo en la cabeza. Las clases empezaban siendo de Catequesis y terminaban casi en encuentros sociales. Aunque no existía la palabra bullying, yo ya hablaba con los pibes de esos temas.

Luego de mencionar que daba sus clases de Catequesis en la parroquia San Ildefonso (“Ahí estaba el padre Alberto Balsa, que oficiaba la misa para Canal 7, y ahí conocí a (Jorge) Bergoglio, que venía y luego se quedaba a comer. Cuando apareció en el balconcito, en 2013, me llamó mi hermano: '¿Viste quién es el flamante Papa?'. No podíamos creer que fuera Jorge), Jey contó cuáles fueron los motivos que lo impulsaron a tomar la decisión de alejarse completamente de la religión.

Una vez me echaron de un colegio porque quería comprometerme con una historia. Una maestra me señaló que a un alumno le pegaba el padre. Fui a hablar con la directora ('¿Y qué querés, si es un hinchapelotas?', me atajó), con la psicopedagoga ('Nosotros no le podemos enseñar a los padres cómo educar a sus hijos', se abrió) y con la dueña (“Bueno, pero son seis cuotas“, me respondió). Me puse loco, cité a los padres y a fin de año me echaron. Por eso afirmo que mi salida de la Iglesia no tuvo que ver de manera específica con la sexualidad, sino con la búsqueda de la libertad”

“Lo sexual fue un granito más, un grano importante que colaboró, pero no lo único, en lo más mínimo. Podría ser heterosexual y quizá hubiese buscado la libertad como heterosexual. No se trató del punto central. De hecho, cuando la dejé yo creía que era hétero, sumó.

La libertad, el sello distintivo de Jey Mammon

"¿Cuándo supo quién era?" fue la pregunta que permitió hilar más fino sobre la biografia de Jey Mammon, quien llegó a la conclusión de que el deseo por tener su autonomía era más fuerte en todos los ámbitos.

"Terminado el secundario, después de recibirme contra mi voluntad como bachiller comercial (mi mamá creía que me convenía ese rumbo, y yo acaté), entré al Conservatorio Nacional Carlos López Buchardo. Súper estructurado, era el solfeo, la partitura, tal acorde “no se puede tocar”, porque en esa época el tritono era el diablo. O sea, lo mismo básicamente. Insisto en que no era sólo en la sexualidad. Es como '¡dejame ser libre en todo!' Y en medio de semejante proceso personal, durante una clase de coro pedí ir al baño y… jamás volví".

Ahí finalmente dejé de responder a un canon o lo esperado por los demás. Hoy es muchísimo menos problemático y traumático, porque hemos madurado como sociedad y abunda la información. Veo a quienes terminan la escuela, con una increíble libertad de su sexualidad. Les refresco esto que te cuento y me miran como diciendo: '¿De qué hablás?'

Y prosiguió: “Siento que pertenezco a una generación de represión y a la vez de transición. Porque nuestras infancias, más-menos, dependiendo de la familia que te haya tocado, las experimentamos en un mundo donde no había un cuento, una película, una canción en la que te vieras reflejado. ¿Por qué recién comenzamos ahora? Porque a los homosexuales nunca nos visualizaron como padres o madres”. 

El oído musical de Jey: una herencia de Roque

Más adelante, recordó durante la charla que estuvo dos años en el Conservatorio, aunque “fueron como cuatro de carrera porque iba rindiendo libre, hasta que me hinché las pelotas”, admitió. En ese sentido, explicó de donde proviene su talento musical:Me considero un autodidacta. No me arrepiento en lo más mínimo de haber tardado en descubrir solito ciertas cosas de la música que acostumbran enseñarte. Y me gusta que haya sido así”.

“No sé cómo explicarlo sin ser muy técnico… Si vos me ponés una partitura, voy a estar dos horas para tocarla, como cualquiera que se inicia en una lectura, y sale. El tema es que, como tengo mucho oído, que es el que heredé de Roque, lo que yo escucho puedo repetirlo sin problema, de forma instantánea. ¡Así que no me jodas, sácame este papel de acá!”.

A modo de ejemplo, comentó que a los cinco o seis años sacó “de oído” el Himno Nacional Argentino con el piano:Me acuerdo la postal de las caras de mis viejos preguntándose: '¿Y qué hacemos con esto?'. Lejos de culparlos por nada, a veces pienso: '¡Qué difícil es que te aparezca un pibe a esa edad tocando, así como así, el Himno!' Y lo digo con toda la humildad del mundo, porque es algo que viene de fábrica, que es parte del ser: como me vino la putez, me vino el oído”.

“Mis viejos aprendieron un montón a lo largo del proceso de mi vida y yo aprendí también otro tanto al lado de ellos. Maduramos y aprendimos a entendernos los tres a la par, cada uno desde su lugar, y es muy loable de su parte, porque perteneciendo a otra generación debieron abrirse a otra distinta”, rescató de sus padres.

Jey Mammon se define como un conductor "en construcción"

Luego de calificarse como “muy cholulo”, Mammon confesó que “soñaba con dedicarme a la actuación, a la música y a todo. En algún momento incluso atravesé la ignorancia de querer ser famoso por cualquier cosa. La cuestión es que no me valoraba. Las ganas estaban pero sentía que no era digno”.

Consultado sobre si esa apreciación sobre si mismo cambió ahora, respondió que "estoy aprendiendo a creer en mí y a quererme… ¡Fá, qué título! (carcajada). Igual, así como no me arrepiento de haber sido catequista, no me arrepiento de no haberme valorado tanto, porque hizo que la fruta se madure". 

“Daniel Vila quería que yo fuera el James Corden argentino. No lo conocía, empecé a buscarlo, me vi sus programas ('¡Mirá lo que piensa Vila sobre mí!', flasheé), los de Jimmy Fallon, volví a poner los de Jorge Guinzburg, aquellos Noti-Dormi de Raúl Portal, me nutrí de todo para entrar en órbita. Con lo difícil que me parecía, lo primero que me planteé fue tratar de estar a la altura. Son referencias, pero no me reconozco en ellos: siento que logramos algo con identidad propia, rememoró sobre todo aquello que consumió para descubrir su propio estilo de conducción.

La sorpresa es un componente que -al menos desde su mirada- se vuelve completamente esencial en su labor: “Prefiero no creerme mucho todo, así no pierdo la capacidad de asombro. Tampoco quiero acostumbrarme a que visiten el programas artistas y personajes que admiro desde siempre, que Charly García salga por teléfono y luego me invite a su cumpleaños o estar grabando un disco de duetos (serán dos) para Sony, producido por Lito Vitale, con los Pimpinella, Vicentico, La Sole, Miranda!, Luciano Pereyra, Emmanuel Horvilleur y Palito Ortega, quien me pidió 'no me dejes afuera'.

De cara a un 2022 que le espera con -posiblemente- más entrevista más música y más humor en Telefe, Jey sintetizó cuál es la esencia que lo caracteriza frente a la cámara de televisión. “Me veo como un conductor aspiracional. Alguien con versatilidad, que quiere hacerlo lo mejor posible. Mi esencia es la del participante de reality y del panelista que fui. No me considero distinto a nadie, pero a la vez a todos, porque todos somos de alguna manera distintos. Soy un conductor en construcción”.

Entrevista realizada por Leo Ibáñez para Revista GENTE

Producción general y estilismo: Mariano Caprarola
PH: Christian Beliera
Retoque digital: Gustavo Ramírez
Asistentes de producción: Tatiana Lucero y Rocío Otero
Vestuario: Carola Poggio
Maquillaje: Janet Riera
Peinado: Cristian Rey
Agradecemos a Javier Furgang (The Remakenet), Jotax Producciones y Joaquín Caba

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