"Nuestro secreto es elegirnos una y otra vez", afirman Catherine Fulop y Ova Sabatini (ambos de 58 años) tras un cuarto de siglo juntos. Y lo hacen protagonizando esta producción de GENTE, en el marco de un romántico viaje a las paradisíacas playas de Aruba.
En días de sol, arenas claras y aguas cálidas, la artista y el empresario aprovecharon los tiempos que otorga el hecho de ser padres dos jóvenes (sus hijas Tiziana y Oriana) que, respectivamente, ya empiezan y están haciendo un camino propio en la vida.
Se sabe que acá los polos son un tanto opuestos, ya que Cathy tiene un perfil mucho más mediático, mientras Ova prefiere mantenerse más al margen a pesar de la exposición justamente de de su esposa, su hija Oriana y de su hermana Gabriela, la mejor jugadora de tenis argentina de todos los tiempos.
“Hace un montón que no hacíamos algo así”, admite Cathy recalcando su paso con Osvaldo por esta isla ubicada frente a las costas de Venezuela, en la que año tras año cientos de parejas renuevan sus votos matrimoniales con una multitudinaria ceremonia en la orilla del mar.
“Uno de los momentos más icónicos del viaje fue el paseo en velero. El mar turquesa, tan transparente, las arenas blancas. También fuimos a Flamenco Beach y pasamos un día estupendo allí. Ver el atardecer es algo impagable", relata Cathy con su característico tono caribeño que ni su radicación de décadas en Argentina supo domar-. Y agrega iniciando la charla:
–A veces uno no tiene la oportunidad de ver uno tan limpio. Es emocionante captar esos momentos de la naturaleza. Y, por otro lado, no puedo dejar de mencionarte las cenas románticas que tuve con mi marido y los divertidos encuentros que viví con Maite, una amiga con la que me reencontré aquí después de mucho tiempo.
-¿Qué tiene Aruba de especial frente a otros destinos del Caribe?
Cathy: Lo diferente de este lugar en comparación a otro, es la diversidad de opciones que ofrece. Si querés pasar unas vacaciones tranquilas, tenés tranquilidad. Pero también hay aventura, de todo.
Ova: Por ser una isla muy pequeña hay una variedad muy grande de cosas para hacer, eso lo convierte en un destino distinto.
-¿Les cuesta tomarse espacios para un viaje como este o para tener momentos más de pareja?
Ambos: Nosotros siempre tratamos de darnos el espacio para tener viajes como éste y estar a solas. A nuestra edad, nos gusta buscar los tiempos para concretarlo.
-En abril cumplieron 25 años de casados. ¿De qué forma se puede mantener viva la llama de la pasión?
Cathe: Son 25 años y Oriana tiene 27. Empezamos a salir en 1994, así que yo ya cuento 29 años de relación… Para mantener la pasión hay que gustarse mucho. Pero a la vez tiene que ver con la admiración. Si uno se atrae físicamente pero no te terminan gustando ciertas actitudes frente a la vida, a la larga no va. Hay que pasar bien el tiempo juntos, reír. Es una sumatoria de cosas.
Ova: La premisa fundamental es gustarse, que nos atraigamos mutuamente y que cuando intentemos seducirnos el otro responda. Y después creo que también es clave hacerse tiempos en la semana, ir a comer solitos… ¡un momentito romántico! Nosotros nos divertimos juntos, la pasamos bien. Tampoco le resto importancia al hecho de tener charlas interesantes.
-¿Qué los enamoró del otro y qué los sigue enamorando hasta hoy?
Cathy: Su caballerosidad. Además de su belleza, porque todo primero te entra por los ojos. Evidentemente había una cuestión de piel. Me enamoró mucho su trato. Me parecía un hombre educado, amable. Era "¡guau, qué tipo que se sabe comportar ante la vida y trata tan bien a una dama". Y eso es lo que me sigue seduciendo. Ova es un protector, uno de esos que siempre está atento a lo que a mí y a mis hijas nos pasa. No puede vernos sufrir, que nos pase algo o tengamos una necesidad. Siempre está para nosotras.
Ova: ¡La hiciste larga, eh! (risas) Además de su belleza, que está a la vista, me enamoró su alegría. Siempre está alegre. Despertarme al lado de ella es una bendición. Si tengo un día malo, me lo cambia inmediatamente (se dan un sonoro beso para sellar las dos respuestas).
-¿Es una pareja que tiene como fuerte el contrapunto de perfiles?
Cathy: Y, puede ser que él sea más calmo y yo más alborotadiza.
Ova: En el tema de la personalidad somos distintos. Cathy siempre está dos o tres cambios más arriba. Eso ya se puede ver. Pero coincidimos mucho en la mayoría de las cosas. Por eso discutimos poco. Casi siempre estamos de acuerdo en todo. El contrapunto creo que solamente es ése: ella es explosiva y yo más tranquilo.
-¿Qué hacen cuando hay una pelea hogareña? ¿Son de esas parejas que pueden llevar días sin hablarse?
Cathy: ¿Días sin hablarnos? ¡De ninguna manera! De hecho, casi que no peleamos. No nos gusta pelear. Las cosas se hablan. No somos de irnos a dormir sin hablarnos. Capaz que uno está enojado por algo que pasó, pero enseguida el otro recula. Somos como el GPS: "Recalculando", y solucionamos todo.
Ova: Si llegamos a discutir, nuestros enojos la verdad duran cinco minutos. Después seguimos la vida normalmente.
-Si tuvieran que rememorar un hecho que los haya marcado como pareja, ¿cuál sería?
Ova: El nacimiento de nuestras hijas. No lo dudo. Pero también los momentos difíciles que tuvimos al lo largo del tiempo y cómo nos apoyamos en esas circunstancias.
Cathy: Sí, acompañarnos ahí, desde el corazón, con toda nuestra alma.
Ova: Porque en los momentos buenos es fácil, pero hay que estar en los malos.
Cathy: Ahí es donde se ve el amor y se hace duradera una pareja.
-Se los ve clásicos a la hora de amar, ahora, ¿alguna vez hablaron de la posibilidad de abrir la pareja o darse un permitido?
Ova: La respuesta, definitivamente, es no. Somos una pareja clásica tal como vos decís.
Cathy: Nos encanta ser así.
-¿Hay gente lanzada que les hace propuestas por redes? ¿Cómo lo toman?
Cathy: Yo mucho no me meto en el sector de los mensajes de la gente que no sigo, pero a veces leo cosas medias pasadas de tono y las comentamos con Ova. A él, chicas y chicos les mandan piropos lindos. La verdad, no prestamos mucha atención a esos mensajes de gente desconocida.
Ova: A los mensajitos que llegan los tomamos como para divertirnos, y como algo positivo cuando se trata de mensajes de admiración.
Catherine Fulop y Ova Sabatini hablan de la crianza de sus hijas y el fantasma del “nido vacío”
Oriana tiene 27 años y ya hizo una vida y carrera profesional propia. En algún momento será el turno de “volar” para Tiziana, de 24. Allí se abrirá un nuevo capítulo en la vida del matrimonio. Pero parece que no lo viven con preocupación, a diferencia de matrimonios en donde el fantasma del “nido vacío” es todo un drama que hasta se llega a tratar en numerosas sesiones de terapia.
-¿Se sufre un poco esta sensación del nido vacío?
Cathy: Un poco. Amo que mi casa se llene de chicos y amigas cuando viene Ori, que Tiziana esté con su novio… Admito que tengo una sensación encontrada porque extrañas todo eso, pero también uno se va volviendo grande y quiere tener una vida más slow, más tranquila. Está bueno el alboroto y también me gusta cuando estamos solos, Ova ve un partido y yo una serie. Más allá de que el nido pueda estar vacío, uno lo padece… pero no tanto.
Ova: Es como un medio nido vacío porque aún una de nuestras hijas, Tiziana, vive con nosotros y Oriana, a quien extrañamos un montón, en Roma.
-¿Cómo son como padres? ¿De estilo moderno o de los súper presentes que siguen cada paso de sus hijas?
Cathy: Fuimos modernos porque les dimos muchas libertades a nuestras hijas para que puedan elegir sus vidas y sus destinos.
Ova: Pero siempre estando muy presentes. De hecho, las chicas siempre nos siguen preguntando cosas y piden consejos. Cuando van a algún lado avisan adónde…
Cathy: Los consejos se los piden al padre más que nada, porque a la madre no le dan bola. Si tienen un trámite de la universidad, la vida, un contrato, lo consultan con él. Yo las crié hasta cierta edad y después Ova tomó la posta. Ellas sólo vienen a mí cuando saben que él les va a decir que no (risas).
-Hace un tiempo Cathy hablo de los problemas que tuvo Oriana y contó que empezar de chica en la tele no le hizo bien. ¿Cómo la contuvieron en aquel momento?
Ova: Lo que hicimos fue estar presentes sin invadirla, escuchando lo que ella quería hablar con nosotros. Lo más importante que tienen que hacer los padres es estar presentes.
Cathy: Pusimos a disposición de ella profesionales que la pudieran ayudar. Hay mucha desinformación al respecto, y es algo que hay que tomar de en serio. No solamente hay niñas o adolescentes que sufren este tipo de trastornos relacionados a la alimentación, también hay adultos.
-Con el diario del lunes, ¿cuáles son los consejos que le dieron?
Cathy: Es todo muy difícil de poner en palabras. La acompañamos desde el amor, desde el corazón.
Ova: Para poder explayarse en este tema, hay hablarlo un largo tiempo, pero te puedo decir que los padres siempre damos consejos y que a veces no son buenos y a veces sí. Como dije antes, lo mejor fue estar presentes y ayudarla con apoyo profesional y la contención de toda la familia.
-¿Se consideran padres celosos?
Cathy: Ova sí. Con sus hijas él es… si por él fuera, que no tengan novio ni los traigan a casa.
Ova: No es así: si me llevo bien con los novios de las chicas (risas).
Cathy: Es verdad, pero… preferirías no tener que soportar ver esta situación. Yo no sé si va a cambiar eso si se casan.
Ova: Estoy feliz de los novios que tienen, pero admito que están en estudio permanente y tienen que dar examen todos los días (carcajadas de ambos).
-¿Sueñan con ser abuelos o es una presión que no le quieren cargar a las chicas?
Cathy: Yo sueño con ser abuela, que se jodan con las presiones (risas)
Ova: Yo también sueño con ser abuelo. Ahí te das cuenta de que no tiene nada que ver esto que afirma Cathy de que soy celoso. ¡Estoy diciendo que quiero ser abuelo! Tenemos 58 años y todavía podemos tirarnos al piso y jugar con nietos.
Cathy: Bueno, más o menos: a mí ya me duelen las cervicales y se me duerme un brazo. ¿Podré cargar a mi nieto?
Ova: Más allá de que los tiempos los manejan ellos, estamos expectantes esperando al nietito.
-Los dos son profesionales que vienen trabajando desde muy jóvenes: ¿Hablan de la maternidad con Oriana y de cómo combinarla con su explosiva carrera?
Cathy: Ori puede esperar un ratito. Es mejor que ellos manejen sus tiempos. Es algo que cada uno siente internamente. Yo fui madre cerca de los 30. No las puedo presionar en el sentimiento que tienen porque es algo complejo. Deben sentir que tienen que hacerse cargo de otra vida, pero si más o menos tienen resuelta las propias.
Ova: Ellas sabrán cuál es el momento ideal, en base a cómo están transitando sus vidas. Son jóvenes todavía.
La exposición, las redes y los haters
Si bien los dos tienen décadas de experiencia con los medios, sabiendo como lidiar con ellos, el efecto de las redes juega un papel clave en la exposición. Publicar una foto, recibir comentarios y tener que procesarlos es un cotidiano de esta era. Y ni hablar de las agresiones gratuitas, otro símbolo de época.
“Me encantan las redes sociales porque son una buena herramienta desde la que uno puede promocionar su trabajo. Manejar a los hater… ufff: me da pena que alguien dedique su tiempo a hablar de la vida del otro o a insultar a una persona desde el anonimato. Pierden el tiempo. Apenas empiezo a leer ese tipo de mensajes, los borro”, afirma Fulop sin vueltas.
Ova es más terminante: "No hay que darles cabida a los comentarios... En lo personal, no le doy mucha bola a las redes, cero, te diría. Las pocas cosas que leo, por suerte, son buenas. Uno sufre cuando lee un mal comentario de un familiar o alguien que quiere, pero de gente que no conozco, prefiero no evitarlo y listo”.
Cinco preguntas random con Cathy Fulop
Si se repasa su imponente trayectoria, el recorrido es extenso y variado. ¿Qué no hizo? Parece que esta pregunta no tiene respuesta. La artista se dio el lujo de tomar todo tipo de proyectos. Sin embargo, hoy la vida la encuentra parada desde otro lugar. Es tiempo de evaluar propuestas y poner en la balanza cada una de ellas para analizar costos y beneficios. En la actualidad, apunta a centrarse en su vida personal, sus afectos y encontrar esos momentos en los que se puede disfrutar de tanto esfuerzo realizado.
-¿Te sentís una femme fatale? ¡Sos una de las mujeres más esculturales de Argentina!
-Mira, a mí me gusta verme bien, ser coqueta. No me rindo, mi amor. Yo pensé que me iba a relajar un poco con el paso de los años, pero para nada. Lo que sí, no me preocupo tanto como cuando estaba más expuesta, aunque cuido mucho mi piel, el cabello y mi salud. En un momento pensé en dejarme las canas… pero al final no. Por ahora no tengo la cabeza para hacerlo.
-A lo largo de tus décadas de trabajo hiciste de todo, ¿qué es lo que no repetirías?
-Bailé, conduje, canté, hice teatro, actué desde todos los lugares posibles, hice gimnasia en televisión, filmé comerciales y hasta participé de una edición de Masterchef. Todo lo que hice me gustó, no reniego de nada. Para cada cosa me he preparado al cien por ciento. Lo que sí, no volvería a estar en un reality como el Bailando. Logré cosas increíbles no siendo bailarina, pero cuando una es grande es mucho más difícil. Creo que hoy mi cuerpo no está capacitado para una exigencia de este tipo. Charlotte Caniggia y Coki Ramírez me llamaron para hacer un baile de a tres en esta edición, pero les tuve que decir que no.
-¿Cuán selectiva sos a la hora de elegir un proyecto?
-Muy. Lo pienso muchas veces. Quiero ponerme la vida desde otro lugar, tomarme mis tiempos. Siempre trabaje con horarios y ahora, que ando cerca de los 60 años, siento que me merezco elegir. Trabajo con mis redes, que me abren puertas increíbles; soy embajadores de varias marcas y eso me viene bárbaro. De allí que no quiero comprometerme con algunos trabajos porque quizá deseo ir a ver a Oriana, ir a ver a mi mamá, y prefiero no estar atada. Me ofrecieron conducciones, pero hoy no puedo comprometerme con un proyecto diario.
-Hace unos meses te reencontraste con tu mamá Cleopatra en República Dominicana: ¿Cómo está ella y cómo es el vínculo que tienen día a día?
-Fue muy emocionante. Hablamos todos los días a través del grupo familiar y es una forma de tenernos un poco más cerca. Nos mandamos fotos, los "¡buenos días!", contamos lo que estamos haciendo. Cuando le dije que la quería ver, que le arreglaba todo para ir a Punta Cana, ella me decía "¿para qué? ¡si nos vemos todos los días en el chat!". La relación que tenemos es linda, pero me pone triste pensar que me pierdo el día a día con ella en este tiempo de su vida en donde uno admira a los padres más que nunca. Es que yo tuve la suerte de tener dos padres maravillosos que me cuidaron, amaron e hicieron todo lo que pudieron con nosotros.
-Vos que conocés todo de primera mano, ¿sigue siendo difícil el estado de situación en Venezuela?
-Sigue siendo bastante complicado. Mi familia está bien, pero se ha desmembrado. El país tiene muchas trabas. Quedan muy pocos hijos viviendo allá y no estamos todos para apoyarnos. Te puede pasar que los hijos viajen buscando otro horizonte, pero esto fue masivo y eso hace que la situación sea más triste. A pesar de todo, los venezolanos están tirando para adelante y tratan de vivir de la mejor manera posible. Es un país que tiene cosas hermosas, hay gente que le interesa conocer haciendo el turismo y eso hace que haya trabajo. Hay muchas bellezas naturales que se merecen ser conocidas por la gente.
Fotos: Jonathan Petit (Foto Call me Petit) y sociales
Edición de video: Rocío Bustos
Diseño digital: Darío Alvarellos
Agradecemos a: Autoridad de Turismo de Aruba y Shibinda (@arubabonbini); Tan and Go; MalaMala SwinWear y muy especialmente Soledad Lladó, PR de Aruba en Argentina.
