Transcurría el año 2000 cuando el fotógrafo Santiago Turienzo de GENTE recibió una propuesta directa del manager de modelos Pancho Dotto (68). “Tengo a la chica para esa tapa”, le anticipó mientras se armaba la edición de Las ondas del verano, la nota de tendencia de GENTE que dejaba sello y abría las temporadas estivales, y una oportunidad en mayúsculas para Pampita (46).
La joven Carolina terminó ganándose ese lugar, esa tapa y mucho más. La leyenda sostiene que aquel 26 de diciembre la curvilínea morocha se paró frente a un cartel del cruce de las avenidas Del Libertador y Pueyrredón para sacarse una foto frente a su portada. Y el sueño finalmente comenzó a expandirse, aunque mucho más allá de la danza.
Pero, ¿qué pasó un poquito antes y cómo llegó a ese lugar? “Si voy a salir en la tapa de GENTE, ¡poneme el nombre que quieras!”… ella estaba por protagonizar su primera producción con esta revista y resumió en esa frase su entrega y confianza total. Se mostraba contundente, con la mirada clara en lo que quería. Fue ese el momento en el que se la bautizó Pampita, dándole inicio a una marca registrada.
“Esa producción me abrió una puerta en mi carrera”, recuerda ahora con feliz nostalgia, en el marco de una entrevista íntima a metros del mar de José Ignacio, en Uruguay, a casi tres décadas de iniciar un camino que la trajo desde General Hacha a Buenos Aires cuando tenía 16 años, en 1995 con el gran sueño de dedicarse a la danza y la posibilidad de entrar al staff del Teatro Colón, como objetivo inicial.
Por qué Pampita sigue conservando su esencia intacta
“Estoy bien rodeada. Nadie me dejaría perder la cabeza o creerme algo que no soy. Si me mareo, me ubican rápido”, explica ella. Y agrega: “La exposición sólo me da satisfacciones. Puedo hacer lo que me gusta y recibo amor constantemente A mí me encantan las cosas lindas que me dicen, y el inmenso cariño que me dan todos los días en persona y en redes. Me llenan de energía creativa y me dan ganas de hacer cada vez más cosas. ¡¿Qué más puedo pedir?!”.