La década de los 90 fue una gran época para las modelos y estuvo marcada por el surgimiento y consolidación de distintas figuras de la televisión, el deporte y las pasarelas. Algunos nombres se hicieron conocidos por sus vínculos amorosos o por ser figuras destacadas del mundo del modelaje que incursionaron en la actuación, ese fue el caso de Vicky Fariña.
Fariña comenzó a participar de sus primeros castings cuando tenía tan solo 16 años. La mujer, fue una de las modelos más destacadas de la época e incluso llegó a trabajar junto a Valeria Mazza, con quien tiene un vínculo hasta el día de hoy dado que sus esposos -Sebastián Roca y Alejandro Gravier- son amigos muy cercanos y además entre ambas parejas comparten el rol de madrina y padrino de algunos de sus hijos e hijas.
Lejos de las pasarelas y las cámaras, la mujer asegura que agradece haber llegado a cumplir su objetivo de formar una familia, aunque su destino sigue ligado a la moda… a pesar que será desde otro lugar. Para ella, su pasado fue solo una etapa de su vida. “Aunque suene pasado de moda, yo soñaba formar una familia. Tengo un marido que me acompaña, muy protector y generoso, que viene de una familia con padres casados hace cincuenta y cinco años, así que cuida tanto como yo esta familia que construimos”, le confesó a la revista Hola hace un tiempo.
La decisión del gran cambio la tomó cuando se enteró que estaba embarazada de Santino y esto le llevó a sentir que necesitaba estar más tiempo en su casa. Luego, la idea de poder estar nuevamente activa volvió y con un proyecto propio.
“Siempre me gustó el diseño de moda y con mamá, que entiende mucho de moldería y de costura, empezamos a vender en casa algunas pocas prendas femeninas, como vestidos, camisas o remeras. Al principio ponía un perchero en el living, pero cuando dos años después agrandamos la casa, Pappo me alentó a incluir un espacio para mí y mi ropa”, reveló.
Con respecto a la entrevista, la ex modelo especificó que la línea que desarrolló estaba basada en sus propios gustos, dándole un toque muy personal. “Prendas clásicas, colores tranquilos y plenos, salvo algún rojo o verde, no tanto estampado…”, remarcó.
“Son prendas para mujeres que necesitan estar bien de la mañana a la noche. Pero, además, hago mucho para fiestas de 15 y de egresadas”, señaló.
La familia se instaló en una vivienda ubicada en el barrio privado de Santa Bárbara, Tigre, lugar donde Wanda Nara y sus seres queridos viven desde que arribaron a Argentina.
