Isabel Macedo: entre la vuelta al set con "Margarita", su decisión de instalarse en Salta para formar una familia y su costado solidario – GENTE Online
 

Isabel Macedo: entre la vuelta al set con "Margarita", su decisión de instalarse en Salta para formar una familia y su costado solidario

La actriz habla con Revista Gente de su actualidad, cuenta la reacción de sus hijas al enterarse de que era conocida y les responde a quienes la juzgaron por dejar su carrera de lado para armar su familia con Juan Manuel Urtubey.
Íntimos
Íntimos

Isabel Macedo se ríe con fuerza y hace ruido de chanchito mientras su pelo vuela y le tapa la cara. Es un martes cualquiera en el estudio de Santos Dumont. En realidad, cualquiera no, es el martes previo al estreno de Margarita (spin-off de Floricienta que ya está disponible en Max) donde vuelve a convertirse en Delfina, uno de sus personajes más recordado, 20 años después.

Lejos de Salta y de Belita (6) y Julia (2), las hijas que tuvo con el exgobernador Juan Manuel Urtubey (54), Isabel se anima a una sesión de fotos con un body negro y sus largas piernas como protagonistas para la producción de Revista Gente.

Posa, pregunta si todo sale bien, pasea por el camarín en bata mientras se prueba uno de los looks que, en un principio, no le cierra hasta que se ve convertida en un ícono de los 50 y dice: "Ah, estoy espectacular". Algo de esa Delfina se mezcla con Isabel, y cuesta delinear si está un poco en el papel o si ese papel también tomó algo de su personalidad. "Soy leo", dice mientras reconoce a su ego imponerse.

Isabel Macedo, en la tapa digital de Revista Gente.

No hay rastros de cansancio en ella, y eso que viene de trasnochar porque fue parte de una entrega de premios la noche anterior. Tiene su mate Stanley, al que toma con una yerba especial que descubrió en internet. "Es la única que no me inflama", cuenta mientras se prepara la segunda tanda del día y abre su mundo en una charla donde recorre sus últimos años.

De su vida en Salta, como primera dama, y su decisión de dedicarse a su familia, a esos años en los que pensaba que quizá esa foto nunca llegaría; del día en que Cris Morena le preguntó si estaba dispuesta a reencontrarse con Delfina a la serie terminada, de la mirada de la gente sobre su decisión de alejarse de su profesión a cómo ella vivió ese proceso.

Isabel repite como mantra: "Siempre me moví muy libremente. Trabajo desde que tengo 16 años y me casé a los 40. O sea, chicos, trabajé toda mi vida, hice todo lo que quise".

También revela un costado desconocido, el de tejer suéteres para los chicos, y da detalles de cómo fue tener hijas después de los 40. "Hubo momentos en que pensé que no iba a tener hijos, pero cuando lo conocí a Juan Manuel supe que era él y las cosas se dieron".

En medio de su vuelta a una de las ficciones que más feliz la hizo, de la mano de Cris Morena, Isa asegura que "no piensa en lo que no ve" y que confía 100 por ciento en cómo Juan Manuel se encarga de sus hijas. Lleva casi 10 días en Buenos Aires y él quedó a cargo de la rutina que incluye hacer moños y llevar y traer a las chicas del colegio a casa. "Los dos las llevamos todos los días", confiesa y asegura que los almuerzos son sagrados.

-¿Cómo fue esto de reencontrarte con Delfina 20 años después?

-Mirá en el momento exacto en que me lo ofrecieron, había ido a Otro Mundo (la escuela de Cris Morena), que me había invitado Cris a un homenaje en el que los chicos de su escuela cantaban las canciones. Fue súper emocionante vivir ese momento y subir al escenario con ella a cantar "Hay un cuento". Salimos de ahí, fuimos a la oficina y me dice: "¿Cómo estás para volver a ser Delfina?". "Muy bien", le dije. "¿En serio, estás para volver?, ¿Seguro?", "Sí". En la misma conversación me dice: "¿Querés tener más bebés?". "Sí", le contesto. Mi deseo era tenerlo, no sabía qué iba a pasar.

Casada con Juan Manuel Urtubey y madre de Belita y Julia, Isabel se rencontró con uno de sus personajes más icónicos 20 años después en Margarita (Max).

-¿Y entonces?

-Empezamos a hablar, cada vez más seguido… Las opciones de dónde podía llegar a ser, los libros, todo. Por una cuestión o por otra, se fue atrasando el comienzo de la grabación y yo me quedé embarazada. Esperé mis tres meses sagrados y cuando lo dijeron y era, obviamente, el primer llamado que recibo, en mi pantalla decía: "Cris Morena", y yo le dije a Juan Manuel: "Me van a limpiar". Atendí y, después de felicitarme, me pregunta: "¿Cuándo nace el bebé?". "Junio", le contesto. "¿Estás para grabar en julio?. "Sí, sí", le digo. Yo lo quería hacer sí o sí. Esto te lo explico para que sepas a qué nivel yo estaba convencida de que esto se hacía y que lo iba a hacer yo. Todo el tiempo, para todo, le decía que sí. Ni siquiera dudé cuando se barajaron otros países para rodar.

-Menos mal que se retrasó.

-Si vos me preguntás ahora, si con la beba de un mes me hubiera animado, no sé. En ese momento le decía todo que sí, porque realmente el deseo era muy grande. Me llevaba a un momento muy feliz de mi vida, de giras por todo el mundo. Después nació Julia y se siguió atrasando. Me acompañaron la producción y Dios, como diciéndome: "Esto es tuyo, vos tranquilita". Viste que a veces es medio difícil no ponerse ansioso con las cosas, como entregarse y confiar y saber que si algo es para vos, simplemente es y lo que no es, nadie te lo saca, no era. Recién nos mudamos a Uruguay (donde se rodó la serie) cuando Julia tenía un año.

-¿Floricienta fue uno de tus momentos felices en tu carrera?

-Creo que como actor es muy difícil que alguien tenga la posibilidad de llenar tres Vélez, tres estadios de 50.000 personas cada uno, en un momento en el que no había redes. Era más de lo que los chicos veían en la tele y la propaganda que veían en una revista. En un momento me senté con mi marido, porque también era una decisión a nivel familiar, y él me dijo: "Sea donde sea, lo tenés que hacer", "Esto es para vos". Era algo deseado también porque la posibilidad de volver a cantar, bailar, era un lugar de recuerdos felices para mí.

-Y ahora, siendo madre, retomar ese papel debe tener otra perspectiva.

-Sí, me estoy dando cuenta recién ahora. La felicidad que estoy sintiendo de poder compartir esto con mis propias hijas. Me acuerdo el año pasado que entré al jardín y sonaba "Haz que tu cuento valga la pena" y sentí que era una señal, Belita me preguntó cómo sabía el tema. Ellas están acostumbras a ver a su papá en la tele haciendo entrevistas, no me habían visto a mí. Ahora que volví a las grabaciones, a arreglarme, Belita se sienta en la cama y quiere maquillarse conmigo. En la salida del jardín me saludan las chicas, con lo de Margarita volvió un poco eso y me pregunta si soy famosa. Le digo: "No sé, mi amor, depende, hay gente que me conoce y debe haber gente que no tiene ni idea de quién soy".

-Isabel en estos 20 años se casó, tuvo dos hijas, se mudó..., ¿Qué pasó con Delfina?

-Creo que nadie es la misma persona ni 20 años después, ni 10, ni 5. No sé ni lo que hice ayer. Siento que el personaje tenía que tener la posibilidad de haber cambiado de gustos o de haber intentado, por momentos, ser mejor o de tratar de ver si le puede dar alguna posibilidad al amor de otra manera diferente que hace 20 años. Ver sus diferentes posibilidades de conectarse con el resto de la gente, conectarse con su lado agradable, que antes, siento, no tenía. Era como una niña caprichosa, que lo único que pensaba era en el dinero y en sentir que tenía las riendas de esa familia. Hoy el personaje, después de vivir un montón de cosas, está parado en otro lugar.

Isabel cuenta que hace lista de gustos, cosas que le dan risa, lo que no perdona y no soporta de cada uno de los personajes que interpreta.

-¿Y con Isabel? Porque de alguna manera este personaje te trae nuevamente al trabajo, después de muchos años abocada a la maternidad.

-Embarazada de Belita, que nadie sabía, hice Sandro, porque era con Adrián Caetano, que es un director que a mí me fascina y admiro muchísimo. Me ofrecieron el personaje y después me agregaron un par de capítulos. Me sentía pésimo físicamente. Trataba todo el tiempo de explicarle a la bebita o bebito, porque todavía no sabía qué era, que mamá estaba trabajando porque era un personaje con mucho cuerpo y mucha angustia. Yo no quería pasarle nada porque imagínate toda mi vida deseando que llegara ese momento y estaba ahí como en el medio de un montón de gente que no conocía tanto, con la mejor noticia del mundo, pero que no quería compartir para nada. Pero bueno, sí, con ella en la panza hice eso y después Franklin: historia de un billete hace un par de años con Sofía Gala y y Germán Palacios

-Cosas muy puntuales.

-Sí, muy puntuales, cosas que me interesaba hacer. No era dejar todo para hacer algo que no me convenciera, pero aún si viviéramos en Buenos Aires, no lo haría. Siempre me gusta creer en lo que leo y que me guste y que me conmueva. Me tiene que emocionar. Hice las cosas que quería hacer, pero que eran muy puntuales.

-Te tomaste tu tiempo para formar tu familia.

-Yo trabajé muchísimo, hace 28 años que trabajo. Era más algo de la mirada de la gente, como una mirada externa. “Dejaste todo”, “te fuiste”. Y yo pensando: “Qué dejé”. No entendía qué era lo que dejaba y para irme a dónde, porque yo estaba totalmente convencida de que en ese momento era eso lo que quería hacer. Y yo soy re sensitiva, sensorial. Quiero hacer lo que siento, lo que me da felicidad y tranquilidad y no pienso tanto en lo que piensa el otro o en qué lugar me está
poniendo en su cabeza. Yo siempre voy como bastante concentrada.

Isabel Macedo y su reencuentro con su lugar "más feliz"

Si bien el deseo de maternidad estuvo ahí siempre, su ser actriz nunca desapareció del todo. Mientras recorre parte de sus últimos años, Isabel Macedo no puede evitar sonreír cuando ve una cámara, posa, se maquilla, esas son las cosas con las que más cómoda se siente. También con eso de tener una rutina rígida dentro de las posibilidades que puedan surgir en un set. Pero si hay algo que Margarita le devolvió en esos meses que duró el rodaje en Uruguay fue su reflejo. "No hay lugar en donde me sienta más yo que en un set", dice la actriz, quien reconoce que quizá es donde más feliz se siente.

A sus 49 años, Isabel reflexiona sobre el rol de madre y asegura que reencontrarse con el set la hizo entender que ese es su lugar feliz.

-¿Siempre quisiste ser mamá?

-Sí, por eso estaba chocha con el plan de irme a formar mi familia. Y después sí es cierto que cuando volví al set, sentí, y me di cuenta, que en ningún lugar soy tan feliz como ahí. Ese es mi lugar feliz.

-¿Y la maternidad?

-En el set toda mi energía se acomoda de una manera que yo ya conozco, que sé, en la que me siento lo más yo posible. Ni siquiera en la maternidad me pasa eso. Eso no me pasa, porque yo nunca sé cómo actuar. Voy haciendo las cosas por intuición y aprendiendo en el momento y dándome cuenta, quizá, si está bien o estoy un toque rara y trato de corregirme. Pero es como permanente, lo otro es mucho más puntual, es un lugar de trabajo, súper profesional, de horarios, de estudio, re pragmático. Eso a mí me da felicidad, el orden que, después, no es porque vos todos los días hacés algo diferente. Si bien fluye diferente, esa contención del horario, el texto, el estudio, tus compañeros, la mirada, la sensibilidad, todo eso que funciona en ese lugar tiene como una energía que es mía. Es mi lugar feliz.

-Hay algo de tener las cosas bajo control que te juega ahí.

-Lo otro es más un laburo en vivo, es como hacer un reality. La maternidad, por momentos, es súper alegre y divertida ,y por otros, es de mucha presión para tomar las decisiones correctas. Nadie se quiere equivocar con algo tan grande como la educación de un hijo. Surgen todo el tiempo mis correcciones personales que tienen que ver con el tono, con los modos, con entender que el otro no sabe nada o sabe todo. Pero es otro y está a mi cuidado, vive conmigo y lo voy a amar, cuidar y proteger con mi vida siempre desde el respeto.

-¿Qué fue lo que más te sorprendió de la maternidad?

-Todo. Creo que en lo único que siento: “Ay, esto es tal cual lo soñé”, es cuando estamos al aire libre, con una mantita, todos haciendo una cosa medio de película. Eso es lo que yo soñaba cuando pensaba en la familia: más vivencias relacionadas con lo chiquitito y con lo simple. Después lo más desafiante y lo más estresante, en un punto, es escuchar y comprender que el otro es otra persona que no tiene nada que ver ni con vos, ni con tu personalidad, ni con tus gustos, ni con tus deseos, ni con tus horarios, ni con tus rutinas... Liberar toda esa parte de poder todos mirarnos, darnos las manos y saber que nos vamos acompañando.

-¿En qué se acompañan?

-Yo trabajo desde casa para Beneida, mi marca, y tengo muchas reuniones, muchos zoom. Esa parte me cuesta, porque yo quiero estar concentrada en lo que estoy haciendo pero también, al estar en mi casa, es difícil. Yo prefiero irme a un lugar y, por otro lado, pienso: "Bueno, pero si estoy, por lo menos las escucho, veo cómo están, paso, las miro, juego un rato". En eso todavía me estoy descubriendo.

Isabel Macedo, sus días en Salta y su costado solidario

De encabezar las series más vistas de la televisión y también algunos alocados romances, Isabel Macedo salió de escena por un tiempo. La actriz se enamoró de quien era en ese entonces el gobernador de Salta y se instaló al norte del país para tener su familia. Algo que, según dice, fue cuestionado por muchos. Sin embargo, Isabel sostiene que fue su decisión después de haber dedicado 28 años a su carrera. Hoy disfruta de sus días llevando a sus hijas a la escuela y compartiendo postales familiares como los almuerzos a los que describe como "sagrados".

Macedo asegura que Juan Manuel es como "una madre", que la acompaña en la maternidad codo a codo.

-¿Cómo es un día en Salta?

-Me levanto, les pongo el moño, les lavo los dientes, las visto, las llevo al colegio. Las llevamos los dos al colegio todos los días y las buscamos los dos, a las 12, a Julia, y después, a las 4, a Belita. Tratamos de almorzar todos juntos, es un momento clave de la familia, para que ellas tengan ese recuerdo. Salvo que alguno esté en Buenos Aires o algo, ahora, por ejemplo, está él hace 10 días con las chicas. Él se ocupa de todo, si estoy yo, porque él viaja, me ocupo yo. Pero si estamos los dos en el mismo lugar, no me preguntés cómo se armó eso porque ni yo lo sé. Es una cosa que ya está instalada y es como si los dos quisiéramos ir.

Al principio veía que iban solo las mamás o solo los papás y pensaba: "Claro, debe ser que tiene que ir uno solo". Después pensé: "Qué me importa. Si nosotros podemos ir los dos". Para mi cuento de mi vida es re importante ir, saludarlas hasta que cruzan la reja, verlas entrar, que me vean y para él, también y él quiere vivir eso con sus hijas. A mí me parece espectacular que si puede, a las 7:30, hacer todo eso, lo hagamos juntos. Mientras se pueda. Nosotros somos muy familiares, no tenemos que pensar en hacerlo. Se dio solo.

-¿Juan Manuel es el padre que te imaginabas que iba a ser?

-Es espectacular, no tengo más que cosas lindas para decir porque es muy sensible. Viste esas personas que no te dejan que caigas, que cuando empezás a decir: "Hice bien o mal esto", te dice: "Está hecho. Pensemos para adelante". No se enrosca ni piensa para atrás. Es súper práctico, resuelve todo. Por eso a mí no me cuesta irme. Sí, las extraño, obviamente, pero estoy tan confiada. No es que pienso: "¿Cómo hará ahora?", "¿Le va a poner el moño bien o mal?". Yo sé que va a estar todo bien. Tampoco es algo en que pienso, porque me cuesta mucho pensar en lo que no veo. Realmente yo no sé lo que pasa. Mi mamá por ahí me llama y me dice (estuvo cinco meses en Salta y ahora se volvió): "¿No me extrañás? No me llamás". Es algo de mi personalidad: no pienso en lo que no veo.

-¿Hacés videollamadas?

-No mucho. Yo las pienso bien, en el colegio, tranquilas y con su papá. Ahora que estoy acá sola pienso en mi trabajo, en a qué ahora tengo que estar y en qué me voy a poner.

-Antes las mujeres quizá se sentían medio solas en el ejercicio de la maternidad.

-Lo que pasa es que igualmente para mí hay un momento en el que tenés que estar sola con el bebé. En mi caso puntual, me pareció tan impactante que esas chiquitas salieran de mí y poder abrazarlas y besarlas, que solo las quería mirar, acariciar, besar y yo necesitaba esos tiempos. Más allá de que después venga la locura de no poder dormir, no poder bañarte, aún hoy me pasa. Digo: "Bueno, voy un momentito" y se escuchan los pasitos atrás. Por ahí viene la otra persona, que estuvo trabajando todo el día, y le decís: "¿Las tenés dos segundos que me quiero bañar? Como si fuera un súper logro y ¡me baño con unas ganas!

Isabel se emociona al recordar su costado solidario.

-¿Cómo te llevás con esa demanda constante?

-Depende un poco de tu personalidad y de cómo te tomás las cosas o te las quieras tomar, porque a veces es súper abrumador. A mí me hizo muy bien meditar, ponele si estoy con ellas jugando, estoy tranquila y empiezan a llamarme del trabajo, tengo mensajes… Tuve que descubrir la manera de o sacarme el teléfono de encima en el rato que estoy con ellas, o irme del espacio. Porque sino se te empieza a empastar todo y pensás: "No puedo estar acá, no puedo trabajar". "Sí, vos podés hacer todo, podés estar acá, podés trabajar en casa, podés cambiar los pañales, podés darles el baño, podés contestar el mensaje". El tema es la organización, ponerle un orden, como una agenda a todo lo que pasa mientras está pasando. Una meditación en vivo, te diría. Por ejemplo, las chicas están jugando, se están peleando porque las dos quieren la misma muñeca, se resuelve esto y después vas con el problema del trabajo.

-Sería como ordenar las prioridades.

-Exacto. Para mí es súper prioritario que mientras estoy en esa casa, quiero que ellas estén conmigo, quiero escucharlas, quiero pintar con ellas, quiero que tengan ese estímulo y siento que es re lindo que estén con nosotros.

-Pensaba un poco en esto del cuento, tuviste como tu propio final feliz. ¿Eras Susanita de chica?

-Yo creo que fui de todo. Siento que todo el mundo es un poco así. No tenía como ideas fijas de algo o sí las tenía pero por momentos. Por momentos lo único que hacía era sufrir, por momentos elegía hacer todo mal, no todo mal pero sí equivocarme, como se equivoca todo el mundo. Por momentos, no paraba de trabajar porque pensaba que eso era lo más espectacular del mundo. Bueno, por momentos fue irme a formar mi familia. Trabajo desde que tengo 16 años y me casé a los 40. O sea, chicos, trabajé toda mi vida, hice todo lo que quise, toda mi vida tuve con una mochila colgada en el hombro viajando por todo el mundo. Estuve un año y medio en Turquía. Siempre me moví muy libremente hasta que decidí que quería compartir mi vida con alguien, sino seguiría haciendo lo mismo. Mi vida es lo que yo quiero que sea, en el momento que quiero.

-¿Te querías casar?

-Yo me quería casar con él. No me quería casar porque me quería casar, porque sino me hubiera casado cien veces antes.

-¿Qué fue lo que te enamoró de Juan Manuel? ¿Qué fue lo que tenía Juan Manuel que dijiste: "Es acá"?

-Es espectacular, es la persona más inteligente que conozco, a todo nivel. Es muy inteligente emocionalmente, es como un buen guía. Es un buen compañero, es un buen padre, porque yo tuve el beneficio de verlo antes de que sea el padre de mis hijas. Lo veía xomo padre, lo veía con un trabajo súper importante y, sin embargo, haciendo todo el esfuerzo para poder también él hacer lo que quería. Se levantaba 5:30 de la mañana, se iba a correr, volvía, se bañaba, buscaba a los chicos por la casa, los llevaba al colegio, volvía y a las 7:30, 8:00 estaba trabajando. Es alguien que nunca deja de hacer nada, siempre piensa que todo es posible. Aprendo mucho de él, de su manera muy tranquila de resolver las cosas. Yo, capaz, me abrumo más. A mí me cuesta si siento que no hay respeto, que no me están mirando…  todo eso me aniquila. Me da tristeza. Él me saca de la tristeza en un segundo y medio porque me dice: "¿Cuál es el problema acá?". Listo, lo resuelve.

Con Margarita, Isabel volvió a reencontrarse con un público joven y sus hijas descubrieron una nueva faceta de su mamá.

-¿Qué relación tenías con la política antes?

-Ninguna.

¿Cómo fue la experiencia de ser la primera dama de Salta?

-En ese sentido, yo no estaba haciendo política porque ese es su trabajo. Mi parte fue mucho más de acompañar, conocer, ver, compartir y estar con la gente. Fue mucho más humano. Fue lindo para mí acompañar a alguien como él, que es súper querido y valorado por sus ideas y su amplio saber. En el noviazgo, las veces que lo pude acompañar, porque yo estaba grabando Amar después de amar, me iba solo viernes, sábado y domingo a estar con él, pero estaba con él acompañando su agenda. No era que lo iba a visitar y podíamos hacer planes.

-¿Como era tu relación con el trabajo social?

-En mi casa, por ejemplo, cuando empieza el invierno, mi mamá empieza a tejer, ahora me mandó como 15 chalecos para regalar para los hospitales. Eso es algo que está en mi familia desde que yo soy chica. Yo no sé nada de política, pero sí lo que podía hacer era algo con mis propias manos, con mi tiempo, que son las cosas que más valoro. No es que yo llegaba con la bolsa de suéteres para decir: "Chicos, miren lo que les traje". Era mandarle la bolsa al director del lugar sin decir que los había hecho yo. Después me mandaban por WhatsApp una foto de todos los chiquitos vestidos con la ropa. Eso es algo ganado.

-Te emocionaste.

-Sí, es que era lo más lindo: donar parte de mí y mi tiempo más allá de acompañar, estar y todo. Belita fue la chica más besada de Salta, hasta que nos fuimos cuando tuvo un año. Me la llevaba a inauguraciones de escuelas y por ahí estaba la ministra de educación con la beba colgando porque yo estaba con los chiquitos jugando, conociéndolos y viendo quiénes eran. Entonces la beba pasaba de brazo en brazo y yo iba mirando a ver a dónde estaba, con quién estaba, pero siempre estaba a salvo.

-¿Te sentiste acompañada por la sociedad salteña?

-Sí, o sea, yo soy súper solitaria. Igual soy como muy independiente. Para mí Salta es él, él es mi casa. 

Después de 5 años de solo hacer trabajos puntuales, Isabel se animó a volver a una producción a gran escala.

-¿Cómo son Belita y Julia?

-Espectaculares, son re diferentes entre sí. Son tauro y géminis. Julia es mi mejor amiga, la mejor persona que conozco. Ahora están mucho con: "Es mío", "Papá es mío", "Mamá es mía". Se pelean entre ellas para ver quién es de quién. Belita fue cuatro años hija única, aunque en realidad es la quinta de Juan Manuel. Era como única y al mismo tiempo: "Adaptate, caminá rápido". Tuvo las dos cosas y Julia es la sexta de Juan Manuel.

-¿Cómo fue la adaptación de Belita a tener una nueva hermana?

-Al principio fue todo muy cómodo, agradable y feliz. Pero después empezó a hablar re rápido y a caminar y hacer todo... Es muy graciosa, hubo que acomodar eso entre ellas. Hay que ser como muy cuidadoso. Viste esto de la responsabilidad de los padres, de ver todo el tiempo a todos los integrantes de este cuento y no flashear tanto con que la otra es la más bebita y poner la mirada tanto ahí, porque por ahí el otro te necesita. Hay que hacer el ejercicio de abrir la mirada para que todo el mundo esté contenido.

Isabel Macedo habló de cómo fue ser madre después de los 40

Isabel tuvo una vida plena: viajó, actuó y, según dice, hizo todo lo que quiso. Sin embargo, tenía una asignatura pendiente: formar una familia. Algo que, había llegado a pensar, no le iba a pasar. Pero las cosas fueron distintas, después de tomar decisiones equivocadas y cruzarse con personas que no eran las correctas, llegó Juan Manuel, quien, si bien era padre de cuatro, no dudó en seguir ampliando su familia con Isabel. Más allá de la edad y que para muchas es difícil concebir después de los 40, dice que ella sabía que iba a tener hijos y así fue.

Isabel cuenta que ha hecho suéteres para repartir en escuelas cuando Urtubey era gobernador de Salta.

-¿Te costó ser madre? Hay mucho mito sobre la mujer después de los 40.

-Estaba segura de que iba a traer un bebé al mundo. No sabía que iba a ser madre de dos. Cuando fueron pasando los años llegué a decir: "Che, ¿podré o no?". Cuando el deseo es tan grande, tan profundo, creo que es la mente la que te empieza a jugar una mala pasada, la ansiedad. En mi caso puntual, voy a hablar de mí porque me estás preguntando a mí, yo sentía que si eso no llegaba, porque yo no encontraba a la persona correcta y para mí sí era en un marco, no era para mí. Llegué a decir: "Si no es por ahí, lo mío es mi trabajo. Me va bien, trabajo un montón".

-Habías puesto el foco ahí.

-Sí, quizá hay algunas personas que nacen para tener una familia, hijos y todo y quizá no. Y bueno, de repente, sucedió, acá están Isabel y Julia, más españoles los nombres no se puede.

-¿Fue una condición, la de tener hijos, cuando lo conociste a Juan Manuel?

-Sí, si hubiera estado enamoradísima y él me hubiera dicho: "No estoy para tener más hijos", no sé si hubiera seguido por más amor que sintiera por él. Yo realmente tenía el deseo de formar una familia. Pensaba que ya me había divertido un montón, que le había pasado bomba, que había viajado, que había trabajado cuánto quisiera, que había hecho todo y sentía que era el momento.

-¿Tuviste miedo de que nunca llegue este momento?

-Todo en la vida puede pasar o no pasar, el tema es dónde le ponés el foco. Obviamente hubo momentos en los que creí que no iba a pasar, que no iba a conocer a alguien interesante, porque me parecía como un gran espanto todo. No había nadie que valiera la pena. Había historias graciosas, pero era todo un horror. Lo digo ahora siendo más grande, en ese momento pensaba: "Qué espectacular lo que está pasando" y después me daba cuenta y decía: "Mirá con quién me relacioné".

Isabel tiene que seguir la gira: le esperan otra nota y el Cris Morena Day en el Gran Rex. Después, la vuelta a Salta, donde Belita y Julia la van a recibir con un gran abrazo.

Fotos: Chris Beliera.

Arte: Darío Alvarellos.

Retoque digital y Portada: Gustavo Ramírez.

Redes: Juan Rostirolla.

Estilismo: Lucila Subiza.

Maquillaje y peinado: Sochi Herrera. 

Agradecimientos: Ginebra, Vestuario

La caja de Pandora y Allo Martínez

Más información en Gente

 

Más Revista Gente

 

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig