Sí, el director y la productora de cine Andy y Bárbara Muschietti saben que en breve serán trending topic a nivel mundial, como lo fueron en su momento con las películas It (2017) e It: Capítulo 2 (2019). Pero el detalle no los abruma ni un poco. Al contrario: quizá acostumbrados, saludan cordiales, sonríen espontáneos y se encienden si vueltas frente al grabador y la cámara:
–Perdón el apremio, pero una duda casi existencial que invade de inicio nomás acá viéndolos tan movilizados ante lo que sucede a su alrededor: ¿Ustedes eligieron hacer la película Flash por el color del traje?
Ambos: Sí.
Ella: Por supuesto.
Él: Sin duda.
Responden de manera automática, casi como habiéndolo ensayado, cuando en realidad el instinto viene por el lado de la sangre. De esos hermanos a los que los une mucho más que su apellido y la claridad de sus ojos (celestes, los de ella; verdes, los de él). “Nos distancia poco tiempo”, cuenta Bárbara, que nació el 22 de diciembre de 1971 en la Clínica de Olivos, el mismo lugar en que su hermano vio la luz el 26 de agosto de 1973. “En realidad nuestro secreto es cómo nos complementamos: lo que a uno le falta, lo aporta el otro, y viceversa”, añade Andy. “Bueno, también nos une la pasión por el Club Atlético Independiente”, de pronto toman conciencia juntos de que se hallan en el centro del campo de juego, donde transcurre la entrevista con GENTE.
"Independiente es nuestra niñez"
-Vimos a un Andy movilizado, también a una Bárbara lagrimeando. Que a lo largo de sus tres días en Buenos Aires, con tantas obligaciones promocionales y personales, se hayan hecho un momento para acercarse a Avellaneda, saludar al ídolo Enrique Bochini y recibir los carnets de socios no parece un detalle… ¿Qué es Independiente para ustedes?
Andy: Es que hay algo que va más allá. Un paralelismo entre el cine y el fútbol, me parece. Aparte, son dos de los tres berretines, junto al tango. Cuando recién entré acá, se me abrió un cajón de recuerdos. Para mí Independiente está conectado a grandes momentos de mi niñez, con mi viejo cuando me traía la cancha. ¡Porque además fueron muy buenos años para Independiente! El Independiente del Bocha, de (Jorge) Burruchaga, de (Claudio) Marangoni, de (Antonio) Alzamendi, de (Enzo) Trossero, de (Hugo) Villaverde, de (Mario) Killer…
–El Colorado.
–Exacto… Un equipo campeón, por aquellos tiempos. Venir acá con papá era insuperable. Calculá que yo era un niño, una esponja que absorbía todo. Hablamos más o menos del ’82 al ’85, una época en que las emociones eran muy fuertes tanto a partir de las películas que veía y aún hoy conservo en el corazón, como por mis experiencias en esta cancha a la que veníamos desde el otro lado de la ciudad.
Cuando recién entré acá, se me abrió un cajón de recuerdos. Para mí Independiente está conectado a grandes momentos de mi niñez, con mi viejo cuando me traía a la cancha. ¡Porque además fueron muy buenos años para el club! El Independiente del Bocha (Andy)
Independiente es nuestra niñez. Un equipo que se decidió por nosotros y nosotros honramos. El amor por el club es intenso. Hasta 1995, la última vez que él y papá vinieron, nunca me pidieron que los acompañara. ¡Hoy estoy conociendo el estadio! En verdad me siento movilizada (Bárbara)
Bárbara: Independiente es nuestra niñez. Un equipo que se decidió por nosotros y nosotros honramos. El amor por el club es intenso. Hasta 1995, la última vez ellos vinieron, nunca me pidieron que los acompañara. ¡Hoy estoy conociendo el estadio! En verdad me siento movilizada. Lo mismo que cuando llegamos y descubrimos que las mujeres tienen un equipo. Ver a las Diablitas demuestra que además hubo un cambio relevante en la concepción del deporte en nuestro equipo.
–¿Qué tiene de diablo, que tiene de ángel, su hermano, Bárbara?
–De diablo, que no sabe lo que es un reloj: a menos que sea algo que le importe como ir al karaoke o rodar, no siempre llega a tiempo. Después, es un divino, una buena persona, un santo. A veces, como hermana mayor me olvido y siento que lo debo proteger, cuando en realidad ya no es necesario. Pero bueno, me sale instintivamente.
–¿Y qué tiene de diabla y de ángel su hermana, Andy?
–De diabla, sólo la camiseta roja del CAI que recién le regalaron. Después, aunque diga que ya no, sigue siendo como un ángel protector: la hermana mayor que extendió su rol por décadas y décadas. Y al mismo tiempo, una mujer que cuida a su familia, de la gente que está alrededor nuestro.
–¿Han tomado contacto con el influencer Santi Maratea, a la cabeza de una movilizante colecta en favor del club, para ayudar a sanear deudas por más de veinte millones de dólares? ¿Quisieran colaborar?
Andy: No nos preguntaron, ni nos lo planteamos aún. Tendríamos que enterarnos un poco mejor de cómo es el tema. Pero por lo que escuché que él viene haciendo, parece una buena causa. Todo lo que signifique que Independiente esté fuerte, que esté bien, a partir de su semillero, los jugadores que necesita, genial. Está bueno que el mundo conozca a Independiente y su hinchada, la mejor del mundo.
Bárbara: ¿Hay que recordar que es el Rey de Copas, con seis trofeos de la Libertadores?
–¿Cómo es compartir labores entre ustedes? ¿Se ladran?
Andy: Aunque somos distintos, trabajar a su lado es una garantía: jamás te falla. Algo que me beneficia, porque es excelente en lo suyo.
Bárbara: Yo siempre planteé hacer todo lo posible para que él llegara adonde merecía, de acuerdo con su talento. Y seguro que nos peleamos, ¿qué hermanos no lo hacen?
Andy en Argentina, leyendo un comic de Flash.
Entre el cine de ayer, hoy y siempre
Él estudió en la porteña FUC (Universidad del Cine), apuntó a las publicidades y en 2008, tras lanzar el corto de horror Mamá –lo escribieron juntos–, se ganó la atención del notable cineasta mexicano Guillermo del Toro, quien le propuso producirlo. Así, durante 2013 Andrés dirigió su primer largometraje. Ella, por su lado, cursó Comunicación y Cine en la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA), se inició leyendo guiones, formó parte en 1996 de la producción de Evita (donde le consiguió un puesto a su hermano) y fue asistente de Madonna. “Me aburrí. Prefiero equipos de 150 personas”, alega Bárbara sobre la decisión de formar equipo con su hermano, a partir del cual trascendieron los sucesos en calidad, originalidad y taquilla de las terroríficas producciones de It (2017) primero, e It: Capítulo 2 (2019), después.
–¿Y qué es el cine para ustedes?
Andy: Algo que me acompañó desde siempre. Mis primeras memorias son de una película que vi, como a los cuatro años, que se llama Encuentros cercanos del tercer tipo (1977), de (Steven) Spielberg. La magia del cine yo la encontré ahí, ¡y es una de mis primeras memorias, porque casi no me acuerdo mucho de lo que pasó antes! Aquello me acompaña desde entonces. Parece un poco cursi lo que digo, pero real: cada experiencia cinematográfica que fui teniendo a partir de allí fue poniéndole más y más capas de magia a mi existencia. Así que, nada, soñaba con formar parte de ese mundo, el del cine. Hoy, y tras unas décadas, vas entendiendo que las películas que hacés ya no son para sentir lo mismo vos, sino para hacerle sentir a las nuevas audiencias y generaciones lo que sentías vos.
Bárbara: ¿Sabés dónde veíamos películas de terror, ciencia ficción, etcétera, nosotros, entre otros lados, además de en casa y en el cine? En el autocine. Nuestros viejos siempre nos llevaron…
Sólo siempre planteé hacer todo lo posible para que Andy llegara donde merecía, de acuerdo a su talento. ¿Si nos peleamos? Seguro que nos peleamos, ¿qué hermanos no lo hacen? (Bárbara)
Nuestro secreto con Bárbara es cómo nos complementamos. Lo que a uno le falta, lo aporta el otro, y viceversa. Aunque somos distintos, trabajar a su lado es una garantía: ella jamás te va a fallar. Algo que me beneficia, porque es excelente en lo suyo (Andy)
Andy: Cierto, aunque ahora que lo pienso debía ser para no tener que llamar a una niñera (risas), ya que éramos chiquitos. Nos metíamos los cuatro en el coche y ridículamente nos llevaban a ver películas para mayores, como Tiburón (1975). “No es apta para menores”, les plantean a nuestros padres en el ingreso. Y la respuesta se repetía: “Los trajimos para que duerman atrás”. Y no dormimos ni un segundo.
Bárbara: Era increíble, teníamos un Chevy con unos de esos asientos largos en el frente. Mamá (Michele) y papá Miguel (publicitario: ambos de 79) se acomodaban a cada costado y nosotros en el centro. El parlante era metálico, el sonido un desastre, las copias malas, pero ¡qué hermosura inolvidable todo!
Andy: Porque lo disfrutábamos y entendíamos. Nuestros viejos nos ponían a su nivel. Éramos sus compinches a la hora de ver historias, comprenderlas.
–Recién hablaban de hacia dónde apuntan en la actualidad las películas que ruedan. ¿Flash es la querían hacer o la hubiesen querido ver?
Andy: Es lo mismo, porque todo viene de adentro. Como cineasta debés apuntar a lo que querés hacer y a lo que querés ver. No hay otro filtro ni otra lente. Porque la creación surge de lo que llevás adentro. En un filme metés cosas más abstractas, y otras físicas, como el mate de Independiente (carcajada). Cada una se relaciona con la sensibilidad, el instinto y las influencias. Así que no existe otra forma ni alternativa. Si hacés una película que no querrías ver, no la hagas. Flash es una película que queríamos hacer y querríamos ver.
–Si bien a lo largo de los 144 minutos aparecen pistas precisas, ¿quiénes eran sus superhéroes de chicos?
Bárbara: Para mí Superman. El de Christopher Reeve, de 1978. Sí, sí, sí.
Andy: Yo recuerdo al mismo Superman y con gran cariño al Batman de Adam West. Los fines de semana de los 70´ prendíamos el televisor Noblex para ver en blanco y negro aquella serie. No sabíamos que era a color, hasta que la descubrimos así y nos asombramos con sus increíbles y alocados tonos. También el Batman de Tim Burton me impactó con intensidad. ¿Quién iba a decir que íbamos a hacer un background de él en Flash? Nosotros queríamos una carrera en la industria americana, pero traer de nuevo a la vida a aquel personaje era impensable. Y sucedió.
Bárbara: Y es hermoso que haya sucedido. Al margen, si de héroes hablamos, antes de despedirnos no olvidemos por favor de nombrar al Chapulín Colorado.
–¿Siempre algo rojo?
Ambos: Sí.
Ella: Por supuesto.
Él: Sin duda.
Fotos: Chris Beliera, Gabriel Machado y cortesía de Warner Bros. Pictures
Videos: Miranda Lucena
Agradecemos a Agencia Raquel Flotta
Prensa & Comunicaciones, Warner Bros. Pictures y al Club Atlético Independiente