Se llama Christoph Metzelder y en 2006 formó parte del equipo que dejó afuera a Argentina por penales. Su celular y su computadora personal lo involucran en el delito de posesión y distribución de pornografía infantil.
Jugó dos Mundiales para Alemania (2002 y 2006: fue titular cuando su conjunto despidió a Argentina 4-2 por penales) y tres temporadas en el Real Madrid –el equipo con más títulos internacionales en la historia del fútbol–, situaciones dignas de elegidos, que lo convirtieron, como a todo futbolista que llega a lo más alto, en ídolo y referente. Sin embargo hoy es noticia por un tema delicado y penoso: acaba de admitir la posesión y distribución de casi 300 archivos de pornografía infantil.
Se llama Christoph Metzelder (39, retirado en 2014) y, según la revista germana Der Spiegel, ha confesado en el caso por el que está siendo investigado. Tal medio se remite a una resolución de la Audiencia de Düsseldorf, cuya fiscalía había presentado el 4 de septiembre una acusación formal en su contra, que derivó en un interrogatorio en el cual el ex futbolista admitió los cargos.
El diario sensacionalista Bild, por su parte, afirmó en su edición digital que a Metzelder se le hallaron en el celular 297 archivos de fotos relacionadas a la pornografía infantil, y que además, desde su WhatsApp había enviado varias de esas imágenes a tres mujeres.
Si bien en principio no había trascendido su nombre, en los medios locales conocían de quién se trataba, puesto que tiempo atrás las sospechas contra él habían sido difundidas justamente por Bild.
De la resolución de la Audiencia se sostiene que durante las requisas la Policía había incautado diversos objetos (entre ellos el mencionado teléfono y una computadora personal), de los cuales el otrora defensor central se hizo cargo.
Metzelder, quien inició su carrera en el TuS Haltern (el club de su ciudad natal, al que había regresado para despedirse del profesionalismo), pegó el gran salto cuando llegó al Borussia Dortmund –aquí obtuvo la Bundesliga y llegó a la final de la Copa de la UEFA–, que lo derivó al combinado nacional y al Real Madrid, donde celebró los títulos de La Liga y la Supercopa de España.
La historia de un elegido, un ídolo, un referente, que no merecía semejante desenlace.