Es exigente, puntilloso y una verdadera máquina de trabajar. Darío Barassi volvió este lunes a la televisión de la mano de una nueva temporada de Ahora caigo en la pantalla de eltrece, en medio de una montaña rusa de emociones. Con el desafío de calentar la pantalla del canal del solcito, el animador arribó al horario central con una propuesta renovada que incluyé mostrarse en el rol de actor.
“¿Y ahora con qué seguimos?”, le pregunta a su equipo. Transcurre una de las tantas jornadas de grabaciones en los estudios de Don Torcuato, y el mendocino recibe a Revista GENTE para posar, entre toma y toma, frente a lente. Como si fuera un régimen de actividades protocolares, va de un lado a otro cumpliendo con los distintos compromisos. Todo se interrumpe cuando entra al set Adrián Suar, gerente de programación de la señal, para integrarse a la filmación del sketch de apertura que se vio en la primera emisión.

Con una sonrisa elegante, Barassi le recrimina que las publicidades del ciclo hacían hincapié en las vacaciones que se tomó. No podía ser de otra manera. Ácido y picante, dos de sus características. “Me mata que en las promociones ponían que el gordo estuvo de vacaciones, pero no fue tan así porque hice una película y una serie antes de tomarme un descanso”, aclara entre risas a este medio mientras se predispone a una entretenida conversación en bata y pantuflas.
“Estaba con muchas ganas de volver. Defiendo mucho a la televisión de aire. Me encanta que la tele se ponga competitiva. Me gusta hacer un programa pensando en que la gente se va a sentar a la noche para verlo”, cuenta. Por lo pronto, las primeras emisiones que se vieron generaron entusiasmo porque lograron mejorar -según las mediciones de IBOPE- los guarismos de la señal en ese mismo horario.
“Nos renovamos, y ando entusiasmado. El formato me parece divertido y lo novedoso es que tenemos juegos nuevos: vamos a entregar hasta cinco millones de pesos por día. También se nos ocurrió mechar, como en la previa, un sketch que tiene a Laura Cymer y Matías Saborido como elenco estable y a un famoso como invitado. Es una apostillas de humor. Mi único objetivo es brindarle un momento de alegría a la gente”, afirma.

-Dicen que sos exigente: ¿Qué pediste para volver a eltrece?
-(Risas) ¿Quién dice que soy exigente? ¡Corten esta entrevista! Hablando en serio, yo me siento cómodo trabajando con la gente que lo vengo haciendo desde hace rato. Es impensado para mí no tener dentro de mi equipo a las mismas personas de siempre. Quiero respetar al equipo. Llegó acá y me siento contenido, como en casa, trabajando con amigos.
-¿Y algo en especial en el camarín?
-Quizás pido algunas cositas como frutas, agua y una bebida light que no puede faltar. Soy fanático del té con jengibre porque siempre tengo una obsesión con temita en la voz. Después, hay una foto mía grande cual gordo diva, unas de mis hijas y no mucho más.
-Dijiste que sos un defensor de la tele, justo en medio de todo el debate entre el streaming y y ella...
-Defiendo a la tele de aire como un producto al que se lo bastardea un montón y no entiendo por qué. Yo empiezo a trabajar en un programa y me explotan los seguidores en redes sociales, la gente en la calle se pone más afectuosa y tengo más laburo. No perdió poderío, aunque obviamente no es el imperio. También soy fanático del streaming. Tengo muchas ofertas que en algún momento voy a considerar, pero por ahora me siento más cómodo en este formato. Me parece un universo bien hecho, y con mucha producción, ideas y buenas figuras. Como propuesta me parece espectacular.

-¿Y cuáles son los referentes para vos en el streaming?
-Soy muy amigo de Santi Talledo, así que consumo Nadie dice nada, de Luzu TV. Los cinco que están ahí me parecen bárbaros. También fui a Olga al programa de Migue Granados y me volví loco con las cámaras que tienen. Quedé asombrado con su altísimo nivel de producción. Otro que me parece un animal del streaming es Benja Amadeo, que entiende el timing de una forma terrible. Al resto los consumo más que nada por redes: desde ahí veo algo del programa de Damián Betular y a Toto Kirzner. Aunque tengo menos fútbol que cuello, también sé que está todo el universo del fútbol con Luquitas Rodríguez, quien hace un buen contenido de calidad.
-¿Se puede atraer público de ese nicho a la tevé de aire?
-Sí, y quiero que la competencia entre los canales sea nutritiva. Cuando haces un buen producto obligás a la competencia a pensar. El prime time es un horario competitivo, y nos propusimos ir por más y hacer cambios agregando cosas.
-¿Y en tu caso el rating cómo se vive?
-Yo estoy nervioso con lo que va a pasar. Soy competitivo. No me da igual que el programa no funcione. Quiero que mida. No me estresa el hecho de ganar o perder, pero sí deseo que tenga un buen número y que se vea en audiencia que nosotros estamos poniendo todo de nuestra parte para que guste. Nos toca batallar contra un tanque como Gran hermano, pero quiero que el canal levante y mejore el número en ese horario y que esa levantada beneficie al noticiero y a The Balls, el programa de Guido Kaczka, que es el que sigue. La tele de aire está viva y quiero demostrar eso. Más allá de que vengo a trabajar porque quiero un sueldo, tengo esa cosa idealista.

-¿Cómo ves a Gran hermano, tu competencia?
-Es un gran formato de televisión. Debo confesar que en algunas oportunidades me comí las temporadas enteras. Cuando el año pasado estaba en Uruguay grabando la peli, llegaba a la noche cansado y lo ponía para relajarme un poco. De por sí, los realities me gustan y Gran hermano está muy bien hecho. La conducción de Santiago del Moro es bárbara, y el rol del panel también. Me estimula a ver qué puedo ofrecer yo para que gente que no está frente a la tele nos vea, y para que los que eligen otros formatos piensen la posibilidad de cambiar de canal. No desde un lugar de competencia, sino para mantener vivo el aire con el famoso zapping.
-¿La tele tiene el desafío de conquistar en los próximos años a las generaciones más jóvenes?
-Yo creo que sí. Debo confesar que a mí me sigue mucha gente joven. Lo que me gratifica es que existe un público que no consume televisión, pero hay algo de mi código que le agrada, y entonces ponen la tele por mí. Lo mismo me pasaba cuando hacía Chicos católicos en el teatro. Yo crecí yendo al teatro y viendo tele con mi familia, así que me gusta que nuevas generaciones tomen el mismo camino.

El debate por su salud y la decisión que tomó para la crianza de Emilia e Inés, sus dos hijas
Durante 2024, tuvo que hacer un stop en su carrera. “Estoy mejor, pero los últimos dos años fueron difíciles porque transité la enfermedad de mi vieja que fue muy traumática, estábamos construyendo una nueva casa con mi mujer (Lucía Gómez Centurión), somos papás ( de Emilia, de 5 años, e Inés, de 2) y en el medio tenía que trabajar. Fue todo muy movido", explica a GENTE.
“Tanto esfuerzo me generó un pólipo en las cuerdas vocales y me tuvieron que operar, lo que me incomodó bastante porque estuve dos meses sin poder hablar. Y ahora debo tener ciertos cuidados con la voz que me demandan atención”, cuenta.

También hubo en día en el que una subida de presión lo obligo a ser atendido durante una grabación, y a la vez debió que someterse a otra intervención por una hernia. “Hoy de salud estoy bien, con pilas y ganas. Empecé a grabar la otra semana y lo estoy disfrutando. Vengo y pongo el cuerpo".
-¿Qué hacés para cuidarte?
-Con el tema del peso, que es un gran tema en mi vida, entreno dos veces por semana, y juego al tenis y nado. Trato de tener una actitud saludable, lo que me parece una buen ejemplo para mis hijas. Intento cuidarme bastante. Bajé un poco de peso. No es por una cuestión estética, sino de salud, ya que me ayuda a poder trabajar mejor porque las jornadas de grabación son largas. Quiero estar cómodo y que no me duelan las rodillas o la espalda. Deseo lograr una rutina saludable y voy mejor que en otras oportunidades.
-¿Y en casa cómo se lleva?
-Con mi mujer estamos tratando de que el mensaje sea más óptimo del que aprendí yo de chico. Mi esposa se ocupa bastante de ese tema y me parece buenísimo.

-¿Cómo se las incentiva a Emilia y a Inés?
-Tenemos una propuesta dele stilo: si comen una comida nueva después hay una gratificación. Entonces, armamos una lista y cuando juntan diez cosas que comieron y son buenas (como el brócoli, menciona una) pueden elegir un juguete o hacer una salida de entretenimiento. Me encanta que todo sea lúdico con ellas. No es cuestión de quemarles la cabeza. Yo siento que no soy un ejemplo, pero vengo modificando mis hábitos y está bueno que entiendan el mensaje. Ellas entrenan conmigo, agarran las mancuernas, y la más chiquita me empuja por la espalda cuando hago abdominales. Me parece divertido.
-¿A la hora de la crianza comparten criterios de pareja?
-Sí. Somos un gran equipo de toda la vida. Lo fuimos como amigos, como pareja y como padres. Tengo una familia espectacular que me da orgullo. Hablamos un montón sobre la crianza, es una batalla. Vamos muy alineados. Rara vez confrontamos sobre algún aspecto. Y si pasa eso, tiene razón mi mujer y termina teniendo razón mi mujer (risas). Cuando hay hijos se complica encontrar espacios de pareja porque las nenas te invaden todo. Pero bueno, está bien que así sea porque a mí no hay nada que me guste más que ser papá.
-¿Y cómo compatibilizan esos tiempos?
-Obviamente que la sexualidad va por otro lado, tiene que estar y es importante para una pareja. Pero nos hacemos tiempo. A mí me gusta hacer dormir a las nenas, así que las baño les leo un cuento y después alguien nos ayuda para escaparnos al cine o algún restaurante. Pocas veces nos fuimos un fin de semana juntos. Cuando sucedió, la abuela se quedó con ellas. No nos encanta hacerlo porque las extrañamos, pero viene bárbaro ir con mi mujer a pasar un lindo rato charlando de la vida, jugando al buraco o criticando gente (carcajada).


-¿Sos un papá pegote?
-Soy un baboso total. Las tres, incluyendo a mi mujer, son las mujeres de mi vida. La realidad es que siempre busco que el tiempo en el que estoy con mis hijas sea de calidad. Soy fanático de ellas, me desquicia el amor que les tengo. No hay amor igual. Me desespero por pasar tiempo con ellas. Ayer vi una historia de Emilia cantando y me desesperó lo bien que lo hace. Y la otra que ya está queriéndose sacar los pañales. Es descubrir un mundo cada día, que me nutre como persona y artista.
-Teniendo en cuenta que tu trabajo en televisión exige tiempos que no son los convencionales o que para grabar una película necesitás desaparecer varias semanas, ¿te replanteaste después de ser padre por dónde seguir explorando tu carrera?
-Obvio. Muero de ganas de hacer teatro. Me encantaría una obra comercial grande que funcione, pero eso implica permanecer fuera de martes a domingos en un horario en el que para mí es fundamental estar en casa. Me llegan propuestas de proyectos espectaculares a los que digo que no, después veo que se hacen con otros actores y es un puñal. Me cuesta perderme esas cosas, aunque por ahora prefiero el momento de cenar con ellas, bañarlas o leerles un cuento. Si aparece algún proyecto como el de una película, que significaba ausentarme un poco más de un mes, me siento y lo charlo con mi mujer.

-¿Fundamental el apoyo de Lucía?
-Ella me banca a morir, pero sufre. Frente a cada trabajo, primero veo en qué situación estoy en casa. La entrega de ceder la brindó un poco más mi mujer, que es una psicóloga prestigiosa y debió dejar algunas cosas para que yo pueda hacer lo mío. Ahora estamos los dos en el ruedo porque las enanas crecieron y van al colegio.
-¿Rechazaste más propuestas de las que aceptaste?
-Sí, especialmente teatrales. Dos o tres proyectos que me duele no haber hecho, se terminaron haciendo, los fui a ver y resultaron muy exitosos.
La herida abierta de Darío Barassi por la muerte de su mamá
Este nuevo comienzo en la tevé remueve sensaciones. Es que, para Barassi, es inevitable recordar las grabaciones del último Ahora caigo a lo largo de la etapa final de la vida de su mamá, Laura, que luchó contra un cáncer de páncreas y murió en noviembre de 2023… Y de todo el esfuerzo que hacía para estar presente a su lado.

Así lo recordó en un posteo que hizo este fin de semana, en donde compartió algunas divertidas postales juntos y dijo: “Yo terminaba de grabar y huía a la casa de mi vieja. Compraba abajo algo para tomar el té que le gustara. Llegaba, la ayudaba a levantarse de la cama y nos instalábamos en el living”.
“El mundo se paraba a la hora del programa. Nos sentábamos en el sillón, manta encima, y a disfrutar. Ella jugaba, estaba lúcida, era buena. Me ponderaba trajes, me criticaba chistes, de vez en cuando me miraba y me decía, ‘sos terrible gordito’. Esa gracia y rapidez las heredaste de mí, sentenciaba, y un poco cierto era”, rememoró en Instagram.

-Fiel a tu ácido estilo, muchas veces te escuché hacer humor con la muerte de tu papá. ¿Todavía es algo que no te permitís con tu mamá?
-No. No puedo. Mi papá murió cuando yo tenía 5 años, así que en el medio pasaron 37. Pero lo de mi vieja todavía lo sufro. No puedo creer que mis hijas no puedan disfrutar a su abuela. Recién terminamos de grabar uno de los programas y sí, te digo que hago todo el tiempo chistes con la muerte o con el hecho de ser huérfano. Pero específicamente sobre mamá no puedo.
-¿Cómo transitaste el duelo?
-El primer año estuve detonado. Destruido. Se me desmoronó el mundo y sentí que perdí el control de todo. No podía encontrarme, me sentía fuera de eje. Sin dudas que fue la pérdida más grande de mi vida, pero mis hijas, mi mujer, y el trabajo me ayudaron un montón.

-¿Cómo hiciste para procesarlo?
-Con mucha terapia, porque la muerte de mi vieja me partió al medio, como que me descolocó. No queda otra que poder hablarlo. Y me fui un par de días solo a un lado para terminar de procesar el duelo: transitar el cáncer terminal de una persona tan cercana es doloroso. También fue gratificante porque pude estar cerca suyo. Se murió en los brazos de sus tres hijos. Lo hablo y no termino de entender que me haya pasado. Quiero que esté acá. Fue todo un proceso.. Pero yo me río de todo y en algún momento también voy a poder hacer humor de esta situación.
-¿Quedó alguna charla pendiente con ella?
-Fue el peor proceso por el que pasé en mi vida, pero haber estado tan juntos nos dio la oportunidad de reconciliarnos. No porque hayamos estado peleados, sino porque generamos esas charlas de "de chico no me gusto esto" y di lugar a sus reclamos. Pudimos hablar un montón. Nos dijimos todo lo que nos teníamos que decir y nos despedimos. Sentí la última mirada, la tenía de la mano.
-¿Cómo la recordás?
-Yo crecí solo con mamá porque mi viejo murió, así que nos unió un vínculo muy fuerte. Ya no la recuerdo desde la tristeza o el dolor, sino desde un lugar libre. La siento libre, etérea y abierta. Hablo con ella, creo en ese tipo de conexiones. Si bien parece una frase hecha, siento que vive dentro de mí... A veces me encuentro cocinando alguna comida que ella hacía o diciendo alguna frase que siempre repetía.

¿El más caro de las redes sociales?
Cuando las figuras estaban empezando a comercializar sus espacios en redes sociales, un mito ¿o verdad? circulaba en el medio: Darío Barassi es uno de los más caros para pautar. Esos buenos ingresos que generan los espacios virtuales hicieron que muchos se vuelquen a generar una empresa de sí mismos, dejando de lado el trabajo formal en los medios.
“Al principio yo estaba mucho más activo en redes, pero ahora no tanto. Te contacta una marca, tenés que buscar un filmmaker, generar una idea… aparenta ser liviano y espontáneo, pero no lo es. ¿Se paga bien? Sí. Aunque de repente tenés rachas buenas, y también malas. En un momento el universo del streaming hizo que me baje el laburo. Me los cruzaba a Occhiato o a Granados en la calle y les quería dar un toquecito con el auto”, admite entre risas a Revista GENTE.

-¿Cómo es esa ecuación a partir de la cual si vendés dos contenidos ganás lo mismo que trabajando un mes en televisión?
-Yo te puedo decir que no es así.
-¿Por qué?
-Porque se retroalimenta. Vos podés recibir un mejor o peor sueldo en la tele, pero tenés mucha ganancia estando en la pantalla porque te vienen más marcas. Las ofertas crecen cuando te encontrás al aire.
-¿Cómo estás parado hoy frente a las redes?
-Hay que tener un código. Yo, por momentos, me siento viejo. Veo el contenido que hacen otros colegas más pendejos y siento que están mejor editados o cancheros. Me obliga a buscar hacer algo mejor, usando mi mejor carta que es la del humor.

-¿No dejarías la televisión o el teatro por las redes?
-No. Me gustan pero no me dan el placer que me genera hacer una obra de teatro o un programa.
-¿Cuál fue la publicidad más rara, border, que hiciste?
-Con Pepe Chatruc nos dieron un canje para unos baños químicos. Me morí de risa porque cuando estábamos grabando me metí en uno y se me fue para un costado y... no entremos en detalles. En la actualidad con mi representante armamos un perfil. Yo antes agarraba todo. Ahora nos pusimos más criteriosos y lo aplicamos tanto a canjes, publicidades y trabajos. Esta bueno para pulir. Habiendo pagado mi casa, ya puedo algo que me identifique más (cierra sonriendo).

Fotos: Rocío Bustos
Video: Ramiro Palais
Arte de portada y retoque digital: Gustavo Ramírez