Edda Bustamante revela su peor versión: “Cuando estoy agotada soy una mala persona” – GENTE Online
 

Una pausa con Edda Bustamante: “Cuando estoy agotada soy una mala persona”

La icónica actriz y exsex symbol, que está por estrenar en el CCK un musical sobre clásicos griegos –en el que interpreta a la mitológica Medea–, habla del amor que la hizo sufrir, del estrés por el que debió internarse, su soberbia, lo que no le gusta de sí misma y su particular conexión con el universo.
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Suele definirse como “escriba de sueños” o “generadora de magia”. Sin embargo, promediando la charla la exsex symbol a quien Attaque 77 le dedicara su nombre en loop en el himno punk Caminando por el microcentro contará su singular técnica para obtener todo lo que desea. Intuitiva, energética y con un genio que, advierte, puede despertarse con su agotamiento, Edda Bustamante asegura: “Yo al universo no le pido…¡le afano!”.  

Con humor, profundidad y una autoestima muy bien colocada (enseguida la diferencia de la vanidad: “No tiene nada que ver con eso”), no sólo hablará sobre su comentada soberbia, cosa que ama. Descarnada, también mostrará sus bajones, cicatrices y su máximo dolor: haber perdido un amor tras un desestabilizante cuadro de estrés por el que tocó fondo y debió internarse.

A Edda Bustamante no le molesta que la tilden de soberbia. Todo lo contrario: "Me encanta". Es que las opiniones ajenas la tienen sin cuidado. "Aunque pueda ir a tomar un café o una birra con cualquier desconocido que me espera afuera del teatro, el público es como un monstruo de mil cabezas: te inmoviliza y te petrifica".

–¿Cómo vienen los ensayos de El origen. Las griegas, el desafío de llevar los clásicos griegos en clave musical (con María Rosa Fugazot, Graciela Pal y Vicky Buchino)?

–Viene muy bien porque alrededor nuestro hay una directora con un talento increíble (Belén Pasqualini), una guionista de gran creatividad (Valeria Groisman), y nuestro músico y compositor (Fernando Albinarrate) es tremendo. En ese sentido formamos un combo muy interesante en cuanto a energía y placer. Venimos todos muy agotados por otros trabajos y por tener que cambiar horarios.

–¿Y a vos te afecta esto de que estamos en un momento álgido en el que hay que tener muchos trabajos?

–Yo no puedo hacer eso, no lo pude hacer nunca. No he podido abrir mi energía a muchos trabajos a la vez y no me interesa la vida desde ese lugar. En el sentido de que creo que es muy importante sentir la existencia, la alegría de comer, de compartir con amigos… A mí no me sirve enloquecerme con el trabajo. Nunca me ha atraído ese tipo de vida. No soy alguien que se sostiene a partir del trabajo; es la pasión de lo que hago.

De fluir con la vida a "el cansancio y el estrés que nublan mucho mi intuición y mi entendimiento"

–Ya que sos tan especial respecto a la energía y eso hace que fluyas con tus pasiones, ¿cómo sos para elegir los proyectos?

–Yo no sé si todo el mundo puede elegir proyectos, no creo en eso. Me parece que es interesante recibir de la vida lo que te llegue y los desafíos de algo que tal vez no te interese y que se convierta en algo que sí. Bueno, he metido la pata también con ese pensamiento…

–¡Me imagino!

–(Risas) Sí, he caído en lugares que dije “por qué estoy haciendo esto”. Si yo sabía… Pero hay algo que tengo que es una gran seguridad en mis movimientos, y a veces desafío esa dualidad que tengo para ver si estoy confundida. Y cuando meto la gamba, me digo: “Ok, no estaba equivocada”. Es decir, si algo que estoy haciendo no me afirma o me aclara cosas mías, no puedo.

Tanto es así que cuando me despierto anoto cosas en una libreta o en el celular y ahí voy marcando esos detalles en los que tengo que estar alerta. Por ejemplo cuidar mucho cuando estoy cansada… porque el cansancio y el estrés nublan mucho mi intuición y mi entendimiento. Por eso, en mi cuaderno mágico, antes de tomar decisiones tengo anotado: “Descansá”.

Edda Bustamante fotografiada en el CCK, donde interpretará a Medea en Los orígenes. Las griegas los miércoles 15, 22 y 29 de mayo. Dice tener una adrenalina propia que "hace que parezca que estoy drogada todo el tiempo".

–Lo importante es detectar cuándo hay que frenar.

–Cada uno tiene sus propios manuales. A mí la experiencia no me sirve con el otro; me funciona a mí. Porque no podés trasladarla a otra persona, tal vez tiene otra dinámica y no le sirve. Aunque aparezca alguien que te encante y tenga cosas que aparentemente sean parecidas, tiene otro espíritu. Soy más de las que piensa que no hay que frenar a la vida.

–Hoy hay muchos en las redes compartiendo formulitas genéricas de cómo estar mejor, rutinas, afirmaciones… como si sirvieran de igual manera a todos. Un revival de la autoayuda que te quiere venir a decir cómo mejorar.  

–Es como cuando te tiran las cartas, si creés estás liquidada. Yo soy más de creer que todo lo que leas, aunque sean estupideces, te abren un camino. Y eso es lo interesante, que te despierte una luz, que digas, “uy, esto me hace sentir bien”.

–¿Y qué te hace sentir bien a vos?

–Yo creo mucho en la paz interior y en las sensaciones que te llevan a sentirla. Tengo una adrenalina propia porque soy apasionada: es como si estuviera drogada todo el tiempo. Y nada que ver, cero drogas ni alcohol. No estoy de café; tampoco soy de fumarme un porro. Soy anti porque tengo un cuerpo y una mente que amo, y esa es mi adrenalina. Entonces voy por el camino de lo que me sorprende y me da paz.

"Le afano toda la energía a la consciencia universal. Por eso me encanta estar con gente que me ama. Todo lo que me amás me lo llevo cargado; llego a mi casa con una energía maravillosa", comparte súper apasionada Edda Bustamante.

–Recién decías que a veces habías “metido la gamba” con decisiones. ¿En qué momento asumiste que te habías equivocado?

–Mirá, yo estoy en la búsqueda de ser una persona normal y cotidiana. Pero hace un tiempo atrás tuve un laburo del que no voy a dar nombres, donde sentí que no lo tenía que hacer. Mi cuerpo y mi alma me lo decían. Y todos mis amigos del ambiente, que son brillantes, me decían: “Pero mirá, esto funcionó, se ganó guita…”. Entonces aunque sentía que no tenía que hacerlo me obligué a ser una “persona normal”, me metí y era como yo decía. No funcionó.

–La intuición…

–Al final no puedo ser una persona normal y corriente. Es como hablar con cierta soberbia, y me encanta serlo…

–¿No te molesta si alguien se refiere a vos como alguien soberbio?

–¡Me encanta! Porque soy soberbia conmigo misma.

–Personalidades como Moria a veces también son tildadas de soberbias. ¿Molesta que sepan lo que quieren?

–Se supone que uno va al psiquiatra o al analista para conocerse más y reforzar cosas de seguridad. Cosa que yo no hago. Pero a mí esa gente que empieza a largarte como si fueran insultos me encanta. Porque significa que yo me conozco. Le encuentro mucha diversión a todo con esas opiniones porque me muestra cómo transita la vida el otro y cómo es su mente. No está hablando de mí.

"Lo que no me gustó de hacer la tapa de Playboy (en 1989) es que fue un movimiento obvio, y yo no soy así. Mi marido de por aquel entonces me insistía, así que puse mis condiciones. Pero volviendo a lo energético, jamás me alimenté de ser sex symbol" (Edda Bustamante)

–¿Pero por qué decís que te divierte aunque la lectura sea errónea?

–Me da como cierta alegría. La otra vez me pasó con un amigo productor mío que me invita a la radio a las nueve de la mañana. En ese momento no tenía trabajo y no tenía la obligación de hacerlo. Cuando tengo que difundir algo me mandás a una villa miseria a ser un reportaje y vos. Es mi trabajo. Me insistió tanto que fui.

Pero llegué furiosa. Me encontré con un periodista que ni conozco y me empieza a preguntar por Maradona. Y yo le dije: “Qué veneno a esta hora". Además le agregué: “Regalame tu mente”. Y se levantó y se fue. Y recién ahí me empezó a divertir la cosa. Tuvo que seguir la nota otra chica.

–¿Si no era todo demasiado aburrido para vos?

–¡Claro! Cuando pasó eso me encantó, ya estaba pensando en irme a desayunar. Al menos había valido la pena levantarse: lo justifiqué y le encontré un sentido. En lugar de indignarme la situación, a mí me encantó que se haya ofendido.  

–Hablando de entrevistas, ¿qué es lo peor que te pueden preguntar?

–Sí, pero no te lo voy a decir porque te lo dejo servido. Se pondría el punto ahí y no soy tan idiota. Era despertarte (Risas).

–Volvamos a quererte tanto. Si tuvieras que decir un defecto tuyo o algo con lo que lidiás que no te gusta, ¿qué dirías?

–Y… no me gusta la persona que estoy siendo últimamente, desde que empecé la obra, porque estoy muy presionada con los horarios y además tengo una gastritis muy fuerte ya desde hace tres meses. He estado haciendo consultas y un médico chino me encontró la línea de mi estrés y de todo esto que se generó. Cuando estoy agotada no soy buena persona.

"Mi última relación me agarró muy agotada y he llorado mucho. Me esforcé mucho para ponerle energía pero no le pude dar a la par de todo lo que él me estaba ofreciendo, que para mí era muy movilizante en todo sentido. La gente tiene que comprender que a veces no podemos recibir", cuenta Edda, quien hace meses sufrió un agotamiento extremo. Como consecuencia del estrés con el que lidia, padece de una gastritis "muy fuerte".

–¿Y qué se puede esperar de vos en ese estado?

–Soy una basura con el otro y conmigo. Trato de evitar estas zonas de agotamiento por las que atravieso, cosas de la vida que no puedo cambiar. Y ahí hablando de la autoayuda, viste que hay gente que insiste en que podés cambiar y que lo vas a conseguir.

–¿Qué podemos modelar la realidad entonces no creés?

–No, mi amor. Al universo no hay que pedirle, hay que afanarle.

–¿Cómo sería eso? Necesitamos la fórmula.

–Uno se tiene que alinear para tener ese canal conectado y sacarle todo lo que querés al universo. Por ejemplo, la energía que necesitás traer a tu mente y a tu cuerpo. Porque eso de pedirle al universo… ¿qué es, un señor que porque pediste bien las cosas te las va mandando? “Te largo un subsidio” (Risas). Me viven diciendo lo otro pero me quedo callada, porque parece una imbecilidad. Pero entre nosotras te digo hay que succionarlo al universo.

–Nada de pedirle permiso.

–Y yo consigo todo cuando estoy alineada. Por eso no me gusta de mí cuando estoy fuera de foco y no puedo descansar. A veces emocionalmente no se puede sostener todo y ahí me sale lo peor de mí. Me sale como una calesita intelectual brillante y puedo cortar cabezas y la mía propia.Me cuido mucho de no llegar a esos límites porque me desestabiliza mucho. A mí eso no me hace bien.

–¿Y qué hacés para reconfigurarte cuando te ponés así?

–Me encierro. Trato de buscar el descanso. Llamé a un psiquiatra que me recomendó una amiga para que me de algo para la noche. Pero esos hipnóticos no me gustan porque siento que me voy a dormir al toque y eso me angustia. Cuando me voy a la cama y me pongo algo en Netflix es lo que más me gusta de la vida. Esa bajada de línea que hace mi mente en medio del silencio. En ese estado me vienen las soluciones.

–¿Igual sí dependés por ahora de una pastilla para conciliar el sueño?

–Yo siempre tengo que tomar un miorelajante porque soy una mina muy arriba y aparte me gusta mucho la noche, que es cuando está mi biorritmo y mi creatividad. Y yo aunque esté agotada soy una guerrera, tanto en el trabajo como cuando estoy con alguien.

El amor que no fue: "A veces te llegan sueños y no estás lista"

–Hablando de lo sentimental, ¿estás en alguna relación o ya no te interesa nadie?

–A mí siempre me va a interesar alguien que me interesó antes. No importa si pasa el tiempo o no. Mi última relación me agarró muy agotada y he llorado mucho. Me esforcé mucho para ponerle energía pero no le pude dar a la par de todo lo que él me estaba ofreciendo, que para mí era muy movilizante en todo sentido. La gente tiene que comprender que a veces no podemos recibir.

Y soy una guerrera, porque doy hasta mi último aliento, pero a veces te llega un sueño que soñaste hace mucho y no estás preparada energéticamente. Porque viene alguien que tiene sus tiempos, sus propias alegrías y uno tiene que encajar también. Y yo después de gastar energías en esta obra que te dije que no debía haber aceptado, estaba muy planchada y no podía casi interactuar.

Edda confiesa que puede volver con cualquiera de sus exparejas: "Ellos no saben que la parte que me han cubierto y con la que me sostuvieron no ha sido derribada".

–¿Y la otra parte cómo tomó que no pudieras continuar la relación porque no tenías resto?

–Es alguien que para mí es el todo, porque comprende todo. Eso es lo más maravilloso y lo que me produce más dolor. Lo que más lamento de la vida es que esta situación de tanto estrés me haya pasado estando con él. Me enojé conmigo misma porque sé que no tengo que gastar la energía en cosas tan inútiles como esa obra.

Después me llama Muscari (José María) para Sex, y le seguí poniendo garra a todo pero ya estaba fuera de circulación. Cuando empecé a vomitar me tomé un taxi y cuando llegué me tuvieron que internar; estuve con suero como cinco días. Ese es el peligro de no detenerse.

–¿Cuánto estuviste en pareja con este hombre con el que te generó tanto dolor cortar?

–Nos conocimos hace catorce años. Pero en ese momento ambos estábamos en otras relaciones y no estaba con la intención. Pero nos volvimos a encontrar y siempre está. Yo puedo volver con cualquiera de mis exparejas, te digo…

–¿En serio?

–Tengo un lado intocable que es lo que a mí me atrajo de determinadas parejas que he tenido. El de ahora me cubre toda una parte mística y espiritual, física y de confiar en mí. Mis otros amores han sido maravillosos también, con sus temas también, pero me han cubierto una parte mía.

Si yo reconecto con esa parte mía podría volver… Ellos no saben que no ha sido derribada. Se me viene a la mente La montaña de Kurosawa, donde los samuráis se quedan quietos, ganan la batalla y toman sus tierras sin moverse. A veces es así, tenemos lo que queremos porque no nos movemos. Y yo soy así… espero.

–¿Qué suceda cuando tenga que suceder?

–No me voy a eso. No soy tan cómoda en la vida. Me gusta mucho el azar y creo en la magia. Cuando dicen que “lo que es, es”, yo respondo: “De ninguna manera”. Uno se va inventando su propia narrativa. Lo que hay que desplegar es energía, no bajón.

Edda se reconoce una bloqueadora serial en las redes. "No puedo estar con gente que no cree en mí o que de golpe piensa: '¿Esta boluda de qué se la da?'. Por eso bloqueo mucho en Instagram. Yo tengo la cuenta para sentir que me aman, sino lo desactivaría".

De simbolizar erotismo y practicar la "maldad" a divertirse con las críticas

–¿Y cuando eras sex symbol esa energía te alimentaba?

–Jamás me alimenté de ser sex symbol. Lo que la gente no va a entender es que yo me cargo con el brillo que creen que tengo. Te saco a vos el brillo que ves en mí. Lo que veo en tus ojos a mí me alimenta más. Me doy cuenta de lo que soy cuando te movilizo, si no, no tengo idea. Dame eso.

Es como cuando le succiono todo al universo y consigo todo lo que quiero. Le afano toda la energía a la consciencia universal. Por eso me encanta estar con gente que me ama. Todo lo que me amás me lo llevo cargado; llego a mi casa con una energía maravillosa. Me miro al espejo y me digo: “Estás divina, Bustamante”.

–¿Entonces hay que saber elegir por quién estás rodeada?  

–No, no es elegir, porque eso sería cerrar una puerta al ser que llega a tu vida. Pero tampoco puedo estar con gente que no cree en mí o que de golpe piensa: “¿Esta boluda de qué se la da?”. Por eso bloqueo mucho en Instagram. Yo tengo la cuenta para sentir que me aman, sino lo desactivaría.

–¿Pero te molesta leer críticas?

–No me molestan… Disfruto las críticas porque me divierte, pero no me interesan. El otro día le respondí a una que me decía que hablaba mucho. Adoro bloquear. En cualquier momento tengo más bloqueados que seguidores (Risas).

–¿Te divierte hacer maldades?

–Me divierte mirándolas en retrospectiva. Por ejemplo, una vez estaba con un novio, me había cortado el pelo, que es como mi marca sagrada, y me había comprado un vestido divino. Estábamos en un restaurante increíble y no me dijo una palabra acerca de cómo me veía. Aparece una amiga mía y le dice algo acerca del corte de pelo. ¿Sabés qué hice? Tomé el borde del mantel, lo revoleé y voló todo por el aire. Vino, comida, todo… y me fui. Estuvo un año para que le vuelva a hablar y no se enteró hasta entonces porqué había hecho eso.

"Los hipnóticos no me gustan porque siento que me voy a dormir al toque y eso me angustia. Cuando me voy a la cama y me pongo algo en Netflix es lo que más me gusta de la vida. Esa bajada de línea que hace mi mente en medio del silencio. En ese estado me vienen las soluciones", asegura Edda, quien lleva anotado en su libreta mágica un recordatorio para no explotar cuando siente mucho agotamiento: "Descansá".

–Cuánta incertidumbre pobre hombre…

–¡¿Pobre hombre, fijarse en otra mujer y no en mí?! ¡Es imperdonable! Es una mancha en mi currículum personal. No se lo merecía ahora que lo pienso, lo debería haber tenido con la duda mucho más (Risas).

–Que sepan que te tienen que halagar…

–Pero no es vanidad… es autoestima. No necesito ser el centro, porque soy el centro conmigo misma. Pero cuando no me siento bien con lo que soy en esa situación, me levanto y me voy. Y por los halagos no me interesan porque estar con alguien que todo el tiempo te dice que soy maravillosa… ¡lo mato! Tomame como algo natural, no desde la exageración.

–¿Ninguna pareja te consumió como groupie?

–Si es público, que pague la entrada y se siente. En la vida tengo que ser tomada como una persona normal y en un vínculo que se establece. Si no es agotador.

De la tapa de Playboy y su mayor éxtasis profesional a la definición del público: "Son como una medusa, no me interesa lo que opinen"

–Volviendo a tu famosa tapa de Playboy (en mayo de 1989) muchas veces dijiste que era algo que no querías hacer, ¿no había chance de resistirse?

Había que hacerlo porque me insistía mi marido de ese entonces y prioricé la paz en el hogar. Yo me coloco profesionalmente y lo hago. Pero puse como condición decidir sobre la luz, controlar la puesta y los planos, elegir las tomas y estar sola con el fotógrafo para establecer un vínculo energético. Y así salieron. No dejé nada librado al azar.

–¿Pero te gustó el resultado?

–Lo que no me gustaba era que hacer esta tapa era un movimiento obvio y yo no soy una persona obvia. La “gente” me lo recuerda un montón pero no me interesa lo que opine, porque la gente es un monstruo de mil cabezas. Son como una medusa, quieren mirarte y que te quedes paralizado y que te conviertas en piedra. Eso es el público, que los amo y siempre soy cariñosa; hasta me voy a tomar un café o una cerveza con cualquiera. Soy un amor, pero no me interesa la opinión ajena.

–¿Qué es lo que interesa?

–La pasión por mi trabajo y lo que yo siento.

–¿Y cuál fue el trabajo que te generó mayor éxtasis, un placer superior?

A chorus line (musical de Broadway de 1975, cuyos derechos compró Alejandro Romay (1927-2015) en los 80’s), cuando trabajé con esta gente tan talentosa de Estados Unidos. Encontré un espejo y sentí una gran vibración con ellos. No hay un ningún amor ni nada parecido que pueda llegar a ser semejante equilibrio; fue la gran justificación de la existencia.

Espero que todo el mundo en su área de trabajo o personal haya tenido la satisfacción y emoción que yo he sentido en ese momento. Ya mi vida está colmada. He sido tocada con la luna. Si me preguntás si me queda algo, a mí nunca me queda algo picando.

–Para hacer una analogía, recién hablábamos de esos celos que hicieron que no le hablaras a un ex durante un año, otra clase de venganza, pero Medea también articula su maldad y su magia, ¿no?

–Hay algo que se mantiene inamovible en las tragedias griegas, esto de que, por lo general, el que mata es el hombre. Cuando el hombre nos traiciona, seguimos quitándole lo que tiene alrededor, los hijos, o le sacamos la mitad de la empresa. No los matamos. Y es lo que hizo Medea, que posee poderes ancestrales, mata a sus hijos para vengarse del marido. Hace años quería hacer esta tragedia, que abordamos en clave humor.

Fotos: gentileza EB y Más Prensa.

 
 

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