El año pasado, Paula Chaves realizó el curso de doula, una formación profesional que la habilita a asistir a mujeres y familias en los procesos de gestación, parto, lactancia y postparto. Durante el 2.021, la conductora estudió un programa multidisciplinario y holístico para conocer los aspectos involucrados en la salud sexual y reproductiva de las personas.
Antes de realizar esta formación, estuvo acompañando a una amiga y colega durante el proceso de gestación. En su cuenta oficial de Instagram, en el 2.015, compartió una foto con Mery del Cerro embarazada y en ese entonces, cuando la actriz esperaba a Mila fruto de su relación con Meme Bouquet, la modelo escribió: “Acá está… Mi primera mujer que acompañé como doula sin serlo aún”.
“Ese deseo que nacía desde lo más profundo de mi ser. Nuestras hijas cumplen el mismo día. Hay magia. No es casualidad. Te amo, yeyi”, añadió la mamá de Olivia, Baltazar y Filipa. Luego, en una entrevista a Teleshow dijo que sintió “el llamado y entendí que ser doula es mi misión en la vida”.
En la formación aprendió sobre diversas materias, como: comunicación y coaching; sexualidad femenina y ginecología autogestiva y natural; fisiología del parto; asistencia en los partos en el sistema actual; lactancia; puerperio, pareja y duelo; y la teoría sistémica, constelaciones familiares y trauma, entre otros temas.
Fue gracias a su experiencia que se dio cuenta que quería ayudar a otras mujeres: “Sentí una fascinación por los nacimientos que no había podido explicarme hasta conocer a todas esas madres con igual vocación. La maternidad viene a revolver todo: lo bueno, lo malo, lo oculto, lo desconocido. Y a mí me atravesó. Me desarmó. Me descolocó. Sacó a la superficie algunos asuntos latentes y me invitó a indagar y a sanar parte de mi historia personal y familiar”, dijo entonces.
Chaves dijo que busca dejar de romantizar la maternidad: “Ya es un montón maternar, criar personas, formar vidas que dependen de una, por eso hay que bajar el dedo y asimilar que no todo es: ‘Debo estar contenta de ver a mis hijos corriendo por el jardín’. Que ser mamá también es: ‘Quiero que sean las ocho para meterlos en la cama de una vez’. Es: ‘¡No quiero estar acá!’. Es: ‘No tengo ganas de bañarlos ni de dormirlos ni de nada más’. Porque desvelarme me aniquila. Porque a veces necesito comer tranquila. Darme una ducha tranquila. Ir al baño tranquila. Y no está mal hacerlo ni sentirlo. ¡Me lo permito!”.
Por último, admitió que se permite y hasta se exige disculparse con sus hijos. “Todo el tiempo me habilito a pedirles perdón. Tanto como de poner atención a los modos, por eso evito gritar. En casa tenemos una premisa: hasta tres veces las indicaciones se dan con amor”, reveló.
“Cuando exploto, porque estoy hecha el puma en el que me convierto cuando no puedo dormir, los siento y les digo: ‘Discúlpenme, no debí hablarles así’. Quiero que sepan que ser la madre o la autoridad no me convierte en un ser superior, que todos somos personas y no deben tenerme miedo”, cerró.