Susana Giménez sigue instaladísima en su chacra La Mary, de Punta del Este, luego de recibir el Año Nuevo con su familia y amigos y despedir el 2021 donde la pasó muy mal tras contraer el virus de coronavirus y pasar varios días internada en la clínica Cantegril.
“Listos para recibir el 2022!!!”, posteó la diva en la que se puede ver a su hermano Patricio Giménez, su hija, Merecedes Sarrabayrouse, su cuñado, Dego Mejuto, su asistente personal, Dolores Mayol, su asesora de imagen Marcela Amado, su nieta Lucía Celasco y sus sobrinitos Paquito y Guadalupe. Todos cumplieron con el dress code: lucir todos de blanco.
Susana enamorada de un galés
Susana Giménez está dedicada a estar con sus perros y patos en La Mary pero cuando se cansa, tras algunas secuelas que le dejó el covid-19, la diva decide ponerse cómoda en los sillones de su casa y se entrega a la lectura.
Así es que Su se encuentra en plena lectura de Nunca, del autor galés Ken Follet. La diva está super enganchada con el libro, tanto que subió dos historias a Instagram en diferentes momentos e incluso a casi cara lavada.
La reseña de Nunca, de Ken Follet, que la tiene enganchada a Susana
Desde el abrasador desierto del Sáhara hasta el Ala Oeste de la Casa Blanca y los corredores del poder de las grandes capitales del mundo, el maestro de la narrativa de acción y suspense imagina un escenario de crisis global sin precedentes en el que un pequeño grupo de personajes comprometidos y tenaces lucha en una carrera contrarreloj.
Nunca es un thriller extraordinario, lleno de heroínas y villanos, falsos profetas, agentes de élite, políticos desencantados y cínicos revolucionarios. Envía un mensaje de advertencia para nuestros tiempos y presenta una historia intensa y trepidante que transporta a los lectores hasta el filo de lo inimaginable.
Cuando me documentaba para La caída de los gigantes me impactó darme cuenta de que la Primera Guerra Mundial fue una guerra que nadie quería. Ningún líder europeo de ninguno de los dos bandos tenía intención de que sucediera.
Pero, uno por uno, los emperadores y primeros ministros, sin pretender la guerra, tomaron decisiones -decisiones lógicas y moderadas- que nos acercaron un pasito más a uno de los conflictos más terribles que el mundo ha conocido. Y me pregunté: podría suceder de nuevo?