En este momento hay 24 focos de incendios forestales activos en 22 condados del Oeste estadounidense y 120 mil hogares sin energía. Las temperaturas ascendieron a los 49 grados.
Un infierno de 49 grados ha provocado, hasta la fecha, el segundo incendio más grande en la historia del estado. Sí, nada menos que de California: el más poblado de los Estados Unidos, con cincuenta millones de habitantes, y hoy el más preocupado a causa de la marcha del avance inusitado del fuego.
Todo comenzó durante la "primera oleada", como paradójicamente la llaman: en agosto, la época del verano norteamericano más propensa al fuego, debido al clima, que varía entre árido a subártico. Sin embargo, nadie esperaba la virulencia que impondría la "segunda oleada", a la vez acompañada de baja presión y vientos veloces, el combo perfecto para convertir al área del Oeste norteamericano en un sitio peligrosamente apto para la multiplicación de incendios.
Y así sucedió, consolidando en los últimos días un desastre natural que ya se empecinó contra ochocientas mil hectáreas de verde y bosque, dañó/destrozó cerca de cuatro mil estructuras y dejó a 120 mil hogares sin electricidad. Una cifra que puede aumentar, ya que, ante esta grave situación, el principal proveedor eléctrico de la región, Pacific Gas & Electric, anunció nuevos cortes de suministro para evitar que las líneas caídas produzcan nuevos incendios.
Lo cierto es que, con temperaturas bastante superiores a las habituales (49 grados resulta demasiado), el estado de California teme batir su propio récord de terreno abrasado por las llamas. Porque allí no sólo preocupa saber que es la primera vez en treinta y tres años que se supera semejante superficie quemada: lo más grave para sus habitantes radica en que, según los especialistas, tales incendios podrían seguir reiterándose por otros dos meses.
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