En medio de su lucha contra el cáncer de mama, Pitty La Numeróloga nos abre las puertas de su casa y nos muestra su rincón espiritual y de meditación: "Es mi templo" – GENTE Online
 

En medio de su lucha contra el cáncer de mama, Pitty La Numeróloga nos abre las puertas de su hogar y nos muestra su rincón espiritual y de meditación: "Es mi templo"

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La especialista recibe a Revista GENTE en la intimidad del lugar especial donde realiza oraciones, escribe notas al universo y enciende velas para conectarse con su luz interior
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“Es mi templo”. Con esa frase, Pitty La Numeróloga define uno de los espacios de mayor carácter en su casona ubicada en el barrio porteño de Las Cañitas. Recientemente reciclada, conserva la clara calidez de un hogar en el que mantiene reuniones de trabajo y comparte el día a día con sus tres hijos.

La prestigiosa referente de los números le abrió las puertas de su intimidad a Revista GENTE para hablar a corazón abierto de su lucha contra el cáncer de mama, y no dudó en hablar del espacio al que le dio forma para profundizar su fe.

Pitty La Numeróloga posa en el santuario que armó en un espacio central del living comedor.
Pitty La Numeróloga posa en el santuario que armó en un espacio central del living comedor.

“Yo en mi templo tengo mis guías espirituales: el primero de ellos es mi papá. También está la Rosa Mística, que es la Virgen de la Salud y alguien muy importante para mí, y tengo a San Benito”, comienza a detallar.

Y sigue: “También elegí colocar unas fotos con mis familiares y tengo muchos rosarios que me obsequiaron distintas personas a lo largo del último tiempo”.

Un ramo reculiente de rosas le da el marco a elementos que tienen una importancia enorme para Pitty: desde la foto de su papá a los rosarios y la energía de la vela.
Un ramo reculiente de rosas le da el marco a elementos que tienen una importancia enorme para Pitty: desde la foto de su papá a los rosarios y la energía de la vela.

Pitty afirma que “todos tenemos nuestro templo y nuestro lugar de sanación en casa” y que “hoy por hoy la gente busca todo el tiempo una protección y un espacio para uno. Así que éste es mi espacio, es el lugar donde hago mis oraciones, pido por mis seres queridos, dejo notas destinadas al universo, a mis guías espirituales, para que recuerden que mi existencia es parte de la vida, pero que a la vez también me gusta estar asistida”.

“Frente a estas imágenes me prendo una vela que me conecta con la luz interior, con lo que nos eso que nos une a otra dimensión. A mí me gusta tener el arcángel Miguel, que es el protector de la familia y otras cosas más como la canela, que son símbolos de prosperidad”, dice.

Pitty La Numeróloga recibe a Revista GENTE en su casa de Las Cañitas.
Pitty La Numeróloga recibe a Revista GENTE en su casa de Las Cañitas.

Por su parte, otro detalle que se observa son unas campanas, y casualmente se trata de un objeto que en su presente tiene un significado más que especial: “Qué casualidad que cuando vos terminás la quimioterapia se toca una campana... Es el símbolo del campanario, de la bendición del universo: cuando se tocan las campanas en la iglesia llegan las bendiciones, para mí es re importante eso. Las campanas -de hecho, en mis negocios se venden-, tienen un símbolo muy especial porque regalar una campana es regalar una bendición al prójimo”.

La experiencia mística de Pitty La Numeróloga

“Estoy teniendo situaciones que me dan tranquilidad. Es raro. El otro día atendí a diez personas. Y después de esa jornada tuve un sueño tremendo: mi papá murió hace un año, y no lo soñé nunca. Después de tanta medicación, quedé fundida, me dormí y aparecí en un lugar. Era como la cancha de Vélez. Yo quería entrar por el molinete, no podía y le hablaba a la gente y era como que no me escuchaba. Ahí pensé enseguida en qué hacer y lo vi a mi papá de joven pasando vestido de blanco. Grité ‘papá’, pero no me vio y siguió caminando. Son todas señales”, revela.

"La fe y la fuerza propia son dos cosas que nunca hay que dejar de lado".
"La fe y la fuerza propia son dos cosas que nunca hay que dejar de lado".

Y completa: “Yo hice mis números y cada seis años tengo ciclos: a los 11 nació mi hermana, a los 17 enfermó mi papá, a los 23 me independicé, a los 29 me casé, a los 35 tuve un hijo, a los 41 me hice mi casa y a los 47 me fui a China. Yo pensé que era eso… pero terminó siendo esto. Cuando estaba caminando por ese país sentí algo fuerte que me decía disfrutá de esto porque algo va a pasar. 4 + 7 da 11, que es el número maestro y dice que una enfermedad te viene a sanar. Los 48 los empecé con este tema”.

Fotos: Alejandro Carra
Maquilló: Daniel Britzi
Retoque digital: Darío Alvarellos

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