A los 49 años, Juliana Awada sabe perfectamente cómo armar un gran look de cóctel. Ayer, como lo viene haciendo desde hace décadas, la exprimera dama se llevó todas las miradas luciendo un vestido con terminación de flecos, una tendencia que se impone por estos días en materia de alta costura.
Se trata de un vestido de base Jackie forrado en nude que tiene como principal característica distintiva un bordado en mostacillas realizado en hilo negro que culmina con dos hileras de flecos que le aportan movimiento, textura y naturalidad.
Para completar el outfit, la esposa de Mauricio Macri se inclinó por stilettos negros, un reloj dorado clásico y un clutch con pedrería negra.
Los flecos, la gran tendencia de la temporada
De acuerdo a especialistas, los flecos -en todas sus versiones- son la tendencia que invadirá esta primavera/verano, y esto quedó en evidencia en las colecciones que se presentaron hace unos meses en Europa.
Las pasarelas de Milán, París, Nueva York o Londres, por mencionar algunas, han sido testigos de esta tendencia vintage que regresa: firmas internacionales como Jacquemus, Bottega Veneta, Jil Sander y Elisabetta Franchi son parte de la firmas que la adoptaron.
La confesión de Juliana Awada sobre la relación con Zoraida, su hermana mayor, y Pomi, su mamá
“Cocinar es una demostración de amor. Mi hermana mayor, Zoraida, nos enseñó mucho y crecimos con ese ejemplo. De la mano de mi mamá, Pomi, aprendimos y disfrutamos de la cocina libanesa. Por herencia de su madre y de su suegra, ella prepara platos típicos de la cultura árabe que requieren tiempo y dedicación, como puré de berenjenas o de garbanzos, tabule, hummus de remolacha, falafel y labneh (un tipo de queso blando elaborado a partir de yogur). La mesa se llena de colores y sabores únicos y, cuando esto sucede, siempre es una excusa para juntarnos y compartir: hijos, nietos, sobrinos, no falta nadie”, contó en la presentación de su primer libro.
“Con Antonia disfrutamos mucho de la huerta. Son momentos que despiertan la imaginación y la curiosidad de los más chicos, pero también los acercan a valores más profundos: el cuidado, la dedicación, la paciencia, el respeto por el medio ambiente”, amplió.
Y, antes de terminar, dijo: “Mis hijas suelen decirme que siempre estoy alegre, que para ellas es agradable convivir con alguien que transmita esa energía. Por eso estas páginas (se refiere a las de su libro "Raíces") son el reflejo no solamente de lo que me hace bien y me da paz, sino de lo que aprendí a lo largo de mi vida y en este último tiempo tan particular. Buceando hacia adentro comprobé que cuanto más buscamos, más nos acercamos a esa raíz que nos trajo acá, y ahí están los recursos más valiosos: el amor de nuestra familia y lo más auténtico de la naturaleza”.
